martes, 8 de julio de 2025

FIN DEL JUICIO CONTRA URIBE: ¿CULPABLE O INOCENTE?

  

Por Germán Ayala Osorio

 

Concluyó el juicio contra el expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez. Llamado por un sector de la prensa como el “juicio del siglo”, llegó a su fin un proceso penal lleno de acciones dilatorias por parre de la defensa, recusaciones y cubrimientos periodísticos que dejaron ver a periodistas fungiendo como defensores de oficio de este “ilustre” hijo de Salgar (Antioquia).

El próximo 28 de julio la jueza Sandra Heredia fallará en derecho, bien para declarar al exmandatario culpable de los delitos de fraude procesal, soborno a testigos y soborno en actuación penal, o en su defecto, eximirlo de toda responsabilidad. En cualquier caso, la decisión de la jueza podría ser revisada en una segunda instancia, si así lo considera la parte procesal que sienta lesionados sus intereses.

El proceso penal que enfrentó el temido político antioqueño sirvió para profundizar las diferencias éticas, morales y políticas entre los sectores de la opinión y de la sociedad que entienden el enjuiciamiento de Uribe Vélez como una “persecución política” y otros que asumen el juicio como una demostración clara de que “nadie puede estar por encima de la ley”.

Si la jueza 44 declara culpable a Uribe, los efectos sociopolíticos y electorales de ese fallo se podrían ver reflejados en las elecciones de 2026 y por esa vía aportar a la desaparición definitiva del “teflón” que por largos años protegió la “imagen impoluta” del “Gran Colombiano”. Por ser Uribe Vélez una invención mediática, muy seguramente los tratamientos periodísticos serán diferentes si el exdirector de la Aerocivil y gobernador de Antioquia es encontrado culpable o declarado inocente. En un país leguleyo y reaccionario en lo político como el nuestro, un fallo en contra de un expresidente como Uribe podría ser determinante para sepultar las aspiraciones del expresidente de seguir siendo el gran elector o por el contrario, para que continúe poniendo en la Casa de Nariño a ungidos como lo fueron en su momento Juan Manuel Santos Calderón e Iván Duque Márquez.

Si es condenado, la gran prensa, en gran medida responsable de su vigencia política, se cuidará de publicar titulares celebrativos por todo lo que aún representa Uribe para esos sectores de poder económico y político que devienen confundidos moralmente e incluso guiados por el pérfido ethos que encontró años atrás la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia y sobre el que ordenó la captura del entonces senador de la República. De ese mismo alevoso ethos se percató la Fiscalía de Luz Adriana Camargo. Huelga recordar que la Fiscalía en los tiempos de Barbosa protegió los intereses de Uribe Vélez, una vez renunció a su curul para que su proceso lo llevara la justicia ordinaria. Esa actitud cobarde de salir corriendo, buscando la benevolencia de la Fiscalía de su amigo Francisco Barbosa contradijo la actitud frentera que Uribe posicionó en la opinión pública.

Por el contrario, si Uribe Vélez es declarado inocente, la prensa bogotana y en particular los periodistas vedettes que lo apoyan de tiempo atrás, estarán prestos a escuchar al expresidente, felicitarlo y ayudarle a que se recupere del "daño moral" que en sus alegatos finales del juicio el expresidiario dijo que le causaron.

Ya veremos este 28 de julio si la gran prensa bogotana opta por celebrar un posible fallo absolutorio o decide minimizar un también posible fallo condenatorio contra el expresidente que más procesos penales tiene en su contra en la Comisión de Absoluciones de la Cámara de Representes (llamada también Comisión de Acusaciones) y en la propia Corte Suprema de Justicia. En 2020, la revista Semana informó que “uno de los procesos más viejos tiene que ver con el de varios crímenes que los paramilitares cometieron en Antioquia a finales de los 90, cuando Uribe era gobernador. Se trata de las masacres de El Aro, La Granja y San Roque, así como del asesinado del defensor de derechos humanos Jesús María Valle Jaramillo, quien denunció esos hechos atroces y el avance paramilitar en ese departamento”.  

¿Culpable o inocente? Lo importante es que la jueza falle en derecho. Eso sí, este juicio y los casos judiciales que lo persiguen ya son suficientes para dudar de la cacareada honorabilidad del Señor Procesado. 



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lunes, 7 de julio de 2025

PRESIDENTE PETRO RECULÓ Y ENVIÓ CARTA A DONALD TRUMP

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La carta que  envió el presidente Petro al gobierno de los Estados Unidos el 23 de junio constituye sin lugar a duda una monumental reculada a todas luces responsable y a tiempo de acuerdo con la gravedad que supone el llamado a consultas de ambos embajadores, fruto de las destempladas insinuaciones del jefe del Estado de Colombia alrededor de la connivencia del gobierno de Donald Trump a los devaneos golpistas del excanciller Álvaro Leyva Durán. Pero también por los deseos de sectores de la derecha nacional de que este segundo rifirrafe termine en un rompimiento de las relaciones, en una descertificación e incluso en sanciones económicas. Ese escenario les convendría electoralmente a los candidatos presidenciales del uribismo que tendrían cómo atacar al progresismo ante el no cumplimiento de la ya manida sentencia de que “nos íbamos a convertir en un país comunista”.

En la misiva se lee: “deseo aclarar que cualquier expresión mía que haya sido interpretada como una acusación directa sobre la participación en un supuesto golpe de Estado en Colombia, no tenía la intención de señalar a nadie de manera personal ni de cuestionar sin fundamentos el papel de los Estados Unidos”.

Quizás el país jamás conozca las circunstancias que obligaron a Petro a retirar lo espetado contra Marco Rubio y los congresistas republicanos que de manera desobligante se han referido al presidente colombiano. Lo cierto es que Petro le sirvió a la oposición local y a sus enemigos apostados en la Casa Blanca y el Departamento de Estado una enorme “papaya” a partir de la cual seguirán insistiendo en la narrativa que indica que el jefe del Estado, por cuenta de su pasado en el M-19, sigue agitando las banderas antiyanqui y antimperialismo como si aún estuviéramos en plena guerra fría o en los tiempos de la Alianza para el Progreso. Convendría que Petro sacara tiempo para leer el libro Imperio, de Michael Hardt y Toni Negri en el que el viejo concepto de imperialismo queda superado por la tesis planteada por los autores. En caso de que lo hubiera leído, resulta oportuno que le dé una repasada.

Eso sí, la epístola presidencial va con “vainazo” incluido contra Marco Rubio, cabeza visible del Departamento de Estado que de manera irresponsable se alineó con la perversa tesis de la derecha colombiana que indica que detrás del atentado contra el senador uribista, Miguel Uribe Turbay, estaría el gobierno Petro. En la ya referida comunicación se lee lo siguiente: “En contraste, sí me preocupa profundamente que, tras el atentado criminal contra el senador Miguel Uribe Turbay, se haya insinuado públicamente que la “retórica violenta” de esta Presidencia fue un detonante del ataque”.  El Tiempo, diario uribista, publicó este titular: Estados Unidos atribuye atentado de Miguel Uribe a la 'violenta retórica izquierdista'

Es de imaginar las dificultades que afrontó el presidente Petro para escribir o dictar el mensaje contenido en esta nota diplomática a juzgar por su postura anti gringa que claramente lo diferencia de los anteriores presidentes de la República que desde siempre asumieron a los Estados Unidos como un ejemplo de democracia y libertad, lo que explica sus conductas de sometimiento o sostenida capitulación a las caprichosas  pretensiones de los representantes del Tío Sam, esto es,  republicanos y demócratas.

