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martes, 31 de octubre de 2023

CLANES POLÍTICOS: LOS ESLABONES DE UNA SOCIEDAD IGNORANTE

 

Por Germán Ayala Osorio


De los resultados electorales del 29 de octubre se puede colegir que hay una Colombia mafiosa y criminal que se resiste a quedar relegada del control y de la captura histórica del Estado. En buena medida, los triunfos de los sempiternos clanes políticos en el Cesar, Valle del Cauca y Barranquilla, entre otros, representan el regreso de la cooptación de las entidades estatales, lo que asegura su privatización y, por tanto, la naturalización de la corrupción público-privada.

Los millonarios contratistas son el eslabón sobre el que la captura del Estado se convierte en una realidad incontrastable y lo que es peor, insuperable. Ellos son la fuente del ethos mafioso que guía, cada que hay elecciones, a todos los que se embarcan en las faenas de conquistar alcaldías, gobernaciones y la presidencia de la República a como dé lugar. 

De esa manera, la derecha da un paso seguro con miras a recuperar, en el 2026, lo que Petro les quitó: la Casa de Nariño, baluarte importante y definitivo para darle continuidad al proyecto político premoderno, insostenible y violento que siempre inspiró a quienes acostumbraron el país a vivir entre feudos, sin una idea clara de nación y mucho menos, con una que pueda cambiar la historia del país.

La narrativa con la que validamos que somos un país de regiones contribuye en buena medida a la consolidación de los clanes políticos que fungen como los custodios de cientos de miles de ciudadanos que comparten unas mismas características: indignidad e ignorancia política. Entonces, nacen las matronas, los barones electorales o las baronesas, especie de reyezuelos que creen haber alcanzado la gloria, cuando lo que realmente han conseguido es sumir a sus regiones en el atraso cultural, asociado este a actividades económicas insostenibles sistémicamente hablando (ganadería extensiva, monocultivos de caña y palma africana), que solo sirven para naturalizar las relaciones feudales.

Esas matronas o barones electorales “gobiernan” con todo y sus carencias culturales, emocionales y espirituales. Y quienes votan por ellos, se convierten en replicadores del sinuoso ethos que guía a quienes asumen el poder político regional sin mayor aspiración que enriquecerse para tratar de minimizar los efectos de su pobreza mental y cultural. Sus familias acumulan vergüenzas, procesos judiciales y señalamientos de todo tipo. Si esa es la idea de construir país y una sociedad mejor, están totalmente equivocados.

 ¿Cómo cambiar esa realidad, se preguntan millones de compatriotas? La respuesta gravita alrededor de la cultura política y no tanto en torno a la lucha ideológica que quedó planteada a partir del triunfo de Gustavo Petro.

El asunto de fondo es que no hay en estos momentos en Colombia nadie que esté liderando un cambio cultural que revolucione cómo hacer política y administrar el Estado con criterios modernos que nos lleven a abandonar la relación feudal entre gobernantes locales y sus comunidades. Mientras llega ese líder, debemos empezar a promover la narrativa que califica como inconvenientes, sinuosos, perversos y peligrosos a todos los clanes políticos que operan en el país.

Los medios de comunicación masiva no están cumpliendo la labor educativa que les correspondería hacer, para formar ciudadanos modernos y superar así la condición de siervos o de “súbditos”. Sus editores y periodistas están haciéndole el juego a la matriz cultural que el ethos mafioso naturalizó.




Imagen tomada de Youtube.com

lunes, 30 de octubre de 2023

VOTO EN BLANCO “DERROTÓ” A DILIAN FRANCISCA TORO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En una democracia formal y procedimental como la colombiana, los ciudadanos participan de las jornadas electorales bajo disímiles motivaciones, de las que se destacan el voto por conveniencia económica y política (voto clientelista y por lo tanto, corrupto), el voto de opinión, el útil, como también el voto en contra. Quienes se abstienen de ejercer el voto lo hacen también por diversos motivos: desconfianza en la institucionalidad democrática, rabia, pereza o simplemente, porque se ignora cómo opera el Estado y qué es eso de una democracia participativa.

En la jornada electoral del 29 de octubre, para el caso del Valle del Cauca y Cali, el voto en blanco y la abstención se hicieron notar. En la capital del departamento, la abstención fue del 54,86, guarismo no despreciable al momento de intentar entender qué razones hubo para que se diera ese comportamiento de los caleños. De un potencial electoral de 1.816.828, tan solo se acercaron a los sitios de votación 820.266 ciudadanos. Es decir, casi un millón de personas desconocieron el deber de participar.

El voto en blanco alcanzó el 31,04% lo que equivale a 235.037 votos. Para que nos hagamos una idea, el ganador de la contienda electoral, Alejandro Eder, obtuvo 315.599, es decir, 80.562 votos más que el voto en blanco. Roberto Ortiz, el segundo candidato, obtuvo 220.404 sufragios, esto es, 14.633 votos menos que el voto en blanco.

Desde la sociología política y electoral, ese 31,04% que votó en blanco, lo hizo, sin duda alguna, como expresión de un evidente descontento y desconfianza hacia los candidatos que disputaron la alcaldía. También se puede hacer esta lectura de ese guarismo: el agotamiento social de la política y en particular de la política electoral en una ciudad que atraviesa una evidente crisis social, cultural, política y económica, ancorada, clara está a dos fenómenos: la pandemia del Covid 19 y el estallido social.

Al no tener rostro ese 31,04%, el alcalde electo no podrá acercarse para conocer las motivaciones de quienes votamos en blanco. Lo que sí está obligado a hacer el señor Eder es a devolverle a la ciudadanía la confianza en sus instituciones locales a través de un ejercicio del poder político lo más transparente posible. Sabemos que será difícil que Eder lo haga porque lo acompañan contratistas y políticos de Cambio Radical y del Centro Democrático, dos colectividades que la opinión pública asocia con corrupción público-privada.

