sábado, 10 de mayo de 2025

A PROPÓSITO DE LA “RODADA” EN CALI


Por Germán Ayala Osorio

 

La caótica, irresponsable y desafiante “rodada en moto” por las principales avenidas de Cali da cuenta de un “fenómeno” al que la Alcaldía y otros actores políticos locales deben empezar a mirar con cuidado: las redes sociales como el lugar de encuentro, crecimiento personal, de enunciación, infantilización y reconocimiento de una cantidad de Machitos que se burlan de la tradición y de las “viejas” relaciones sociales.

Estamos ante unas formas masculinas infantiles que no guardan relación con los viejos desafíos a los que en otras épocas otros jóvenes se vieron enfrentados a asumir.  Los actuales desafíos están atados a eso de “hacerse hombres”, así sea desafiando a las autoridades y al viejo imaginario colectivo que indica, en referencia a un lejano pasado, que Cali fue una ciudad cívica.

En esta oportunidad y de acuerdo con los relatos periodísticos, los moteros que salieron a rodar por Cali le estaban cumpliendo un reto a un “reconocido YouTuber” que aparece en un video vanagloriándose de lo sucedido con la infantil frase “la rompimos”. Prueba contundente de unas masculinidades infantilizadas por cuenta de procesos civilizatorios fallidos o débiles en lo que corresponde a la construcción de una ciudadanía responsable y formada para vivir en sociedad.

Las redes sociales no solo son una “trampa” tal y como lo señaló el sociólogo Zigmunt Bauman, sino que son el lugar de encuentro, “maduración”, “civilización”, infantilización y enunciación de una cantidad de machitos jóvenes que desprecian la Escuela y la Familia como instituciones que en otros tiempos cumplieron los roles disciplinantes y de control en las que se reproducían las formas tradicionales de dominación que, en una noche, desafiaron cientos de miles de motociclistas. Por supuesto que esos machitos con excesos de testosterona y con evidentes taras civilizatorias son producto de entornos violentos, discriminados y estigmatizados, terminaron desafiando también a las autoridades y al Estado mismo, visto este último como una estructura caduca, lejana y mafiosa, en virtud a la evidente captura por parte de una clase política incapaz de conectarse con los jóvenes de hoy.

La reacción de la Secretaría de Movilidad responde a la natural lógica punitiva de la que los moteros se ríen porque no les asusta ese tipo de mensajes institucionales. La impotencia institucional frente a la “rodada” le resta legitimidad y credibilidad a la reacción de las autoridades.  Esto dijo en la red X la Secretaría de Movilidad: “Lo de anoche no fue una rodada, fue un acto de irresponsabilidad. Pusieron en riesgo la vida de los caleños y eso no lo vamos a permitir. Habrá sanciones. En la Cali de @alejoeder se respeta la ley. ¡Cali necesita orden, no caos! Desde la @AlcaldíaDeCali, actuaremos con firmeza”

La noche de anarquía que se vivió en la capital del Valle del Cauca fue una exhibición contundente de las taras culturales de cientos de miles caleños que salieron a desafiar la memoria cívica de la Cali de los años 70 que desconocen y desprecian.

Que debe haber castigos y ojalá ejemplarizantes, por supuesto que sí. Pero quedarse ahí y en el ya manido discurso de un Alcalde hijo del clasismo, el racismo y la aporofobia solo servirá para que nuevamente un YouTuber ponga aprueba su infantil pero efectivo “liderazgo”. 



El secretario de Movilidad de Cali, Gustavo Orozco, aseguró que las autoridades tienen las evidencias necesarias para sancionar a quienes alteraron el orden en las calles de la ciudad - crédito Alcaldía de Cali y Captura de pantalla @YaCelacanto/X

SE ACERCA EL FINAL DEL GOBIERNO PETRO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En la etapa final del gobierno Petro es preciso referirse a los hechos políticos, a las realidades institucionales, culturales y a los cambios, así sean menores, que deja el paso por la Casa de Nariño del primer gobierno de “izquierda” y progresista en Colombia.

Este ejercicio reflexivo e incompleto se da en razón a que los altos niveles de pugnacidad política e ideológica, la convocatoria a la Consulta Popular como antesala a las elecciones de 2026 y la degradación misma del debate público en nada lograrán cambiar las decisiones tomadas y las venideras, salvo que suceda algo extraordinario como la ruptura de relaciones comerciales y diplomáticas con USA, el derrocamiento del jefe del Estado o su asesinato, de acuerdo con las versiones entregadas por el mismo presidente de la República.

Petro supo desnudar la avaricia, la sordidez y el carácter premoderno de una oligarquía que, aunque decadente, insiste en que sus más visibles agentes son el faro que ilumina a una sociedad como la colombiana que de tiempo atrás deviene en una confusión moral por cuenta de la entronización de un ethos mafioso y criminal que por más de 50 años ha guiado la vida de las familias que ostentan el poder en el país. Esa es una realidad política, social y cultural que Petro proyecta como un insumo electoral para volver a derrotar a la derecha en el 2026.

En lo corrido de este gobierno, quedaron en evidencia la incapacidad simbólica, discursiva y la debilidad ético-política de los sectores de poder tradicional que se vieron abocados a ser y ejercer oposición por primera vez. Al no estar preparados para cumplir con ese exigente rol, sus más connotados miembros se dejaron ver intolerantes, tercos, diminutos y violentos e incluso con tendencias desestabilizadoras y anárquicas, fruto del desespero y la inocultable furia que les generó haber perdido la Casa de Nari (antes, Casa de Nariño).

Las cabezas visibles de Fenalco y Andi dejaron ver su clasismo, racismo, pero sobre todo su reducida visión de Nación al oponerse a que Colombia entre a hacer parte de la Ruta de la Seda promovida por China. Aquello de que “Colombia es una nación a pesar de sí misma” es el correlato que explica las actuaciones de los más mediáticos agentes económicos de la sociedad civil.

Su abyecta postura progringa y el miedo a buscar nuevos mercados y reindustrializar al país permiten comprender que el subdesarrollo y el atraso en materia económica y de infraestructura obedecen en gran medida a su falta de visión y al haber asumido el liderazgo del país desde la precariedad de sus criterios. La verdad es que se autodenominan capitalistas y creen que pueden desarrollar el país con peajes caros y sin trenes. Al final, queda claro que son rentistas. No les gusta competir, les fascina concentrar el poder económico y político. Su apuesta es privatizar el Estado para el exclusivo beneficio de unos pocos.

Por esa misma línea, las empresas mediáticas quedaron expuestas ante unas audiencias que aprendieron a reconocer sus tratamientos amañados, mentirosos, exagerados y cargados de racismo, aporofobia y clasismo. Nunca los periodistas vedettes habían quedado tan expuestos como agentes políticos al servicio de una élite económica y política que los usó para deslegitimar al actual gobierno, “graduar” al presidente de la República como un “ser inmoral” basados en las versiones que puso a circular Leyva Durán, perniciosamente recogidas por esos mismos periodistas que terminaron emulando a la Negra Candela, a los chismosos de “El Lavadero” y a los miembros de la Red, programa dedicado al cotilleo,  la intriga y  a la trapisonda.

A falta de poco tiempo para que llegue el 7 de agosto de 2026, el fantasma del “castrochavismo” y la sentencia de que “nos convertiríamos en Venezuela” terminan debilitados y casi que proscritos. Al final, se respetó la propiedad privada, el modelo económico se mantuvo, se dio continuidad a la vigilancia e intervención del FMI en el manejo de la economía; no se dieron las esperadas nacionalizaciones, así los medios y los agentes políticos beneficiados del negocio de las EPS insistan en que la apuesta de Petro es acabar con el “mejor sistema de salud (privado) del mundo”.

