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viernes, 28 de febrero de 2025

PRENSA HEGEMÓNICA, AUTOCENSURA Y EL JUICIO CONTRA URIBE

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El juicio que por estos días enfrenta en calidad de acusado el expresidente Álvaro Uribe Vélez constituye un hecho periodístico-noticioso que debería de ocupar la atención de los medios hegemónicos por tratarse del primer exmandatario procesado penalmente por delitos no políticos.

Bajo esa circunstancia, el cubrimiento de semejante hecho jurídico-político debería dar para informes diarios sobre las audiencias, análisis del material probatorio e incluso, la búsqueda de reacciones de los protagonistas después de cada uno de los momentos procesales transmitidos en directo.  Se esperaría portadas enteras, sonoros titulares, frases sacadas de las audiencias expuestas para poner a hablar al país de semejante suceso. Eso sí, los medios hegemónicos optaron por llevar las incidencias del juicio a las redes sociales, en particular en la red X, escenarios en los que desde el 7 de agosto de 2022 se expresa con enorme violencia discursiva la crispación ideológica entre la derecha y la izquierda. En esa cloaca llamada Twitter o X,  hay cuentas uribistas dedicadas a tratar de desvirtuar las tesis y el material probatorio llevado por las víctimas y la Fiscalía; del otro lado están las de aquellos ciudadanos convencidos de la responsabilidad penal del Señor Acusado. 

Va quedando claro que por sus compromisos políticos y económicos los medios hegemónicos no están cubriendo el juicio contra Uribe como se esperaría que lo hicieran. De esa manera, están perdiendo una gran oportunidad para hacer un ejercicio periodístico de calidad y reconquistar a las audiencias que vienen perdiendo por haber puesto toda su capacidad instalada a deslegitimar al actual gobierno y a generar incertidumbres en los colombianos que aún consumen la información publicada a diario por medios como Noticias Caracol, Noticias RCN, El Colombiano, El País de Cali, así como Blu radio, La FM y La W.  

Debido a que la apuesta editorial de esas empresas mediáticas es consolidar la narrativa que señala que “el país va mal por cuenta del comunismo de Petro”, la autocensura aparece como conducta institucional con la que los periodistas de dichos medios de comunicación privan a las audiencias de seguir lo que bien se puede considerar como el “juicio del siglo”. Prefieren seguir ostentando el mote de "medios uribistas", antes de salir a exponer la gravedad de los señalamientos que Juan Guillermo Monsalve, el exparamilitar y “testigo estrella” ha hecho contra el expresidente y expresidiario antioqueño.

Años atrás, todos los medios hegemónicos se volcaron a cubrir con lujo de detalles los hechos jurídico-políticos acaecidos en el marco de lo que se conoció como el Proceso 8.000. En dicho escándalo estuvo comprometida la majestad de la presidencia de la República en cabeza de Ernesto Samper Pizano. La financiación de la campaña Samper presidente con dineros del Cartel de Cali fue un hecho político relevante que hizo confluir a la gran prensa bogotana en el cubrimiento de revelaciones y filtraciones de piezas procesales que confirmaban la entrada de los dineros de los mafiosos caleños a la campaña de Samper. La entrada de dineros “calientes” a las cuentas de la campaña electoral que llevó a Samper Pizano a la Casa de Nariño, al lado de los delitos de fraude procesal y manipulación de testigos y la vinculación que el testigo Monsalve ha hecho de Uribe con actividades de narcotráfico y paramilitarismo, bien puede verse como una pilatuna.

Aunque el Proceso 8.000 fue más un hecho político que judicial a pesar de las investigaciones y las condenas proferidas por la justicia, el cubrimiento periodístico-noticioso garantizó que la opinión pública de la época se acercara a la construcción del relato más verídico que al final se consolidó como verdad: Samper llegó a la presidencia patrocinado por el Cartel de Cali.

Por el contrario, los hechos que tienen a Uribe sentado en el banquillo en calidad de acusado están alejados de cualquier consideración política, razón suficiente para que la gran prensa bogotana se volcara a cubrir el juicio contra el expresidente antioqueño con el mismo fervor con el que sus periodistas cubrieron el Proceso 8.000.  Es más, por tratarse de delitos no políticos cometidos por Uribe de acuerdo con la tesis de la Fiscalía y las víctimas acreditadas, los registros editoriales y noticiosos de las audiencias a las que comparece el expresidente deberían de ser más abundantes que los que se dieron para el caso de Samper Pizano.

