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viernes, 5 de julio de 2024

VARGAS LLERAS EN MODO CONSTITUYENTE: ¿QUÉ ESTARÁ TRAMANDO?

 

Por Germán Ayala Osorio

Con el nombramiento de Juan Fernando Cristo como el nuevo ministro del Interior, Gustavo Petro se acerca a la derecha y por esa vía, al viejo establecimiento, al tiempo que deja atrás la amenaza de "aventarles al pueblo", al que el presidente de la República llama el poder constituyente. 

Después de que Cristo le dijera al país que buscará una acuerdo nacional con miras a convocar a una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) o una constituyente, el ladino ex vicepresidente, Germán Vargas Lleras anuncia su apoyo a esa iniciativa. Esto dijo a El Espectador el jefe único de Cambio Radical, uno de los partidos políticos con más congresistas condenados por corrupción: "Con acuerdo político, una iniciativa de estas puede tramitarse mediante un mensaje de urgencia en pocos días en las comisiones constitucionales e ir simultáneamente a la aprobación de las dos cámaras. En poco tiempo la Corte Constitucional podría dar su veredicto y en poco tiempo el Gobierno podría consultarle a los colombianos si quiere que se convoque a una Asamblea Constituyente”.

Es más, el ya otoñal delfín considera que no se debe aplazar dos años el llamado a esa ANC,  y que debe hacerse ahora, antes de que termine el periodo presidencial. ¿Qué estará tramando Vargas Lleras? Ese apoyo hace pensar en que el curtido político le quiere "coger la caña" a Petro por varias razones, a saber: la primera, porque el político conservador (godo) quiere aprovechar el escenario para reencaucharse y pescar en semejante río revuelto. Él sabe que su figura no agrada y que por el contrario, genera rechazo en amplios sectores de la opinión pública. Es consciente de su nulo carisma, fruto de su mal carácter, clasismo y arrogancia. A pesar de lo anterior, y ya metido en el escenario político-electoral, Vargas Lleras aspirará a que los sectores más anacrónicos del régimen político lo escojan como el líder capaz de llevar a la constituyente los cambios constitucionales que la godarria ha reclamado de tiempo atrás, por considerar la carta política demasiado "liberal". 

La segunda razón por la que Vargas Lleras apoya denodadamente un acuerdo nacional que exprese y termine en la convocatoria a una ANC podría estar fundada en su interés de representar los intereses de la derecha que está cansada del expresidente y expresidiario, Álvaro Uribe Vélez por sus líos judiciales y porque son conscientes del daño moral, ético-político y electoral que esa figura produjo en el país político. Reconocen que el principal efecto negativo que dejaron años de uribismo es que Petro llegara a la presidencia en el 2022. Aunque la figura de Vargas Lleras genera rechazo porque arrastra fama de politiquero, no exhibe los problemas judiciales que agobian a Uribe Vélez. Tomar distancia de Uribe y mostrarse conscientes de que el país necesita los cambios que sugiere y busca el progresismo puede entregarles réditos electorales en el 2026. Eso sí, con una salvedad: no todos esos cambios y ajustes se harán como Petro lo sugiere y exige, lo que se traducirá en que habría un engaño a lo que se logre pactar dentro de ese gran acuerdo nacional al que se llegue.  Ese es un riesgo latente y los progresistas deben saberlo. 

A lo anterior se suma el especie de "mea culpa" que hizo recién el líder de la Seguridad Democrática y responsable político de los falsos positivos. Ese reconocimiento lo hacen de manera sigilosa a través de piezas publicitarias: "Lo primero que está haciendo el Centro Democrático es reconocer los errores que permitieron la llegada de Gustavo Petro a la Presidencia”, se lee en una pieza publicitaria que la casa política divulga en sus redes sociales. La colectividad estima que, antes de proponer a los colombianos acuerdos del viejo orden de la política, tiene “el desafío de identificar ajustes del viejo orden de la política..."

