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domingo, 19 de noviembre de 2023

MILEI Y URIBE VÉLEZ, POPULISTAS DE DERECHA; PETRO, DE IZQUIERDA

 

Por Germán Ayala Osorio

Con el triunfo de Javier Milei en la Argentina, el populismo de derecha emerge, de la mano del discurso neoliberal, con una fuerza inusitada para enfrentar el populismo de izquierda que por varios años dominó en el país austral.  El columnista Álvaro Forero sostiene que “América Latina, cuna del populismo, viene innovando con el bipopulismo, de derecha y de izquierda retroalimentándose electoralmente”.

Lo dicho y propuesto por Milei chocará con una realidad política: no cuenta con las mayorías en el legislativo nacional, lo que sin duda lo obligará a pactar gran parte de los cambios prometidos en campaña, como acabar con el banco emisor, dolarizar la economía y hacer más pequeño el Estado, suprimiendo varios ministerios. Milei es un político neoliberal, godo la maneras como asume las relaciones entre el hombre y la mujer; su discurso altisonante, procaz y altanero caló en los argentinos agobiados por la inflación incontrolable, que habla muy mal del populismo de izquierda.

El populismo es un discurso y una apuesta política de la derecha y de la izquierda para ganar adeptos en precisas contiendas electorales o momentos históricos. Cuando la derecha apela al populismo, lo hace para consolidar el Orden (el imperio de la ley), en combinación con políticas públicas asistencialistas (entrega de subsidios) que no construyen ciudadanía y poco mejoran las condiciones de vida de sus beneficiarios. Por el contrario, edifican en los receptores de esas ayudas el carácter de súbditos. El modelo económico neoliberal no se toca y mucho menos el sistema capitalista que lo sostiene. Así gobernó en Colombia el más reconocido populista de la derecha colombiana: Álvaro Uribe Vélez, un consagrado neoliberal, líder carismático y mesiánico, experto en engañar incautos con la narrativa de acabar con la corrupción, ofrecer seguridad democrática, mientras permitía la captura corporativa y mafiosa del Estado.

Cuando la izquierda apela al populismo, lo hace con la intención de mandar un mensaje libertario (se intenta poner la libertad, sobre el orden) a millones de sometidos (comunidades subalternas), apoyado con medidas económicas de corte asistencialista (subsidios) y en el discurso de la lucha de clases. Se busca la reivindicación social, económica y política de los más pobres, se prometen ajustes al modelo económico y se ataca la pauperización laboral. El presidente Petro es, claramente, un líder populista de izquierda, carismático, cuya apuesta está en recuperar el sentido social, colectivo y público del Estado, lo que significa desprivatizarlo, esto es, arrebatárselo a las mafias y clanes corporativos neoliberales cercanos a lo que se conoce en Colombia como el uribismo.

El populismo es un discurso en el que se expresa una concepción maniquea del mundo. En este discurso, la política se concibe como una lucha permanente entre el bien y el mal. En esta lucha, una noción homogénea y unificada del “pueblo” representa la virtud y el bien, mientras que las élites representan el vicio y la corrupción”. https://prontuario-democracia.sociales.unam.mx/populismo/

Por el contrario, para Ianni, “los populismos ocurrieron durante la época en que se conformó la sociedad de clases, en donde los valores culturales de tipo comunitario fueron sustituidos por los valores creados en el ambiente urbano industrial. El populismo, entonces, es expresión de un proceso de secularización. Para comprender las relaciones de clase hay que tomar en cuenta tanto el populismo de las grandes esferas, de las élites burguesas y de clase media que instrumentaliza a las masas y manipula su conciencia, como el populismo de masas, que en momentos de crisis tiende a asumir un carácter revolucionario.” http://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1012-25082007000300005

Uribe y Petro, para el caso colombiano, son dos populistas: el primero, inscrito en una derecha corporativista que insiste en un desarrollo económico extractivista y, por lo tanto, insostenible ecológica y ambientalmente; el segundo, inscrito en una izquierda moderada y progresista, le apunta a un desarrollo económico basado en actividades económicas más limpias y responsables con los ecosistemas naturales. Uribe, por ejemplo, es amigo de intervenir las selvas, de potrerizarlas y de imponer el modelo de la gran plantación; Petro, por el contrario, le apuesta a frenar la deforestación, al turismo responsable y a conservar los ecosistemas estratégicos, para beneficio de las comunidades indígenas, campesinas y afros que sobreviven en medio de las maniguas o cercanas a estas.

Parte de la narrativa del populismo de derecha de Uribe se expresó en hechos y promesas como estas: 1. Los Consejos comunales de Gobierno. 2. Lo plasmado en los 100 puntos de Uribe, el Manifiesto Democrático: “3. Sueño con un País democrático en lo político y en lo económico. Con oportunidades para todos. Con un País de propietarios, con una revolución de impulso a la micro, pequeña y mediana empresa. 4. Sueño con un Estado al servicio del pueblo y no para provecho de la corrupción y la politiquería. Hoy el Estado es permisivo con la corrupción, gigante en politiquería y avaro con lo social. 25.De una vez tenemos que derrotar la corrupción. Inicialmente propusimos ocho medidas y ya tenemos muchas más. Eliminar el beneficio de casa por cárcel para los corruptos. Que los corruptos no puedan regresar al Estado por nombramiento, elección o contrato63. Necesitamos a los campesinos y a los empresarios. Fraternidad en la tenencia de tierras, sin feudalismo ni lucha de clases. Adelantaremos una política de tierras encaminada a mejorar las condiciones sociales y productivas de nuestros campesinos pobres. La tierra que se compre para reforma agraria deberá ser buena y productiva”. Mucho de lo que prometió Uribe Vélez no se cumplió. Por el contrario, con su política de seguridad democrática facilitó que se diera una contra reforma agraria, esto es, aumentó la concentración de la tierra y de la riqueza en pocas manos. Agro Ingreso Seguro es la política pública que mejor describe el carácter populista de la derecha que representa el hoy expresidente y expresidiario: sostener que van a ayudar a los más pobres, cuando lo que realmente hacen es hacer más ricos a los ricos. 