En lo que respecta al proyecto político progresista, hay que señalar que la megalomanía del presidente de la República puede resultar dañina si no morigera un poco el carácter y la visión ideologizante con la que asume las discusiones alrededor de la operación del Estado. Su “graduación” como caudillo popular y su intención de convertirse en el más grande elector del país, superando al expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez puede resultar positivo para el país siempre y cuando los candidatos y su ungido para el 2026 morigeren la oratoria y la pugnacidad ideológica y política. Lo anterior por una razón fundamental, expuesta por el propio Petro cuando dijo “somos gobierno, pero no tenemos el poder”.

Y en lo concerniente al “conflicto armado interno”, Petro le deja al nuevo gobierno sentencias que harán difícil volver a creer en que es posible pacificar el país a través de negociaciones políticas como la que se dio en La Habana. Al quitarles el ropaje político a las “guerrillas”, la derecha queda autorizada, si vuelve al poder, a jugársela por una salida militar, sin que ello signifique volver a los tiempos de la Seguridad Democrática, la operación conjunta con los paramilitares, el desplazamiento forzado de campesinos y los falsos positivos. Recordemos que Petro los llamó “traquetos vestidos de camuflado”; o “viejos guerrilleros curtidos en la lucha armada” se volvieron “traquetos”; o recientemente, en Colombia ya “no hay guerrillas”.



petro el caudillo - Búsqueda Imágenes

viernes, 9 de mayo de 2025

CARACOL NOTICIAS: AGENTE IDEOLÓGICO DE LA IGLESIA CATÓLICA

Por Germán Ayala Osorio

 

El extenso, agotador y empalagoso cubrimiento periodístico de Noticias Caracol de la muerte del Papa Francisco, así como del antes y el después del Cónclave, y de las primeras palabras de León XIV expone los borrosos límites entre las funciones de informar sobre hechos "indiscutiblemente" noticiables y la de servir como agente ideológico de la iglesia católica, de las escuelas, universidades confesionales y las familias que siguen a Cristo y esperan su llegada.

En general, las audiencias asumen lo hecho por Caracol Noticias como parte de la tarea de “mantener bien informados” a los colombianos. Premisa falsa si se observa que su trabajo informativo está volcado a mentir , matizar,exagerar y deslegitimar al actual gobierno, como parte del “pacto firmado” con medios como Noticias RCN, El Tiempo, El Colombiano, Semana, El País de Cali y El Espectador, así como  La FM, Blu radio y La W. Esa misma proposición deviene ilusoria por cuanto como empresa privada, Noticias Caracol está interesada en mantener o subir el rating a sabiendas de que en el país hay por lo menos 40 millones de católicos, de los cuales unos 15 millones estarían interesados en seguir, a través de sus emisiones, los acontecimientos del Vaticano y el futuro de la iglesia católica.

Así entonces, estamos ante un interés económico y político atravesado por la necesidad de mantener la doctrina religiosa y por ese camino la hegemonía de la multinacional de la Fe que cuenta con un poco más de 1.400 millones de fieles alrededor del mundo.

Como empresa privada que actúa en lo público, Noticias Caracol opera como “aparato ideológico de Estado”, de acuerdo con lo expresado por Louis Althusser en su obra clásica Ideología y aparatos ideológicos de Estado.

Con el cubrimiento periodístico-noticioso de la señalada empresa mediática se confirma lo que Althusser dijo: “las instituciones privadas pueden “funcionar” perfectamente como aparatos ideológicos de Estado”.

Con el trabajo periodístico realizado por Noticias Caracol, lo hecho por la Escuela, la Familia y la propia iglesia católica a través de la historia se potencia y legitima de tal manera que la elección del Papa León XIV deja de ser un hecho propio de las dinámicas internas de la iglesia católica, para convertirse en un ritual universal cargado de símbolos presentados por los Media como positivos a pesar de estar atados a elementos y prácticas caprichosas de los hombres de sotana.

El remplazo del fallecido Jorge Bergoglio es en sí mismo un acto político encadenado a la necesidad de mantener la operación de esa enorme y sólida máquina de reproducción de la ideología dominante llamada iglesia católica, con la ayuda de los medios masivos, la escuela como institución y de millones de familias que siguieron con fervor la transmisión de mando en el Estado Vaticano.



Detrás de cámaras de la elección del papa León XIV: así se hizo el cubrimiento de Noticias Caracol - NoticiasCaracol

jueves, 8 de mayo de 2025

CAPTURAS DE IVÁN NAME Y ANDRÉS CALLE: LA CORRUPCIÓN COMO PARTE DEL PAISAJE

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La captura de Iván Leonidas Name Vásquez y Andrés Calle Aguas, expresidentes del Senado y la Cámara de Representantes sirve para confirmar que la corrupción en Colombia dejó de ser una práctica inmoral, para convertirse en una insuperable tara civilizatoria (cultural).  

Más allá de si la Corte Suprema de Justicia (CSJ) emite fallos condenatorios contra estas dos figuras políticas, lo cierto es que el escándalo mediático y político está servido. Eso sí, será uno más en la larga historia de las algarabías provocadas por una clase política sucia, inmoral y criminal. Baste con recordar el Proceso 8.000 y el caso de Odebrecht para comprender los titulares, los fallos, compulsas de copias, principios de oportunidad y condenas irrisorias terminan animando el actual circo mediático.

Con la exposición pública de las capturas de Name y Calle no se cuestiona el ethos mafioso que como sociedad naturalizamos, porque sagazmente los medios de comunicación y específicos periodistas vedettes las conectan con el crispado ambiente político, evitando así darle el lugar cultural que tiene el origen de las medidas de aseguramiento: la sempiterna corrupción público-privada.

Nótese que a los periodistas no les preocupa la corrupción como tara cultural o civilizatoria, sino las conexiones políticas e ideológicas que les permitieron a Name y a Calle acceder a los recursos de la UNGRD de la mano de Olmedo López y otros agentes políticos.

El silencio ensordecedor de la clase empresarial, de la Academia, de la iglesia católica y de otras congregaciones da cuenta de que los actos de corrupción en los que según la CSJ incurrieron Calle Aguas y Name Vásquez se asumen como parte del paisaje. Nadie, desde esos sectores de poder societal se atreven a gritar: “¡paren ya de robar?!” Quizás ese estridente mutismo se explica porque al interior del empresariado, de las universidades y de las iglesias el ethos mafioso se entronizó a más no poder.

La función educativa de las empresas mediáticas queda proscrita por el afán compartido de afectar la imagen del actual gobierno, responsable en parte de lo ocurrido al interior de la UNGRD. Al evitar exponer la corrupción como un grave problema cultural, los medios se vuelven cómplices de una problemática que ya alcanzó el carácter civilizatorio y que impide pensar que es posible proscribir el ethos mafioso sobre el que se sostiene la corrupción público-privada. 

Ni siquiera se atreven a recoger la idea de “reducir la corrupción a sus justas proporciones” propuesta por el político-genio de Julio César Turbay Ayala, porque las empresas mediáticas terminan beneficiándose de los políticos corruptos con la entrega de pauta, la filtración de documentos y la disposición como fuentes para recrear verdades, sugerir o matizar crisis, desestabilizar gobiernos o, por el contrario, cerrar filas en torno a estos. Así las cosas, quienes insistan en decir que “van a acabar con la corrupción, salvar a Colombia, recuperar moralmente al país o ‘resetear’ la política”, mienten porque parten del mismo error de los medios: no reconocen que la corrupción en Colombia responde a una tara civilizatoria superable con una revolución cultural. 




Imagen tomada de Así fue la captura de Iván Name y Andrés Calle por caso de la UNGRD | KienyKe

miércoles, 7 de mayo de 2025

MILITARES QUE VENDEN INFORMACIÓN Y ARMAS AL “ENEMIGO INTERNO”: SE DAÑÓ LA SAL

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Por estar los medios hegemónicos ocupados linchando moralmente al presidente de la República a través de los señalamientos publicados por Álvaro Leyva Durán y cubriendo la muerte del Papa Francisco y el cónclave que tiene como objetivo elegir su remplazo, pasó casi que desapercibido lo dicho por el ministro de la Defensa, Pedro Sánchez Suárez en torno a una realidad que no es nueva.