Si se hila delgado, a la vieja derecha los une que la llegada de Petro a la Casa de Nariño obedece a errores cometidos en el ejercicio de la política. Ese reconocimiento no supone necesariamente aceptar los ajustes al modelo económico y político que persigue el progresismo y la izquierda. Así las cosas, el interés de Vargas Lleras y de cualquier figura que del uribismo salga a apoyar el tal acuerdo nacional y la ANC no estarían fundados en ajustar la Carta Política para asegurar la reforma agraria o garantizar que la salud y la educación sean garantizados como derechos colectivos. 

Un llamado a una Asamblea Nacional Constituyente, con los niveles de mezquindad y avaricia de la clase política y dirigente del país bien puede resultar un salto al vacío. Así se acuerde que será acotada en los temas a discutir, siempre habrá la posibilidad de que unos o varios constituyentes terminen torciéndose, siguiendo instrucciones de los mecenas que les financiaron sus campañas para llegar a ese escenario. 



Imagen tomada de Yahoo finanzas.

domingo, 21 de abril de 2024

MARCHAS DEL 21 A Y EL LUGAR DEL CENTRO POLÍTICO

 

Por Germán Ayala Osorio

Con las marchas adelantadas por la oposición en contra del gobierno progresista de Gustavo Petro, algunos comentaristas se preguntaron por cuál sería o debería de ser la reacción de quienes se ubican en el medroso centro político. Para infortunio de quienes insisten en ubicarse en esa instancia política e ideológica, figuras públicas como Sergio Fajardo, auto proclamadas como de centro, informaron que participarían de las marchas del 21 de abril, gritando a voz en cuello, “fuera Petro”, “abajo la dictadura” y en defensa de los agentes privados que dominan las pensiones y la salud en Colombia.

Por supuesto que Fajardo no podría ubicarse como alternativa política a las polarizantes sectores de la izquierda y la derecha. El ex gobernador de Antioquia es y será siempre de derecha, así algunos medios masivos, líderes de opinión y el propio profesor insistan en ubicarlo en el espectral sector político.

En un país históricamente dominado por una derecha mafiosa y criminal la respuesta natural a esos procesos ignominiosos que lideraron sus más connotados miembros que terminaron en la captura del Estado, sobrevino de una izquierda mal representada por unas guerrillas que jamás entendieron qué era eso de hacer la “revolución” y mucho menos de ser y comportarse como revolucionarios.

Mientras la derecha se consolidaba como única opción de poder, la izquierda, originalmente fragmentada por el dilema de apoyar o no la lucha armada liderada por los grupos subversivos levantados en armas en los años 60, apenas si lograba ganar un lugar en una sociedad derechizada, goda y poco leída gracias a la manipulación de los hechos por parte de la gran prensa del establecimiento.

La presencia otoñal de esas guerrillas jamás puso en riesgo la hegemonía de esa derecha, pero le sirvió a la élite dominante recrear la narrativa de un riesgo inminente de que llegara al país el “comunismo” en sus versiones modernas: el castrochavismo o ahora, el petrismo. De allí, entonces, que dispusieron llevar a la Casa de Nariño al más cruel y despiadado político que sirviera a sus propósitos económicos y políticos, ajustados a las tesis del neoliberalismo: Álvaro Uribe Vélez.

Bajo esas circunstancias, el centro político jamás sirvió como alternativa al enfrentamiento ideológico en el que ha vivido Colombia en los últimos 60 años. Quienes de manera temprana quisieron ubicarse en ese sector ideológico y político, asociado a los planteamientos de la Tercera Vía, no tuvieron el arrojo y la sagacidad para construir un ideario visible y creíble alrededor de qué es eso de ser de centro. La verdad es que en Colombia no emergieron líderes de centro capaces de tomar distancia ética de los errores y delitos cometidos por quienes siempre estuvieron y están aún atornillados a una derecha inmoral porque su proyecto de país y de desarrollo económico es socio ambiental y ecológicamente insostenible. En estos tiempos de crisis climáticas y civilizatorias a decir de Enrique Leff, el centro y la izquierda deberían de confluir en el propósito de ahondar el proyecto progresista que hoy medianamente manda en Colombia.  Pero no. Aquellos que se auto proclaman de centro o en la centro derecha e incluso, en la centro izquierda, exhiben miedo de perder los privilegios alcanzados o de simplemente ser señalados como traidores por unos, y de tibios, por otros.

