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miércoles, 6 de noviembre de 2024

EL INMORAL TRIUNFO DE DONALD TRUMP

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La victoria político-electoral de Donald Trump es legítima, pero arrastra el peso de la inmoralidad que acompaña al expresidente republicano al ostentar la condición sub judice por los delitos de conspiración para defraudar al gobierno estadounidense, obstrucción de un procedimiento oficial y conspiración para violar derechos civiles.

A esa impudicia se suman la xenofobia, el racismo y la misoginia, actitudes y formas de pensar propias de un hombre blanco y rico que al saber que es un faro (in) moral para millones de ciudadanos norteamericanos, se siente en el derecho y en la libertad de deshumanizar a los inmigrantes, en particular a los latinos y de insistir en los procesos de dominación masculina sobre el cuerpo de las mujeres.

El regreso de Trump a la Casa Blanca es el triunfo de los conservadores arios que al asumirse como “víctimas” de los migrantes “salvajes”, olvidan que la política exterior estadounidense y las intromisiones en los destinos de los países del sur global generan las odiadas migraciones hacia el territorio americano. Esos inmigrantes sobreviven en sus países martirizados por una globalización económica que naturaliza la obscenidad de un sistema capitalista que se alimenta de la fuente inagotable desde donde brota la inmoralidad: la condición humana.

Las necesidades y los sueños de “salir adelante” de esos millones de migrantes sirven a los propósitos de un sistema migratorio corrupto que se sostiene por los costosos “perdones” que deben solicitar ante las autoridades migratorias. Las autoridades migratorias de los Estados Unidos son el comodín burocrático de republicanos y demócratas.

El triunfo de Trump termina por validar la inmoralidad de un proyecto civilizatorio universal que, a pesar de sus evidentes daños y efectos socioambientales y ecológicos producidos a la Casa Común, se seguirá extendiendo en el tiempo hasta que los desarrollos técnicos, científicos y tecnológicos pongan a los países desarrollados como los Estados Unidos en estadios de post naturaleza en donde las crisis éticas y las confusiones morales se asuman como las ruinas de un ser humano  ya no sometido por las arcaicas instituciones disciplinantes y  de control modernas, sino por la Inteligencia Artificial (IA) y los dispositivos asociados a la creación de esos nuevos ciudadanos que “evolucionaron” porque fueron capaces de dejar atrás las disquisiciones éticas y morales que  aún hacen posible que millones de seres humanos cuestionen a quien volverá a la Casa Blanca para seguir jugando a ser el gran Sheriff del planeta.

La derrota de Kamala Harris la sufren las mujeres en su dimensión universal, pues sobre sus cuerpos aún tienen potestad los aparatos de justicia, las iglesias y los hombres poderosos que les ordenan qué hacer con ellos y bajo qué circunstancias. La garantía de la reproducción humana seguirá atada a los deseos de dominación y a las valoraciones morales de un sistema patriarcal fundado sobre la inagotable inmoralidad de la condición humana. Los códigos morales y éticos terminan siendo insuficientes manuales de buena voluntad para una aviesa condición humana que no termina de sorprendernos.

Adenda: el socialismo es también un sistema inmoral porque al igual que el capitalismo, bebe de la misma fuente de la inmoralidad: el ser humano.







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martes, 23 de julio de 2024

¿KAMALA HARRIS O DONALD TRUMP?

 

Por Germán Ayala Osorio

Cualquier análisis que se pretenda hacer de la coyuntura electoral en los Estados Unidos debe pasar, inexorablemente, por reconocer a ese país como una potencia militar, económica y política y por lo tanto, como actor  responsable de guerras, invasiones y genocidios como el que actualmente adelanta su aliado Israel en la franja de Gaza contra el pueblo palestino. Esa condición de potencia militar y el jugar a ser el Gran Sheriff del mundo resulta determinante ideológicamente al interior de la nación. 