El general (R)  confirmó “que dentro de la misma Fuerza Pública existen infiltrados que han sido retirados por motivos relacionados con venta de información y suministro de municiones. En ambos casos los procesos se están abordando en la fiscalía general de la Nación. Es apenas una muy diminuta minoría al interior de la Fuerza Pública, pero que le causa un inmenso daño que no es aceptable. Algunos de ellos los hemos detectado principalmente en Antioquia y en la Costa Caribe”.

La situación develada por Sánchez Suárez tiene efectos operativos porque impide que la fuerza pública avance en su objetivo de someter a los mafiosos de camuflado que insisten en llamarse guerrillas. Además de la desconfianza que genera al interior de las fuerzas, cuyos hombres ya no saben si las órdenes por cumplir devienen contaminadas por los negocios de los comandantes que las impartieron.

También deja efectos políticos lo expresado por el ministro de la Defensa en la medida en que aporta a la consolidación de la lectura que propone dejar de llamar Conflicto Armado Interno (CAI) a un escenario de degradación misional de militares y guerrillas que convirtieron en negocio la guerra interna. Esa nueva lectura propone que en adelante se hable del surgimiento de un escenario de Violencias Intestinas Despolitizadas (VID), sostenido por la evidente pérdida de validez jurídico-política y legitimidad del CAI.

La academia, los partidos políticos, empresarios del campo, las víctimas civiles que dejan los enfrentamientos  y consecutivos presidentes de la República, entre otros actores más, asumen de manera interesada que esa realidad socio económica, política y militar que llaman CAI siga vigente, a pesar de la tozudez de unos hechos que apuntan a describir un proceso de degradación misional de los actores armados, en particular de oficiales con mando de tropa que en público hablan de defender la Patria de la amenaza terrorista, cuando en privado negocian con los mafiosos de camuflado que también en público se presentan como “revolucionarios y representantes del pueblo”.

Insisto en que le corresponde a la academia, a los partidos políticos, periodistas y politólogos expertos en el cubrimiento de las dinámicas del “conflicto armado interno” asumir la tarea de “rebautizar” con una nomenclatura más precisa lo que sucede hoy en el país con unas “guerrillas” que están al servicio del Cartel de Sinaloa y un Ejército que tuvo altos oficiales y suboficiales - y que muy seguramente aún tiene- interesados en enriquecerse vendiendo información, armas y pertrechos al “enemigo interno”.

Lo peor de todo es que las purgas hechas por el gobierno Petro al interior del Ejército y de otras fuerzas son mal vistas por sectores de la derecha uribizada históricamente beneficiada por la extensión en el tiempo de la violencia armada en los territorios rurales y selváticos. El negocio de la guerra y las economías ilícitas (narcotráfico y minería) hace rato que le quitaron el ropaje político a un conflicto armado interno cuyas dinámicas hoy dan cuenta de que lo realmente se vive en el país son Violencias Intestinas Despolitizadas.


Imagen tomada de Semana


martes, 6 de mayo de 2025

PETRO, LA RUTA DE LA SEDA Y EL GRINGO AHÍ

 

Por Germán Ayala Osorio

La decisión del presidente Petro de viajar a China para meter al país en la Ruta de la Seda es una jugada geopolítica arriesgada porque supone una toma de distancia de USA, socio comercial y “aliado” político que insiste en extender en el tiempo las relaciones con Colombia bajo el espíritu y los objetivos de la Alianza para el Progreso; en particular, en la tarea de mantener el combate contra el fantasma del comunismo que tantos réditos económicos y políticos le entregó a USA y a la élite colombiana que de manera obsecuente aceptó la injerencia gringa en los asuntos internos. El Plan Colombia es quizás la más representativa forma de dominación americana sobre el país, validada e impulsada por Andrés Pastrana y Álvaro Uribe Vélez. Al final, la política de seguridad democrática fue la “nacionalización” de ese plan militar que metió de lleno a los gringos en las dinámicas de nuestra guerra interna.

Recordemos que dicha iniciativa americanabuscó establecer democracias al estilo estadounidense en la región para limitar la influencia extranjera, más específicamente comunista. Esto llevó a John F. Kennedy a apoyar la Alianza para el Progreso en las Américas para impulsar los intereses estadounidenses en la región… el presidente Kennedy creó la idea de la Alianza para el Progreso como un plan de desarrollo económico destinado a durar más allá de su mandato y basado en una cooperación y relaciones más estrechas entre Estados Unidos y América Latina. La Alianza para el Progreso tuvo un éxito limitado en el desarrollo de infraestructura en varios países latinoamericanos, pero fue cancelada en la década de 1970 debido a que no logró cumplir algunos de sus objetivos”.

Con el triunfo electoral y político, por primera vez, de un gobierno progresista y de “izquierda”, los miedos que inspiraron a la Alianza para el Progreso regresaron al país de la mano de los gringos, de la élite tradicional y de los medios masivos que revivieron el fantasma del comunismo, a través del “castrochavismo”, espectro creado por el expresidente Uribe Vélez. “Seremos la segunda Venezuela” advertían los medios hegemónicos y  todos los agentes políticos pro-gringos que siempre aplaudieron las injerencias americanas sin que estas se hayan reflejado en un desarrollo económico superlativo.

Las históricas intromisiones de los gringos en Colombia han servido para mantener un régimen de poder mafioso "vigilado" muy de cerca por la CIA, la DEA y el Departamento de Estado de los Estados Unidos. De esa manera, republicanos y demócratas lograron a través del tiempo asegurar no solo la dependencia económica, sino la extensión del conflicto armado interno en beneficio de las empresas fabricantes de glifosato, armas y Señores de la Guerra, locales, gringos e israelíes.

Con la llegada de Petro a la Casa de Nariño, esa élite exageradamente obsecuente con los americanos y sus particulares maneras de asumir las relaciones bilaterales ve con preocupación la posibilidad de que Colombia haga parte de la Ruta de la Seda. Sus miedos van más allá de la amenaza que lanzó el enviado especial del Departamento de Estado estadounidense para América Latina, Mauricio Claver-Carone sobre el futuro de las flores y el café. Lo que realmente les produce terror es que el desarrollo en infraestructura vial y marítima que promete y ejecuta China en los países que ya hacen parte de la Ruta de la Seda ya no esté en manos de unas cuantas familias poderosas que tienen hoy concesiones viales que por los altos costos de los peajes hacen imposible que el país avance económicamente. Esas mismas familias se oponen al regreso del tren como alternativa de transporte de carga y pasajeros. 

Es una lástima que el presidente Petro haya tomado la decisión de meter al país en el radar de los chinos, sin haber escuchado a la clase empresarial. Se suma a lo anterior la compleja coyuntura económica, arancelaria y comercial que creó Donald Trump con sus medidas proteccionistas. Ojalá el jefe del Estado sepa negociar la entrada de Colombia a la Ruta de la Seda, asegurando que China abra su amplio mercado a los productos insignias del país y ayude al objetivo trazado por Petro de reindustrializar el país. Antes de viajar a la China, Petro señaló que "vamos a hablar con Xi Jinping de tú a tú, no como arrodillados, y abordaremos problemas que hay vigentes, porque China tiene un superávit comercial [y] nosotros tenemos un déficit por 14.000 millones de dólares anuales".