Optar por abrir noticieros de televisión con los conciertos de Shakira da cuenta del particular desinterés de dichas empresas mediáticas de cubrir el juicio contra Uribe de acuerdo con las dimensiones penal, ético política y moral que rodean semejante suceso.

Al preferir la autocensura, dichas empresas periodísticas terminan dándole la razón a sus críticos que los califican de ser “medios uribistas" que defienden a dentelladas la imagen y el “legado” de Uribe Vélez, convertidos en una suerte de “patrimonio” cultural para esa Colombia que valida el Todo Vale y la violencia (I) legítima del Estado. Aunque no cubren el juicio como se esperaría que lo hicieran, periodistas de Blu radio y La FM, entre otros, no pierden oportunidad para sugerir que se trata de un juicio político contra Uribe.



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jueves, 27 de febrero de 2025

LA TESIS DEL MINISTRO ROJAS

 

Por Germán Ayala Osorio

A las acciones sistemáticas de la prensa hegemónica por desprestigiar a los ministros y por esa vía al gobierno Petro, se sumó el escándalo que armaron con el asunto de la tesis de maestría que desaprobó el actual ministro de educación Daniel Rojas Medellín.

Blu radio y La FM, entre otros medios elevaron la decisión académica tomada al interior de la Universidad Nacional en la que cursò la maestría el estudiante Rojas Medellín a la condición de “inmoralidad pública”. Es decir, la desaprobación de la tesis del Min educación es igual a acreditar títulos falsos o plagiar tesis como en su momento lo hizo Enrique Peñalosa, quien en su currículo consignaba un título de Doctor que jamás obtuvo. Eso sí, al exalcalde de Bogotá lo trataron con guantes de seda.

En lugar de destacar la decisión del alma mater como una prueba de su seriedad y rigurosidad académica, los periodistas de varios medios masivos optaron por usar el veredicto del jurado para desprestigiar al estudiante-ministro como si la desaprobación de su tesis de maestría fuera una falta grave e incluso una prueba de su “incapacidad para estar en la cartera de educación”.

Quizás el ministro Rojas pudo presionar desde su alto cargo para que la decisión del jurado fuera revisada y finalmente cambiada, pero no lo hizo. Esta es una práctica más que común en Colombia. Por el contrario, aceptó la dureza del veredicto académico que compromete en gran medida a su director de tesis por haber dado el visto bueno de una versión que, a juicio del jurado, no cumplía con los requisitos exigidos para su aprobación.

El doble rasero volvió a emerger como política editorial y perspectiva noticiosa en los colegas que abordaron el asunto con la animadversión ideológica que les produce ver al joven ministro al frente de esa cartera ministerial. Como parte del grupo de periodistas que participaron del escarnio público al que fue sometido Rojas Medellín estuvo Darcy Quinn, la periodista radial que tiene una sección de chismes políticos en La FM, medio uribizado que de tiempo atrás a diario ataca al gobierno Petro.

La señora Quinn se hizo famosa por reconocer al aire que no pudo acreditar el título de periodista en una prestigiosa universidad privada de Bogotá porque “en la Javeriana fue muy difícil lograrlo (graduarse) me pusieron mil trabas, entonces fue a la Sergio Arboleda y me dijeron, claro Darcy ven, me valieron unas materias y me gradué…”  Cuando el país político conoció esta confesión de la mencionada periodista de inmediato en las redes sociales le empezaron a exigir que mostrara la tesis con la que alcanzó, casi veinte años después, su título de comunicadora social-periodista. Hasta donde se sabe, la tesis no aparece.

Por supuesto que la mencionada periodista aprovechó lo sucedido con la tesis del estudiante-ministro para insistir en la “mediocridad” del ministro y en general en la falta de capacidad técnica de este y de otros ministros escogidos por el presidente Petro.  

