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domingo, 26 de octubre de 2025

EL TIEMPO RESPALDA A TRUMP; EL ESPECTADOR, LO FUSTIGA



Foto: El Espectador


Por Germán Ayala Osorio

Aunque por estos tiempos las posturas editoriales de los grandes medios escritos ya no tienen la fuerza política con la que en otras épocas hicieron tambalear gobiernos y ministros, los recientes editoriales de El Tiempo y El Espectador dan cuenta de dos interpretaciones distintas de la decisión de los gringos de incluir en la Lista Clinton al presidente Petro.

Mientras que el diario capitalino en manos del banquero Sarmiento Angulo legitima los calificativos de líder mafioso y matón que usó Trump para referirse al presidente Petro, El Espectador, de la familia Santo domingo, pero manejado periodísticamente por miembros de la familia Cano, considera desproporcionado y una insensatez llamar a Petro líder y defensor de narcotraficantes.

Se trata de dos posturas editoriales (políticas) que explican que la enemistad de Petro con el poderoso banquero le impide a la dirección de El Tiempo contradecir o fustigar los señalamientos de los Estados Unidos que claramente ponen en tela de juicio la honorabilidad del presidente Petro y por esa vía se intenta debilitar su gobernabilidad. Veamos apartes de los textos editoriales. Empecemos por los titulares.

El Tiempo tituló Por el país, desescalar. Antes de adentrarse en la lectura de la nota editorial el lector puede imaginar que se hará referencia a conceptos claves que están detrás del conflicto entre Trump y Petro: soberanías, popular y estatal e incluso la dignidad presidencial. Pero no. “Luego de las sucesivas provocaciones del presidente Gustavo Petro, entre ellas la de salir a una calle de Nueva York a incitar a la sedición a militares estadounidenses pidiéndoles desobedecer al presidente Donald Trump, este último no solo respondió calificando al mandatario colombiano como “líder del narcotráfico” y “matón”, sino que ordenó el recorte total de la ayuda a nuestro país y la continuidad de su ofensiva militar contra embarcaciones señaladas de transportar cocaína”.

Fustigar a Petro por lo dicho en Nueva York es válido política y periodísticamente en la medida en que se trató de un garrafal error el haber exhortado a los militares gringos a desobedecer a su comandante en jefe, el presidente Trump. Al referirse a la inclusión en la Lista Clinton, el editorial de El Tiempo se abstiene de cuestionar la decisión. “Es la primera vez que un mandatario colombiano queda sujeto a unas sanciones que tienen consecuencias en el sistema financiero global e implican la existencia de una presunta vinculación a empresas, gobiernos o personas relacionadas con el narcotráfico o el lavado de activos. Reconociendo lo que representa esta severa medida, debe decirse que el Presidente colombiano tiene el derecho de defenderse en todas las instancias judiciales y diplomáticas disponibles, como en su momento lo han hecho empresas y personas que han sido incluidas en este registro. Conocer con claridad todas las evidencias que sustentan la decisión es un asunto que requiere el máximo tacto y rigor en el tratamiento”. El mencionado texto termina con esta idea: “Lo que está en juego no es solo la honra de un mandatario, sino la estabilidad de una relación binacional que ha sido columna vertebral del desarrollo del país”.

Ahora revisemos el editorial de El Espectador. Desde el título, el editorial del diario de los Cano expone en gran medida cuál será el sentido de la nota: Incluir al presidente Petro en la lista Clinton es una insensatez es el titular. En los primeros apartes del texto de opinión institucional se lee con claridad el rechazo del diario bogotano a la irresponsable, grosero e insultante señalamiento en contra de Petro, que golpea la imagen del país.

El anuncio del viernes pasado, en el que se incluye al presidente de la República, Gustavo Petro, a miembros de su familia y al ministro del Interior en la llamada lista Clinton es confuso, incomprensible y solo puede entenderse como un paso más en el conflicto de egos que emprendió el presidente estadounidense con el colombiano. Sin que esto signifique que validamos las muchas irresponsabilidades retóricas que ha cometido nuestro mandatario, es notable que no se presentó prueba alguna por el gobierno estadounidense para esa decisión. Estamos presenciando una agresión contra un país entero por decisiones tomadas democráticamente”.