La postura antiamericana del presidente y la decisión ya tomada de meternos en la Ruta de la Seda no pueden llevarnos, simplemente, a un “cambio de amo”. Bienvenido el soñado desarrollo económico que se espera alcanzar de la mano de los chinos. Eso sí, con todos los cuidados socioambientales y ecológicos por la fragilidad de los ecosistemas naturales que se verían afectados por los venideros proyectos de infraestructura vial y marítima en el marco de esta “nueva” Ruta de la Seda.



petro viaja a la china - Búsqueda Imágenes

lunes, 5 de mayo de 2025

EFRAÍN CEPEDA Y SU CARTA A LOS CONGRESISTAS

 Por Germán Ayala Osorio


La misiva que el HP[1], Efraín Cepeda les envió a los congresistas amerita ser comentada por cuanto no se trata de una simple respuesta al acto simbólico y político que protagonizó el presidente Petro durante la conmemoración del 1ro de Mayo en la plaza de Bolívar y la radicación en el Congreso de las 12 preguntas de la Consulta Popular.

En la carta se leen expresiones de uso común dentro de la política. Así como Petro, como caudillo popular le habla a un “pueblo”, Cepeda alude a “otro” pueblo o quizás a sectores de la población que el presidente del Senado dice representar: “Somos los guardianes de la democracia, los representantes de un pueblo que confía en nuestro carácter”.  Cepeda olvida decir en su epístola que su elección, como las de muchos de los congresistas, son el producto de la naturalización del clientelismo, práctica electoral que pone en duda y le resta verosimilitud a aquella frase que señala que el Congreso es la “representación del pueblo”.

Así como el discurso de Petro en la plaza de Bolívar puede entenderse como amenazante, la carta de Cepeda constituye una exageración política que tiene el propósito de “graduar” al jefe del Estado como un dictador al mejor estilo de Bukele y a los recordados Videla en Argentina y Pinochet en Chile: “hoy enfrentamos un momento decisivo, una embestida sin precedentes contra los pilares de nuestro Estado, como son, el poder legislativo, el poder judicial y hasta la prensa libre”.  

Vale la pena recordarle al señor Cepeda que esos pilares estuvieron en riesgo durante los gobiernos de Turbay Ayala y Uribe Vélez. ¿Acaso las chuzadas del DAS a los magistrados de la entonces Corte Suprema de Justicia no fueron una forma de intimidación de parte de Uribe? Es más, la reelección presidencial inmediata del exgobernador de Antioquia obedeció a una vulgar transacción que dio vida a la “Yidispolítica”. Y ni para qué hablar de las intimidaciones del gobierno Uribe hacia la prensa, en particular contra aquellos periodistas que le hicieron oposición, a los que calificó como “amigos de los terroristas”.

Cepeda se consagra como defensor a ultranza de las empresas mediáticas que se unieron desde el 7 de agosto de 2022 para atacar política y moralmente al presidente de la República. Por esa vía, desestima los negativos efectos que deja un ejercicio periodístico politizado que confirma a los medios masivos hegemónicos como actores políticos.

En la ya comentada nota Cepeda hace referencia a la simbología usada por Petro en su intervención en la plaza de Bolívar el Día del Trabajo: “Anuncios de revocatorias, movilizaciones intimidatorias, símbolos de guerra como espadas y banderas buscan afectar nuestra voluntad.  Como presidente del Congreso los invito a resistir con plena conciencia de nuestro deber. Somos la voz de un pueblo que no se rinde y no permitiremos que esa voz sea silenciada.

A estas alturas, cualquier ciudadano que haya escuchado a Petro y que después lea el contenido de esta misiva fácilmente puede caer en la tentación de preguntarse cuántos pueblos hay en Colombia. Mientras se resuelve esa misteriosa pregunta, lo único que va quedando claro es que la categoría “pueblo”, junto a “democracia e institucionalidad” son los conceptos más manoseados en los últimos años en Colombia.

Es curioso que Cepeda hable de un pueblo que representa el Congreso cuando asume como intimidatoria la movilización del “pueblo” que respalda al presidente de la República. ¿Cuál es la idea de democracia que el presidente del Senado, cuando descalifica las movilizaciones de cientos de miles de colombianos que, equivocados o no, se reunieron en la Plaza de Bolívar para respaldar al presidente de la República?

Cepeda continúa en su exagerada lectura de lo dicho por Petro ese Primero de Mayo: “No es la primera vez que intentan presionar al Congreso. La mafia, el paramilitarismo y la guerrilla han tratado de doblegarlo en el pasado. Sin embargo, el Congreso, contra viento y marea, ha mantenido su autonomía y dignidad, resistiendo con firmeza y demostrando que la voluntad popular no se somete. Hoy la amenaza regresa con nueva intensidad, pero nuestra respuesta debe ser la misma, no cederemos”.

Poner lo dicho por Petro, presidente elegido a través del voto popular, al mismo nivel de las presiones de las “mafias, las guerrillas y los paramilitares” constituye un exabrupto histórico y ético-político. Una especie de bufido que deja ver su molestia y miedo frente a los símbolos usados por Petro. ¿Qué pensará Cepeda de aquel momento en nuestra historia reciente cuando el 35% del Congreso fue puesto por las AUC que respaldaron política y económicamente la elección de Uribe?

En su viaje de superioridad moral, Cepeda vuelve a hablar de democracia. “La democracia depende del equilibrio entre los poderes del Estado. Un Congreso autónomo, libre de coerción, y un poder judicial independiente son la base de nuestra libertad.

Es visible la idea que el presidente del Senado tiene de ese sobrevalorado régimen de poder. En un sistema presidencialista como el colombiano, ese equilibrio de poderes se torna relativo, justamente, por las sempiternas relaciones perniciosas y de evidente cooptación entre el Ejecutivo y el Legislativo.

En su violenta y cínica misiva, Cepeda habla de diversidad cuando el Congreso es el correlato de la histórica exclusión de los pueblos afro, campesino e indígena. “Nosotros encarnamos la diversidad de un país que espera que sus votos reflejen convicciones firmes y promesas cumplidas. No podemos permitir que la intimidación, ya sea con símbolos bélicos o amenazas, sofoque esa libertad, ni que los ataques a la Rama Judicial menoscaben el Estado de derecho”.

Le cabe razón a Cepeda cuando dice que “nunca un gobierno había presionado al poder legislativo con tal intensidad, reemplazando el diálogo por confrontación”. Claro, en los últimos gobiernos ese diálogo al que refiere el ladino político estuvo mediado por los cupos indicativos y la entrega de millonarios contratos en proyectos viales. ¿Le suenan Odebrecht, Reficar, las Marionetas y lo sucedido recientemente en la UNGRD entre otros escándalos de corrupción de los que participaron congresistas y presidentes de la Cámara y Senado?

La invitación a votar a conciencia, mediada por el sentido de la misiva, claramente apunta a decirle NO a la Consulta Popular y por esa vía, negar los derechos laborales que en el pasado Uribe Vélez les arrebató a los trabajadores colombianos. “Les pido que no se dejen amedrentar. Voten según su conciencia, guiados por los ideales que los trajeron aquí. Hoy el desafío es histórico”.

La comentada epístola constituye una exageración y un exabrupto histórico. Igualmente, viene cargada de una alta dosis de cinismo y selectiva memoria. “Este Congreso es el espacio donde las ideas se enfrentan en igualdad, donde la razón debe prevalecer sobre la fuerza. La libertad que defendemos reside en decidir sin temor, actuar sin cadenas, hablar sin censura”.

El HP olvidó que él mismo le informó al país de su disposición de hundir las reformas. Este titular lo confirma: “Seré el jefe de la banda que hundirá las reformas que no le sirven al país”: Efraín Cepeda. Curioso que cuando Petro presentó las 12 preguntas de la Consulta Popular, el presidente del Senado le pareció oportuno llevarlas al Congreso para discutirlas, cuando semanas atrás 8 senadores-lobistas de la Comisión Séptima decidieron hundirla, lo que evitó la discusión del contenido de la reforma laboral. Así o más…

La misiva de Cepeda termina de la misma manera como transcurrió: una declaratoria de guerra política contra el pueblo que se manifestó el Primero de Mayo y una forma de presión a los congresistas para que le obedezcan la instrucción de decirle NO a la Consulta Popular. Se equivocó el presidente del Senado al terminar la carta con la frase “con profundo respeto y absoluta convicción”. Debió decir: publíquese y cúmplase.