La reculada de Petro termina con una invitación a “pasar la página de los malentendidos y mirar hacia adelante… este no es un llamado a la confrontación, sino a la responsabilidad compartida. La historia nos mira, y el juicio más severo será el del porvenir. Ojalá podamos estar a la altura de este momento”.

Ya veremos si el también lenguaraz y supremacista blanco que está sentado en la Casa Blanca, a lo mejor aconsejado por Marco Rubio, decide contestar la misiva,  pesar del tiempo transcurrido a su homólogo colombiano o si prefiere obviarla por considerarla tardía e inoportuna o porque viene firmada por un  “insignificante suramericano, exguerrillero y terrorista”. Que la carta no aparece, señalan desde USA. Lo más probable es que jamás respondan. No sería nada raro: Estados Unidos jamás responde, jamás asume responsabilidades porque a pesar de su evidente decadencia, siguen creyéndose los Amos del Mundo.  



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MIGUEL URIBE TURBAY: EL “PRESIDENTE MILAGRO” QUE NECESITA LA DERECHA

  

Por Germán Ayala Osorio

 

El atentado sicarial perpetrado contra Miguel Uribe Turbay viene siendo aprovechado política y moralmente por la derecha para culpar al gobierno Petro y consolidar la narrativa que indica que el ataque armado tiene una indiscutible connotación política asociada por supuesto a un sentimiento de “venganza” de la izquierda y el progresismo por los ataques políticos que efectuaba el senador uribista contra la figura de Petro y sus reformas sociales como la reforma laboral, pensional y a la salud.  

Con el denodado apoyo de la prensa hegemónica ese sector del espectro ideológico viene construyendo una especie “protomártir” de nuevo cuño, ambientado por la fe de cientos de miles de orantes-votantes que llegan a la clínica Fundación Santa Fe para pedir por su pronta recuperación y el regreso a la “vida política y electoral” por aquello de que el país lo necesita.

La “Carrera por la vida” convocada para pedir a Dios que Miguel Uribe Turbay supere los efectos de las heridas recibidas fue ante todo una actividad política atada a los sentimientos de la comunidad de creyentes que, camándula en mano, rechazan la violencia política y creen a pie juntillas que en este caso habrá un milagro y la consecuente consagración de Uribe Turbay como un “bendecido” por la gracia divina, condición suficiente para convertirse en presidente de la República en el 2026.

La revista Semana registró así el hecho: “La Carrera por la Vida nació como una respuesta ciudadana al atentado que dejó herido al precandidato presidencial Miguel Uribe, quien actualmente permanece en proceso de recuperación en la Fundación Santa Fe. El ataque armado generó una ola de indignación en todo el país, al tiempo que encendió las alarmas sobre el nivel de violencia política en Colombia.

Los rezos, plegarias y la Caminata por la Vida son los mecanismos políticos y morales con los que la derecha y en particular el uribismo necesitaba para despejar el camino electoral que hasta antes del atentado estaba enredado al interior de las mesnadas uribistas por cuenta de las simpatías populares que viene despertando el gobierno Petro. A dichos mecanismos se suma ahora la encuesta realizada por las firmas Guarumo y EcoAnalítica, que muestra a Uribe Turbay, del partido Centro Democrático, en el primer lugar de las preferencias de los eventuales votantes con el 13,7 %.

Lo interesante de la situación es que Uribe Turbay ya no sería el candidato o el títere de Uribe como lo fue Iván Duque Márquez, sino el enviado de Dios para “salvar al país de las garras del castrochavismo”. En las huestes uribistas aspiran a que ningún creyente-votante, de los cientos de miles que oran todos los días por la pronta recuperación del precandidato presidencial, se atreva a contradecir la voluntad divina, lo que inexorablemente se traduciría en millones de votos que asegurarían el triunfo electoral a la derecha. Los riesgos de meter a Dios en la política gravitan alrededor de la ética, de la libertad de cultos y del Estado laico por cuenta del regreso milagroso de Uribe Turbay a pesar de la gravedad de las heridas producidas por una pistola 9mm accionada a poca distancia. El riesgo es mayúsculo cuando al invocarse la protección de Dios en el Preámbulo de la Constitución Política de Colombia, la salvación de Uribe Turbay motivaría el rechazo de los agnósticos y ateos, entre otros. Sería un país distinto: más a la derecha, intolerante, de la mano de renovados fanáticos religiosos.  




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sábado, 5 de julio de 2025

SILENCIOS POLÍTICOS Y PERIODÍSTICOS FRENTE A LOS DESEOS GOLPISTAS DE LEYVA DURÁN

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La intentona golpista liderada por Álvaro Leyva Durán contra el presidente Petro deja notorios hechos políticos y periodísticos que dicen mucho del talante de los actores involucrados. Por ejemplo, resulta preocupante el silencio de los expresidentes Uribe, Gaviria, Duque y Pastrana frente a los audios publicados por El País de España en los que se escucha decir al excanciller Leyva que hay que sacar al presidente de la Casa de Nariño: “hay que sacar a ese tipo”.

El expresidente Ernesto Samper, por el contrario, rechazó la conspiración del señor Leyva Durán: “No es la primera vez que el exministro @AlvaroLeyva intenta armar una conspiración contra un gobierno legítimamente elegido. En mi caso también lo hizo tratando de fraguar una siniestra alianza entre: las FARC, el paramilitar Carlos Castaño, el esmeraldero Víctor Carranza, algunos militares, la ingenua bendición de tres expresidentes, algunos prelados de la iglesia y un vicepresidente. Se le olvidó que en Colombia los golpes no prosperan mientras no se involucren los Estados Unidos –que no lo hacen, al menos públicamente, desde el derrocamiento de Allende– y los militares en ejercicio que en este país son civilistas desde la independencia de la República”.

La misma actitud silente la asumieron gremios económicos y reconocidos agentes económicos y políticos de la sociedad civil colombiana, quienes, en lugar de salir en defensa de las instituciones y la institucionalidad, optaron por pasar de agache ante semejante deseo de desestabilizar al país, rompiendo el orden legal y constitucional. Eso sí, al unísono salieron a rechazar lo dicho por el jefe del Estado en el sentido en que hay un “complot internacional” para sacarlo del poder del que participa un “jefe gremial”.

Del mutismo de los expresidentes también se contagiaron empresas mediáticas como Blu radio, La FM, La W, El Colombiano, El Tiempo, El País de Cali y la revista Semana, así como los noticieros de televisión RCN y Caracol, entre otros medios corporativos que bien pudieron asumir una postura de rechazo frente a la propuesta golpista del exministro de Relaciones Exteriores, quien en reciente entrevista concedida a la revista Semana insistió en que el presidente Petro debe entregar el poder.

