Por Germán Ayala Osorio
Noticias Caracol y Blu radio asumieron
dos tareas políticas complementarias: la primera, recuperar del cuarto de San
Alejo a Sergio Fajardo Valderrama, sacudirlo e investirlo nuevamente de candidato
presidencial; y la segunda, aportar a la consolidación del siempre fantasmal
centro político.
Como actor político en oposición
al gobierno de Petro, dicho noticiero privado cree que es posible, a punta de encuestas
hechas por Invamer y entrevistas radiales y televisivas al candidato antioqueño,
proponerle al país una “tercera vía” para hacerle el quite o superar la
violenta crispación ideológica que hay entre izquierda y derecha, o mejor,
entre el petrismo y el uribismo. Eso sí, esa apuesta la harán en medio de la
inexistencia de un centro de pensamiento que explique muy bien qué es eso del
centro en un país históricamente gobernado por una derecha mafiosa, neoliberal
y retardataria frente a la que los candidatos que se autoproclaman de centro guardaron
silencio cómplice o exhibieron simpatías en específicas coyunturas, como por ejemplo,
durante la aplicación a raja tabla de la política de defensa y seguridad
democrática que dio como resultado el asesinato de 6402 jóvenes presentados
engañosamente por el Ejército como guerrilleros muertos en combate.
Después de 20 años de uribismo y
cuatro de progresismo, Fajardo cree que llegó el tiempo de gobernar a la centroderecha
o quizás a esa derecha de las “buenas maneras”, pero que en el fondo defiende
los mismos intereses y apelaría a las mismas prácticas económicas, políticas y
sociales con las que se identifica al uribismo y en general a la derecha
neoliberal.
Es decir, un eventual gobierno de
Sergio Fajardo le apostaría a marchitar los avances y proyectos que el gobierno
de Petro haya dejado: parar la incipiente reforma agraria y si es posible reversar
la entrega de predios en los que están comprometidos políticos y parapolíticos
afectos a la “causa” fajardista. Detener el proceso de recuperación del campesinado
y de las actividades agropecuarias que vienen creciendo a un ritmo del 10%. Volver
a entregarle la SAE a los amigos de la derecha y del medroso centro y tratar de
echar para atrás los avances en materia de salud, en particular en los
controles a los dineros girados a las EPS. Los avances en la movilidad férrea no
gustan mucho en los sectores de la derecha que dominan el transporte de carga
en tractomulas y el de pasajeros en buses. Muy seguramente ese sector termine
marchitándose en un eventual gobierno de Sergio Fajardo.
El país no puede olvidar que su desprecio por las ideas progresistas, llevaron a Fajardo a apoyar la campaña de Rodolfo Hernández a sabiendas de su proceso penal por corrupción, de su patanería y su condición de putero.
Fajardo Valderrama arrastra el haber simpatizado
y apoyado las maneras de gobernar y de operar el Estado durante los tenebrosos
20 años de uribismo. De igual manera, su imagen está atada a los intereses del
GEA y a los de un empresariado que le apostó a la concentración de la riqueza y
de la tierra en pocas manos, lo que produjo en 20 años de uribismo y 30 de
neoliberalismo el crecimiento sostenido de la pobreza y la informalidad
laboral. Ese mismo empresariado que niega la crisis climática y sus efectos
económicos, ecológicos y socioambientales apoyaría a Fajardo en su nueva aventura
electoral, porque saben que encuentran en él a un político de “buenas maneras”,
tibio, obsecuente y alejado de las ideas progresistas. No es gratuito que
cientos de miles de ciudadanos digan que es un “uribista enclosetado”, incapaz
de tomar distancia del expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez. La tibieza
que se le endilga al exgobernador de Antioquia y exalcalde de Medellín está
atada al miedo que le produce Uribe Vélez y quizás a un hecho político sobre el
que Fajardo aún debe darle explicaciones al país: la conocida “donBernabilidad”.
En el portal La Silla Vacía se
lee lo siguiente: “la historia de la ‘donbernabilidad’ se remonta a la
segunda mitad de los años 90 cuando la Oficina de Envigado controlaba las
bandas delincuenciales de Medellín a través de una oficina de cobro. Cuando
Sergio Fajardo llega a la alcaldía de Medellín en 2004, encuentra este poder
que ya ejercía la oficina de Envigado en las comunas. Fajardo no auspició
nada, pero tampoco se le opuso y sí le sacó provecho a los resultados
con eso de ‘Del miedo a la esperanza’”, dice Fernando Quijano.
Cansados de la polarización entre
petristas y uribistas, los propietarios de Noticias Caracol le van a apostar
duro, política, económica y mediáticamente, a recuperar a una figura como
Sergio Fajardo que bien puede parecerse a Iván Duque Márquez. Fajardo sería el
mandadero de los empresarios neoliberales que a pesar de ser cercanos a Uribe
Vélez y de agradecerle por los buenos servicios prestados a la causa neoliberal
durante 20 años, entienden que su mala imagen y el juicio que enfrentará a partir
de 2025 son suficientes razones para apostarle a crear, únicamente para la
coyuntura electoral de 2026, un centro político, así a los pocos meses el país
descubra que se trata de una mera fachada de la derecha rentista y neoliberal de
siempre.