La presencia del centro político ha sido más bien espectral por la incapacidad de quienes se auto proclaman militantes de ese espectro ideológico, de consolidar una narrativa diferenciada de las apuestas de la derecha y por esa vía un ideario sólido y creíble. Han sido tibios en sus posturas y han evitado confrontar con firmeza a quienes, desde esa derecha corrupta, criminal y privilegiada, convirtieron a Colombia en un país feudal, desigual, violento y pobre, en medio de una exuberante riqueza ambiental.  

Lo cierto es que el centro político ha servido más bien como estratagema electoral de políticos y ciudadanos del común que a pesar de sentir algo de vergüenza por los hechos de corrupción en los que han estado involucrados congresistas y presidentes de la República y de corporaciones privadas,  optaron por guardar silencio para evitar confrontar, por ejemplo, a aquellos movimientos y partidos como el Centro Democrático y Cambio Radical, dos de las colectividades con más miembros investigados, procesados y condenados por corrupción, entre otros delitos.




Imagen tomada de Youtube.com



 

lunes, 13 de noviembre de 2023

PETRO "GRADÚA" A EL TIEMPO Y SEMANA COMO ACTORES POLÍTICOS

 

Por Germán Ayala Osorio

Con el comunicado que la Presidencia de la República alojó en su página web, en referencia a la publicación de noticias falsas por parte de varios medios masivos (El TIEMPO y Semana, en particular), las tensas relaciones entre el presidente de la República y la prensa hegemónica y corporativa pasaron de simples controversias en la red X, a un asunto político que le permite a Petro no solo "graduar" a las empresas mediáticas como actores políticos en oposición, sino de elevar su temerario actuar a un asunto de Estado e incluso, de seguridad nacional.

No se trata de un simple llamado de atención a las directivas de los medios masivos comprometidos en la construcción de fake news y a sus periodistas. Por el contrario, se trata de una confrontación directa que pone en evidencia que dichas empresas mediáticas siguen instrucciones de sus propietarios, lo que supone que las reuniones de estos últimos con el presidente de la República de cara a lograr un Acuerdo Nacional no han servido para desactivar la campaña mediática de desprestigio que emprendieron desde el 7 de agosto de 2022.

Nunca hubo en el país una comunión de esfuerzos entre medios masivos con el firme propósito de desestabilizar a un gobierno, como la que podemos ver hoy. El objetivo del golpe de Estado blando lo quieren lograr con base en tratamientos noticiosos amañados y tendenciosos. La manipulación perversa del hecho noticioso relacionado con el incremento del impuesto predial confirmó el interés de EL TIEMPO y de Semana de engañar a sus lectores y confundir al resto de la opinión pública. Insisto: no se trata simplemente de ligeras interpretaciones fruto de una lectura rápida del texto del proyecto de ley, en cuestión. No. En este caso la intención manifiesta era generar malestar social en propietarios urbanos, a pesar de que la iniciativa busca que los grandes terratenientes rurales, que pagan muy poco predial por grandes extensiones de tierra, paguen al fisco lo que deben de pagar de acuerdo con la actualización que deberá hacer el Instituto Agustín Codazzi. Con ese proyecto de ley el gobierno de Petro estaría dando cumplimiento al catastro multipropósito que hizo parte de lo acordado en La Habana entre el Estado y las Farc-Ep.