 





[1] Honorable Político. Según el jede del Estado, el presidente del Senado es un “hijueputa”.

domingo, 4 de mayo de 2025

PETRO Y LA ENTREVISTA CON “JUANPIS GONZÁLEZ POMBO”

Por Germán Ayala Osorio

La entrevista que concedió el presidente de la República al comediante Alejandro Riaño puede ser leída bajo estos tres marcos explicativos: el primero, la desmitificación del poder presidencial, el segundo, el humor y la sátira política y el tercero, desde la coyuntura político-periodística que tiene al propio Petro y a los medios masivos de información sumidos en una confrontación moral y ético-política, atravesada por el clasismo, racismo, homofobia, transfobia y aporofobia de los periodistas vedettes que orientan a esas empresas mediáticas. Justamente, fueron las circunstancias que rodean al tercer marco las que llevaron al jefe del Estado a decirle sí al encuentro con “Juanpis González Pombo”, el grotesco personaje que, a pesar de no existir en la vida real, representa con lujo de detalles a la élite uribizada que durante más de 25 años se consolidó como la más dañina y peligrosa tara civilizatoria de Colombia.

Vamos, entonces, por partes como diría Jack el Destripador. El encuentro entre Petro y “Juanpis González” lo usó el presidente para consolidar su apuesta política de quitarle a la institución presidencial ese señorío usado por la élite política tradicional para que el pueblo de manera reverencial asumiera el cargo de Presidente de la República como inalcanzable por la “grandeza” de quienes llegaron, con evidentes tachas morales y éticas, a ostentar dicha dignidad.

En su rol de caudillo popular Petro ha expresado su incomodidad de vivir en un Palacio frío, lleno de lujos y que “tiene una arquitectura que intenta reproducir la aristocracia francesa”. De esa manera, Petro intenta desmontar las cualidades de una dignidad presidencial con visos aristocráticos e incluso, con trazas propias de reinos europeos.

Ahora bien, por un lado va la pretensión del presidente de la República y por otro permitir que “Juanpis González Pombo” le diga “chanda” y le haya ofrecido perico y trago como una manera de exponer las adicciones que la prensa bogotana le viene endilgando como parte de la tarea asumida por los periodistas de Blu radio y La W, entre otros, de deslegitimar su mandato cuestionando moralmente sus “gustos”, incluidos los sexuales. Dirán quienes no ven nada de malo en ese pasaje de la entrevista que se trata de una charla con un “personaje de ficción”, lo que le quita seriedad a lo dicho y a lo dejado de decir y a la solemnidad propia con la que suelen dar entrevistas los presidentes de la República. Las versiones y los chismes que circularon en torno a los “bacanales a los que venía a Cali Julio César Turbay Ayala y sus llegadas borracho a la casa presidencial” jamás despertaron el interés periodístico que hoy despierta la vida privada de Petro. Claro, eran los tiempos del Estatuto de Seguridad y no había redes sociales. Y ni qué decir de la “homosexualidad” de César Gaviria, que hace parte del imaginario colectivo, “elección” sugerida por el propio “Juanpis González”.

En lo que respecta al segundo marco propuesto, hay que señalar que durante la entrevista hubo momentos en los que Alejandro Riaño parece abandonar a su alter ego, “Juanpis González Pombo” para fungir como un periodista que se preparó para cuestionar al presidente por los crímenes perpetrados por las “guerrillas” en contra de líderes sociales y miembros de la fuerza pública. De cualquier forma, el humor político de Riaño, a través de su ruin y patético personaje, está pensado más para exaltar sus dotes de imitador que para orientar y “concientizar” a la opinión pública que consume sus presentaciones. Eso sí, está lejos de alcanzar el nivel al que Jaime Garzón llevó el humor y la sátira políticas.

En lo que toca al tercer marco, con la entrevista el presidente manda un claro mensaje a los periodistas de Blu radio y otros programas radiales que lo vienen acusando de “drogadicto y maricón”, fundados en los señalamientos que hicieron María Jimena Duzán y Álvaro Leyva Durán. Y el recado dice más o menos así: prefiero darle una entrevista a Riaño, quien votó por el cambio, pero que ha dejado ver su molestia frente al gobierno por todo lo que ha representado la presencia de Roy Barreras y Armando Benedetti para el gobierno Petro. Frente a sus adicciones y “gustos” sexuales, el presidente dejó en los periodistas que lo “graduaron” anticipadamente de “marica y borracho” más dudas que certezas por la manera en la que “jabonió” las impertinencias de “Juanpis González Pombo”.

Faltando poco para terminar su mandato, con la entrevista con el personaje que representa con lujo de detalles a la élite uribizada,  corrupta y criminal, el presidente Petro se burla y confronta nuevamente la pompa,  magnificencia y la “grandeza” que rodea a una dignidad presidencial creada, recreada y soportada por una élite económica que durante más de 30 años sentó en el Solio de Bolívar a sus más votados, “cualificados, probos, inteligentes, elegantes y prestigiosos” sirvientes con el claro objetivo de aprovecharse de la captura privada y mafiosa del Estado. Al final, resultó más iconoclasta Petro que el propio "Juanpis". 

Adenda: la presencia del señor de baja estatura o enano no hace reír. Constituye una burla innecesaria y le resta seriedad al humor político que "Juanpis" pretende hacer. Dejarlo de pie durante una hora es un abuso.




juanpis gonzalez y la entrevista con Petro - Búsqueda Imágenes


sábado, 3 de mayo de 2025

LA MOTOSIERRA Y LA ESPADA DE BOLÍVAR

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El expresidente Álvaro Uribe Vélez conminó, con algo de hipocresía, a los precandidatos presidenciales de su partido a evitar el uso de los términos “motosierra y dar de baja”, por toda la carga negativa que acumulan por estar atados a la aplicación de la temida política de seguridad democrática. El llamado de atención a sus “muñecos presidenciables” se dio en el marco de los encuentros políticos en los que Paloma Valencia, María Fernanda Cabal, Paola Holguín, Andrés Guerra y Miguel Uribe Turbay exponen sus ideas políticas y las ganas de obtener el guiño de su patrón.

La motosierra representa a los crímenes perpetrados por los paramilitares con la anuencia de miembros uribizados del Ejército nacional que extendieron y aplicaron la doctrina del enemigo interno a políticos, periodistas, defensores de derechos humanos y del ambiente, así como a jóvenes pobres que terminaron asesinados por balas oficiales, práctica que se conoció como los “falsos positivos”. Sin una declaratoria oficial, la motosierra fue el símbolo con el que la derecha se hizo legítima durante uno de los periodos más aciagos para el Estado de Derecho y la democracia en Colombia: entre el 2002 y el 2010.

La simpática exhortación del expresidente y expresidiario se da días antes de que el presidente Gustavo Petro desenvainara la espada de Bolívar como símbolo de unidad popular y reivindicación social y laboral de los sectores de la población sometidos al extendido proceso de precarización laboral que Uribe Vélez consolidó en sus ocho años de gobierno.

Así las cosas, la opinión pública y el país político ven en la arena pública a dos disímiles formas simbólicas: la motosierra y la espada de Bolívar. La primera es el símbolo inequívoco de que la penetración paramilitar en el Estado durante los gobiernos de Uribe naturalizó la violencia política e ideológica ejercida por las AUC y aplaudida por empresarios, curas, políticos, deportistas e intelectuales orgánicos, agentes todos de las huestes uribistas. Entre tanto, la segunda es el símbolo de la emancipación, de la libertad y el cambio que el presidente Petro, en su calidad de caudillo popular, busca con su proyecto político progresista.