Aunque asumir posturas políticas a través de editoriales es propio de diarios como El Tiempo o El Espectador, publicaciones hebdomadarias como Semana e incluso noticieros de televisión y radio también pueden apelar a ese género periodístico para rechazar o legitimar acciones políticas. Los medios “suelen hablar” a través de los editoriales.

El Espectador es hasta el momento el único medio masivo que rechazó a través de un editorial los devaneos golpistas de Leyva Durán. El titular del editorial es contundente: Rechazo total al intento golpista de Álvaro Leyva.  

Con el nacimiento y consolidación de medios alternativos que le hacen contrapeso a la influencia social y política de los llamados medios hegemónicos, la pluralidad informativa en Colombia viene mejorando de la mano de nuevos medios, plataformas informativas en YouTube y los influencers que, aunque suelen defender la gestión gubernamental, constituyen ejercicios de contra discurso frente a las acciones desinformativas y de autocensura de los medios tradicionales.  

Dentro de esas nuevas opciones de periodismo informativo y análisis destaco a TEP (Todo es Política) por haber asumido recientemente una postura editorial frente a la propuesta y deseos de Leyva Durán y de otros actores políticos y mediáticos que le apuestan a la ruptura institucional que significaría impedir que el presidente Petro termine su mandato. Dicha postura la pueden escuchar dando clic en este enlace: https://www.youtube.com/watch?v=01BRAU2qz-g

Todo es Política” es una plataforma de periodismo narrativo que va más allá del hecho: investiga sus raíces. No entendemos la política como espectáculo electoral, sino como el sistema que regula la vida cotidiana, define derechos, distribuye silencios y moldea la dignidad. Nuestras historias desarman la apariencia de lo “normal” para revelar relaciones de poder, vacíos del Estado y mecanismos de exclusión. No informamos para contar qué pasó, sino para entender por qué pasó y quién se beneficia. Contamos con una mirada crítica, estructural y profundamente humana, porque lo realmente transformador es comprender los hilos invisibles que sostienen la realidad.


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REAPARECIÓ LEYVA DURÁN: INSISTE EN QUE PETRO SE TIENE QUE IR

 

Por Germán Ayala Osorio

Después de leer la entrevista que Álvaro Leyva Durán concedió a la revista Semana se advierten varias conductas, a saber: el tono agresivo que se intuye de las respuestas dadas por el excanciller a las preguntas del periodista, una evidente repulsión hacia la figura del presidente de la República, así como un desprecio de la persona que encarna esa dignidad. Y lo que quizás resulta peor: a Leyva Durán no le preocupa realmente el país, ni la democracia y mucho menos la división de poderes y el devenir de las instituciones como lo asegura en varios pasajes del diálogo con el director de la publicación hebdomadaria. Exagera cuando asegura que el país está “descuadernado”, cuando recientemente las mil empresas más representativas reportaron millonarias ganancias y lo que es mejor: no nos convertimos en Venezuela como el uribismo lo sentenció en la pasada campaña. 

Sus reiteradas exhortaciones a Petro para que abandone la Casa de Nariño hacen pensar en que estaría siguiendo instrucciones de específicos sectores de la sociedad o buscando el apoyo de aquellos dispuestos a apoyar la salida institucional del jefe del Estado o esperar su muerte, a pesar de los efectos económicos y políticos que podrían sobrevenir al momento de producirse una salida abrupta del jefe del Estado.

En la entrevista Leyva respondió que no necesariamente se violaría la constitución si Petro no termina su periodo presidencial porque “se puede enfermar, cualquier cosa le puede pasar a un presidente elegido, se puede morir, por ejemplo. Entonces, ¿eso qué quiere decir? ¿Qué hay que tener el cadáver hasta el último día de su mandato? No. Hay normas constitucionales, y no me voy a salir de esas normas”.

Su real preocupación e interés está en sacar a como dé lugar a Petro de la Casa de Nariño a quien considera indigno, moralmente cuestionable y dañino para la institución presidencial que, a pesar de devenir sobrevalorada por una sociedad confundida moralmente como la colombiana, a ella llegaron hombres cuestionados y poco virtuosos como Julio César Turbay Ayala, César Gaviria Trujillo, Ernesto Samper Pizano y Álvaro Uribe Vélez.

Al único que quisieron sacar de la Casa de Nariño fue a Samper Pizano por la probada entrada de dineros del cartel de Cali a la campaña que lo llevó a la primera magistratura (proceso 8.000). Sacar a Samper Pizano en ese momento fue el deseo de Leyva de acuerdo con lo consignado por Carlos Castaño en su libro Mi Confesión. También se señala a Santos como otro agente político interesado en ese momento en darle un golpe a Samper. 

Frente a los serios cuestionamientos morales y éticos que rodearon en su momento las actuaciones de Turbay Ayala[1], Gaviria y Uribe, el establecimiento del que ya hacía parte Leyva Durán jamás se sugirió que debían abandonar la Casa de Gobierno. Las versiones periodísticas y la confesión de alias Popeye que indican la complicidad de Uribe, entonces director de la Aerocivil, con la entrega de pistas y licencias para que el cartel de Medellín sacara avionetas fletadas con droga hacia el exterior jamás se asumieron como impedimentos morales y éticos para ejercer el poder presidencial; como tampoco la probada compra de su reelección presidencial inmediata y mucho menos su responsabilidad política por las 6402 víctimas que dejó la aplicación de su política de seguridad democrática; lo mismo sucedió con las versiones periodísticas y las que circulaban en otros sectores societales en las que se aludía a un Turbay Ayala[2] sufriendo de una cachondez desenfrenada por niñas y una cercanía con los mafiosos de Cali;  y mucho menos se pidió la renuncia o se exhortó a que lo hiciera César Gaviria por lo transado con Pablo Escobar para que pernoctara en la mal llamada “cárcel” de la Catedral[3].

Si Petro consume habitualmente cocaína y licor es un asunto que Leyva no ha logrado demostrar con videos y otras pruebas que demuestren incapacidad total para gobernar. Se trata de señalamientos atados a los correveidiles que siempre aparecen cuando se trata de afectar el buen nombre de los presidentes. Eso sí, la gravedad de la aún no probada “enfermedad mental” de Petro no se equipara a las inmorales conductas atribuidas a las figuras políticas arriba mencionadas.

Lo más sensato es dejar que el presidente termine su mandato y haya elecciones libres en el 2026. La viudez del poder es una mala consejera en estos tiempos de turbulencia política e ideológica y no se puede confundir con preocupaciones por el futuro de la democracia. En los tiempos de la Seguridad Democrática y el Estatuto de Seguridad el régimen democrático y la división de poderes estuvieron realmente comprometidas, así como el respeto a los derechos humanos. Y reitero: nadie se atrevió a pedir la renuncia de los mentores y ejecutores de esas dos nefastas y violentas políticas públicas.

Esos viajes de superioridad moral de Leyva Durán podrían tener sentido cuando algún día Colombia deje de ser una narcodemocracia y la sociedad entera proscriba el ethos mafioso que ha guiado el ejercicio del poder político en todas las esferas del Estado.