En varios pasajes del comunicado se puede leer entre líneas lo que en esta columna indico: “Porque los objetivos sociales propios y adelantados en el Gobierno del Cambio son contrarios a los objetivos económicos particulares de los dueños de los medios y a su propia visión de la sociedad colombiana". Al construir el rechazo al Gobierno con la reproducción de la mentira y manipular así a sectores de la población con una indignación mal fundada como pasó con la noticia falsa del predial, por ejemplo, lo que se construye es una senda social para el apoyo de un violento gobierno de extrema derecha”. A lo anterior se suma que las empresas mediáticas estarían violando el artículo 20 de la Constitución Política. 

Por el bien del país, los banqueros Gilinski y Sarmiento Angulo están en la obligación moral y ético-política de desactivar el plan contra Petro, dejando de usar a sus medios Semana y EL TIEMPO como instrumentos políticos y ruedas de transmisión de sus intereses corporativos desestabilizadores. Al parecer, poco les importa que sus empresas mediáticas pierdan credibilidad y exponer a sus periodistas al desprestigio social, con tal de generar una crisis política y social que logre deslegitimar al actuar gobierno.

Convendría a los propietarios de EL TIEMPO y Semana leer al columnista Álvaro Forero, quien, en reciente columna en El Espectador, sostuvo que “un eventual fracaso de Petro no garantiza el triunfo de la derecha, también podría desencadenar una reacción populista contra quienes frenaron el cambio y alentar una propuesta de cambio extremo que incluya asegurar mayorías en el Congreso para garantizar que no les suceda lo mismo que a Petro”.


Imagen tomada de la red X. 


martes, 7 de noviembre de 2023

ELECCIONES 2026: FRANCISCO BARBOSA, PRECANDIDATO PRESIDENCIAL DEL URIBISMO

 

Por Germán Ayala Osorio

La campaña presidencial de 2026 ya arrancó. Diría que el crispado ambiente preelectoral empezó el mismo día de la posesión de Gustavo Petro el 7 de agosto de 2022. Y de contera, los resultados de los comicios del 29 de octubre terminaron por afianzar la tensión política y el desespero de la derecha uribizada por recuperar lo que la izquierda les arrebató: la Casa de Nariño, con todo y el poder que allí se concentra en nuestro sistema presidencialista.

Es tal la situación, que la derecha ya puso en la palestra a varios de sus precandidatos: María Fernanda Cabal, Claudia López Hernández, Alejandro Gaviria y Francisco Barbosa, quien pronto dejará de ser el fiscal general de la Nación. Cuando llegue el momento, dedicaré columnas para retratar a estos políticos que buscarán en el 2026 la bendición de la élite económica y de los sempiternos clanes para intentar llegar al Solio de Bolívar.

Dedico esta columna al saliente fiscal general, quien en meses pasados calentó el ambiente prelectoral al descalificar al gobierno de Petro en un evento organizado por Fenalco. Barbosa fue aplaudido y casi que ungido por el colectivo empresarial, como el candidato que “le devolverá el rumbo al país”.

Barbosa es un gris abogado y un ser ególatra. Su incontrastable ego le permitió auto definirse como el “más preparado” por tener doctorado, maestrías y haber publicado libros. Su carácter pendenciero lo acerca al perfil de Álvaro Uribe Vélez, expresidiario e imputado por graves delitos al que Barbosa le puso a sus pies la fiscalía, convirtiendo el ente acusador, en defensor de oficio del dañino e inefable expresidente de la República. Recuérdese que en tres ocasiones la fiscalía, por instrucción directa de Barbosa, solicitó a los jueces la preclusión del caso que lleva en contra del político antioqueño por manipulación de testigos y fraude procesal.

Esa actuación hace pensar que Barbosa es igual o más obsecuente que su amigo de infancia, Iván Duque Márquez, el presidente-títere que Uribe Vélez puso en la Casa de Nari. Así las cosas, el pronto exfiscal general será el candidato perfecto de la derecha uribizada para recuperar el Estado central.

Otro elemento que lo hace proclive a recibir la bendición de Uribe Vélez, de Sarmiento Angulo y del GEA, entre otros, es la repulsión que le producen los periodistas y los medios independientes y alternativos. Barbosa se siente cómodo con medios como Semana, actor político y mediático que le sirvió para filtrar información sensible.