La motosierra da cuenta de una compleja coyuntura social y política en la que la vida de cientos de miles de ciudadanos fue subvalorada y despreciada para facilitarle el trabajo a los paras que operaron dichas sierras para “cortarle” las cabezas a los ciudadanos previamente calificados como indeseables y enemigos de la Patria y de la seguridad democrática.

Por el contrario, la espada de Bolívar da cuenta de un momento histórico con el que se busca reivindicar el valor de la vida de todos los ciudadanos, sin importar sus orientaciones políticas. El sable del Libertador que el presidente Petro desenvainó simboliza el abandono del miedo y el terror como política estatal y paraestatal en los tiempos en los que criticar al gobierno de Uribe se asumió como una actividad cercana a la sedición y al terrorismo.

Por más que la derecha y los medios de información hegemónicos asuman la exposición de la espada de Bolívar como un gesto amenazante de parte del presidente de la República, esos sectores de poder social, político y económico saben que la vida y los derechos fundamentales de sus más visibles agentes jamás estarán en riesgo. Si la derecha regresa al poder en el 2026 no se descarta que la motosierra vuelva a ser usada como instrumento biopolítico y símbolo inequívoco del retorno del uribismo a la Casa de Nari. Por el contrario, si el proyecto progresista logra reelegirse, la espada de Bolívar  podrá regresar a la Quinta de Bolívar o mantenerse en el Palacio Presidencial como símbolo de la superación de la mayor tara civilizatoria que como sociedad exhibimos: el uribismo. 



Caricatura de Matador. 

viernes, 2 de mayo de 2025

PERIODISMO Y LA HOGUERA DE LAS VANIDADES CRIOLLA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La autocensura, la farandulización, el desprecio por la deontología del oficio y la consecuente confirmación como actores políticos son las cuatro “enfermedades” que padecen las empresas mediáticas en Colombia. Se trata de padecimientos atados al nacimiento mismo del periodismo, asumido como una forma de poder político.  Eso sí, a pesar de la evidente metástasis, no alcanza a provocar el colapso del sistema informativo privado porque las audiencias en general no están calificadas para darse cuenta de la gravedad de la situación por la que hoy atraviesan empresas como El Tiempo, Semana, El Colombiano, El País de Cali; así como Blu radio, La FM, La W y los noticieros nacionales Caracol Noticias y Noticias RCN.

Con la llegada de Gustavo Petro a la Casa de Nariño, esas “enfermedades” se volvieron catastróficas. Los periodistas vedettes de dichos medios masivos se han dedicado a esculcar y cuchichear en torno a los "gustos" sexuales del presidente de la República. De esa manera, los consejos y las salas de redacción, las cabinas de radio y los sets de noticias se convirtieron en espacios predilectos para los  cuchicheos y la generación de bochinches que, investidos de interés periodístico y general, les ha servido para atacar, ridiculizar y deslegitimar al jefe del Estado como nunca se hizo contra otro presidente en ejercicio. 

Petro es maricón” es una de las expresiones más “decentes” que circulan en esos laboratorios en donde se construyen narrativas y verdades atadas políticamente a los intereses de los propietarios de dichas empresas informativas. El episodio de Panamá sirvió para que varios de los más visibles periodistas bogotanos cayeran en la banalización y farandulización del oficio. La homosexualidad, como práctica social, solo está permitida para un selecto grupo de políticos, periodistas y empresarios que aún siguen sobreviviendo en sofocantes closets o haciendo gala de sus "gustos" como una forma hipócrita de hacer creer que como sociedad superamos la homofobia.

Además de servir de cajas de resonancia,  operar como agentes culturales de un orden hegemónico inmoral, sucio y corrupto y de ser encubridores de los síntomas la decadencia de los sectores privilegiados de la sociedad colombiana, iguales a los descritos por Tom Wolfe en la novela “La Hoguera de las Vanidades”, las señaladas empresas mediáticas actúan, desde el 7 de agosto de 2022, como “policías  y fiscales de la moral colectiva”, lo que les permite especular, con fines políticos, sobre las aventuras, gustos o tendencias sexuales del presidente de la República. Lo curioso y problemático del asunto es que las actuaciones de estos “nuevos policiales” se da en el marco de una sociedad que además de homofóbica, transfóbica, racista, aporofóbica y clasista, arrastra la fama de ser morronga, mojigata, ladina, simuladora, farisea, melindrosa, puritana, timorata, cachonda, goda, premoderna y rígida.

Dejadas de lado las especulaciones sobre los "gustos" sexuales de Petro, enfilaron baterías sobre una posible adicción a las drogas, versión echada a rodar por la periodista María Jimena Duzán y el exministro conservador y mojigato, Álvaro Leyva Durán. Para poder “graduar” a Petro de “vicioso” la prensa abrió micrófonos y prendió los reflectores a los enemigos del jefe del Estado para que estos exigieran que se sometiera a exámenes de sangre para probar si había consumido cocaína. Eso sí, solo el presidente debía someterse a esos exámenes porque a los periodistas se les tiene prohibido sugerir lo mismo a presidentes de compañías, congresistas, futbolistas y otros miembros de la “gente de bien”.

Como suele pasar con los escándalos y los sucesos de la farándula criolla, la moralizante algarabía mediática se fue desvaneciendo hasta que el presidente Petro concedió en la Casa de Nariño una entrevista a Juanpis González, personaje creado por Alejandro Riaño. El perfil del personaje de ficción habla de un “hombre blanco, de familia adinerada, corrupto, enamorado de la guerra, racista, violento, clasista, aporofóbico, consumidor de "perico" y trago en reuniones sociales”. Juanpis González es la representación viva y clara de la versión criolla de La Hoguera de las Vanidades.

A los periodistas de Blu radio les pareció periodísticamente relevante retransmitir pasajes de la entrevista para insistir en el objetivo de desprestigiar al jefe del Estado aludiendo, nuevamente, a sus “debilidades y adicciones”. De esa manera, por varios minutos Néstor Morales convirtió la mesa de trabajo de dicha emisora en un espacio para el chismorreo al mejor estilo de la “Negra Candela”.

Y para terminar de exponer las graves “enfermedades” del oficio, a varias periodistas defensoras de oficio de las "cochinadas" de “La Hoguera de las Vanidades” criolla, optaron por exponer en la red X el “costoso reloj Rolex” que exhibió Petro durante su discurso en la Plaza de Bolívar a propósito de las marchas del Día del Trabajo. El mandatario de los colombianos publicó una imagen del dichoso reloj, con este mensaje: "No tengo problema en publicar la marca de mi relog. Como ven, no es un Rolex. No me gustan esas estridencias codiciosas". Así, con sexo, mentiras y videos los periodistas vedettes en Colombia arruinaron el bello oficio. 


Nota: se escribe reloj. 



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jueves, 1 de mayo de 2025

UN PRIMERO DE MAYO INOLVIDABLE

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Este Primero de Mayo de 2025 será recordado por tres hechos políticos: el primero, como el día en el que el presidente de la República Gustavo Petro Urrego se “graduó” de caudillo y líder único y absoluto del progresismo en Colombia, lo que de inmediato lo pone sin ser aún expresidente, en carrera de convertirse en el más grande elector de todos los tiempos, superando incluso al expresidente y expresidiario Álvaro Uribe; el segundo, como la ocasión en la que ese mismo presidente le “tiró el pueblo encima” al Congreso y a la oligarquía a la que el grueso de los congresistas-lobistas históricamente viene representando. Y el tercero, como el momento en el que se adelanta y oficializa el inicio de la campaña presidencial de 2026.