[1]El informe, presentado el 21 de julio de 1977 a López Michelsen por tres altos funcionarios estadounidenses, acusó al entonces candidato presidencial Julio César Turbay Ayala de lazos con narcotráfico. De hecho, la cadena CBS hizo un reportaje en 1978 al respecto. Anotaciones hechas por el expresidente Carter en los documentos dicen “no enviar helicópteros” militares prometidos por Estados Unidos a Colombia por esa supuesta vinculación del expresidente que se habría fortalecido durante su gobierno con algunos funcionarios”. https://www.elcolombiano.com/colombia/narcotrafico-en-la-dea-archivos-secretos-incriminan-a-funcionarios-lopez-michelsen-y-turbay-ayala-DD24271103

[3]El contrato que firmó Escobar con el gobierno Gaviria haría rodar actualmente la cabeza de cualquier presidente: “No tendrá acceso ninguna autoridad policial o militar a la parte interna del establecimiento carcelario”. La cárcel no estaba hecha para evitar que los presos se salieran, sino para que nadie entrara. Tenía un techo de acero para resistir un bombardeo. Eso le angustiaba mucho a Escobar, que sus enemigos decidieran atacarlo por el aire”. https://www.pares.com.co/post/cuando-c%C3%A9sar-gaviria-le-hizo-un-resort-a-su-medida-a-pablo-escobar

 




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viernes, 4 de julio de 2025

VISADOS Y CERTIFICACIONES MORALIZANTES

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Retirar visados a presidentes, expresidentes, militares activos y en uso de buen retiro, así como a ministros y exfuncionarios es una infantil, pero efectista retaliación con la que sucesivos gobiernos de los Estados Unidos castigan a los gobiernos de países “aliados” que históricamente han operado como el “patio trasero” de los gringos. Colombia es el mejor ejemplo de la humillante relación bilateral y del castigo de visas canceladas.

Históricamente el suelo colombiano ha servido para que agencias americanas hagan y deshagan en el territorio nacional. Baste con recordar las violaciones a mujeres y los hijos que dejaron en Colombia los militares americanos que estuvieron en el país en el marco del Plan Colombia. Esa iniciativa político-militar permitió la injerencia directa de los Estados Unidos en las dinámicas del conflicto armado interno. Es más, dicho plan no se tramitó y mucho menos se discutió en el Congreso colombiano.

La acción moralizante de los gringos de cancelar o negar visados tiene la clara pretensión de “avergonzar” a quienes ya no podrán ir de paseo a la tierra del Tío Sam, bien para ir a conocer a Mickey Mouse, recorrer centros comerciales para comprar “ropa de marcas gringas” y disfrutar de las playas de Miami, entre otros atractivos turísticos. Tener la visa americana fue por muchos años un motivo de orgullo e incluso un diferenciador de clase social entre los colombianos.

En medio de una nueva tensión diplomática entre los gobiernos de Trump y Petro se anunció desde Washington que se cancelarán las visas a funcionarios de la administración Petro que hayan hecho parte del M-19, aunque no se descarta que la medida se extienda a ministros en ejercicio, esto es, al círculo de funcionarios más cercanos al presidente de la República. Se trataría de una especie de “juicio moral” contra aquellos que, en el pasado, junto a Petro, empuñaron las armas y se levantaron contra el Estado.

De los casos más emblemáticos de pérdidas de visados para entrar a los Estados Unidos hacen parte el entonces presidente Ernesto Samper Pizano, y a los generales retirados Mario Montoya y Jesús Armando Arias Cabrales. La lista es larga.

Convencidas las autoridades americanas de que no hay nada más en el mundo que valga la pena visitar que los Estados Unidos, los colombianos hemos no solo aceptado la vulgar intromisión en nuestros asuntos internos de sucesivos gobiernos republicanos y demócratas, sino el trato indigno que sufren los connacionales al pisar suelo americano y las formas desobligantes con las que se han referido al presidente Petro por no hincarse y asumir la actitud sumisa que Marco Rubio  y el propio Trump esperaban que asumiera el mandatario de los colombianos. Acostumbrados a ver la mansedumbre de Duque, Uribe, Santos, Pastrana y Gaviria, los gringos no aceptan que un exguerrillero se les haya plantado con la dignidad a las que los anteriores presidentes renunciaron durante sus mandatos.

La certificación que suelen entregar a los gobiernos colombianos por su efectiva lucha contra las drogas es otro mecanismo que naturaliza la intromisión en los asuntos internos y por esa vía excluye o borra las responsabilidades políticas que debería asumir los Estados Unidos por ser uno de los mayores consumidores de alcaloides, lo que supone la existencia de mecanismos institucionales y de grupos de poder que facilitan la entrada de toneladas de cocaína a los Estados Unidos provenientes de Colombia. Muy seguramente esta nueva crisis diplomática, generada en parte por las formas desobligantes en las que ambos gobiernos se han tratado, servirá para el Departamento de Estado descertifique al país por el crecimiento de las hectáreas de cultivos de uso ilícito, a pesar de los buenos resultados en materia de interdicción de cargamentos de cocaína.  Y pensar que esta guerra contra las drogas está justificada porque aún los gringos no logran producir el alcaloide en sus pisos térmicos.




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¿POR QUÉ INCOMODA TANTO GUSTAVO PETRO?

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Parece haber consenso académico, social y político alrededor de la idea de que Colombia es una nación compleja, de ahí que no resulte a veces fácil analizar y comprender asuntos y fenómenos como la violencia política en campos y ciudades que suelen agruparse bajo el nombre de conflicto armado interno y el actual escenario de confrontación política e ideológica entre la derecha y el progresismo.  Por lo anterior, todo ejercicio académico o periodístico que busque explicar las complejas realidades del país y de su sociedad siempre quedará incompleto.

En los últimos días dos hechos noticiosos han ocupado la atención de la opinión pública: el primero, la intentona golpista atribuida al excanciller Álvaro Leyva Durán por el diario El País de España, con una eventual aquiescencia de los Estados Unidos; y el segundo, la nueva tensión diplomática y política entre los gobiernos de Donald Trump y Gustavo Petro generada en buena parte por las insinuaciones del presidente de Colombia alrededor de la idea de que en Washington conocían los devaneos golpistas del exministro Leyva.

Más allá de si el gobierno de Trump vio en algún momento con buenos ojos los deseos golpistas del señor Leyva Durán, lo cierto es que el presidente Petro, desde su posesión el 7 de agosto de 2022 se convirtió para el Departamento de Estado de los Estados Unidos, la derecha nacional e internacional y para la Junta del Narcotráfico y sus aliados en Colombia en una persona incómoda, en un agente político indeseable y por lo tanto susceptible de sufrir ataques políticos, deseos de defenestrarlo e incluso de asesinarlo. Como esto último aún no sucedió, las arremetidas contra el presidente colombiano se han movido entre el desprestigio moral y la búsqueda de declararlo indigno para gobernar por una atribuida condición homosexual y la más grave, por el consumo incontrolado de cocaína.