En términos periodísticos, Francisco Barbosa juega a ser un peligroso censor oficial, muy al estilo de Bukele. Ya dejó ver su perfil anti-prensa libre y crítica cuando fustigó los trabajos de la revista Raya y RTVC, por develar que el grupo criminal La Cordillera había planeado un atentado contra el entonces candidato presidencial, Gustavo Petro; además, por informar sobre un plan criminal contra el mismo Petro, liderado por el reconocido uribista, César Augusto Giraldo Montoya, alias Calzones, amigo del expresidente Álvaro Uribe Vélez. Al final, se ordenó que la fiscalía una inspección a los archivos y fuentes de la revista Raya. Sin duda alguna, un acto de censura y persecución política y judicial inadmisible en una democracia y en una República. En 2021 se ordenó también una inspección contra Noticias Uno, medio independiente y alternativo que ha confrontado, periodísticamente, las actuaciones públicas y privadas del fiscal Francisco Barbosa.

Barbosa va a necesitar de un muy buen laboratorio de marketing político que le maquille no solo su negativo perfil, sino la mala imagen que deja tras dejar maltrecha la institucionalidad de la fiscalía general de la Nación. Ya veremos si la derecha uribizada bendice a este ladino personaje o si prefiere apoyar a la señora Cabal, o a Claudia López, quien en el pasado se vendió como una figura independiente y alternativa, pero que terminó aliada con el uribismo.



Imagen tomada de Al Punto. 

domingo, 22 de octubre de 2023

EL AGOTAMIENTO DE LA DEMOCRACIA

 

Por Germán Ayala Osorio

Por ser la democracia el régimen de poder considerado la antítesis de la dictadura, se da por sentado que su funcionamiento siempre será legítimo y, por tanto, cualquier crítica por los problemas sobrevinientes siempre serán responsabilidad de los gobiernos, la clase dirigente y los pueblos que la validan, cada cierto tiempo, institucional, electoral y políticamente.

Este 29 de octubre, los colombianos irán a las urnas para escoger gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y ediles. La coyuntura electoral en Colombia se mueve entre dos polos: extender a las regiones el proyecto político progresista que orienta el presidente de la República, Gustavo Petro o frenar su consolidación, tarea esta que asumió tempranamente y con decisión sectores de la derecha económica y política a los que no les interesa para nada cambiar las condiciones que el viejo Establecimiento colombiano logró imponer durante más de 50 años: pobreza extrema, desigualdad, informalidad y el sempiterno clientelismo. 

Entre tanto, venezolanos y argentinos hicieron lo propio ayer 22 de octubre pero en circunstancias diferentes. En Venezuela, sus habitantes votaron en las primarias de la Oposición en Venezuela. De acuerdo con fuentes periodísticas, el triunfo lo obtuvo María Corina Machado, quien está inhabilitada por decisión de la Contraloría, por presiones del régimen de Nicolás Maduro Moros. De confirmarse el triunfo de Machado,  en las elecciones de 2024 se enfrentará a las maquinarias de Maduro. Del régimen venezolano hay que decir que se mueve entre ser una dictadura de corte socialista (del viejo socialismo soviético) o una, fruto de la eliminación de la división de poderes, esencia de la democracia. Podríamos hablar de una democracia restringida dado el enorme poder político y administrativo que concentra el actual presidente de la República. Por el lado de Argentina, los gauchos salieron hoy a sufragar para elegir a quienes, en segunda vuelta, se disputarán el derecho a gobernar por 4 años: Sergio Massa y Javier Milei.

En los tres países noto un agotamiento del sistema democrático. Para el caso colombiano, y de acuerdo con las denuncias de instituciones oficiales y de medios alternativos, cientos de candidatos cuestionados por corrupción llegarán a gobernaciones y alcaldías, con el firme propósito de evitar, justamente, la profundización de la democracia en los términos planteados por Chantal Mouffe. Se espera que varios clanes mafiosos continúen al frente de gobernaciones y alcaldías importantes por el nivel de desarrollo económico. 

