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sábado, 25 de octubre de 2025

PREMIO NOBEL DE PAZ A MARÍA CORINA MACHADO: CUESTIONADO Y SIN ANTORCHAS

  

Por Germán Ayala Osorio

 

El premio Nobel de Paz a María Corina Machado será recordado por las polémicas y duras críticas que generó ese reconocimiento. Para terminar de ensuciar, manchar y de hacerle perder el brillo al Premio Nobel de Paz el “Consejo de la Paz noruego anunció que no organizará la tradicional procesión con antorchas por el centro de Oslo, para la entrega del premio a Machado por su desacuerdo con dicha elección”. Sin duda alguna, una bofetada a quienes creyeron merecido otorgarle semejante reconocimiento internacional a la venezolana María Corina Machado, ícono y líder de la oposición venezolana que a toda costa viene buscando la caída del presidente Nicolás Maduro Moros.

Varios medios de información colombianos y latinoamericanos registraron apartes del comunicado de prensa publicado por Eline H. Lorentzen, presidenta del Consejo de la Paz noruego: Es una decisión difícil pero necesaria. Tenemos un gran respeto por el Comité Nobel y por el premio de la paz como institución, pero como organización debemos ser fieles a nuestros principios y el amplio movimiento por la paz que representamos. Esperamos celebrar el premio de nuevo en los próximos años. En declaraciones al diario VG, Lorentzen añadió que «algunos de sus métodos no están en consonancia con nuestros principios y valores o los de nuestras organizaciones miembros, como son el impulso del diálogo y de los métodos no violentos”.

La cancelación de la tradicional y simbólica procesión de las antorchas le da la razón a quienes desde varias instancias de la opinión pública internacional cuestionaron o se vieron sorprendidos por la decisión adoptada por los miembros de Comité Noruego del Nobel.




Qué sentido tiene recibir el Premio Nobel de Paz en medio de polémicas ideológicas y políticas y la cancelación del precioso evento. La Cancillería colombiana registró la marcha de las antorchas cuando el presidente Juan Manuel Santos recibió el Nobel de Paz en el 2016: “Cientos de personas, entre los que se encontraban ciudadanos colombianos, se unieron este 10 de diciembre a la marcha de las antorchas en Oslo para felicitar y rendir homenaje al Presidente Juan Manuel Santos, ganador del Premio Nobel de Paz 2016. La marcha inició en la estación central de Oslo y terminó en el Grand Hotel, donde se hospeda el mandatario colombiano”.

El premio Nobel de Paz (2025) a María Corina Machado produjo reacciones encontradas entre quienes reconocen a la líder opositora como una luchadora por la democracia venezolana y aquellos que la asumen como una cipaya que sin importarle las consecuencias sociales y políticas viene apostándole a que los Estados Unidos intervenga militarmente en Venezuela para sacar de Miraflores al ilegítimo presidente Nicolás Maduro Moros,

El también premio Nobel de Paz (1980), Adolfo Pérez Esquivel dirigió una misiva a la recién galardonada en la que cuestiona su actitud cipaya frente a los Estados Unidos. Pérez Esquivel le recordó en la carta que ese país no tiene amigos, sino intereses.

María Corina Machado debería de negarse a recibir el premio Nobel de Paz. Sin duda alguna, la cancelación de la procesión de las antorchas le acabó de restar legitimidad a un galardón que, aunque tiene un carácter político, en esta ocasión los miembros del Comité Noruego del Nobel terminaron alineándose con la política exterior de los Estados Unidos, usando a la cipaya líder de la oposición venezolana para legitimar las presiones económicas, militares y políticas en contra del nefasto régimen de Maduro.



martes, 14 de octubre de 2025

PÉREZ ESQUIVEL CUESTIONA NOBEL DE PAZ A MARÍA CORINA MACHADO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

A las fuertes y consistentes críticas al Comité que entrega el Nobel de Paz por haber distinguido a María Corina Machado Parisca se suma la carta que el Nobel de Paz (1980), Adolfo Pérez Esquivel le envió a la recién galardonada. Sin duda, una misiva que cuestiona indirectamente al Comité Noruego del Nobel por una decisión política que termina alineándose con la política internacional de los Estados Unidos, validando el genocidio en Gaza y la presión militar que ejerce Trump contra el régimen venezolano.

La comunicación de Pérez Esquivel es diametralmente distinta a las reacciones de Juan Manuel Santos Calderón (premio Nobel, 2016). Mientras que al primero lo tomó por sorpresa la elección de la opositora venezolana, el expresidente colombiano elogió tanto la decisión del Comité del Nobel como a Machado Parisca.

Santos le dijo a la prensa que “el comité del Nobel acertó al escoger a María Corina. Ella ha sido una persona realmente valiente, perseverante en su lucha por cobrar la libertad y la democracia en Venezuela. Este premio es un reconocimiento del mundo entero a su esfuerzo. Esto la va a entusiasmar aún más para seguir en esa causa tan linda de devolverle la paz y la democracia a su país. Su lucha no solo beneficiará a Venezuela, sino a toda la región”.