Sin embargo, en el fondo del rechazo social y político que genera en agentes de poder hegemónico, esto es, en la élite que por más de 200 años manejó a su antojo el país, hay por lo menos 4 factores, asuntos o temas a los que Petro viene haciendo referencia en sus discursos dentro y fuera del país. El primero, sus críticas al modelo de desarrollo económico extractivo sobre el que se fundaron ideas de progreso, modernización y crecimiento que han servido para que el Norte opulento sea asumido por el Sur empobrecido como un deseable estadio “civilizatorio”.

El segundo asunto tiene que ver con las pretensiones emancipatorias de un presidente “sudaca” que además de haber sido guerrillero, cree que puede hablarle de “tú a tú” a mandatarios de países desarrollados acostumbrados a tratar con presidentes colombianos que en su actuar público siempre se dejaron ver como cipayos. El tercer asunto es que para una sociedad premoderna y una élite conservadora, violenta y goda que odia el proceso de mestizaje del que son hijos el proyecto político progresista les parece disruptivo, brusco y hasta subversivo, a lo que se suma que los tomó por sorpresa. Y el cuarto asunto es que nunca, desde la perspectiva progresista, un presidente de la República confrontó las tradicionales concepciones que el poder hegemónico impuso alrededor de conceptos como soberanía popular, estatal y dignidad humana. Este último deviene atado a un sorprendente orgullo étnico y a un sentimiento patriótico no asociado a temas de seguridad (democrática) o al amor irracional de los símbolos patrios (patrioterismo).

Todo lo anterior, atravesado por lo que en esta tribuna llamé la “sionización y la cacería étnica” desatada en los Estados Unidos contra los inmigrantes del Sur empobrecido y en la franja de Gaza, contra el pueblo palestino.

 

ASUNTOS POR LOS QUE PETRO GENERA URTICARIA

1.         CRÍTICAS AL MODELO DE DESARROLLO ECONÓMICO EXTRACTIVO.

 

 

 

 

2.         PRETENSIONES EMANCIPATORIAS DE UN PRESIDENTE “SUDACA”.

3.         EL DISRUPTIVO PROYECTO POLÍTICO PROGRESISTA.

4.         SOBERANÍA POPULAR, ESTATAL Y DIGNIDAD.

 

 


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jueves, 3 de julio de 2025

A PROPÓSITO DE LA RENUNCIA DE LA CANCILLER LAURA SARABIA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La renuncia de la canciller y una de las fieles escuderas del presidente Petro, Laura Sarabia se produce en medio del escándalo político y jurídico generado por cuenta de los deseos golpistas de Álvaro Leyva Durán, quien también se desempeñó como ministro de Relaciones Exteriores.

En su carta de retiro Sarabia señala que “he tenido el inmenso honor de acompañarlo desde distintos espacios: como jefa de gabinete, directora del Dapre, del DPS y ahora como canciller. Pero más allá de los cargos, lo hice como una servidora pública convencida de que transformar a Colombia exige decisiones valientes, diálogos honestos y una brújula ética clara”.

La razón de su dimisión la expuso en estos términos: "en los últimos días se han tomado decisiones" que ella no comparte. Por lo tanto, "por coherencia personal y respeto institucional, no puede acompañar".

Al parecer, Sarabia se refiere a las decisiones adoptadas por el presidente en lo que toca a la producción de los pasaportes, tarea que la empresa Thomas Greg & Sons cumplirá hasta septiembre de 2025; después ese compromiso lo sumirá la Imprenta Nacional. O también por la llegada al gobierno del Pastor Saade en calidad de jefe del gabinete. La socióloga y autora Sara Tufano se refirió así a la renuncia de Sarabia: “Con la salida de Sarabia, el gobierno de @petrogustavo queda en manos de Saade y Benedetti. A mí no me vengan a decir que esos personajes son imprescindibles. Así como Leyva, ellos también tienen sus propias agendas y traicionarán a Petro apenas tengan la oportunidad para hacerlo”.

Contrario a lo sucedido con otros ministros que también renunciaron, Sarabia parece irse del gobierno en buenos términos: “Le deseo un cierre de gobierno exitoso. Siempre encontrará en mí una interlocutora abierta al diálogo, al debate respetuoso y a la búsqueda de salidas para los grandes desafíos de nuestra sociedad".

La opinión pública recuerda que figuras como Alejandro Gaviria, Álvaro Leyva Durán y Mauricio Lizcano, quienes fungieron como ministros de salud, canciller y las Tics respectivamente, renunciaron y de manera temprana salieron a descalificar al gobierno y en particular al presidente Petro. Gaviria y Lizcano para aspirar a la presidencia ya expresaron fuertes críticas al gobierno con el que trabajaron; y en lo que toca a Leyva, y de acuerdo con los audios revelados por el diario El País de España, su accidentado paso por la cancillería lo llevó a convertirse en el enemigo número 1 del jefe del Estado, hasta el punto de quererlo tumbar.

En respuesta a la renuncia de su amiga y escudera, el presidente Petro señaló: “deseo a Laura Sarabia la mejor de las suertes. Creo que fue vital en la campaña por su orden y disciplina estuvo siempre y firme en el equipo de acción al que pertenecía, yo como orador y candidato, ella como hormiguita organizadora. Y luego en el gobierno descubrí, si escoge ese camino, que tiene la inteligencia que capta con rapidez. La mente rápida que se enriquece con mucho estudio”.

Ya veremos si Sarabia cae en la misma práctica de Gaviria, Leyva y Lizcano de salir a los medios corporativos a despotricar del presidente y del gobierno y de esa manera consolidar la narrativa mediática que indica que “el país va a la deriva” y que “no hay piloto”.



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EMBAJADORES A CONSULTAS: NUEVA TENSIÓN ENTRE WASHINGTON Y BOGOTÁ

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Las relaciones bilaterales entre Washington y Bogotá siempre estuvieron soportadas en el sometimiento de la soberanía, la dignidad nacional y nuestros intereses a las condiciones arbitrarias adoptadas por los presidentes de los Estados Unidos, fueran estos demócratas o republicanos en torno a las maneras como sucesivos gobiernos de Colombia deberían acatar y responder a los deseos del Departamento de Estado, de la CIA o de otras agencias americanas con injerencia y presencia en el país. Desde los tiempos del proceso 8.000 y la intrusión de los Estados Unidos en los asuntos internos del país y el acorralamiento al que fue sometido el presidente de entonces, Ernesto Samper Pizano, no se advertía una tensión diplomática entre los dos países.

La primera tensión diplomática y política se dio en enero del año en curso por cuenta de la negativa del presidente Petro de recibir dos aviones militares procedentes de USA con 160 colombianos deportados, lo que derivó en amenazas arancelarias de Donald Trump y en una respuesta similar por parte del presidente Petro. Es decir, hay un pulso personal, ideológico y político entre los dos mandatarios. Se trata un enfrentamiento entre dos líderes mundiales que dan cuenta de dos posturas irreconciliables. Mientras que el presidente gringo lidera procesos de “sionización y limpieza étnica” dentro y fuera de su territorio, el jefe del Estado colombiano confronta el orden mundial y le apuesta al respeto de los migrantes, un “nuevo” orden mundial  y un cambio drástico en las relaciones entre el ser humano y la naturaleza.