Las diferencias entre las dos posturas son claras y se explican porque El Tiempo es un actor político que le hace oposición al gobierno siguiendo instrucciones de su propietario, el banquero Sarmiento Angulo. El Tiempo lidera la cofradía de empresas mediáticas que de manera artera atacan al gobierno Petro con fines desestabilizadores de la mano de las fuentes que consultan a diario, casi todas asumidas como detractoras y enemigas del presidente de la República.

Aunque en precisos momentos El Espectador también hizo parte de esa perversa y peligrosa congregación mediática, el editorial en mención puede entenderse como una breve toma de distancia de esa congregación política que ya generó una profunda crisis de credibilidad en la prensa nacional.

El Espectador insiste en los cuestionamientos iniciales a la medida desproporcionada adoptada por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos: “La designación de alguien como protector del narcotráfico no puede ocurrir por el intercambio de adjetivos entre presidentes en redes sociales. Entonces, ¿hay evidencias de que el presidente ha sido cómplice de los grupos criminales en el país? El periodismo colombiano no ha encontrado algo así. Mucho menos la justicia. Sí, la producción de cocaína está disparada, pero no es que el Estado colombiano se haya quedado cruzado de brazos. El aumento del número de hectáreas cultivadas comenzó en gobiernos anteriores, lo cual solo muestra que es un problema complejo. Decir que la “paz total” -por muchas críticas que le puedan caber en su concepción- es un esfuerzo criminal significaría que los gobiernos nacionales no pueden buscar acuerdos que lleven a desmovilizaciones y que ayuden a bajar las tasas de violencia. Si Estados Unidos tiene información que no conocemos en Colombia, haría bien en compartirla. Mientras tanto, este acto se siente como un abuso de poder más y una falta de respeto a la democracia colombiana. En vísperas de elecciones, ningún país debe buscar intervenir en la autonomía de nuestro proceso electoral. ¿Dónde están las voces sensatas dentro de la diplomacia de la Casa Blanca?

Estamos frente a dos disímiles posturas editoriales. La de El Tiempo se puede calificar de cipaya, muy en la línea del banquero, sancionado económicamente por las autoridades americanas por los actos de corrupción en la construcción de la ruta del sol 2; mientras que la de El Espectador deviene con un tono cargado de dignidad política y periodística frente al poder intimidante del convicto presidente de los Estados Unidos.


miércoles, 22 de octubre de 2025

ENTREVISTA DE CORONELL A PETRO: SALIÓ MAL

 Por Germán Ayala Osorio

 

La entrevista que le concedió Gustavo Petro a Daniel Coronell fue un verdadero encontronazo entre un presidente atrincherado en su dignidad y en su incontrastable ego y un periodista empecinado en cuestionarlo y en sacarle un titular que sirviera para empeorar las relaciones con Trump, mandatario al que el columnista se cuida de criticar por razones ideológicas y migratorias. Desde su cuenta de X, Coronell iba dejando claro de qué lado estaba: Petro se muestra desafiante ante la grave crisis diplomática con Trump. ¿Se atrevería Coronell a usar el mismo vocablo para caracterizar y calificar la conducta altanera, irresponsable y soberbia del fatuo presidente de los Estados Unidos? Por supuesto que no. Cuando se trata de hablar de las tensas relaciones bilaterales entre los dos países, el reconocido columnista siempre se parará del lado de la tierra del Tío Sam. Es claro que a Coronell le da miedo cuestionar las andanadas de Trump en contra del presidente colombiano.

Petro concede la entrevista pensando quizás en llegarle al público hispano de Univisión y muy seguro de que el secretario de Estado, Marco Rubio, entre otros agentes políticos que le hablan al oído al convicto presidente norteamericano estarían atentos al desarrollo de esta. Entre tanto, Coronell buscó entrevistarlo para aprovecharse periodística y económicamente de lo que pudiera decir el jefe de Estado en medio de la crisis diplomática entre Estados Unidos y Colombia. El rating estaba asegurado.