Por su parte, Pérez Esquivel dice en su epístola a Machado que le “sorprendió la designación como Premio Nobel de la Paz que te otorgó el Comité Nobel”. Un sentimiento de sorpresa que termina dándole la razón a los cientos de miles de ciudadanos de esta parte del hemisferio que consideran que se trató de un desatino haberle otorgado semejante reconocimiento a quien dice defender la democracia y los derechos humanos  en Venezuela a partir de las peligrosas e inconvenientes exhortaciones a los Estados Unidos a que invada al vecino país y capture a Maduro Moros como lo hizo en el pasado la misma potencia con el presidente Noriega de Panamá, país que invadió en 1989; se suma a este exabrupto de Machado Parisca su irrestricto apoyo a Israel a pesar de las prácticas genocidas  adelantadas en Gaza en contra del pueblo palestino.

La reacción de Santos está en consonancia con los intereses de la derecha internacional y los propios del Nobel colombiano que bien se pueden calificar como pronorteamericanos. Frente a las prácticas genocidas perpetradas en Gaza por Israel, Santos ha sido cuidadoso porque no le conviene “enemistarse” con el presidente Trump.

En la misma misiva de Pérez Esquivel se lee lo siguiente: “El Gobierno venezolano es una democracia con sus luces y sombras. Hugo Chávez marcó el camino de libertad y soberanía del pueblo y luchó por la unidad continental, fue un despertar de la Patria Grande. Estados Unidos lo atacó permanentemente: no puede permitir que ningún país del continente salga de su órbita y la dependencia colonial; continúa sosteniendo que América Latina es su “patrio trasero”. El boqueo a Cuba por los Estados Unidos durante más de 60 años es un ataque a la libertad y derecho de los pueblos. La resistencia del pueblo cubano es un ejemplo de dignidad y fortaleza. Me sorprende cómo te aferras a los Estados Unidos: debes saber que no tiene aliados, ni amigos, sólo tiene intereses. Las dictaduras impuestas en América Latina fueron instrumentadas por sus intereses de dominación y destruyeron la vida y la organización social, cultural y política de los pueblos que luchan por su libertad y autodeterminación. Los pueblos resistimos y luchamos por el derecho a ser libres y soberanos y no colonia de los Estados Unidos”.

Esa breve alusión al pasado que le hace el Nobel argentino a María Corina Machado no obedece necesariamente a una postura hostil contra el país del Norte, sino una lectura reposada, digna y necesaria de una realidad histórica que viene comprometiendo las soberanías populares y estatales de todas las naciones de América Latina sometidas a las reglas de juego de los Estados Unidos. Por supuesto que el talante de Pérez Esquivel es diametralmente distinto al del Nobel colombiano que funge como una ficha del viejo establecimiento colombiano y, por ende, es un instrumento ideológico de USA interesado en continuar metiéndose en los asuntos internos de Colombia y Venezuela.




Imagen tomada de X. Fuerte acusación del Premio Nobel argentino, Adolfo Pérez Esquivel, a María Corina Machado tras ser galardonada - Minuto Neuquen

sábado, 11 de octubre de 2025

MARÍA CORINA MACHADO, NOBEL DE PAZ 2025 (II)



Por Germán Ayala Osorio

Las críticas que generó la entrega del Nobel de Paz 2025 a María Corina Machado “obligó” al Comité Noruego a exponer los motivos que llevaron a sus miembros a tomar la polémica decisión.  “Es un ejemplo extraordinario de valentía civil. Venezuela vive bajo una dictadura. Nuestro mensaje a Maduro es claro: escuchen al pueblo y hagan una transición pacífica.”

Lo expresado por el presidente del Comité Noruego del Premio Nobel confirma la existencia de una motivación política en la decisión, hecho que ratifica la histórica naturaleza política del importante galardón, con un matiz ideológico atado a la calificación de dictadura a lo que sucede en Venezuela, a pesar de los continuas elecciones democráticas en los que el régimen de Maduro Moros alcanzó varias victorias electorales. Eso sí, que haya constantes votaciones no es garantía de que la democracia como régimen de poder funcione bajo deseables estándares de legitimidad y legalidad; por cierto, en la última votación presidencial el lío con las actas que jamás publicó la institucionalidad electoral venezolana le restó legitimidad y transparencia a ese ejercicio democrático.

Además, el presidente del Comité Noruego se mete en la discusión de qué es la democracia y cuáles son los criterios válidos para evaluar y comparar por ejemplo la democracia norteamericana hoy, cuando las autoridades migratorias, siguiendo instrucciones de Trump, violan los derechos humanos de los migrantes latinos en el marco de la limpieza étnica promovida por el gobierno republicano. Colombia es considerada “la democracia más antigua de América Latina” y durante los gobiernos de Turbay Ayala y Uribe Vélez se violaron los derechos humanos con el Estatuto de Seguridad y la política de seguridad democrática.