La nueva tirantez política y diplomática entre Trump y Petro se produce por las sospechas y las insinuaciones hechas por el mandatario colombiano alrededor de la posibilidad de que congresistas americanos conocieron de las intenciones golpistas del excanciller Álvaro Leyva Durán. Ante semejante insinuación, Marco Rubio llamó a consultas al embajador acreditado en Bogotá, para revisar ese asunto y quizás otros de la agenda bilateral, como la lucha contra el narcotráfico y la certificación que Estados Unidos pronto entregará a Colombia. La respuesta de Petro, cargada de dignidad, no se hizo esperar: también llamó a consultas a Daniel García-Peña, embajador colombiano en Washington.

Mientras que la decisión de hacer regresar al embajador John T. McNamara está basada en las graves insinuaciones y sospechas del presidente Petro en torno a los devaneos golpistas de Leyva Durán y de otros agentes políticos y económicos de la sociedad civil colombiana, el presidente Petro en cuenta de X dejó entrever que ese asunto en particular no le preocupa. Y es así porque expuso en su trino siete temas, a saber: “descarbonización de la economía y transición energética; revitalización de la selva Amazónica; ataque decidido a los capos del narcotráfico; tratado sobre la inmigración; colaboración del gobierno de los EE. UU. en la construcción de una reforma del sistema financiero mundial; juntar nuestros esfuerzos en la construcción de la paz regional, salidas políticas y dialogadas a los conflictos de Venezuela, Cuba y Haití y la realización de la cumbre EEUU/CELAC”.

Aunque no se cree que la tensión de ahora lleve a un rompimiento de las relaciones bilaterales, habrá muy seguramente consecuencias inmediatas como la descertificación o la certificación parcial de los Estados Unidos por la lucha contra los cultivos de uso ilícito y otras de largo plazo que tocarán el escenario electoral de 2026. Sobre estas últimas, la derecha local, dispuesta o no a apoyar los sueños golpistas de Leyva Durán, estará siempre dispuesta a jugársela por regresar a los tiempos en los que los presidentes colombianos viajaban a Washington con las “rodilleras puestas” para someterse sin chistar a las imposiciones “imperiales” de los representantes del Tío Sam. Muy seguramente, en el año electoral, Trump y Rubio y las bancadas demócratas y republicanas exigirán a los candidatos presidenciales colombianos a que se comprometan, por ejemplo, a echar para atrás todo lo concerniente con la presencia china en el marco de la Nueva Ruta de la Seda. Es decir, la dignidad y la soberanía nacionales serán temas electorales cruciales para los gringos y los agentes de la derecha que temen perder el infantil privilegio de poder visitar a Mickey Mouse.

Adenda: para acabar de caldear los ánimos, 30 congresistas colombianos de los partidos Comunes, Verde  y de la U enviaron una carta al Congreso de EE.UU solicitando investigar a tres representantes estadounidenses Mario Diaz-Balart, María Elvira Salazar y Carlos Antonio Jiménez. 


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martes, 1 de julio de 2025

EL ATRONADOR SILENCIO DE LOS EXPRESIDENTES FRENTE A LOS DEVANEOS GOLPISTAS LEYVA DURÁN

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Después de más 24 horas de conocidos los audios en los que el excanciller Álvaro Leyva Durán habla de dar un golpe de Estado al gobierno de Petro, el silencio sepulcral de los expresidentes Gaviria, Duque, Pastrana, Uribe y Santos aumenta las sospechas alrededor de quiénes podrían ser los titiriteros que están detrás de los devaneos golpistas de Leyva Durán. ¿Por qué el silencio de los exmandatarios, en particular del Nobel de Paz? Santos está obligado como ningún otro a rechazar los dislates y deseos del octogenario miembro de la oligarquía bogotana, justamente por ostentar esa dignidad. Bueno, si no ha sido capaz de llamar genocidio a lo que viene haciendo Israel en contra del pueblo palestino, no podemos esperar que reaccione ante los sueños golpistas del excanciller Leyva Durán.

Los cinco exmandatarios han exhortado en varias ocasiones al presidente Petro a “respetar las instituciones y la institucionalidad” con aquello de convocar a una consulta popular e incluso impulsar la “octava papeleta” y por esa vía a una Asamblea Nacional Constituyente.

Pero justo en el momento en el que el diario El País de España revela semejante bomba noticiosa, los expresidentes optan por guardar silencio. Quizás comparten la lectura que de los hechos hicieron los periodistas y activistas políticos Néstor Morales, Darcy Quinn y Luis Carlos Vélez. El primero dijo que se trataba de una bobada; a la activista le causó risa pensar que un carcamal de 82 años se ponga en esas cosas; y Vélez dijo que era una payasada de Petro. Señores expresidentes: así se trate de una simple idea o deseo del excanciller, están obligados ética y políticamente a salir a descalificar esa idea y a rodear al presidente de la República.

De compartir los cinco expresidentes las lecturas y el proceso coordinado de desestimación de la gravedad de lo divulgado por el diario español, sus llamados a que se “respeten las instituciones y la institucionalidad” estaría atado a una postura hipócrita propia de quienes no están lejos de los deseos golpistas de Leyva Durán. O quizás compartan la idea del diario El Espectador: no se trata de una intentona golpista, sino de una acción legítima de Leyva en la medida en que simplemente estaba “gestionando la salida de Petro” de la Casa de Nariño.

El atronador silencio de los  expresidentes dice mucho de su verdadero talante democrático. Ya veremos si el diario El País logra desenmarañar lo que realmente hay detrás de los sueños golpistas del viejito Leyva Durán, porque quedó claro que a la prensa hegemónica del país no le interesa ir al fondo de semejante asunto tan espinoso y grave. 

Adenda: no incluyo al expresidente Samper en el listado porque es el único que apoya al presidente Petro. Eso sí, también me llama la atención su silencio. 



lunes, 30 de junio de 2025

FRANCIA MÁRQUEZ Y LOS SILENCIOS DE SU COMUNICADO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

A raíz de los audios publicados por el diario El País de España en los que se escucha decir al excanciller Álvaro Leyva Durán que “hay que sacar a ese tipo”, en referencia directa al presidente de la República, la vicepresidenta Francia Elena Márquez Mina, mencionada por Leyva en los audios, reaccionó a través de un comunicado que no fue bien recibido en sectores del Pacto Histórico. Examinemos apartes del documento desde Lo No Dicho, perspectiva de análisis con la que es posible interpretar esos silencios que se asumen bien de manera consciente o inconsciente.

Las críticas que recibió Márquez Mina de parte de varios de sus compañeros de gobierno apuntan a que la vicepresidenta no rechaza con vehemencia lo que claramente es una intentona de golpe de Estado, pensada y diseñada por el excanciller Leyva Durán. Se suma a lo anterior la no referencia al nombre del presidente Petro, con quien llegó al poder cogidos de las manos y exhibiendo cercanía y sintonía con las formas para cumplir las promesas de campaña.