En términos periodísticos se trató de una entrevista enrarecida, dispersa, incómoda, “jarta” y difícil por dos razones fundamentales: 1. Por la predisposición ideológica con la que ambos llegaron al encuentro. Petro reconoce a Coronell como un periodista de derecha, lo respeta, pero sabe muy bien que como ciudadano y periodista es un cipayo que sabe rendirle pleitesía a los gringos. Y Coronell llegó con la firme intención de desdibujar a la figura presidencial colombiana, tratando de pincharle el ego con preguntas, insinuaciones y señalamientos que Petro manejó relativamente bien a pesar de que en términos comunicacionales evitó contestar los interrogantes que le expuso su interlocutor, lo que claramente ensució el diálogo y lo hizo ver como un presidente grosero. 2. Por la compleja coyuntura política y diplomática, tanto Petro como Coronell buscaron sacarse provecho. El presidente colombiano le hablaba al periodista, pero estaba pensando más en sus detractores estadounidenses, que en explicarle a las audiencias de Colombia las razones por las que se llegó a este punto de no retorno en las relaciones entre Bogotá y Washington. Petro debió tranquilizar a los colombianos que la prensa hegemónica local está empecinada en asustar por cuenta de las posibles sanciones económicas que imponga el anaranjado presidente estadounidense.

Coronell es un periodista anti uribista que ha sido incapaz de llamar genocidio a lo hecho por Israel en Gaza, con la anuencia de los Estados Unidos, país en el que vive desde hace varios años. Es un columnista muy leído, pero es cercano al establecimiento colombiano.

Después de la entrevista-encontronazo, Coronell dijo lo siguiente: “Nunca he tenido una conversación tan difícil con él, como la de hace dos días, en la Casa de Nariño. A lo largo de estos 40 años de conocernos he tenido grandes diferencias con él y he criticado su gestión como alcalde y presidente, tanto como reconocí sus grandes debates de denuncia y control político como congresista. Nunca, en todos estos años y entrevistas he visto al presidente Gustavo Petro tan alterado como este lunes. No es el mejor estado de ánimo para manejar una crisis de las dimensiones que puede tomar en los próximos días”.

Después de ver completa la entrevista, señalo que tanto Coronell como Petro se equivocaron. El primero, por querer aprovecharse de la compleja coyuntura diplomática entre USA y Colombia y creer que Petro le contestaría todas sus preguntas, cuestionamientos e insinuaciones que por momentos incomodaron al mandatario. Coronell sabía que Petro llegaría “cargado de tigre” y quiso aprovecharse periodística y políticamente de ese momento; y el segundo, porque llegó al diálogo cargado emocionalmente y golpeado en su ego por el tratamiento de mafioso que le dio el convicto y pederasta presidente estadounidense. Conclusión: Petro no debió conceder la entrevista a Coronell. Como diría el entonces Defensor del Pueblo, Carlos Camargo: "salió mal". 

 


domingo, 28 de septiembre de 2025

¿DESDE DÓNDE HABLA DANIEL CORONELL?

 

Por Germán Ayala Osorio 


Convertido el retiro de la visa americana al presidente Petro en tema de discusión mediática y en las fétidas redes sociales, aparecen por lo menos dos lugares de enunciación desde donde se entiende, explica, se valida o se invalida la decisión del Departamento de Estado, convertida en un suceso político-electoral generado, claramente, por la provocadora e insensata exhortación que hizo Petro a los marines a desobedecer las órdenes de Trump. 

En un primer lugar de enunciación aparecen por supuesto los ciudadanos, políticos y periodistas americanistas, pro gringos y admiradores de la potencia militar y económica. También, los que gustan visitar cada cierto tiempo los parques de diversiones de Orlando en lo que puede ser un eterno retorno a la niñez. Hacen parte de ese selecto grupo otros que por razones económicas y periodísticas les toca, sí o sí,  ponerse del lado de los gringos a pesar de sus arbitrarias acciones político-militares desarrolladas durante décadas en cumplimiento del rol que creen que deben cumplir: el de gran Sheriff que anda por el mundo castigando, apresando y matando "terroristas" y "monstruos", muchas veces creados por la propia Casa Blanca. Baste con recordar el caso de Osama Bin Laden.  En ese grupo también están los periodistas y políticos de la derecha colombiana que casi al unísono salieron a rechazar las arengas del presidente colombiano, convertido en un agitador callejero en pleno Manhattan. 

En el segundo lugar de enunciación confluyen los ciudadanos, intelectuales, políticos y periodistas anti yanqui e incluso muchos que han usado sus visas para ir a ver a Mickey Mouse, pero que rechazan con furia el genocidio que Trump está patrocinando en la franja de Gaza en contra del pueblo palestino. También comparten un espacio en este grupo aquellos ciudadanos que reconocen el grave error que cometió el presidente colombiano con las señaladas arengas. 