Entre los votos nulos (24.071) y los no marcados (39.203) suman 63.274 votos (7,7%), cifra no despreciable de la que no hay explicación que satisfaga los análisis, pero sí dejan varios interrogantes: ¿Los que marcaron mal, lo hicieron a propósito o porque desconocen la lógica de los formularios?; los no marcados se pueden entender como un voto rabioso y la desconfianza que produce el voto en blanco, por considerarlo poco efectivo?

Para el caso de la gobernación, el voto en blanco fue también significativo: alcanzó 459.031 sufragios, esto es, el 27,61%. Dilian Francisca Toro Torres, gobernadora electa, alcanzó apenas 265.169 votos (el 35,02%), lo que políticamente da por “ganador” al voto en blanco, pero jurídicamente no tiene validez porque no alcanzó el 50%. Que el voto en blanco haya superado a todos los aspirantes es un indicador claro de desconfianza en la democracia electoral en la región, sumida en el desprestigio, justamente, por el poder hegemónico del clan Dilian. Su triunfo, a la luz del voto en blanco, le permitirá un ejercicio del poder con una baja legitimidad social y política, asunto que muy poco le importará a la baronesa de Guacarí.  Es de tal dimensión lo acontecido en el Valle del Cauca, que sumando los porcentajes de los candidatos derrotados por Toro Torres, apenas suman el 33,88%, esto es, el 6,27% más que el guarismo del voto en blanco que fue del 27,61%.

Se advierte un cansancio en vallecaucanos y caleños y un agotamiento de la democracia como régimen de poder sobre el que recaen demasiadas demandas y aspiraciones del colectivo. Mientras el ethos mafioso siga guiando la vida privada y pública de operadores políticos, judiciales y de los ciudadanos que venden su voto por un contrato millonario, un puesto en una alcaldía o unas tejas, la desconfianza en la democracia electoral seguirá creciendo hasta que llegue el día en el que el voto en blanco gane jurídicamente y se tengan que repetir las elecciones con candidatos diferentes.  



Imagen tomada de Kienyke


domingo, 29 de octubre de 2023

ELECCIONES REGIONALES: GOLPE ELECTORAL Y POLÍTICO A PETRO Y AL PACTO HISTÓRICO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Al final de la jornada electoral hay que señalar que, en ciudades capitales y departamentos, ganaron las maquinarias partidistas y en particular políticos del talante de Álvaro Uribe Vélez, Dilian Francisca Toro Torres y Germán Vargas Lleras. Es decir, más de lo mismo.

Ya habrá tiempo para decantar el mapa político que dejan los resultados de los comicios en el resto del país y en particular, el voto en blanco y la abstención. Mientras tanto, hay que decir que en Cali, Medellín, Bogotá y Barranquilla triunfaron las maquinarias electoreras, el clientelismo, el voto amarrado, y el poder económico y político de los contratistas. Es decir, estamos ante el poder incontrastable del voto útil, económicamente hablando.

Para el caso de Bogotá, el triunfo inobjetable de Carlos Fernando Galán constituye una verdadera “pela” electoral y política al petrismo, al Pacto Histórico y al propio presidente de la República. Detrás de la victoria del hijo menor del inmolado líder, Luis Carlos Galán, están la élite excluyente de la capital, el ladino Germán Vargas Lleras y los sempiternos contratistas. Por supuesto que también aparece Claudia López, política cada vez más cercana, éticamente, a lo que se conoce como el uribismo.

El rechazo a Petro como persona y político está contenido en la abultada victoria de Galán, lo que deja al presidente de la República bastante débil de cara a negociar y buscar con una parte de la élite bogotana cercana a los grandes Cacaos, un urgente pacto político que permita al Pacto Histórico y al propio gobierno superar esta difícil coyuntura política.

En lo que corresponde al triunfo de Fico Gutiérrez, hay que decir que representa el resurgimiento político de Álvaro Uribe Vélez y del GEA, golpeados fuertemente, el primero por la Corte Suprema de Justicia que lo tiene en condición sub judice y el segundo por la administración de Daniel Quintero. Así entonces, con los alcaldes de Medellín y Bogotá el presidente de la República deberá sentarse a hablar con tono pausado, si de verdad está comprometido en dejar andando el proyecto progresista que inspira, pero que aún no lidera como debería hacerlo. Petro deviene ensimismado si tenemos en cuenta que no logra aún rodearse de líderes carismáticos capaces de convencer al electorado más allá de discursos grandilocuentes.

Por el contrario, si Petro plantea una relación conflictiva con estos y otros mandatarios locales y regionales, su plan de desarrollo quedará en letra muerta y la derecha lo usaría como lápida para identificar, en el 2026, la tumba del progresismo.

Los resultados en Cali dan cuenta del poder político de Vargas Lleras, político que apoyó al nuevo alcalde de la ciudad, Alejandro Eder. Estamos ante el triunfo de lo más excelso de la godarria vallecaucana y bogotana, en cabeza de Vargas Lleras, cabeza visible del partido más corrupto del país, solo seguido del Centro Democrático: Cambio Radical. Como epicentro del estallido social, la izquierda y el Pacto Histórico se equivocaron al llegar divididos a la contienda electoral y sobre todo, al apoyar al frágil, acomodaticio y confuso candidato, Danis Rentería.

De todas maneras, en la capital del Valle del Cauca solo hubo dos campañas: la de Eder y la del Chontico Ortiz, ambos representantes de la derecha y de las maquinarias políticas tradicionales. Las diferencias entre los dos corresponden a un asunto de linajes, de nada más.

El poder de Dilian Francisca Toro quedó demostrado en su regreso a la gobernación del departamento, fortín político que da cuenta de la consistencia de su estructura clientelar y la de sus maquinarias. Recordemos que la saliente gobernadora, Clara Luz Roldán, fue puesta allí por la maquinaria electoral que logró consolidar Dilian Francisca.