Con un discurso al que la derecha muy seguramente calificará de “veintijuliero” y “amenazante”, con la plaza de Bolívar a reventar, y al mejor estilo de Jorge Eliécer Gaitán Ayala, el jefe del Estado tomó la espada del Libertador y se dirigió al Congreso para radicar el documento con el que exhorta al Senado a darle trámite a la Consulta Popular para que el constituyente primario salga a votar para aprobar las 12 preguntas que lo componen. “Aquí llegamos con la espada de Bolívar” dijo Petro mientras radicaba la Consulta Popular, al tiempo que volvía a exigirle a los senadores aprobar sin dilaciones y “jugaditas” el cuestionario.

Con marchas multitudinarias en Bogotá, Cali y Medellín, Petro volvió a señalar con el dedo índice a quienes archivando la reforma laboral obligaron al presidente de la República a “tirarles encima” a un pueblo que da muestras de haber tomado conciencia del momento histórico por el que atraviesa el país y de la oportunidad de confrontar a un régimen de poder que para el caso deviene mafioso, criminal y corrupto. Esta frase de Petro ilustra muy bien el segundo hecho que deja la jornada de marchas en el país: “el pueblo de Colombia se levanta y los revoca”.

Informado del vil asesinato de Alberto Peña, militante de la Colombia Humana que salió con megáfono a invitar a los habitantes de Miranda (Cauca) a marchar y a decirle Sí a la Consulta Popular, de inmediato el jefe del Estado “responsabilizó” de su muerte a los senadores de la Comisión Séptima y en particular a su presidenta, Nadia Blel.

Hoy se vio a un pueblo cargado de dignidad, guiado por quien cree posible profundizar la democracia como lo propuso en su momento Chantal Mouffe. A propósito del asunto, Petro espetó: “Hay democracia en Colombia o cambiamos las instituciones”. Sin duda alguna, una clara advertencia- o amenaza- a los sectores de poder que por años usaron aquello de que somos la democracia más antigua del hemisferio como parapeto y trinchera política para ocultar desmanes, crímenes, masacres, desplazamientos forzados y la sempiterna corrupción público-privada a través de la captura del Estado.

La “indiamenta” marchó y mandó un mensaje claro a los racistas y clasistas que por estos días se volvieron tendencia en las redes sociales por cuenta de María Jimena González Amaya, socia del Club El Nogal, quien, en un rifirrafe con el exalcalde de Medellín, Daniel Quintero Calle, expresó su molestia por la presencia del exmandatario local, preguntándose “qué hace esa indiamenta aquí” en referencia al Club al que solo pueden entrar “arios” y “caucásicos” como ella.

Quedó claro que Petro "le tiró encima el pueblo” a la oligarquía bogotana, a los partidos tradicionales, al Congreso, al HP[1] de Efraín Cepeda, al propio Sarmiento Angulo y a los expresidentes Gaviria, Santos, Uribe y Pastrana (Petro no aludió a Iván Duque Márquez, quizás por haber sido  “subpresidente”). Quedaron notificados. ¿Se atreverá el Senado a negar el llamado a la Consulta Popular? ¿O le darán trámite y buscarán hacerle campaña al No, como lo hicieron con el plebiscito por la paz de 2016?




Imagen tomada de El Espectador. 



[1] Honorable Parlamentario, o Político.

miércoles, 30 de abril de 2025

GUSTAVO BOLÍVAR: ¿EL UNGIDO DE PETRO?

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Gustavo Bolívar Moreno, director del Departamento de Prosperidad (DPS), presentó su carta de renuncia al presidente de la República. Lo hace para no inhabilitarse en caso de su eventual candidatura presidencial. De ser así, su aspiración se suma a la ya larga lista de precandidatos presidenciales del Pacto Histórico que buscarían el guiño presidencial para enfrentar en primera vuelta a los candidatos de la derecha uribizada que buscarán recuperar la Casa de Nariño (o de Nari) para el manejo discrecional del “viejo” Establecimiento.

Antes de hablar de los pros y los contras de la eventual candidatura de Bolívar Moreno, hay que exponer las principales circunstancias que rodearán la fiesta electoral de 2026. Más allá del pesado clima de crispación ideológica y política que se respira, a ese escenario llegará, de un lado, Álvaro Uribe Vélez, en su condición de gran elector y figura representativa de los sectores de poder más retardatarios, neoliberales, premodernos, incivilizados y violentos del país; y del otro lado, llegará Gustavo Petro Urrego, quien enfrentará su primera campaña en condición de presidente saliente. Mientras que Uribe llegará al 2026 en un sostenido proceso de desprestigio y desgaste en su imagen como político probo, lo que supone un evidente cansancio del electorado, Petro arribará a ese complejo escenario electoral como líder del proyecto progresista con el que trazó, desde la presidencia, caminos conducentes a los deseados pero esquivos estadios de modernidad; acompañado de un apoyo popular que desdice de los resultados de varias encuestas pagadas por medios masivos que fungen como actores políticos en oposición.

Uribe es un caudillo decadente que, en el ocaso de su azarosa vida pública, sabe que las elecciones de 2026 pueden representar su última “batalla” por mantener la vigencia de sus ideas económicas y políticas atadas inexorablemente al neoliberalismo y a la consecuente captura privada y mafiosa del Estado para el servicio de una clase privilegiada. Lo contrario sucede con Gustavo Petro, quien, a pesar de la mala prensa, su condición de caudillo le permitirá seguir inmerso en la lucha por profundizar la democracia como factor de cambio político y social.

Ahora miremos los pros y los contras de la candidatura presidencial de Gustavo Bolívar Moreno. El guionista ha sabido construir una imagen de funcionario alejado de mafias y componendas; su fama de honesto y diligente, en un país de políticos corruptos, le da una leve ventaja sobre aquellos candidatos que, sin haber sido condenados por actos de corrupción público-privada, su vida política ya acosa algún desgaste por estar asociada a partidos políticos que arrastran fama de ser colectividades corruptas y clientelistas, como Cambio Radical y el Centro Democrático, entre otros. La misma ventaja la tendría sobre aquellos que a pesar de que no pueden exhibir experiencia alguna en el sector estatal, se presentan como líderes capaces de “cambiar el país y llevarlo a estadios superlativos de desarrollo”. Unos verdaderos vendedores de humo.

Su amor por Petro y la consecuente lealtad hacia el presidente de la República le pueden ayudar en el momento en que el jefe del Estado decida, como caudillo, quién deberá recoger las banderas del progresismo para darle continuidad a las políticas públicas y a las decisiones tomadas en materia de política macroeconómica.

Curiosamente, su probada lealtad y su declarado amor por el proyecto político y el propio presidente, se asume desde ya como un factor negativo en la medida en que una vez quede en firme su candidatura, la Oposición, con la ayuda de los medios masivos, construirán la narrativa con la que llegó a la Casa de Nariño Iván Duque Márquez. Es decir, Bolívar sería el “títere” de Petro, tal y como lo fue Duque de Uribe Vélez.

Juega en contra de la aspiración de Bolívar el que no es un político carismático. A lo que se suma su falta de experiencia en el manejo de asuntos de gobierno que ameritan hacer transacciones y acuerdos que se mueven entre lo legal y lo ilegal, entre lo legítimo y lo ilegítimo; entre lo moral y lo inmoral. Es muy propio de la política colombiana tomar decisiones que suelen poner en crisis las eticidades más férreas. A lo que se suma la imagen de hombre y político ingenuo que proyecta Bolívar. Quizás la mayor debilidad de Bolívar Moreno esté en su débil oratoria, factor con el que Petro logró conquistar y seducir a sectores de la academia y a otros de la sociedad que valoran la capacidad argumentativa.

Ya veremos si el presidente Petro le acepta la renuncia a quien en un Consejo de ministros y de frente al país exclamó lo siguiente: "Le apostamos a este proyecto, si sacrificamos tantas cosas es porque amamos este proyecto, lo amamos a usted presidente. Yo a usted lo amo, se lo digo con toda sinceridad y con usted hasta el último día, pase lo que pase". ¿Será el amoroso Gustavo Bolívar el ungido de Petro?