Lo que le sucedió a Rojas Medellín es normal dentro de los procesos académicos al interior de universidades privadas y públicas. Aunque acreditar títulos falsos como lo hizo Peñalosa se volvió costumbre en el país, el ataque personal contra el Min educación solo se explica por la inquina que les produce todo lo que hace o deja de hacer el gobierno de Petro y sus ministros.

En el pasado inmediato hubo escándalos académicos de políticos uribistas. El país recuerda a Julián Bedoya, político que acreditó el título de abogado de la Universidad de Medellín, el mismo que obtuvo de manera fraudulenta. El país también recuerda a Jeniffer Arias, congresista que plagió documentos y presentó una tesis de maestría a la Universidad del Externado. "La Universidad sometió el texto de la tesis a una herramienta informática para la detección de plagio, operación que arrojó un importante número de coincidencias con fuentes o documentos publicados en Internet de autores diferentes”.




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domingo, 23 de febrero de 2025

GONZALO GUILLÉN PAGARÁ ARRESTO EN LA CASA DE NARIÑO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Periodistas en Colombia de la calidad investigativa, seriedad, arrojo, probidad, tenacidad y pulcritud como Gonzalo Guillén se cuentan con los dedos de la mano izquierda de Germán Vargas Lleras.

Ahora que un juez ordena tres días de arresto resulta pertinente revisar el asunto desde las lógicas de los medios y periodistas hegemónicos, en particular aquellos que poco o nada se parecen profesionalmente a Gonzalo Guillén. De acuerdo con El Heraldo “la decisión judicial fue emitida por un juez de la República por desacatar una orden de tutela que exigía la rectificación de publicaciones en las que Guillén tildó al empresario Carlos Mattos Barrero de ser “asesino, pederasta, paramilitar y violador de menores”.

Para cumplir lo ordenado por el operador judicial el presidente Gustavo Petro le ofreció la Casa de Nariño para que allí pernocte y pague la sanción. Guillén aceptó complacido el ofrecimiento presidencial. Sin duda, un espaldarazo ético-político que ameritaría un titular a seis columnas, si el periodista perteneciera al selecto grupo de periodistas vedettes a los que les encantan los cocteles a los que suelen ir políticos y empresarios corruptos.

A pesar de las calidades humanas y periodísticas de Guillén, la prensa hegemónica solo se limitó a registrar el hecho judicial, evitando calificar la decisión del juez como una forma de censura o quizás como presión indebida al ejercicio de un periodista que suele opinar basado en sus propias investigaciones.

El punto que quiero exponer en esta columna es que al no pertenecer Guillén al cerrado círculo de poder de los periodistas vedettes defensores de específicos agentes del Establecimiento, la orden de arresto puede estarse aplaudiendo a rabiar en varias salas de redacción. Cuando un periodista como Guillén dedica su vida a destapar ollas podridas y a develar las andanzas de políticos poderosos, lo primero que pierde es el respaldo de los colegas que de manera cómoda ejercen el oficio, plegados a los intereses económicos y políticos de las empresas mediáticas para las que trabajan. Es más, el colegaje muere justo en el preciso momento en el que Gonzalo Guillén tomó esa decisión ético-periodística mal vista por quienes siguiendo una agenda política están obligados a escoger muy bien qué figuras políticas pueden ser expuestas ante la opinión pública por sus andanzas.

El país conoce que Guillén ha investigado a Álvaro Uribe Vélez desde su paso por la Aeronáutica Civil y sabe también lo que piensa del expresidente y expresidiario. En diálogo con María Jimena Duzán, Guillén señaló: “a mi me parece que es un asesino asqueroso y que es un narcotraficante, que el cartel de Medellín nació con el apoyo de él, con los aviones, con las licencias… todo su entorno está lleno de delincuentes…”

Además, Guillén fue quien destapó lo que se conoce como la “Ñeñe política”. Esto dijo a Semana el avezado periodista: “A estas alturas, en lo que va del escándalo no van a decir que sí sabían que era un narcotraficante. Uribe nunca ha dicho que sabía que Pablo Escobar era un narcotraficante o que Gacha era narcotraficante. Eso no lo va a reconocer, porque si lo reconoce se echa la soga al cuello, pero el ‘Ñeñe’ Hernández era un narco conocidísimo, del cual andaban detrás las autoridades de este país y las de Estados Unidos”.