El porcentaje de abstención y el voto blanco dan cuenta de tiempo atrás del agotamiento y de la pérdida de credibilidad de un sistema que parece inmejorable, pero que arrastra sempiternos problemas asociados a la también eterna corrupción público y privada en los tres países señalados, gracias a la captura del Estado y su posterior privatización.

Hay momentos en los que la democracia se agota o termina agotando a los pueblos y a los ciudadanos que hacen visibles las prácticas y los valores democráticos. Por ejemplo, las votaciones y las movilizaciones que convocan los gobiernos y los sectores de la oposición hacen posible hablar del agotamiento de la democracia; a la extenuación de la democracia se suman la pobreza, el hambre, la corrupción y la operación de Estados cada vez más capturados por mafias corporativas asociadas a ideas propias del neoliberalismo. Venezuela y Colombia, recientemente, vienen experimentando en las calles enfrentamientos ideológicos, políticos, racismo y clasismo, que le restan valor a la democracia.

Las promesas de cambio también aportan a la consunción de los regímenes democráticos, en particular cuando lo propuesto se asume con un carácter maximalista y las masas populares lo entienden como un “borrón y cuenta nueva” de todo lo negativo que las grandes mayorías han soportado. Y eso es un imposible. Colombia lo está viviendo con la llegada de Petro al poder y su idea del cambio; y lo puede vivir Argentina si Milei se convierte en presidente de la República y llega a la Casa Rosada. Aunque podría llamarse la Casa Tostada, por las locuras que ya el pueblo argentino le conoce a Milei. El excéntrico candidato presidencial usa como símbolo para erradicar la corrupción y a los corruptos, una motosierra; a lo que se suma su intención de reducir el Estado y acabar con el Banco central. 

Las guerras también aportan su grano de arena a la lasitud de las democracias en tanto que Estados democráticos le apuestan a la guerra o se comportan como Estados terroristas, para saciar la sed de venganza que guía la vida de primeros ministros o presidentes. Es el caso de Israel que se auto proclama como un Estado democrático, pero se comporta como un Estado terrorista y genocida.

En particulares coyunturas sociales, económicas y políticas, y debido al agotamiento de la democracia como referente de civilidad y construcción de humanidad, emergen líderes carismáticos que ofrecen invisibles cerramientos a la democracia, entendidos por los ciudadanos como única salida y solución a los graves problemas que aquejan a las democracias más desarrolladas y otras que sobreviven en medio de afugias, problemas y conflictos que comprometen la vida de cientos de millones de ciudadanos que validan todo el tiempo vivir en democracia, solo por ser lo contrario a la dictadura.


Imagen de France 24


sábado, 5 de agosto de 2023

EL CASO NICOLÁS PETRO: TRATAMIENTOS PERIODÍSTICOS TENDENCIOSOS

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En el escándalo político-mediático que armaron la Fiscalía de Francisco Barbosa y la matriz mediática afecta al “viejo” régimen, sobresalen los tratamientos tendenciosos y selectivos en varios medios masivos. La verdad es que se están dando un festín orgásmico con las declaraciones de Nicolás Petro, un muchacho que creció lleno de vacíos emocionales y carencias que lo llevaron a llevar una vida de fantasía, guiada por el ethos mafioso que se naturalizó en Colombia, pero en particular en la costa Caribe.

No dedicaré esta columna al confundido “testigo estrella” de la Fiscalía, pero sí a un asunto que llama poderosamente la atención: varios medios masivos no recogen en sus notas de hoy 5 de agosto, lo dicho por el juez en torno a que a pesar de la versión construida por el propio fiscal Burgos que señala que sí entraron dineros ilícitos a la campaña Petro presidente, hasta el momento, de acuerdo con el juez, no le llegaron soportes o material probatorio que así probara esa versión. Ningún medio tradicional recogió lo dicho por el operador judicial. Ello, periodísticamente, por lo menos ameritaba un titular. No se trata de un simple olvido, estamos ante una decisión editorial políticamente interesada.