El caso de Barranquilla es vergonzoso y vergonzante en términos democráticos. No era necesario hacer elecciones en la capital del Atlántico, porque de antemano el país sabía que iba a triunfar este hijo del inefable clan Char, recientemente involucrado, de acuerdo con documentos oficiales del Estado mexicano, en relaciones con el cartel de Sinaloa. Las relaciones entre los Char y Petro no pasan por su mejor momento, lo que permite pensar que, de ser elegida fiscal general de la Nación, cualquiera de las mujeres que hacen parte de la terna enviada a la Corte Suprema de Justicia, Petro estaría confirmando su interés de afectar política y judicialmente a los miembros del clan Char.

Así las cosas, Petro, el petrismo y el Pacto Histórico acaban de recibir un duro golpe electoral y político, que los obliga a revisar sus procesos de formación de cuadros, mejorar las ejecutorias en las regiones, y aprender a comunicar lo que se hace bien. Petro debe aprender que un verdadero líder es aquel que forma cuadros y no aquel que se rodea de gente que aplaude y asiente como “perritos de taxi”.

Adenda: El Centro Democrático también ganó las gobernaciones de Santander y Antioquia; y la alcaldía de Bucaramanga, compartida con el movimiento Colombia Justa y Libres. 


Imagen tomada de EL ESPECTADOR

viernes, 27 de octubre de 2023

EN EL ÚLTIMO DEBATE DE NOTICIAS CARACOL, NO HUBO DEBATE

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El noticiero Caracol Noticias insiste en un formato de debate que, curiosamente, no facilita la discusión y la disputa de ideas entre los participantes. En el último debate con seis candidatos a la alcaldía de Bogotá, tanto el canal Caracol, como el propio noticiero, con sus presentadores, convirtieron el espacio televisado en un contrapunteo contra el gobierno de Gustavo Petro alrededor de las relaciones que cada uno tendría con el presidente de la República, de resultar electo este 29 de octubre como alcalde de la ciudad capital. Es decir, aprovecharon que el candidato del gobierno nacional, Gustavo Bolívar declinó la invitación que le hicieron, por no compartir una parte de la dinámica programada y porque se hizo costumbre en otros debates, hacer encerronas contra el único candidato de izquierda.

Después de hora y media, no hubo debate. Los candidatos expusieron sus ideas con una rapidez que no permite realmente contrastar su viabilidad y seriedad. Y es así, por el poco tiempo dado para cada pregunta o tema propuesto para la discusión. Preguntas de si o no, no permiten la discusión de las ideas. Hay demasiados bloques y preguntas insulsas hechas por los periodistas que parecen reclamar el protagonismo como vedettes. Insisto: hay demasiado protagonismo de parte de los tres presentadores. La audiencia quisiera escuchar a los candidatos y no a periodistas preguntando sobre asuntos personales o dejando salir sus preferencias políticas e ideológicas.

Lo que sí quedó en evidencia es el parecido de las propuestas para combatir la inseguridad de todos los aspirantes a suceder a Claudia López: más policías, drones, cámaras de reconocimiento facial y cárcel para los ladrones. El candidato Molano, a lo Bukele, insiste en que construirá una mega cárcel para meter en esta a todos los ladrones. Olvida el exministro de Defensa de Duque que en el fondo hay un problema de política criminal y jurídico que no se soluciona con la construcción de la cárcel. El general retirado, Juan Vargas, promete acabar con el Tren de Aragua, estructura criminal, manejada por venezolanos. El candidato Rodrigo Lara, a lo Uribe, prometió perseguirlos y meterlos a la cárcel.

Al final, en el último tramo del fallido “debate”, los periodistas-protagonistas confrontaron a los candidatos con temas y asuntos en los que ellos, en el pasado, fueron protagonistas. El fin último era que asumieran responsabilidades políticas. Por ejemplo, al candidato Juan Daniel Oviedo (uribista y el candidato de Claudia López) le enrostraron una opinión positiva que él expresó en la Tele Letal en 2019 a favor del inefable ministro de Hacienda, del gobierno del presidente-títere, Iván Duque Márquez, el mal recordado Alberto Carrasquilla. La pregunta, a todas luces tendenciosa, buscaba confrontar el criterio de Oviedo, por haber expresado una opinión favorable de Carrasquilla al que llamó “crack” de la política fiscal, cuando fue el gran responsable del estallido social de 2021. Oviedo le corrigió a la periodista, pues el programa de la Tele Letal fue dos antes del paro nacional.

Para el caso de Molano, este fue confrontado con el caso de la masacre de civiles del Remanso, de la que el hoy candidato Molano no se arrepiente y mucho menos asume responsabilidad política alguna, por haber autorizado y legitimado la acción militar que terminó en el asesinato de civiles por parte de miembros del Ejército nacional.

Insisto en que hay demasiado protagonismo de los colegas periodistas. Mejor sería pensar en un formato en el que cada candidato explicara, en 5 minutos, su plan de gobierno. Y luego, darle tres minutos para que lo dicho sea confrontado, con argumentos, por los demás aspirantes. Es mejor invitar a expertos para que confronten lo propuesto por los candidatos. De esa manera, se les restaría protagonismo a estos periodistas-vedettes que todo el tiempo se quieren robar el show.



Imagen tomada de Facebook. 

jueves, 19 de octubre de 2023

¿CANDIDATURAS INDEPENDIENTES O ESTRATEGIAS DE ENGAÑO?

 

Por Germán Ayala Osorio

 

A pocos días de las elecciones regionales, aparecen en la escena electoral varios candidatos a alcaldías de ciudades como Bogotá, Cali y Medellín, cuyas candidaturas están soportadas en “movimientos ciudadanos” con los que, de manera engañosa, pretenden hacerle creer a propios y extraños que sus aspiraciones están alejadas de los desacreditados partidos tradicionales. Adicionalmente, se presentan como “independientes” de las sempiternas maquinarias electorales y políticas y de los intereses siempre mezquinos de los grandes contratistas del Estado. Con esas prácticas sinuosas, esos movimientos ciudadanos y la democracia se vuelven como el papel, esto es, fácilmente deleznable.