Que la Nobel de Paz sea una mujer valiente no tiene discusión, de allí que el argumento expuesto por el Comité Noruego es válido, pero no suficiente para calmar a la opinión pública global que rechazó la entrega del galardón a María Corina Machado. Lo que hizo el señalado Comité Noruego fue personalizar el Premio Nobel de Paz, usando a la líder opositora para mandarle un mensaje al presidente Nicolás Maduro Moros. Al hacerlo, el Comité se entromete de forma indebida en los asuntos internos de Venezuela.

Con esa exhortación a que Maduro y su séquito “escuchen al pueblo y hagan la transición pacífica” el Comité Noruego tomó partido y se alineó con los Estados Unidos y países de Europa que vienen exigiendo lo mismo, más por los intereses que rodean la venta del petróleo venezolano, que por una genuina preocupación por la violación de los derechos humanos a los presos políticos y por el futuro de los millones de venezolanos que viene expulsando el régimen de Maduro Moros desde hace varios años. Insisto en que son los venezolanos los que deben encontrar la salida a sus problemas internos expresados en una inocultable crisis política.

Además, el presidente del Comité espetó que “la democracia es la base de la paz duradera. Este premio es también un mensaje a todos los líderes autoritarios del mundo: elijan votos, no violencia”. Este último razonamiento deviene con un carácter eufemístico con el que se esconde la real motivación política e ideológica del Comité Noruego del Nobel: alinearse con los Estados Unidos, pero lo más preocupante, legitimar la presión militar sobre el régimen venezolano y quizás el derrocamiento de Maduro a manos de los marines norteamericanos.

viernes, 10 de octubre de 2025

MARÍA CORINA MACHADO, NOBEL DE PAZ 2025

 




Por Germán Ayala Osorio

 

El Nobel de Paz entregado a María Corina Machado se suma a la lista de reconocimientos otorgados por el Comité Noruego del Nobel que en el pasado despertaron fuertes críticas en amplios sectores de la opinión pública global. Desde el entregado a Henry Kissinger, pasando por el que exaltó a Yasser Arafat, hasta llegar al de Barack Obama. La historia del Premio Nobel de Paz confirma que dicho galardón deviene con un carácter político y veleidoso, fruto de lecturas ligeras e irresponsables de coyunturas internacionales en las que el concepto de paz y su búsqueda se diluyen por políticas intervencionistas de potencias militares pensadas más para escalar conflictos políticos internos y otros de dimensiones regionales.

A las negativas reacciones al premio otorgado a la venezolana y líder opositora al régimen de Nicolás Maduro Moros se suma la nominación no oficial al mismo galardón del convicto y pederasta presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Si su discutible plan de paz en Gaza se concreta, no se descarta que el mandatario de los estadounidenses resulte nominado en el 2026 y termine haciendo parte del “salón de la fama”, junto a Kissinger y Obama.

Machado se solidarizó con Israel cuando el grupo extremista y terrorista Hamas masacró a por lo menos 1200 civiles que disfrutaban de un concierto en territorio israelí. En adelante, la líder venezolana guardó silencio cómplice frente al evidente genocidio que el ejército sionista de Israel viene perpetrando en contra del pueblo palestino, en venganza por la acción criminal de Hamas.

La Nobel de Paz 2025 en varias ocasiones exhortó a los Estados Unidos a presionar la salida de Miraflores del ilegítimo presidente de la Bolivariana República de Venezuela, Nicolás Maduro Moros. María Corina Machado ha pedido públicamente una “mayor presión internacional para sacar a Maduro del poder”; también dijo en su momento que “Venezuela es un problema de seguridad hemisférica" y frente a las últimas decisiones de Trump, incluida la presión militar en aguas del mar Caribe, la política venezolana espetó que el “régimen está al borde del colapso" y que "los días de esa organización criminal están contados".

Una cosa es que Machado luche por liberar a los venezolanos que no comparten la línea ideológica y política del régimen de Maduro Moros y otra muy distinta es apostarle a una salida sangrienta del presidente de Venezuela. Lo cierto es que las acciones políticas adelantadas por María Corina Machado poco están conectadas con ejercicios y apuesta de paz en la medida en que en territorio venezolano no se libra una guerra civil o un conflicto armado interno como el que sufre Colombia desde los años 60. Lo que hay ciertamente es una crisis política interna y unos intereses muy grandes de los Estados Unidos y otras potencias por hacerse con las reservas de petróleo.

Si USA decide finalmente intervenir militarmente en Venezuela para derrocar a Maduro, el premio Nobel a María Corina Machado y ella misma terminarían convertidos en meros instrumentos políticos con los que el mundo seguiría aprobando las aventuras militares del gran Sheriff de las Américas.

Con la decisión del Comité Noruego del Nobel la invitación a dar golpes de Estado y a intervenir en asuntos internos de otros países entran a hacer parte de los criterios con los que dicho conclave define quién merece el Nobel de Paz. El Comité Noruego del Nobel tomó una decisión política que debilita la concepción de la paz como anhelo y estadio en el que trabajan mujeres, hombres y organizaciones en aras de mitigar el dolor, evitar la muerte de inocentes y hasta de “humanizar” las guerras y los conflictos. Lo mejor habría sido declararlo desierto y esperar a ver cómo evolucionan los conflictos en Gaza y la guerra entre Rusia y Ucrania.

 


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