A lo anterior se suma la entrevista que el inefable Nicolás Petro concedió al portal Semana. En una entrevista, muy al estilo de Laura en América, el joven político señaló: “Que se sepa la verdad, y, bueno, quiero aclarar algo: ni mi papá ni el gerente de la campaña, Ricardo Roa, sabían de los dineros que recibimos Daysuris y yo de Santander Lopesierra y de Gabriel Hilsaca. Obviamente, no sabían que parte de esos aportes yo los utilizaba para la campaña. Es importante hacer esa aclaración, pero hay otras circunstancias”.

Ante la insistencia de la señora que orienta el portal Semana, vuelve Nicolás Petro a generar dudas sobre si entraron o no dineros “calientes” a la campaña Petro presidente. A pesar de esas vacilaciones, tanto el portal Semana como otros medios masivos pudieron titular las notas de sus ediciones sabatinas, señalando lo que dijo el juez y lo ratificado por el hijo del presidente de la República.

Los colegas periodistas de medios como El Espectador y El Colombiano, entre otros, olvidaron el principio de la duda, que debieron aplicar tanto a la sospechosa diligencia del fiscal Burgos para consolidar un caso jurídicamente relevante, como a las propias declaraciones del procesado. Al sembrar dudas, los medios se curan en salud, evitando cumplir el innoble rol de meras ruedas de transmisión de lo que dice una fiscalía que está en manos del enemigo número uno del presidente de la República. La gran prensa no puede negar o tratar de ocultar que Barbosa está actuando como político y no como fiscal general; hacerlo así,  es auto engañarse y por esa vía, mentirle a la opinión pública.

Con esos tratamientos periodísticos selectivos y claramente tendenciosos, las empresas mediáticas dejan claro que detrás de todo esto está un objetivo político: desestabilizar al actual gobierno, llevar al presidente a la oscura Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes; esto es, reeditar el proceso 8.000 del presidente Ernesto Samper, con el propósito de enlodar, para el futuro, a la izquierda, al progresismo y a quienes desde el partido Liberal, se sientan cercanos a esa orilla ideológica.

Huelga recodar que durante y después del proceso 8.000 no solo se vio afectada la imagen de Samper, sino la de los propios medios masivos e incluso, las unidades investigativas. A punta de filtraciones de indagatorias como sucedió en aquella época y fuentes interesadas no se construye la verdad periodística y mucho menos la verdad histórica.




Portada de Semana. 

 

sábado, 24 de junio de 2023

MAGNATES COLOMBIANOS COMPRAN MEDIOS Y AFECTAN LA DEMOCRACIA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Para la familia Gilinski comprar medios de comunicación se le volvió una práctica cotidiana. Es como salir de compras un fin de semana. Ya tienen en sus manos a Semana y a El País de Cali y van tras El Heraldo de Barranquilla. Se dice en los mentideros políticos y mediáticos, que la señalada familia terminó comprando “dos muertos”. Muertos o no, tener un medio de comunicación, así sea para perder dinero, siempre será importante para aquellos magnates que tienen intereses políticos o que deciden ponerse al servicio de las fuerzas que confluyen en lo que se conoce como el uribismo y que a toda costa buscan que al gobierno de Petro le vaya mal, para recuperar el poder en el 2026, sin olvidar las elecciones regionales que se avecinan.

Los Gilinski, junto a Sarmiento Angulo y Santodomingo controlan un importante segmento de la opinión pública que aún lee medios impresos y se acerca con avidez a medios digitales amarillistas y sensacionalistas. La pauta para ese tipo de periodismo la está dando Semana. La otrora revista seria en sus investigaciones se convirtió en un portal desde donde el uribismo ataca a diario al gobierno, con fines claros de deslegitimarlo y de aportar su grano de arena, a lo que desde la misma Casa de Nariño se considera como un Golpe de Estado Blando.