Miremos varios ejemplos. En Cali, el candidato de la derecha, Alejandro Eder, inscribió su candidatura bajo el Movimiento Revivamos Cali. En la campaña de 2019, el nombre de su pasajera microempresa electoral se llamó Compromiso Ciudadano por Cali. De manera ladina, Eder pretende ocultar que lo acompañan los partidos Cambio Radical, de Vargas Lleras, una de las colectividades con más señalamientos por actos de corrupción cometidos por políticos apoyados por esa empresa electoral e incluso, por sus militantes y dirigentes. Varios de ellos condenados por homicidio y delitos contra la administración pública. De la U y del partido Conservador también lo están apoyando. 

Aunque lo negó en un reciente debate, en los mentideros políticos se dice que cuenta con el respaldo de varios políticos del Centro Democrático, partido desprestigiado por cuenta de la sistemática pérdida del teflón mediático de su propietario, el expresidiario y expresidente, Álvaro Uribe Vélez.

En la Capital del Cielo, el contrincante político de Eder, Roberto Ortiz, también aplicó la misma fórmula. Su movimiento se llama Firme con Cali. Al igual que Eder, el populista de derecha, reconocido en la ciudad por el juego del chance llamado El Chontico, le oculta a los votantes qué estructuras políticas y clientelares lo apoyan en su aspiración, la tercera, de convertirse en alcalde de la capital del Valle del Cauca.  A Ortiz lo respalda el partido Liberal y la U, de Dilián Francisca Toro.

Otro político que también hizo lo mismo que Eder y Ortiz en Cali, pero en Medellín, es Federico Gutiérrez, quien presentó su nombre a los paisas bajo su movimiento ciudadano, Creemos. Todos saben en Antioquia y en Medellín, que “Fico” es el ungido, nuevamente, de Uribe Vélez, quien insiste en seguir siendo un gran elector a pesar de que su figura se asocia a la corrupción y a la violencia política institucionalizada. Hay que recordar que el expresidente está imputado por los graves delitos de fraude procesal y manipulación de testigos, más centenares de investigaciones en Fiscalía, Corte Suprema de Justicia y Comisión de Acusaciones (Absoluciones) de la Cámara de Representantes.

Y en Bogotá, otro candidato que insiste en presentarse como “independiente” es Carlos Fernando Galán, hijo del inmolado político, Luis Carlos Galán Sarmiento. Su candidatura la inscribió bajo el emblemático partido Nuevo Liberalismo. Claramente, Galán quiere, tardíamente, recuperar el buen nombre de esa colectividad, asociado, por supuesto, a la imagen positiva que dejó su padre. Galán hijo, empezó su carrera política en Cambio Radical, el mismo en el que estuvieron el criminal Kiko Gómez y la controvertida política, Oneida Pinto. Incluso, Galán llegó a ser presidente de esa malograda colectividad política (2011-2012). Detrás de Carlos Fernando Galán están los amigos del “vendedor de buses”, Enrique Peñalosa y los contratistas de siempre.

Así las cosas, todos los movimientos ciudadanos por firmas no son otra cosa que una fachada y la estratagema política-electoral de quienes creen posible engañar a los votantes, presentándose como independientes, cuando los acompañan los vicios y las prácticas politiqueras que convirtieron la democracia colombiana en una formalidad.

Como régimen de poder, la democracia se ha servido de los partidos políticos no solo para mantener altos niveles de legitimidad, sino para darle a la competencia electoral un carácter institucional y formal, en aras de consolidar la idea de que esas asociaciones trabajan para el bien del colectivo.

Es claro que hoy en el mundo los partidos políticos tradicionales devienen en una profunda crisis identitaria, asociada al debilitamiento de sus ideas y programas. Las dificultades que enfrentan estas organizaciones políticas deben conectarse de manera directa y clara con la “evolución” de las sociedades, cuyos miembros deambulan entre llevar sus vidas ancoradas con rigor a lo que se conoce como el individualismo posesivo y/o insistir en la defensa de lo público, esto es, lo que nos interesa y conviene a todos. Al final, a los movimientos de Eder, Ortiz, Gutiérrez y Galán, llegan ciudadanos imbuidos en el individualismo posesivo y por supuesto, en la consecución de un puesto, una beca, un contrato.

El péndulo parece quedarse del lado de la primera circunstancia, lo que explica aún más el debilitamiento de los partidos y el surgimiento de microempresas electorales o sectas-partidos, guiadas por líderes-pastores, como sucede con el Centro Democrático, Cambio Radical y la U, entre otros tantos, que fungen más como mesías e iluminados, que como dirigentes políticos defensores coherentes de una particular ideología partidista y preocupados por el futuro de las grandes mayorías.  Se trata de liderazgos ancorados a hombres megalómanos que en lugar de formar cuadros para que los sucedan en un inmediato futuro, insisten en que son los únicos capaces de gobernar, pero, sobre todo, los únicos a los que se les pueden ocurrir las ideas de cambio que se necesitan para reorientar la vida económica, social y política del país.

Hay que decir que las crisis de los partidos políticos  no es un asunto exclusivo de la restringida democracia colombiana, aunque es posible que la sostenida crisis de los partidos tradicionales, e incluso, su eventual desaparición como estructuras legítimas y centros de pensamiento,  se note más y tenga mayores efectos en un país como Colombia en el que lo que más desprecian los operarios políticos es aquello de fortalecer y respetar la institucionalidad, aunque en precisos y convenientes momentos, salen a defenderla.


Imagen tomada de EL TIEMPO


miércoles, 27 de septiembre de 2023

LA DERECHA CLASISTA Y PATRIARCAL DE ALEJANDRO EDER, CONTRA LA DERECHA SIN LINAJE DE ROBERTO ORTIZ

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Con la obligada y cantada adhesión de Diana Rojas a la campaña de Alejandro Eder se consolida el movimiento Todos Contra el Chontico (TCH). Es decir, la derecha clasista y “dediparada” que confluyen en la figura de Eder y los agentes económicos y sociales que lo acompañan, confrontando a la derecha “ordinaria” y sin abolengo, representada por Roberto Ortiz.  

