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domingo, 15 de octubre de 2023

RELACIONES DE COLOMBIA CON ISRAEL: ¿EN VILO?

 

Por Germán Ayala Osorio

La decisión unilateral de Israel de detener la exportación de “seguridad”, es decir, de suspender el envío a Colombia de aeronaves y tecnología militar es, a todas luces, retadora y con un tinte vengativo ante la postura asumida por el presidente Petro, frente a los asimétricos enfrentamientos militares entre el grupo Hamás y el Estado de Israel. Hamás solo puede plantearle a la poderosa Israel una guerra de guerrillas, lo que supone golpes de mano como el que dicha organización terrorista propinó a la hasta ayer segura Israel. El ataque, sorpresivo y violento, fue agravado en su magnitud por la prensa internacional, la misma que evita calificar con el mismo adjetivo la operación venganza que desató Israel sobre la Franja de Gaza y que deja ya miles de muertos, entre ellos, niños y niñas.

Frente a la decisión política, el presidente de Colombia respondió de inmediato: “Si hay que suspender relaciones exteriores con Israel las suspendemos”. Exagera la cancillería israelí al calificar las declaraciones del presidente Petro de “hostiles y antisemitas”. Convendría que tanto el presidente de la República como los responsables de las relaciones políticas, económicas y diplomáticas de Israel, le bajaran al tono y morigeran sus reacciones.

Israel esperaba que la Cancillería colombiana y en particular el presidente de Colombia rechazara, con firmeza, el ataque artero que Hamás perpetró contra civiles en territorio israelí. Aunque así sucedió en un primer comunicado de la entidad nacional, en un segundo comunicado la Cancillería cambió radicalmente el sentido de la postura oficial. El 7 de octubre emitió un comunicado en el que se leyó que “el Gobierno de Colombia condena con vehemencia el terrorismo y los ataques contra civiles que han ocurrido en la mañana de hoy en Israel, y expresa solidaridad con las víctimas y sus familias. Igualmente, hace un llamado para que cesen la violencia y las provocaciones, puesto que con ello se causa mayor sufrimiento y se crean obstáculos para la solución del conflicto”.

Luego, un día después aparece otro comunicado en el que el término “terrorismo” no aparece, lo que supone que la primera reacción de la Cancillería se dio sin consultar al presidente de la República. En esta segunda misiva se lee: “El Gobierno de Colombia reitera el llamado a retomar, de manera urgente, el diálogo entre Israel y Palestina para iniciar un proceso de paz que conduzca a la coexistencia pacífica, dentro de fronteras seguras acordadas mutua e internacionalmente reconocidas, con pleno respaldo a la integridad territorial de las partes”. Igualmente, expresa su más enérgica condena a las afectaciones a civiles que han ocurrido en la mañana de ayer y de hoy.  El Gobierno de Colombia manifiesta su solidaridad con las víctimas y sus familias, al tiempo que hace un llamado para que cesen la violencia y las provocaciones. La violencia sólo causa mayor sufrimiento y profundiza obstáculos en la búsqueda de una solución del conflicto. En este sentido, Colombia hace un llamado a la comunidad internacional”. Quizás ese bandazo que dio la Cancillería colombiana, más lo dicho por el presidente Petro en su cuenta de X, o mejor, por lo no dicho o lo que Petro calla, el gobierno de Israel tomó la medida económica.

La postura del jefe del Estado se explica porque Petro rechaza y busca subvertir esa parte del orden internacional que respalda sin restricciones la violenta reacción de las fuerzas militares israelitas contra del pueblo palestino.

Por su historia política, Gustavo Petro cierra filas para que se proteja a los más débiles, esto es, a la población civil y de contera, defiende la causa palestina, sin que ello signifique que sea pro-Hamás y mucho menos antisemita como lo vienen tildando algunos sectores de la prensa colombiana, alineada con la derecha internacional que respalda a Israel. Recientemente, en cuenta de X, dijo: "Desde muy joven estudie el conflicto palestino israelí y sé de la inmensa injusticia que ha sufrido el pueblo palestino desde 1948. Igual que sé de la inmensa injusticia que sufrió el pueblo judío por los nazis en Europa desde 1933. Si hubiera vivido en la Alemania del 33 hubiera luchado al lado de los judíos y si hubiera vivido en Palestina en 1948 hubiera luchado del lado palestino". Este no es precisamente el pensamiento de un antisemita. 

Hay que decirlo sin ambages: tanto Israel como Hamás cometieron actos de terror. Ambos atacaron blancos civiles y, por ende, los dos bandos violaron el DIH. Lo demás, son las siempre interesadas e hipócritas posturas diplomáticas de aquellos países, que, con sus presidentes, jefes de Estado y de gobierno, optaron por evitar la discusión de fondo: el reconocimiento de Palestina como Estado y el retiro de Israel de los territorios que viene ocupando de tiempo atrás.  