María Jimena Duzán recientemente describió el presente de Semana: “Semana, a falta de una oposición real que sea capaz de tener una voz potente, se ha convertido no solo en una máquina digital sino en la única oposición que hay en Colombia. Su objetivo no es publicar noticias veraces sino escandalizar, alimentar la indignación y darle municiones a esa oposición hambrienta de poder para que se fortalezca. El usuario típico de Semana está más dispuesto a ratificar sus prejuicios que a informarse de hechos que los contradigan”.

Con sus millonarias compras, los Gilinski están afectando la democracia, al concentrar entre sus manos a tres medios de comunicación. Ante la inexistencia de una ley que prohíba la concentración privada de empresas mediáticas, estos magnates prácticamente tienen entre sus manos a una parte importante de la opinión pública, en particular a unas audiencias poco formadas para el debate razonado y que creen a pie juntillas en hechos por el solo hecho de estar publicados.

Aunque es tarde ya para echar para atrás la concentración privada de los medios masivos, le corresponde al Ministerio de Educación sentarse a pensar estrategias para enseñarle a las audiencias a consumir contenidos periodísticos e incluso, otros productos culturales como series, novelas y películas. En cuanto a los jóvenes de colegios y universidades, les cabe la responsabilidad de buscar alternativas informativas en redes sociales que por fortuna existen. Hablo, por ejemplo, de blogueros, influenciadores y medios como El Unicornio, la revista Cambio (a veces), La Nueva Prensa y Vorágine, entre otros más.

Para el caso de la información periodístico-noticiosa, urge la implementación de una Cátedra de Análisis Crítico de los Medios Masivos que contrarreste en algo el poder casi incontrastable que vienen concentrándose en medios como Semana, El Tiempo, La W, La FM y Blu Radio, convertidos en actores políticos de sus propietarios y del uribismo.

Lo curioso de todo este panorama político-mediático es que los periodistas de estos medios se sienten confrontados por el presidente Petro, pero poco o no nada reflexionan en torno al daño que a diario le hacen a la democracia, cuando todos, al unísono, imponen a las audiencias únicas formas de leer e interpretar los hechos políticos que se producen desde la Casa de Nariño.

Es claro que estamos ante un proceso de construcción de lo que se conoce como unanimismo político y mediático al servicio de la causa uribista. Ya lo vivimos entre 2002 y 2010 cuando muchos de los medios aquí señalados, cerraron filas en favor del entonces presidente Álvaro Uribe Vélez. A pesar de su decadencia moral, él sigue siendo para muchos magnates y periodistas un referente a seguir.

Ese unanimismo ideológico que los Gilinski y Sarmiento Angulo están tratando de consolidar con sus empresas mediáticas constituye una afrenta grave a la democracia. Ese unanimismo es el correlato de lo que en otras partes del mundo se conoce como el pensamiento único. La clase alta y una parte de la clase media de Colombia están sintonizados con ese pensamiento único, que no es otra cosa que la imposición de un discurso, de una verdad que, aunque amañada o falseada, los señalados medios la presentan como válida e incontrastable. En este punto, a los reporteros de estas empresas mediáticas no les interesa cubrir hechos derivados de políticas públicas exitosas o de los buenos indicadores macroeconómicos que rodean la gestión del gobierno central. No. El único interés es generar incertidumbre y miedo, así sea a punta de mentiras, verdades a medias, escándalos, suposiciones e inquinas.

La democracia, como régimen de poder, necesita de medios alternativos y de audiencias formadas para discutir asuntos públicos. Y a juzgar por las circunstancias político-mediáticas, la democracia en el país no va bien y no por cuenta de un ejercicio arbitrario del poder de parte del presidente. No. Por el contrario, el régimen democrático va mal, por cuenta de la concentración en pocas manos de las empresas mediáticas.

 

 


Imagen tomada de La República. 

“VAMOS A RECUPERAR EL PAÍS”

  Por Germán Ayala Osorio   En el ejercicio de la política suelen aparecer frases que bien pueden servir como eslogan de futuras campañ...