Lo curioso de todo es que a ambas campañas llegaron fichas del Centro Democrático, de Cambio Radical, de la U, Conservadores y Liberales, es decir, todo lo que ha estado mal en el ejercicio de lo público en los ámbitos local, regional y nacional. Así las cosas, las múltiples crisis que agobian a los caleños no serán afrontadas con el rigor que se necesita, porque tanto como Eder, como Roberto Ortiz, representan la política tradicional y el continuismo que, en sus campañas, ambos rechazaron.

El poder de los contratistas, que de tiempo atrás vienen aportando a la crisis de liderazgo de la ciudad, terminó por confirmar lo que es un secreto a voces en Cali: hacerse con la Alcaldía de Cali no supone un logro político, sino económico, lo que traduce en que gobernar a la capital del Valle supone una inversión millonaria que debe ser devuelta a los mecenas y contratistas que más plata pongan a las campañas de Eder y Ortiz.

En cuanto a la decisión tomada por Rojas, esta se puede calificar como vergonzosa, pues ella soportó su campaña en un discurso anticorrupción, para terminar aliada a la campaña en la que están dos colectividades que arrastran representaciones sociales negativas por estar asociadas a la sempiterna corrupción público-privada: Cambio Radical y el Centro Democrático (el uribismo). Al final, Diana Rojas se doblegó ante el poder patriarcal y el machismo imperante en la élite caleña y vallecaucana.

Sea que triunfe Ortiz o Eder, lo cierto es que los problemas de la ciudad se ahondarán o entrarán en un “estado de reposo”, hasta la próxima elección. Ni la derecha clasista y patriarcal de Eder y la derecha sin linaje de Ortiz, solucionarán las graves crisis que afrontan los caleños. Y es así, porque los mezquinos intereses económicos y la captura mafiosa del Estado local están por encima de la política, entendida esta como el arte de servir al público.

Adenda: la izquierda y el progresismo en la ciudad de Cali brillan por su incapacidad para presentarle a los caleños una opción de poder convincente. 


Imagen tomada de la red X

jueves, 21 de septiembre de 2023

LA ALCALDÍA DE CALI QUEDARÍA EN MANOS DE LA DERECHA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En la lucha por hacerse con la alcaldía de Cali, todos los candidatos que aparecen en las encuestas con mayor aceptación militan en la vieja derecha: Roberto Ortiz, Alejandro Eder, Diana Rojas y Miyerlandy Torres. La izquierda, como espectro ideológico y político se desdibuja con la candidatura de Danis Rentería, un candidato de derecha, sin mayor poder en términos de maquinaria electoral.

Ortiz, más conocido como “el chontico”, encubre su candidatura con el manto del populismo de derecha, muy propio del uribismo. Una clase de populismo asistencialista que no es garantía de cumplimiento pleno de derechos. A la candidatura de Ortiz aterrizaron políticos liberales, partido de la U, Cambio Radical, conservadores, del Mira, del uribismo, esto es, la clase política tradicional que dicen aborrecer sus contrincantes, Eder, Rojas y Torres.

Con Eder está gran parte del empresariado, sin que les disguste del todo la candidatura de Ortiz. Los contratistas ganan con Eder, Ortiz, Torres y Rojas. Por el lado de la campaña de Diana Rojas, su jefe político, Maurice Armitage, exalcalde de la ciudad, le quitó el respaldo y le pidió, a través de la red X, que se hiciera a un lado, pues el empresario azucarero ya se fue a las toldas de Eder. Un irrespeto propio de la sociedad goda y patriarcal que se resiste a cambiar.

Aunque Diana Rojas insiste en que puede luchar contra las maquinarias de Ortiz y Eder, la verdad es que su posición, digna por demás, solo servirá para extender en el tiempo la agonía de su aspiración de llegar a la Alcaldía de Cali. El cuentico de buscar un mecanismo (una encuesta) para dirimir si Eder o ella abandonan su aspiración para adherir al proceso de “todos contra el Chontico”, deviene con un tufillo de clase, porque en términos ideológicos y políticos todas las campañas defienden lo mismo: el modelo neoliberal, el desprecio por la variable ambiental, esto es, insistir en un modelo de desarrollo económico que se mueve bajo la lógica de la Sostenibilidad Asistémica Funcional. Entre tanto, la candidatura comodín de Torres esperará hasta último momento para decidir si se va con el Chontico o con Eder. Lo más probable es que termine en las toldas de Ortiz.

En las próximas horas o quizás días, sabremos de adhesiones y renuncias. Lo cierto es que la izquierda, en la ciudad que fue epicentro del estallido social, se desdibujó en buena medida por el repudio generalizado que hay en la ciudad contra el gobierno saliente de Jorge Iván Ospina, a quien muchos asocian, erróneamente, con la izquierda y la sempiterna corrupción. Huelga recordar que a la campaña de Ospina llegaron los de la U, del uribismo y del Partido Verde. Y los contratistas de siempre. De izquierda, su padre Iván Marino Ospina. Cualquiera sea el resultado electoral del 29 de octubre, lo cierto es que poco o nada cambiará en la ciudad. Por todo lo anterior, votaré en blanco.


Imagen tomada de EL PAÍS. 


domingo, 10 de septiembre de 2023

ELECCIONES REGIONALES: DOS NARRATIVAS, DOS PAÍSES DISTINTOS

 

Por Germán Ayala Osorio

A menos de dos meses de las elecciones regionales, la opinión pública gravita en torno a dos narrativas políticas que dan cuenta de dos bandos perfectamente diferenciados y enfrentados. De un lado aparece el gobierno de Gustavo Petro y del otro, el uribismo, sector de poder que intenta deslegitimar a la actual administración.