Entre tanto, las acciones de Petro que bien se pueden inscribir en el populismo de izquierda se expresan en medidas como entregarle a las JAL la responsabilidad de mejorar las vías terciarias y secundarias. Es decir, promover el mejoramiento de las condiciones de vida de las comunidades rurales. Petro quiere organizar a las masas para que reclamen sus derechos, ejerzan el poder político y presionen a la clase política para que haga los ajustes económicos. Varias veces Gustavo Petro, desde el balcón de la Casa de Nariño, conminó al pueblo que votó por él a que saliera a las calles a exigirle al Congreso que apruebe las reformas pensional, laboral y a la salud, a la que se oponen Uribe y el viejo establecimiento. Además, Petro le apuesta a socializar las ganancias, industrializar el país y desconcentrar el ingreso.



Imagen tomada de EL TIEMPO

 

jueves, 22 de junio de 2023

JAMES RODRÍGUEZ Y ÁLVARO URIBE VÉLEZ: DOS FAMOSOS EX

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Las preferencias políticas de las figuras deportivas suelen ser tema de discusión en las redes sociales. Recientemente, el país vio reunirse a James David Rodríguez Rubio, el ya casi olvidado 10 de la Selección de Mayores de Fútbol, con el expresidente y expresidiario, Álvaro Uribe Vélez.

Por supuesto que el exfutbolista no incurrió en delito alguno, a pesar de la condición sub júdice del político antioqueño. Las reacciones negativas y los memes se explican por el clima de crispación ideológica y política por el que atraviesa el país, por el ascenso al poder, por primera vez, de un presidente de izquierda.

Equivocadamente, desde un sector de la opinión, se les exige a figuras como James Rodríguez y Egan Bernal, entre otros más, una mejor comprensión de la realidad política del país, lo que derivaría en tomar distancia de personajes controvertidos, señalados, procesados e investigados por la justicia, como el propio Uribe Vélez y Rodolfo Hernández, este último excandidato presidencial que perdió con el hoy presidente de la República, Gustavo Petro Urrego. Insisto, es un error. James maneja muy bien su pie izquierdo, pero ello no lo obliga a ser de izquierda. Él mismo, en entrevista con la señora Dávila, de Semana, reconoció que poco lee. Bueno, esa condición le exime de toda responsabilidad como ciudadano, en la medida en que no puede discutir asuntos públicos porque ignora muy seguramente la historia del país y la trayectoria de políticos como Álvaro Uribe Vélez.

Lo mismo sucede en el caso del ciclista de INEOS, Egan Bernal, quien en la pasada campaña electoral expuso públicamente que votaría por Rodolfo Hernández, sancionado por corrupción por la Procuraduría General de la Nación. Bernal está en todo su derecho de votar y apoyar al candidato de sus preferencias, así ponga en cuestión su propia condición de ciudadano. Desde una visión maximalista, ser ciudadano implica asumir críticamente la historia política y la vida pública y privada de los políticos. Cerrar los ojos ante la ignominia es una lección relativamente legítima, en virtud de esa condición maximalista con la que asumo aquí el concepto de ciudadano. Una ciudadanía se ejerce sobre unas bases éticas y morales férreas, lo que obligaría a estas figuras públicas a guardar prudencia al exponer públicamente sus preferencias políticas. Y es así, porque hay adolescentes que los ven como ejemplos a seguir, hasta en asuntos relacionados con el ejercicio del poder político.

Quizás el error de exigirles una mejor comprensión de las maneras como el poder se ejerce en Colombia parte de elevarlos a la condición de Héroes. Los periodistas deportivos tienen que asumir la responsabilidad de haber elevado a ese estatus a unos deportistas exitosos. Porque eso son Rodríguez y Bernal: deportistas que ganan mucho dinero, pero no más.

Ya en el pasado el entonces arquero de la Selección de Fútbol, René Higuita, se hizo famoso porque visitó al criminal Pablo Emilio Escobar Gaviria, en el hotel que en esa época le acondicionó el gobierno de César Gaviria Trujillo, llamado La Catedral.

Deberían de invertir un poco en su propia formación política. Con tanto dinero podrían contratar profesores o profesoras de historia, economistas, politólogos. O simplemente, sacar tiempo para leer.

Ojalá algún día estas tres figuras entiendan que Álvaro Uribe Vélez, Rodolfo Hernández y Pablo Escobar, entre otros tantos, hacen parte de las funestas páginas que el país debe pasar en su camino de volverse, algún día, una Nación decente.

Lo de James se puede considerar una falta grave en el área o quizás un autogol. Lo de Bernal, una caída a pocos kilómetros de la meta; y lo de Higuita, una salida en falso en su condición de arquero líbero. Eso sí,  James Rodríguez y Uribe comparten la preposición ex: James es un exfutbolista, y Uribe es expresidente y expresidiario.

 


Imagen tomada de Red más noticias. 

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