Los Estados Unidos hacen parte  importante de lo que Negri y Hardt  llamaron imperio en aquel famoso libro que lleva ese mismo nombre. Sobre el papel de USA en este siglo XXI, los autores consideran que "los Estados Unidos ocupan un lugar privilegiado en el imperio, pero este privilegio no procede de sus similitudes con las antiguas potencias imperialistas europeas, sino de sus diferencias".

Aunque Negri y Hardt consideran que el imperialismo ya es cosa del pasado, y que esos controles y acciones de dominación propias del imperio están descentradas y por fuera de los alcances de los Estados-nación, políticos como Trump y Kamala siguen moviéndose pendularmente entre actuar como potencia imperialista y hacer parte activa de las nuevas condiciones de control y dominación de las variables económicas y políticas, así como de las formas de vida en el planeta, es decir, bajo las consideraciones del imperio. Las guerras y los conflictos armados les permiten Harris y a Trump moverse de esa manera oscilante.

Así las cosas, el virtual enfrentamiento electoral entre Kamala Harris y Donald Trump por la presidencia no puede reducirse a las ideas que cada uno de defiende, ubicando a la primera en la "izquierda" y al segundo en la "derecha", pues aquellas orillas ideológicas siempre  quedarán  sujetas a los hechos políticos, económicos y militares que requieran o supongan la intervención de los Estados Unidos. La lucha ideológica opera de manera distinta en naciones poderosas como los Estados Unidos. En países como Colombia, eternamente dependientes de lo que hace y diga el coloso del norte, el enfrentamiento entre la izquierda y la derecha son la expresión máxima del atraso político de su sociedad y en particular de los miembros de sus élites, que en lugar de jugársela por industrializar el país, lo que realmente les interesa es mantener sus privilegios de clase a través del sometimiento del Estado a sus caprichos y a lo único que los mueve: el carácter y el sentido rentista de sus actividades económicas. 

Ante la renuncia del presidente Joe Biden a su aspiración reelectoral, Harris parece que será la candidata que enfrentará al troglodita y putero, Donald Trump, un empresario que se ha servido de la política para enriquecerse y para dar rienda suelta a su xenofobia, machismo y racismo. Entre tanto, Harris es una carismática mujer afro-asiática, hija de inmigrantes, y con un factor que puede jugar a su favor: es más joven que Trump.  

El expresidente Trump es un machito cabrío que despierta un peligroso nacionalismo en una nación que le debe mucho a los millones de migrantes que llegaron a territorio americano detrás del sueño americano. La presencia de latinos en las fuerzas armadas, en particular en el Army, es un ejemplo de que los migrantes del sur empobrecido han asumido la cultura americana hasta el punto de que sus hijos están en disposición de ofrendar sus vidas por defender la bandera de las 50 estrellas y las 13 franjas horizontales, sin importarles si las guerras o los conflictos provocados son legítimos; y mucho menos, les importará si los aliados de USA perpetran genocidios o violan el DIH. En este último aspecto, por supuesto que separan totalmente de la idea de imperio planteada por Negri y Hardt. Eso sí, la fabricación y venta de armas es un factor motivacional muy grande para republicanos y demócratas, así estos últimos en lo interno quieran poner más controles a la venta de libre de armas para los ciudadanos. 

Eso sí, no es correcto pensar que Harris, por ser mujer afro e hija de inmigrantes, tomará distancia de lo hecho hasta el momento por Biden. Ella está obligada por la historia misma de los Estados Unidos, por el sentimiento nacionalista y por las exigencias del pueblo americano, incluidos los migrantes latinos, a mantener y extender en el tiempo la supremacía de los Estados Unidos en América y en el resto del planeta. Y mantener su papel clave dentro de la idea de imperio. De llegar a la Casa Blanca, Harris podrá hacer cambios en lo interno, como mejorar el sistema de salud, atacar la inflación y el desempleo y tratar de corregir los errores que cometió Biden en el manejo del grave problema migratorio que subsiste en la frontera con México. 

 





Imagen tomada de El HulflPost

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