Jamás he traicionado, ni cuestionado la autoridad legítima del primer mandatario de la Nación”. Márquez Mina en este pasaje y en otros evita referirse al presidente con su nombre, acción lingüística que bien puede ser interpretada como una toma de distancia atada a la ruptura política entre la vicepresidenta y el presidente Petro de la que se habla en los “mentideros políticos”. Incluso se habla de una ya probada enemistad entre las dos cabezas visibles del actual gobierno. 

En otro pasaje del comunicado, la vicepresidenta Francia Márquez señala que “tengo la conciencia tranquila, la mente clara y el corazón firme. Respeto profundamente el orden constitucional, y dentro de este, la figura del Presidente de la República como símbolo de la unidad nacional. Lo he expresado en público y en privado, y no debe caer duda: jamás he traicionado, ni cuestionado la autoridad legítima del primer mandatario de la Nación.

En relación con la exigencia que se le hace a Márquez de rechazar cualquier ruptura institucional y constitucional, generada por el temerario acto de habla Leyva “hay que sacar a ese tipo”, en el comunicado se lee: “no existe la posibilidad de que me preste para conspiraciones. No me mueve el resentimiento ni la conveniencia, y a quienes creen que podrán utilizarme como instrumento de sus ambiciones, les digo: están profundamente equivocados”.

Resulta llamativo, por decir lo menos, que la vicepresidenta no condene y rechace las intenciones golpistas de Leyva Durán. Márquez Mina cree que es suficiente con señalar que ella jamás se prestaría para semejante propuesta del excanciller. Francia Márquez suele hablar desde su particular lugar de enunciación, olvidándose lo que representa ella como alternativa de poder en caso tal de que falte el presidente de la República o finalmente sea defenestrado como es la pretensión de Álvaro Leyva Durán.

Suele pasar que los silencios, conscientes o inconscientes, dicen más que las ideas que se explicitan en un texto. En este caso, Lo No Dicho deja dudas y muchas preguntas alrededor del tipo de relaciones que Francia Elena Márquez sostiene tanto con Petro como con Leyva Durán.



FRANCIA MARQUEZ Y PETRO JUNTOS - Búsqueda Imágenes

domingo, 29 de junio de 2025

EL ESPECTADOR SE AUTOCENSURA: LEYVA ESTABA "GESTIONANDO" LA SALIDA DE PETRO

 

Por Germán Ayala Osorio

En la historia del periodismo colombiano El Espectador ocupaba un lugar privilegiado por su lucha contra la corrupción, la defensa de la democracia y la doctrina liberal. Pero hoy, y en el marco de la cofradía mediática que conformaron varios medios para deslegitimar al gobierno Petro, el diario bogotano está escribiendo una historia deshonrosa y vergonzante gracias a sus tratamientos periodísticos sesgados, a la práctica de la autocensura y por hacer parte de esa congregación de empresas mediáticas que optaron por confirmarse como actores políticos que le hacen oposición al gobierno Petro.

En el registro noticioso de las revelaciones del diario El País acerca de un golpe de Estado que el excanciller Álvaro Leyva Durán quería organizar contra Petro con un eventual apoyo de los Estados Unidos, el diario bogotano en lugar de calificar las pérfidas intenciones de Leyva Durán prefirió bajarle los alcances políticos al deseo de defenestrar al presidente de la Casa de Nariño.

En el resumen o bajada de una nota titulada “¿Quién es el titiritero?: Montealegre sobre supuesto plan para sacar a Petro, se lee lo siguiente: “La prensa internacional reveló audios en los que, al parecer, el excanciller Álvaro Leyva estaría gestionando la salida de Gustavo Petro de la presidencia en Estados Unidos”.

Sin duda alguna El Espectador minimiza, esconde y de alguna manera aprueba las temerarias acciones adelantadas por Leyva Durán. El periódico capitalino apela a un eufemismo a todas luces inconveniente e irresponsable. El excanciller golpista no estaba “gestionando la salida de Gustavo Petro de la presidencia”. Por el contrario, y de acuerdo con la versión periodística, estaba organizando un golpe de Estado con todo y lo que ello conlleva en materia de un rompimiento institucional y constitucional.

Desde el título El Espectador minimiza el hecho político con la frase “sobre un supuesto plan para sacar a Petro”. Con el resumen de la nota se confirma que su intención editorial es restarle importancia y gravedad a lo que informó el diario El País de España. Señor Fidel Cano, tumbar, dar un golpe de Estado o defenestrar al presidente de la República no es lo mismo que intentar "sacar" a Petro  "gestionando" su salida de la presidencia. El mismo Leyva Durán habla de "sacar a ese tipo", pretensión que no depende de una "gestión diplomática", sino de una acción político-militar. 

En el primer párrafo de la noticia o lead, el diario bogotano dice lo siguiente: “El País de España, en la edición de este 29 de junio, reveló audios que comprometerían al excanciller Álvaro Leyva con un supuesto plan para derrocar al presidente Gustavo Petro, para el que, incluso, presuntamente solicitó ayuda a asesores cercanos a la administración del presidente estadounidense Donald Trump. La publicación ha generado una amplia controversia política durante el día e incluso hay voces que plantean la situación como un “golpe de Estado”.  Es posible que El Espectador esté dudando de la versión periodística entregada por el diario español o por el contrario esté tratando de bajarle el tono al escándalo político que ya está generando lo publicado por el periódico europeo. Sospechosa y vergonzosa actitud editorial la que asumió el otrora orgullo del periodismo colombiano.  

La autocensura, como práctica periodística recurrente, es peor que la censura oficial, porque el periodista y los medios que la practican terminan por engañar a las audiencias. En este caso, El Espectador se autocensura para beneficiar a Leyva y a los personajes que nombró el excanciller. 




LEYVA DURÁN: DE CANCILLER, A GOLPISTA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Veinte días antes de que el diario El País develara las intenciones golpistas de Álvaro Leyva Durán, el excanciller publicó en su cuenta de X su deseo de sacar al presidente de la República de la Casa de Nariño, por las buenas o a las malas. Veamos apartes de lo dicho por Leyva Durán el 9 de junio de 2025, sobre quien recaen hoy todas las miradas y los colombianos esperan una respuesta ante lo revelado por el periódico español.

Esto dijo el político conservador: “Todos acompañamos a Miguel en su lucha por la vida. A Dios pedimos por él, por su familia, por el reencuentro de todas las ciudadanas y ciudadanos en un solo as de corazones. Todos a una: ¿Obligación? Salvar a Colombia. Nadie duda del desorden personal de Gustavo Petro Urrego… Por fortuna hay mecanismos que permiten una solución institucional. Se deben poner en movimiento. Él debe irse. Se le debe ayudar. Ya se había dicho: Sin egoísmos. Con las necesarias exculpaciones y seguridades que le garanticen al doctor Petro su plena recuperación en total sosiego. De oponerse, el tiempo le pasará la cuenta. ¿La cárcel? Recuerden: su enfermedad no es un eximente de responsabilidad. Es el momento de pensar colectivamente ciudadanas y ciudadanos para entre todos mantener la vigencia de la Constitución, del Estado social de derecho, de sus formas e instituciones, del orden y la justicia, de las normas y principios internacionales prevalentes en el orden interno. Es que los atropelladores de la democracia ¡no pasarán!”