La narrativa gubernamental apunta a consolidar el imaginario colectivo que asocia al uribismo con actos de corrupción. Esa circunstancia tendría que hacer posible que los votantes castiguen a ese sector de poder, y en particular a la secta-partido, el Centro Democrático, microempresa electoral que arrastra la ya desgastada imagen del expresidente y expresidiario, Álvaro Uribe Vélez.

Con su lucha contra la corrupción, el presidente Petro y su equipo apelan al espejo retrovisor para exponer las prácticas corruptas que se naturalizaron durante el nefasto gobierno de Iván Duque Márquez. Los recientes hechos de corrupción al interior de Ecopetrol son apenas la punta del iceberg de lo que ocurrió durante ese cuatrienio en el que el ethos mafioso se consolidó y se volvió paisaje. Se suma a la millonaria corruptela dentro de la estatal petrolera, la captura de la Dirección Nacional de Protección (DNP) por parte de redes de narcotraficantes y por supuesto, los manejos irregulares de los bienes incautados a las mafias que se destaparon dentro de la SAE (Sociedad de Activos Especiales), entregados a políticos a los que les pagaron favores electorales, con la administraron y aprovechamiento económico de tierras, hoteles y fincas.  

Entre tanto, la narrativa uribista apela al tema de la inseguridad ciudadana y a los problemas de orden público para deslegitimar al actual gobierno. Los atracos cotidianos en Bogotá, Medellín, Barranquilla y Cali que se transmiten en las redes sociales y los medios masivos anti-Petro, aportan a la generación de miedo e incertidumbre en amplias capas de la sociedad, sentimientos estos que pretenden contrarrestar insistiendo en el regreso de la seguridad democrática.

La idea de los uribistas es meter miedo para vender seguridad y para ello cuentan con los medios masivos afectos al “viejo” régimen para señalar que el actual gobierno nacional le entregó el país al terrorismo y a la delincuencia común y organizada.

Se trata de dos estrategias distintas que están ancladas al mismo número de visiones de país que se enfrentan: mientras que el gobierno insiste en luchar contra la corrupción y evitar el desangre de las finanzas públicas, al uribismo, sector de poder altamente comprometido con ethos mafioso que alimenta las prácticas corruptas, solo le interesa generar desazón y miedo en el electorado, afectado tempranamente por la idea de que el “país va mal”, cuando, de acuerdo con expertos economistas, el presidente Petro viene respetando la regla fiscal y actuando de acuerdo con la doctrina económica del FMI y el BM.

Veremos, entonces, a candidatos a gobernaciones y alcaldías enfocados en el tema de la inseguridad ciudadana. Muy seguramente, estos harán parte del uribismo, así nieguen su cercanía con el expresidente Uribe Vélez. Como también veremos a otros aspirantes interesados en dar cuenta de los logros del actual gobierno, empañados por la propaganda negra y gris de los medios masivos.




Imagen tomada de Caracol radio

sábado, 9 de septiembre de 2023

EL 29 DE OCTUBRE SE PONE EN JUEGO EL PROYECTO POLÍTICO DE PETRO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Los resultados electorales del 29 de octubre darán vida a una coyuntura política que afectará, para bien o para mal, los años que le quedan a Gustavo Petro en la presidencia de la República. Si la derecha mantiene alcaldías y gobernaciones, y si extiende su dominio a otras jurisdicciones, la gobernabilidad del jefe del Estado sufrirá bastante por los embates propios de ese sector ideológico que le está apostando a que la vaya mal al gobierno, para en el 2026 enfilar baterías para recuperar el control del Estado, e impulsar las contrarreformas que hagan posible echar para atrás lo decidido por el presidente Petro en materia de tierras, controles socio ambientales y reforma agraria.

Cuando llegue ese momento, veremos a la derecha haciendo lo que en su momento el liberal Ernesto Samper Pizano quiso hacer cuando asumió la jefatura del Estado (1994-1998): reversar las medidas adoptadas por su antecesor, el neoliberal César Gaviria Trujillo (1990-1994). Al percatarse el establecimiento de las intenciones de Samper, de inmediato los sectores más conservadores y neoliberales convirtieron el Proceso 8.000 en el mejor proyecto político anti-reformas.

No se puede negar que el “viejo” establecimiento está incómodo con Petro por los proyectos de reforma a la salud, pensional y laboral y por supuesto, por la apuesta medio ambiental del gobierno actual de proteger las selvas, en particular la amazonia y claro, por su aún incipiente reforma agraria. Pero la molestia y los resquemores hacia el presidente de la República pasan por la animadversión que les produce su pasado revolucionario, pero sobre todo porque la estrategia de develar el ethos mafioso que ha guiado a los sectores de poder económico y político le viene funcionando al presidente Petro, quien funge como un faro moral y civilizatorio que irrita a esas castas políticas y financieras que hasta el 7 de agosto de 2022 hicieron con el Estado lo que se les vino en gana.

Quienes no comparten esta lectura, dirán que no es posible que Petro se convierta en un faro moral por los hechos jurídico-políticos en los que está involucrado su hijo Nicolás Petro y su antigua jefa de gabinete, Laura Sarabia. Hasta el momento lo único claro de estos dos escándalos es que la derecha los intentó convertir en un Proceso 8.000, pero no les alcanzó. Sobrevino luego el tema de la salud mental y física del presidente, con el objetivo de convertir a Petro en un Abdalá Bucaram, para intentar sacarlo de la Casa de Nariño. Tampoco les funcionó la estrategia, a pesar de la ayuda del hermano de Petro, convertido en un bocón y pantallero con aquel asunto del síndrome de asperger.

Hay claras muestras de que esa apuesta moralizante le está funcionando a Petro muy bien: su enfrentamiento personal e institucional con Francisco Barbosa le permitió develar, con la ayuda de periodistas independientes y corajudos como Gonzalo Guillén y Julián Martínez, entre otros más, que la Fiscalía está permeada por el Clan del Golfo. El tiempo- no el periódico- le dio la razón al presidente Petro: en la corrupción público-privada en la construcción de la Ruta del Sol II estaba involucrado el Grupo Aval de Sarmiento Angulo. Luego vinieron los aberrantes casos de descomposición moral e institucional en la SAE y en la UNP; y el robo de Petróleo al interior de Ecopetrol; y recientemente, la caída de Arturo Char le vuelven a dar la razón al presidente de la República y a quienes lo acompañan en su labor moralizante.