Este texto está inspirado en la columna El Automártir que escribió el reconocido periodista Daniel Coronell Castañeda, de quien se dice que es de origen judío aunque el inefable José Obdulio Gaviria, primo del criminal Pablo Emilio Escobar Gaviria, dijo lo contrario en un texto titulado ¡DANIEL CORONELL NO ES JUDIO! Pero aquí lo realmente importante es examinar el lugar de enunciación desde el cual habla el periodista bogotano. 


Coronell habla desde un lugar de enunciación creado por tres circunstancias: reside en los Estados Unidos, funge como vicepresidente de la cadena Univisión y tiene, según él, origen judío. En dicha columna de opinión Coronell critica con dureza y razón el garrafal error que cometió Petro. Sin duda alguna, una salida en falso que le costó la visa. Y lo que es peor, le dio a la derecha colombiana un enorme "papayazo" electoral y político. El afamado columnista considera que "en su afán por construir su pedestal de mártir, el presidente Gustavo Petro se está llevando por delante a Colombia y, de paso, garantizando el retorno de la extrema derecha al gobierno". 

Daniel Coronell destroza a Petro cuando dice que "el agitador se impuso al estadista. Excitado hasta el paroxismo por los aplausos de unos manifestantes, Petro fue subiendo el calibre de su arenga callejera. Ya entrado en gastos, habló de reclutar combatientes, de la experiencia militar de los colombianos, del Ché Guevara, de entrenamientos bajo el oscuro régimen de Muamar el Gadafi y de ir él mismo a combatir a Gaza". Hasta ahí, digamos, todo bien desde la perspectiva crítica con la que se debe abordar el "descache" del presidente. 

Pero justamente, al estar ubicado en ese preciso lugar de enunciación, Coronell evita criticar al gobierno Trump, al tiempo que se cuida de llamar genocidio a lo que está haciendo el sionista ejército de Israel, que cumple las órdenes del criminal Benjamin Netanyahu. Interpelado por un usuario de la red X, el sagaz periodista respondió: "Lo hago porque sinceramente considero que el presidente Petro dedica más esfuerzo a la construcción de su leyenda que a hacer lo que necesita Colombia y que está a su alcance. Condeno la masacre de civiles en Gaza por parte del ejército israelí y también las acciones terroristas de Hamas contra personas indefensas. No profeso ninguna religión". 

Curiosamente Coronell hace lo mismo que en su momento hicieron José Obdulio Gaviria y el títere-presidente, Iván Duque: apelar a un eufemismo. Mientras Gaviria dijo que en Colombia no había desplazados sino "migrantes internos", Duque llamó "homicidios colectivos" a las masacres. El periodista bogotano está "a tres doritos" de usar la expresión que acuñó el fatuo "presidente" Iván Duque. Lo que cometió Hamas fue una masacre, así no hay forma de comparar lo hecho por esa organización terrorista con lo que viene haciendo Israel desde hace ya dos años. Coronell cae en un error conceptual por su condición de judío y por el miedo que le da hablar con la verdad estando viviendo bajo la administración del convicto Donald Trump. 

El texto que subrayo y puse en negrillas sirve para reconocer el lugar de enunciación desde el que habla Coronell. No es una masacre lo que sucede en Gaza. En Colombia cada nada se registran masacres que en nada se parecen a lo que sucede en ese territorio en el que están asesinando niñas, niños, viejos y mujeres. Lo que están perpetrando Trump y Netanyahu contra el pueblo palestino se llama GENOCIDIO.  En términos teóricos, "la enunciación implicará siempre una relación de manipulación, dado que, más que la comunicación de un saber (hacer-saber), la enunciación pone en juego un hacer-creer; esto es, anticipa y orienta el lugar que el enunciatario es llevado a ocupar con respecto a aquello que se transmite". No diré más. 


Nota: la fotografía fue tomada de la página de la revista en la que escribe el columnista. Páginas consultadas: La Huella nazi, Daniel Coronell, a Rectificar: ¡DANIEL CORONELL NO ES JUDIO!