Vamos por partes como diría Jack El Destripador. Si un ciudadano desprevenido lee el trino de Leyva Durán podría pensar que quien gobierna al país es un dictador que, además de estar enfermo, sumió en el caos a esa nación que de manera desesperada busca una salida institucional para superar las penosas circunstancias por las que atraviesan sus nacionales: pobreza, violencia generalizada, caos institucional, condiciones extremas de anomia social, así como una insoportable crisis política y económica. La última frase del texto citado resulta catastrofista, legitima toda acción institucional o parainstitucional tendiente a sacar del poder a ese tirano y podría animar a mercenarios internacionales a querer venir a salvar a Colombia de las garras de semejante déspota: “Es que los atropelladores de la democracia ¡no pasarán!”

En su viaje de superioridad moral, Leyva Durán se presenta como el líder capaz de cumplir su propia sentencia: Él debe irse. Sin más. No se necesitaría de la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes y mucho menos del Senado para sacar a Petro del gobierno. Bastaría con el “diagnóstico médico” entregado por el godo aristocrático para sacar a ese “enfermo mental” que el Establecimiento dejó colar hacia la Casa de Nariño. Aunque advierte en su mensaje del 9 de junio que hay mecanismos institucionales para tumbar al presidente de la República, de acuerdo con lo dicho por el diario El País de España, Leyva Durán estaría más interesado en dar un golpe de Estado, convocando a una especie de triunvirato, con el apoyo de estructuras ilegales como el ELN y el Clan del Golfo.

Además de sentenciar la salida de Petro de la Casa de Nariño, el octogenario y nuevo salvador de Colombia sugiere que la cárcel sería el final de los días del dictador que Leyva ve en el presidente de la República. ¿La cárcel? Recuerden: su enfermedad no es un eximente de responsabilidad.

Ya veremos si Leyva Durán, el golpista, desmiente o confirma lo publicado por el diario El País de España. En cualquier caso, es posible pensar que detrás del excanciller hay agentes legales e ilegales que estarían pensando en dar un golpe de Estado mas que por “salvar la democracia”, para recuperar lo que el caudillo popular les quitó: la Casa de Nariño.


Álvaro Leyva habla durante el Diálogo de Alto Nivel entre Colombia y Estados Unidos, en 2023.


LEYVA QUISO TUMBAR A PETRO: “HAY QUE SACAR A ESE TIPO”

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Lo revelado por EL PAÍS de España resulta supremamente grave: el excanciller Álvaro Leyva Durán buscó acercarse a la Casa Blanca para encontrar allí apoyo para tumbar al presidente Petro.

En la nota periodística de Juan Diego Quesada se lee que “Álvaro Leyva, excanciller colombiano durante este Gobierno, se reunió hace dos meses en Estados Unidos con asesores cercanos a la Administración de Donald Trump para buscar su apoyo a un plan para hacer caer a Gustavo Petro. Según unos audios a los que ha tenido acceso EL PAÍS y fuentes cercanas a congresistas republicanos, Leyva intentó acercarse a Marco Rubio, secretario de Estado, con la intención de que ayudara a ejercer “una presión internacional” que culminara con la salida del poder de Gustavo Petro, presidente de Colombia. La Casa Blanca, según estas mismas fuentes, nunca tuvo en consideración la propuesta”.

Lo que resulta política y periodísticamente interesante es establecer conexiones entre las advertencias del presidente Petro cuando habló de “golpe blando”, “ruptura institucional”, los ataques al fuero presidencial desde el Consejo Nacional Electoral, las versiones de indican que el jefe del Estado es adicto a las drogas y el interés de defenestrar a Petro de parte de otros agentes políticos y económicos que, al igual que Leyva, soñaban con “sacar a ese tipo”, unidos por el clasismo que rodea la expresión usada por el excanciller en unas de las conversaciones que sostuvo con personas cercanas al congresista americano Mario Díaz-Balart y a Marco Rubio.

Recordemos algunos actos de habla que se hicieron públicos a mediados de febrero de 2024, que confirman el clasismo y el deseo interior de tumbar al presidente de la República.  Luigi Echeverry y Alberto Carrasquilla dejaron ver su animadversión hacia Petro. En el diario económico La República, Echeverry escribió lo siguiente: “¡un presidente puede estar enfermo de la cabeza, pero más enfermo está el país que a sabiendas, lo elige! La problemática de Colombia se agravó con la conducta mafiosa que caracteriza al populismo aliado al narcoterrorismo, ese es un grave problema. Pero cuando un líder revolucionario destructor de valor llega al poder, es porque la que está enferma y narcotizada es nuestra sociedad y al que tenemos que curar de las consecuencias de conductas de insensibilidad, indiferencia y corrupción, es al país. Entre tanto, Carrasquilla dijo en La W de Julio Sánchez Cristo, que “el gobierno está pasando aceite, porque ya se acabó”. Es decir, de manera temprana el economista neoliberal y uribista dio por terminado el periodo presidencial, por la incapacidad del presidente de guiar los destinos de Colombia, de acuerdo con su interesado parecer.

En esa misma línea aparece el excongresista Carlos Alonso Lucio, quien en enero de 2024 expresó su interés de iniciar un proceso institucional para el mismo propósito de Leyva: “sacar a Petro de la Casa de Nariño”. Lucio hizo referencia en ese momento al juicio político al que sería sometido Petro el 12 de junio del mismo año por la plenaria de la Cámara de Representantes de acuerdo con hechos punibles asociados a la campaña Petro presidente. En su diatriba, Lucio consideró factible la salida de Petro por el “colapso económico, la debacle de la política internacional, el despilfarro familiar, la corrupción y el avance territorial de la milicianización”; igualmente, expone el escenario de la transición del poder para que el país "recupere la democracia".

Lo que hay detrás de los deseos de unos y otros, incluidos periodistas, de “sacar a ese tipo de la Casa de Nariño” es una férrea convicción de clase que supone que la presidencia de la República solo puede ser asumida por quienes pertenezcan al selecto grupo de la “gente de bien” representada por poderosos agentes del Establecimiento.

Está claro que el haber militado en el M-19,  liderar reformas sociales, el haberles quitado la Casa de Gobierno, mas no el poder;  su lenguaje un tanto procaz y ordinario frente al “educado tono” de los anteriores presidentes y su perfil de caudillo popular, convirtieron a Petro en la peor pesadilla para quienes desde perfumadas y frías oficinas de Bogotá y quizás desde alguna lejana hacienda creyeron que jamás podría llegar alguien a incomodarlos de la manera como lo ha hecho Gustavo Petro. Lo de consumir cocaína sería un detalle menor si al presidente de la República le gustara asistir a cócteles y sentarse a manteles con los ricos y poderosos que consumen de manera controlada todo tipo de alucinógenos o simplemente disfrutan de su adicción al poder.



Álvaro Leyva habla durante el Diálogo de Alto Nivel entre Colombia y Estados Unidos, en 2023.Stefani Reynolds (REUTERS)

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