En términos políticos, la derecha viene usando la inseguridad en ciudades capitales y los problemas de orden público en los temas de campaña, para insistir en la idea de que el país va mal, porque lo de la paz total está mal planteada. Por supuesto que a la derecha le conviene que fracasen los procesos de diálogo y paz que caminan tanto en Buenaventura, como en el resto del país con las anacrónicas organizaciones guerrilleras que insisten en un conflicto armado que hace rato perdió el carácter revolucionario, en lo social, político y económico, para convertirse en un cuadro anómico de múltiples violencias.

Ahora bien, en un caso hipotético en el que el Pacto Histórico y en particular la Colombia Humana arrasen con alcaldías y gobernaciones el proyecto modernizante de Petro tendrá mayores posibilidades de éxito. De suceder lo contrario, el primer gobierno nacional de izquierda será duramente juzgado por sus propios errores, magnificados por las empresas mediáticas que día a día hacen sus aportes para que el Golpe Blando sea una realidad, o por lo menos, sirva para mantener distraído al presidente pensando en que se hará realidad.

 



Imagen tomada del CNE.

jueves, 31 de agosto de 2023

INSEGURIDAD Y LAS SIMPLISTAS PROPUESTAS DE LOS CANDIDATOS

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La inseguridad en las calles es el tema recurrente en esta campaña electoral. Los candidatos a gobernar las principales ciudades del país se ven compelidos a proponer lo mismo de siempre: aumento del pie de fuerza (más policías) y vigilancia con drones y helicópteros para confrontar, al mismo tiempo, a los ladrones callejeros, bandas criminales del microtráfico, organizaciones sicariales al servicio de varios sectores societales, pandillas en barriadas y la presencia de milicianos de las disidencias farianas y del ELN, así como células paramilitares.

Ciudades como Bogotá, Cali, Medellín, Cartagena y Barranquilla afrontan graves problemas de seguridad porque en sus territorios confluyen los fenómenos delincuenciales arriba señalados.

Por la complejidad de la problemática, hay que decir que los candidatos a las alcaldías más importantes del país caen en una mirada simplista de los fenómenos asociados a la inseguridad. Ya varios de estos hablan de crear unidades especiales de policía, con vehículos de control remoto de drones. Solo les falta proponer la llegada de policías tipo Robocot para enfrentar la desesperante delincuencia callejera.

Desde un enfoque sistémico, los escenarios delincuenciales que se presentan en las 5 ciudades principales de Colombia guardan estrecha relación con el modelo económico, el naturalizado ethos mafioso; el comportamiento errático de la élite gobernante; el débil aparato productivo, la ausencia de una política criminal seria; una crisis civilizatoria que debe conectarse con asuntos como la pobreza, la discriminación, exclusión, pero también con motivaciones propias de masculinidades que emergen bajo marcos inmorales que a su vez brotan del mal ejemplo que exhiben la “gente de bien”.

Los raponazos en calles y buses requieren de castigos aleccionantes que se muevan bajo la relación Garrote-Zanahoria. Es urgente un ajuste en el código penal, asunto que los candidatos a las alcaldías no proponen al legislativo nacional, para que las penas por estos “delitos menores” realmente persuadan al delincuente. De manera concomitante, hay que reformar el INPEC y la AUSPEC. En particular, el INPEC, convertido en una entidad corrupta y deshumanizante a juzgar por las condiciones en las que sobreviven los condenados e imputados por diversos delitos.  

Hay un asunto sobre el que guardan sospechoso silencio todos y todas las y los candidatos a ocupar las principales alcaldías: la corrupción público-privada que permite la fácil circulación de armas (traumáticas y de fuego). De igual manera, los centros de construcción de changones (armas hechizas) con las que se cometen hurtos y asesinatos. Para dar un ejemplo, en la capital del Valle del Cauca las armas se venden como si se tratara de un mercado persa. Es tiempo de hablar sin ambages y empezar a desmantelar las redes, legales e ilegales, que hacen posible la circulación libre de armas. Piden y piden más pie de fuerza, pero poco se atienden los problemas en el reclutamiento de policías, muchos de los cuales entran a la institución para asociarse con bandas criminales.

Si todos los fenómenos delincuenciales que confluyen la capital del Valle del Cauca y en otras capitales de departamentos tienen como común denominador la compra y venta de armas de fuego y traumáticas, entonces hay que atacar el problema develando las finas relaciones que de tiempo están establecidas entre agentes estatales y privados. Incluso, la fabricación de armas por parte de INDUMIL debe entrar a revisión y control. En Cali se habla del fenómeno de “alquiler de armas oficiales” para cometer todo tipo de delitos. ¿Entonces?

Otro asunto que se suma al complejo panorama delincuencial tiene que ver con el control de las migraciones. Hay que proponer acciones propias de la inteligencia militar y policial, junto con otras entidades, para tener un control efectivo del tipo de gente que flota en la ciudad y la que busca asentarse de manera temporal o definitiva. En definitiva, señores candidatos, vayan un poco más allá y arriésguense a combatir el problema de la inseguridad con un enfoque sistémico.

 

Imagen tomada de Semana.com

INVAMER Y CARACOL NOTICIAS EN “LA ESPIRAL DEL SILENCIO”

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La encuestadora Invamer acaba de entregar al diario El Espectador, la cadena Blu Radio y el Noticiero Noticias Caracol la encuesta sobre la intención de voto de colombianos que residen en Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla y Bucaramanga; y que estarían dispuestos a votar en las venideras elecciones para escoger los nuevos alcaldes de estas cinco ciudades en las que se aplicó el instrumento.