La enunciación: reflexiones actuales


lunes, 1 de septiembre de 2025

PERIODISMO, GENOCIDIO EN GAZA Y ASESINATO DE REPORTEROS

Por Germán Ayala Osorio

Al genocidio que Israel viene cometiendo en Gaza se suma los cobardes asesinatos de periodistas que cubren la invasión y la limpieza étnica del ejército sionista al mando del criminal, Benjamín Netanyahu.

Más de 122 reporteros han caído en la franja de Gaza desde octubre de 2024, asesinados en su mayoría por tropas de Israel. Hamas también tiene su cuota en los execrables crímenes contra el periodismo. Estamos ante una afrenta a la libertad de prensa como principio universal y al ejercicio periodístico como actividad humana con la que el resto del mundo puede acercarse a comprender lo que sucede en el convulsionado territorio.

A pesar de la probada barbarie genocida cometida por el Estado de Israel, el grueso de la prensa colombiana sigue hablando de “guerra en Gaza”, de civiles muertos por el ejército israelí y de la hambruna provocada por Netanyahu. Pocas veces hablan de asesinatos, aunque en los últimos meses parecen haberse sensibilizado con la tragedia humanitaria, sin que ello signifique que están cerca de llamar genocidio a lo que sucede en Gaza.

Varios medios masivos tradicionales, entre ellos el noticiero Caracol Noticias, evitan llamar genocidio a lo que acontece en Gaza, lo que constituye una forma de autocensura que hace pensar que sus directivas comparten las prácticas genocidas con las que Israel busca aniquilar al pueblo palestino. Mantenerse alineados con la política exterior de los Estados Unidos parece explicar el miedo y el silencio de Noticias Caracol a calificar como genocidio lo que está ejecutando Israel en la disputada franja.

Reporteros sin Fronteras reaccionó ante el último asesinato de periodistas a manos de Israel y le pidió a todos los medios y periodistas del mundo sumarse al rechazo de esos crímenes. Por supuesto que Caracol Noticias se sumó al llamado: “Noticias Caracol se suma a cientos de medios de comunicación alrededor del mundo que se unieron al llamado de Reporteros sin Fronteras para rechazar el asesinato de periodistas en la franja de Gaza y demandar el libre acceso de la prensa internacional”.

No basta con exigir respeto por la vida de los periodistas y demandar el libre acceso de la prensa para exponer al ejército sionista ante el resto del mundo. Es importante para el periodismo y la propia historia de la humanidad consolidar la narrativa que da cuenta de que Israel está cometiendo un genocidio en Gaza. No hacerlo es asumir una actitud complaciente, políticamente incorrecta y cobarde que entra en contradicción con la deontología del oficio. Quizás sea tiempo para que las directivas de Noticias Caracol revisen las frases célebres de Kapuscinski. Cito varias: “El periodismo moderno no sólo se ha vuelto superficial, sino que ha perdido el sentido de la solidaridad y la responsabilidad”, “El periodismo debe ser valiente y no tener miedo de decir la verdad” y “El periodismo debe denunciar las violaciones a los derechos humanos”.

Si asumimos las sentencias de Kapuscinski como principios éticos de obligatorio cumplimiento, Noticias Caracol, junto a otros medios, claramente están cubriendo lo que sucede en Gaza de manera insolidaria, irresponsable, superficial, cobarde, miedosa y cómplice del terror generado por el señalado ejército sionista.




OBLIGADO A RECTIFICAR EL ESPECTADOR

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La prensa suele usar la moral colectiva para exponer, cuestionar y juzgar con especial dureza a quienes se atreven a violar sus preceptos. Y lo suele hacer a través del género noticia, convertido en el más dañino, pero efectista de todos los géneros periodísticos en la medida en que es ahistórico, coyuntural y se expresa a través de titulares espectaculares y llamativos. El amplio y fastuoso despliegue es una de las características de la noticia.

Eso sí, cuando uno de esos ciudadanos hace parte del núcleo familiar de los propietarios del medio de comunicación o de un grupo social privilegiado, a ese indebido e inmoral comportamiento no se le aplican los criterios de noticia lo que de inmediato activa la autocensura como mecanismo de defensa del “buen nombre” de quienes sostienen económicamente al medio de comunicación y las relaciones políticas con el poder tradicional.

