Por Germán Ayala Osorio
Con el nombramiento de Juan Fernando Cristo como el nuevo ministro del Interior, Gustavo Petro se acerca a la derecha y por esa vía, al viejo establecimiento, al tiempo que deja atrás la amenaza de "aventarles al pueblo", al que el presidente de la República llama el poder constituyente.
Después de que Cristo le dijera al país que buscará una acuerdo nacional con miras a convocar a una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) o una constituyente, el ladino ex vicepresidente, Germán Vargas Lleras anuncia su apoyo a esa iniciativa. Esto dijo a El Espectador el jefe único de Cambio Radical, uno de los partidos políticos con más congresistas condenados por corrupción: "Con acuerdo político, una iniciativa de estas puede tramitarse mediante un mensaje de urgencia en pocos días en las comisiones constitucionales e ir simultáneamente a la aprobación de las dos cámaras. En poco tiempo la Corte Constitucional podría dar su veredicto y en poco tiempo el Gobierno podría consultarle a los colombianos si quiere que se convoque a una Asamblea Constituyente”.
Es más, el ya otoñal delfín considera que no se debe aplazar dos años el llamado a esa ANC, y que debe hacerse ahora, antes de que termine el periodo presidencial. ¿Qué estará tramando Vargas Lleras? Ese apoyo hace pensar en que el curtido político le quiere "coger la caña" a Petro por varias razones, a saber: la primera, porque el político conservador (godo) quiere aprovechar el escenario para reencaucharse y pescar en semejante río revuelto. Él sabe que su figura no agrada y que por el contrario, genera rechazo en amplios sectores de la opinión pública. Es consciente de su nulo carisma, fruto de su mal carácter, clasismo y arrogancia. A pesar de lo anterior, y ya metido en el escenario político-electoral, Vargas Lleras aspirará a que los sectores más anacrónicos del régimen político lo escojan como el líder capaz de llevar a la constituyente los cambios constitucionales que la godarria ha reclamado de tiempo atrás, por considerar la carta política demasiado "liberal".
La segunda razón por la que Vargas Lleras apoya denodadamente un acuerdo nacional que exprese y termine en la convocatoria a una ANC podría estar fundada en su interés de representar los intereses de la derecha que está cansada del expresidente y expresidiario, Álvaro Uribe Vélez por sus líos judiciales y porque son conscientes del daño moral, ético-político y electoral que esa figura produjo en el país político. Reconocen que el principal efecto negativo que dejaron años de uribismo es que Petro llegara a la presidencia en el 2022. Aunque la figura de Vargas Lleras genera rechazo porque arrastra fama de politiquero, no exhibe los problemas judiciales que agobian a Uribe Vélez. Tomar distancia de Uribe y mostrarse conscientes de que el país necesita los cambios que sugiere y busca el progresismo puede entregarles réditos electorales en el 2026. Eso sí, con una salvedad: no todos esos cambios y ajustes se harán como Petro lo sugiere y exige, lo que se traducirá en que habría un engaño a lo que se logre pactar dentro de ese gran acuerdo nacional al que se llegue. Ese es un riesgo latente y los progresistas deben saberlo.
A lo anterior se suma el especie de "mea culpa" que hizo recién el líder de la Seguridad Democrática y responsable político de los falsos positivos. Ese reconocimiento lo hacen de manera sigilosa a través de piezas publicitarias: "Lo primero que está haciendo el Centro Democrático es reconocer los errores que permitieron la llegada de Gustavo Petro a la Presidencia”, se lee en una pieza publicitaria que la casa política divulga en sus redes sociales. La colectividad estima que, antes de proponer a los colombianos acuerdos del viejo orden de la política, tiene “el desafío de identificar ajustes del viejo orden de la política..."
Si se hila delgado, a la vieja derecha los une que la llegada de Petro a la Casa de Nariño obedece a errores cometidos en el ejercicio de la política. Ese reconocimiento no supone necesariamente aceptar los ajustes al modelo económico y político que persigue el progresismo y la izquierda. Así las cosas, el interés de Vargas Lleras y de cualquier figura que del uribismo salga a apoyar el tal acuerdo nacional y la ANC no estarían fundados en ajustar la Carta Política para asegurar la reforma agraria o garantizar que la salud y la educación sean garantizados como derechos colectivos.