Con los resultados de la reciente encuesta de Invamer, el noticiero privado, Noticias Caracol, activa varias circunstancias centrales de la teoría propuesta por Elisabeth NoelleNeumann, llamada La Espiral del Silencio: entre otras, la psicología electoral individual y la repetición de una tendencia u opinión aparentemente mayoritaria.

Al momento en el que aparecen punteando en las encuestas candidatos afines a los intereses corporativos del canal Caracol, su órgano de difusión empuja a sus audiencias a pensar en que es importante montarse en el bus ganador de manera temprana, quizás para evitar más adelante señalamientos sociales de sectores de la opinión que acompañan al candidato presentado prematuramente como ganador, en la medida en que cualquier opinión contraria a la tendencia propuesta por la encuestadora, termine por generar miedo al rechazo en quienes tienen en mente otro candidato, quizás el que ocupó la segunda casilla o lugares más alejados.

Para el caso de Bogotá, es claro que la encuestadora Invamer y Noticias Caracol le están apostando a un triunfo de Carlos Fernando Galán(26,6%), candidato que puntea en la encuesta y camina de la mano de los intereses de los sempiternos contratistas y de Germán Vargas Lleras. Y no se descarta que el propio Galán reciba, bajo cuerda, el apoyo del Centro Democrático. La apuesta de la empresa demoscópica y del noticiero privado es evitar, a toca costa, que Gustavo Bolívar (20,3%) alcance la segunda vuelta y por supuesto, que llegue al Palacio Liévano.

Al momento de “analizar” los resultados, el director del noticiero, Juan Roberto Vargas y su colega María Alejandra Villamizar evitaron relacionar la campaña de Galán con Vargas Lleras y Cambio Radical, movimiento político sobre el que giran negativas representaciones sociales por los numerosos y sistemáticos casos de corrupción de políticos miembros de esa colectividad; por el contrario, la de Bolívar, de inmediato se conectó con el Pacto Histórico y con el presidente de la República, Gustavo Petro, circunstancia con la que los presentadores buscan atacar la tendencia por ellos mismos reconocida, que señala que en la capital se vota a la izquierda. Al final, Caracol y sus periodistas quieren convertir la jornada electoral del 29 de octubre en un plebiscito contra Petro.

Sobre los candidatos que, según la encuesta, no pasarían a segunda vuelta en Bogotá (mecanismo que estrenará en estas elecciones), los periodistas identificaron a Juan Daniel Oviedo (16,8%), Diego Molano (7,5%) y a Jorge Luis Vargas (6%) como fichas del expresidente (ex-títere) Iván Duque; en particular, Molano y Vargas son de magra recordación entre los caleños por el absurdo y violento manejo que le dieron a la ciudad epicentro del estallido social de 2021.

En el escenario de la segunda vuelta, la encuesta pone como ganador absoluto a Galán, derrotando tanto a Bolívar como al tercero en la intención de voto, Juan Daniel Oviedo. Con esta tempranera encuesta, se les está mandando un mensaje claro a los candidatos de la derecha que obtienen bajos porcentajes, para que vayan pensando en volcar sus apoyos hacia Carlos Fernando Galán.

Para el caso de Cali, Villamizar y Vargas nombraron a Cambio Radical como uno de los partidos que apoya al candidato Alejandro Eder(15,8%), quien en la misma encuesta aparece en un lejano segundo lugar, distante de su contendor, el populista-asistencialista, Roberto Ortiz (43,8%), en cuya candidatura confluyen intereses de diversos sectores tradicionales de poder, incluido el propio uribismo; incluso, se dice que el saliente alcalde, Jorge Iván Ospina estaría acompañándolo. Huelga recordar que para la campaña de 2019, Ortiz recibió el apoyo del uribismo, al igual que el actual mandatario local.

Si bien en la candidatura de Eder confluyen los intereses del empresariado, entre ellos, los del también exalcalde, Maurice Armitage, lo cierto es que hay sectores de la élite caleña que no le perdonan a Alejandro Eder haber hecho parte del gobierno del presidente Juan Manuel Santos, en particular, como miembro de la delegación que firmó el acuerdo de paz entre el Estado y las entonces Farc-Ep.

Para el caso de Barranquilla, los periodistas de Noticias Caracol evitaron a toda costa hablar de las investigaciones y señalamientos que recaen sobre el candidato Alejandro Char (86,2%), quien, de acuerdo con la misma encuesta, arrasaría este 29 de octubre. Al mostrar e insistir en que el triunfo de Char es indiscutible, solo les quedó para decir que el clan Char constituye una “empresa electoral” eficaz.

En lo que toca al caso de Medellín, la encuesta de Invamer pone de ganador a Fico Gutiérrez (63,3%), candidato del uribismo. Hay que decir que manera tendenciosa, el periodista y el propio gerente de la firma Invamer se atrevieron a conectar el porcentaje de desaprobación del actual alcalde, Daniel Quintero, del 61%, con el que le daría un triunfo a Gutiérrez.

De esa manera, el señalado Noticiero sin proponérselo activa varios elementos que hacen parte de la teoría La Espiral del Silencio, y tempranamente le apunta a imponerle a su cautiva audiencia la narrativa que va acorde con sus intereses corporativos. Así, Noticias Caracol le apunta a generar una opinión pública acrítica, pero susceptible de caer en factores propios de la psicología electoral, como “voy a votar por el que va ganando en las encuestas”.

En una sociedad mal informada como la colombiana, con una opinión pública que cree aún en lo que dicen los medios tradicionales, el riesgo de caer en la “sondeocracia” es enorme. Hay que votar a conciencia, examinando con criterio la vida pública y privada de todos los candidatos.



Imagen tomada de Semana.com 

CIRO RAMÍREZ Y PIERRE GARCÍA SE CONOCIERON EN LA PICOTA

    Por Germán Ayala Osorio   Sorprendió a propios y extraños, pero no pasó desapercibida la confesión del excongresista uribista, Cir...