Es decir, la deontología del oficio está íntimamente atada al carácter hegemónico con el que opera la moral colectiva y sometida a los intereses de clase de quienes usan la prensa para legitimar un sistema cultural de dominación que, para el caso de Colombia, promueve el clasismo y la existencia de ciudadanías de primera, segunda y hasta de tercera categoría. Y peor resulta el asunto cuando esos medios masivos operan como actores políticos que le hacen oposición al gobierno.

Así las cosas, cuando la prensa informa, las audiencias creen a pie juntillas que lo publicado es el resultado de un serio análisis de los hechos y dan por sentado que es verdad. Pero cuando las noticias publicadas afectan de manera negativa el buen nombre de personas del común y de usuarios de las redes sociales, y estos últimos exigen la rectificación de la información publicada, los medios masivos suelen asumir la cobarde actitud de no rectificar en las mismas condiciones en las que originalmente fueron expuestos los hechos noticiosos que, a juzgar por las sentencias de los jueces, no resultaron ser tan veraces como inicialmente se pensó.

Recientemente el diario El Espectador fue obligado, por orden de jueces, en primera y segunda instancia a rectificar parte de la información publicada en una controvertida nota periodística titulada Tropas de influenciadores de Petro en la que relacionó los nombres de por lo menos 11 tuiteros sobre los que el diario capitalino señaló que tenían contratos con el gobierno Petro y que actuaban como parte de las “bodegas petristas” desde donde se defiende las actuaciones del gobierno. Como actor político en oposición al gobierno Petro, El Espectador creyó que había logrado desenmascarar al presidente y a sus asesores en comunicación al develar los nombres de los influenciadores que defienden a dentelladas a la actual administración. Pero se equivocó de cabo a rabo el diario bogotano.

Así “cumplió” el cuestionado diario bogotano la orden emitida por la justicia: Este fue el titular: Rectificación sobre nota “Tropa de influenciadores de Petro se mueve con el erario y se agita la campaña”. Y el sumario o bajada, este: “En cumplimiento de lo ordenado por la Sala Cuarta de Decisión Civil del Tribunal Superior de Bogotá, El Espectador rectifica la información publicada los días 5, 6 y 7 de abril de 2025 en la nota titulada “Tropa de influenciadores de Petro se mueve con el erario y se agita la campaña”.

Sin embargo, la rectificación no se hizo en las mismas condiciones de espacio y divulgación de la nota que originó las acciones de tutela de los afectados que se sintieron “perfilados” y afectados en su buen nombre por El Espectador. La Corporación VLID (Voces Libres para la Democracia) señaló en su cuenta de X “que hemos decidido interponer incidente de desacato contra @elespectador por incumplir con la rectificación: omite la admisión de responsabilidad exigida por la Corte y no cumple con la extensión ni frecuencia de publicación de la nota original, como lo ordenó el despacho”.

Le queda muy mal a El Espectador negarse a publicar la rectificación en las mismas condiciones de espacio que le dio a la nota que motivó que los afectados instauraran las acciones de tutela con las que finalmente le ganaron el pulso jurídico y político al medio de comunicación. Como agente defensor de la moral colectiva e instrumento del sistema cultural de dominación El Espectador está obligado por la deontología del oficio a respetar a los ciudadanos y por supuesto a acatar las decisiones de los jueces. Al no hacerlo, el histórico periódico se ubica en el mismo plano inmoral en el que a diario suele exponer a políticos, empresarios y ciudadanos del común.

Les vendría bien a los Cano revisar las maneras y las lógicas con las que vienen haciendo periodismo, pero especialmente analizar los daños a la reputación del medio que les está generando la decisión política de hacer parte del conglomerado de empresas mediáticas que todos los días le hacen oposición al gobierno Petro. Como lo dije en anterior columna, me quedo con El Espectador del pasado y rechazo el de hoy porque entró en el peligroso juego de la estigmatización ideológica. Sin duda alguna estamos ante un retroceso enorme: pasó de ser un referente periodístico nacional y un defensor de las ideas liberales, para fungir como un agente Estigmatizador Ideológico al servicio del capital.






ANTIOQUIA SE QUEDA SIN REINA: LAURA SE FUE

  Por Germán Ayala Osorio   La renuncia de la Señorita Antioquia, Laura Gallego Solís a representar a su departamento en el Reinado Nac...