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martes, 29 de abril de 2025

PETRO, UN VERDADERO “ANIMAL SIMBÓLICO”

Por Germán Ayala Osorio

 

El 1ro de Mayo el presidente Petro radicará en el Senado el documento con el que se convoca al pueblo a que responsa 12 preguntas en el marco de una Consulta Popular que puede terminar siendo el plebiscito con el cual el progresismo puede asegurar la continuidad del proyecto político que encarna Petro, graduado de caudillo por cuenta de las bancadas que de manera errada y absurda se negaron a discutir las reformas a la salud y laboral.

A ese acto político, el jefe del Estado le agrega la acción simbólica de desenvainar la espada de Bolívar. “Desenvainaré la espada de Bolívar ante el pueblo. Llegó la hora del pueblo colombiano. A la calle por millones, por los derechos del pueblo. La espada libertaria de Bolívar nos guía.

De esa manera, el presidente de la República no solo descubre el representativo sable, sino que desnuda su más claro objetivo político: “tirarle el pueblo” a un régimen de poder que por más de 200 años se acostumbró a tomar decisiones a espaldas y en contra de los derechos y el bienestar del constituyente primario.

La permanencia de la espada por fuera de su funda hasta que la justicia social y ambiental sean una realidad, extiende en el tiempo la lucha de los sectores societales conscientes de la necesidad de superar los Estados de Cosas Inconstitucionales a los que nos acostumbramos a vivir en Colombia; esa misma carga simbólica del filoso sable servirá para afianzar los sempiternos resentimientos y la animosidad que acompañan las vidas y las relaciones entre los excluidos y los miembros de la élite privilegiada. Hoy lo llaman polarización y crispación ideológica, pero realmente la Colombia de las mayorías y el país de una minoría devienen divididos  de tiempo atrás por cuenta del racismo, el clasismo y la aporofobia.

Petro no solo es un caudillo, sino que funge como una despensa inagotable de símbolos. No sé si el presidente haya leído a Ernest Cassirer, autor al que se le endilga haber señalado que el ser humano es un “animal simbólico”. Lo cierto es que Petro actúa como un verdadero “animal simbólico”: fusionar la bandera de Colombia y la del M-19 en un acto público constituye un símbolo de rebeldía y conquista; igualmente, dar la orden como presidente recién posesionado de traer la espada de Bolívar es otro acto cargado de simbolismo rebelde, propio de quien hizo parte del M-19, guerrilla urbana muy dada a dar golpes mediáticos y simbólicos con los que se apropiaron del carácter reivindicativo de la leyenda de Robin Hood. Se suma la declaratoria del sombrero del comandante Pizarro como símbolo de paz y objeto de memoria en un país que además de desmemoriado, naturalizó la violencia política y discursiva.



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lunes, 28 de abril de 2025

¿QUÉ HACER CON LA "INDIAMENTA"?

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En las redes sociales circula un video que confirma que el racismo y el clasismo en Colombia son prácticas arraigadas en sectores privilegiados cuyos miembros maldicen el proceso de mestizaje del que son “víctimas”. De allí su necesidad de exponer la rabia y la desazón que les produce saber que en sus ADN hay genes indígenas y afrodescendientes; pueblos y comunidades subvaloradas a través de expresiones como “indiamenta”, “indiazos”, “esclavos” y “negro tenía que ser”.

En las instalaciones del famoso Club El Nogal la señora María Jimena González Amaya protagonizó un hecho bochornoso en el que dejó salir su racismo y clasismo. En un rifirrafe con el exalcalde de Medellín, Daniel Quintero Calle, la mujer, de aspecto caucásico (es decir, del bajo Cauca antioqueño) espetó lo siguiente: “Conmigo no se meta, qué tal este pendejo. ¿Y ustedes que hacen acá? ¿Qué hace esta indiamenta acá?” La actitud clasista y racista de González Amaya quedó registrada en un video que se hizo viral en la red X.

Llama la atención que el Club El Nogal en el comunicado que publicó no hace referencia a la conducta clasista y racista de la socia. El país recuerda que dicho club fue señalado por Daniel Mendoza Leal, quien fuera socio, de haber sido lugar de encuentro entre miembros de la clase política  bogotana y líderes paramilitares.

Esto se lee del comunicado: “El Club El Nogal, ante los hechos ocurridos en sus instalaciones el pasado domingo 27 de abril, en los que se presentó un altercado entre una socia del Club y el exalcalde de Medellín, Daniel Quintero, reitera su compromiso con la sana convivencia entre socios, invitados y colaboradores, y rechaza categóricamente cualquier comportamiento que atente contra este principio. Este tipo de conductas no representan los valores ni las políticas del Club El Nogal ni de su comunidad".

De manera ladina las directivas de El Nogal evitan reconocer que la socia incurrió en una conducta racista y clasista, quizás para evitar líos judiciales al haberse dado el “altercado” dentro de sus instalaciones y protagonizados por quien tiene acciones que la acreditan como socia del “prestigioso” club bogotano.

En su cuenta de X, el exalcalde de Medellín reaccionó ante el encontronazo con la ciudadana cuyos ancestros al parecer vivieron en la ciudad Svendborg (Suecia), aunque hay versiones no confirmadas que señalan que sus descendientes vivieron, realmente, en Suesca, Cundinamarca). Esto dijo Quintero Calle: “Vamos a resetear a la política, a las mafias corruptas, pero también a los racistas y clasistas que se creen de una raza superior. Esto me pasó hoy en el Nogal invitado por un amigo que trató de defenderme y me aclaró que no todos son así”.

Como de era de esperarse el presidente de la República reaccionó ante la conducta hostil y desafiante de la señora González: “Esto sucedió en el Club el Nogal de Bogotá: así reaccionaron estas personas ante la presencia de Daniel Quintero ex alcalde de Medellín por voto popular. La indiamenta de una clase alta que se cree aristocrática y olvida sus propios ancestros. A esto se le llama arribismo y el arribismo de clase media, lleva al fascismo”.

El clasismo, racismo y el arribismo hacen parte de lo que en esta tribuna llamo “taras civilizatorias”, especie de obstáculos que nos impiden como sociedad transitar hacia estadios civilizatorios que nos permitan abrazar la esquiva Modernidad. Eso sí, María Jimena González seguirá expuesta por largo rato en las redes sociales. Quizás los memes y otras formas de crítica le sirvan de algo para que le baje un poquito al clasismo y al racismo que no la dejan disfrutar en paz de las instalaciones de su “acreditado” club. Con el numeral #Yosoyindiamenta, cientos de miles de “indiazos” terminaron apoyando al exalcalde, víctima de esta mujer “aria” y agria que aporta a la consolidación de una institucionalidad negativa y a la mala fama que ya arrastra el Club El Nogal.

No hay necesidad de preguntarle a la “ciudadana sueca”, nacida en Suesca, cuál de estos nogales prefiere: el común, el europeo o el español. Lo que también queda claro es que la nociva, violenta y peligrosa actitud del a señora González Amaya es reproducida a diario por la gran prensa bogotana.

Las hojas del árbol de Nogal “se utilizan en la medicina popular para tratar diversas dolencias, como diabetes, asma, dolor de estómago, infecciones, diarrea, problemas de piel, sinusitis y artritis”. Eso sí, no sirve para curar el clasismo y el racismo. Para estas dos “enfermedades” la única cura es la lectura. Quienes aborrecen a sus ancestros y maldicen sus orígenes étnicos aún no leen el libro del genetista Emilio Yunis Turbay, ¿Por qué somos así?, proceso de mestizaje en Colombia. Ánimo, María Jimena, atrévete a leerlo.

 



Imagen tomada de la red X. 

PETRO Y LA GRAN PRENSA: RELACIONES TORMENTOSAS

  Por Germán Ayala Osorio   Las relaciones entre la prensa bogotana y el presidente de la República han sido tirantes desde el 7 de ag...