Estos no son tiempos para que los países latinoamericanos extiendan en el tiempo posturas políticas pro-orden internacional, a sabiendas de que ese orden internacional deviene injusto y criminal por cuenta de una entidad como la ONU que advierte ya un agotamiento en su legitimidad, justamente, porque países poderosos de Occidente vienen legitimando al aplastamiento del pueblo palestino.



Imagen tomada de El Espectador. 

domingo, 8 de octubre de 2023

“GUERRA” ENTRE ISRAEL Y EL GRUPO PALESTINO HÁMAS

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El conflicto entre Palestina e Israel tiene visos étnicos, religiosos y territoriales y compromete los tiempos tempranos de creación de la ONU y la operación temeraria y amañada de las potencias que hacen parte del Consejo de Seguridad. No me referiré al origen de las hostilidades y a la ubicación contextual en la convulsionada región. Pondré el foco en la defensa que, a manera de justificaciones, aparecen en quienes optan por apoyar a uno de los bandos, olvidándose de las víctimas que cada bando produce.

Los medios masivos occidentales y numerosos tuiteros y “expertos”, califican la acción bélica del grupo Hamas, como un ataque despiadado contra civiles. Y efectivamente, así fue, de acuerdo con las imágenes que circulan en la red.  Olvidan quienes así leen los hechos, que el Estado de Israel ocupa de tiempo atrás territorio palestino y construyó un enorme muro que dividió a familias palestinas. Además, la enorme muralla viene acompañada de torniquetes para el control de quienes a diario deben pasar por la estructura. Es una forma clara de apartheid, lo que confirma la naturaleza étnica del sempiterno conflicto. Hay allí ejercicios consistentes de violencia simbólica, étnico-cultural y territorial que deben de ponerse de presente para ir más allá de las valoraciones sesgadas que hacen pensar en que hay ataques militares “buenos” y “malos”.

Esos elementos le sirven a Hamas para justificar el feroz ataque, que no es otra cosa que una retaliación a la histórica ocupación territorial, con las circunstancias ya descritas líneas atrás. Se suma a lo anterior, la sistemática violación de los derechos por parte de miembros del ejército israelí a niños y mujeres. Es decir, los mayores riesgos y las consecuencias de la ocupación y de las respuestas de Hámas a la misma, las padecen civiles. Y en mi condición de civil, no puedo apoyar a ningún bando armado, por obvias razones. Pero mi negativa también se da porque al apoyar al ejército israelí o a las milicias de Hámas, estaría legitimando a los Señores de la Guerra (fabricantes y comerciantes de armas), que se benefician de este y de otros conflictos bélicos. El conflicto armado entre Hamas y el ejército israelí es, como el conflicto armado interno de Colombia, un valioso mercado para fabricantes de armas y pertrechos. Lo demás, son justificaciones que solo sirven para confirmar que somos una especie aviesa de la que se puede esperar, siempre, lo peor.

Entonces, viene la feroz respuesta del gobierno de Israel: declara el estado de guerra contra el grupo “terrorista” Hamas, anuncio que pone de presente la vieja relación asimétrica entre un Ejército poderoso como el israelí, apoyado por Estados Unidos y varios países de Europa, contra un grupo armado que no opera como lo hacen las fuerzas militares de Israel. En su acto de retaliación, Israel también asesina civiles (palestinos) y muy seguramente, al igual que Hámas, captura miembros de la población civil, para usarlos como botín en caso de un cese al fuego, con miras a un intercambio humanitario.

Así entonces, antes de defender a uno de los bandos enfrentados, piense en quiénes se benefician económicamente de las hostilidades y a renglón seguido, si Usted es un civil como yo, entonces preocúpese por las víctimas civiles que cada bando está interesado en producir, porque, unos y otros, piensan como guerreros, a los que la vida del otro, poco les importa porque, justamente, siguen órdenes (quizás divinas, del comandante o del líder).

Adenda: Hamas y el Estado de Israel practican el terrorismo, en el entendido en que ambos atacan blancos civiles y generan miedo, dolor y terror en la población civil.


Adenda 2: En medio de las guerras y después de los armisticios, muy pocos piden el cierre de las fábricas de armas y la revisión de las creencias religiosas, cuando Iglesias y religiones, de la mano de tanques y fusiles, justifican los conflictos armados y el asesinato de civiles.


Adenda 3: Habrá paz en el mundo cuando se proscriban las religiones, con todos y sus dioses, y se cierren las fábricas de armas.




Imagen tomada de EL ESPECTADOR. 

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