La trayectoria periodística de Gonzalo Guillén sirve para ilustrar que la decisión de ir tras las andanzas de poderosos políticos, fiscales y empresarios constituye una apuesta de vida llena de riesgos. ¿Cuántos de las nuevas generaciones de periodistas o comunicadores sociales salidos de la academia estarían dispuestos a seguir los pasos de Guillén? Quizás se cuenten con los dedos de la misma mano izquierda de Vargas Lleras. Lo cierto es que el “canazo” que pagará Guillén en la Casa de Nariño, imagino que en medio de largas tertulias con el presidente Petro, pasará a la historia como la más férrea defensa ética y política a las libertades de prensa y opinión. No creo que la FLIP haya hecho jamás una defensa de esas libertades en esos términos. 



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domingo, 16 de febrero de 2025

DINEROS DE PAPÁ PITUFO: EL PROCESO 8.000 CON EL QUE SUEÑA LA PRENSA HEGEMÓNICA


Por Germán Ayala Osorio

La prensa hegemónica le apostó a convertir el intento de infiltración de dineros del contrabandista Diego Marín Buitrago, alias Papá Pitufo, en un nuevo proceso 8.000 capaz de hacer tambalear al gobierno Petro como sucedió años atrás con el presidente Ernesto Samper. Imagino que soñaban con escuchar a Petro decir “fue a mis espaldas” o la clásica expresión “aquí estoy y aquí me quedo”.

Fue la revista Cambio el medio que aportó el titular del que se plegaron otras empresas mediáticas en su propósito político de desestabilizar al gobierno y generar la misma crisis de gobernabilidad que en su momento soportó el entonces presidente Samper cuando a la prensa se filtraron grabaciones y documentos que al final probaron que efectivamente el Cartel de Cali aportó millones de pesos a la campaña Samper presidente.  “Cambio revela el papel del zar del contrabando en la financiación de la campaña de Gustavo Petro” es el titular con el que la revista motivó a los colegas periodistas para armar el caso periodístico y político con el que Petro sería puesto en la picota pública. Aunque ya dicha revista aceptó que efectivamente el dinero ofrecido por Papá Pitufo fue rechazado, ahora insiste en señalar que los contactos entre integrantes de la campaña Petro presidente y emisarios de Marín Buitrago mantuvieron contacto después de la negación.

Lo curioso de la temeraria acción discursiva de Cambio es que se produjo después de que el propio presidente Petro hubiese reconocido que emisarios del zar del contrabando intentaron infiltrar financieramente la campaña Petro presidente. Al notar los periodistas y las empresas mediáticas que le hacen oposición política al actual gobierno que no había pruebas testimoniales o materiales que probaran la hipótesis de trabajo que armaron después del tendencioso titular de la revista Cambio, optaron por dejar quieto el asunto.

De ahí en adelante fueron los medios alternativos los que entraron en acción en su intención de demostrar que las actividades delincuenciales de Papá Pitufo vienen desde los años 90, circunstancia que deja muy mal parados a los medios hegemónicos siempre atentos a construir escándalos políticos para ganar rating y coadyuvar a los objetivos corporativos de deslegitimar a aquellos presidentes que como Samper y Petro resultan incómodos para específicos sectores del establecimiento colombiano.

Lo que hace unos días en la mesa de trabajo de Blu radio se asumió como el nuevo proceso 8.000, propuesto por Aurelio Suárez comentarista y consagrado enemigo político de Petro, hoy derivó en un caso judicial que compromete institucionalmente a la Policía nacional y en particular a la Policía Fiscal y Aduanera (POLFA), cooptadas por Papá Pitufo y usadas por este para garantizar la libre entrada de mercancías de contrabando con la anuencia de otros funcionarios. La tesis de Suárez fue acogida por sus compañeros de Blu radio y sirvió para que el programa radial titulara "Aurelio Suárez por escándalo 'Papa Pitufo': "Comenzó el proceso 8000 de Petro". 

Esa apuesta periodística, judicial y política de Blu radio se debe entender en el contexto de la Bancarización del periodismo y la consecuente conversión de la información y de los tratamientos noticiosos en mercancía de uso político.

Ojalá que el gobierno Petro logre traer de vuelta a Papá Pitufo para ver si este decide prender el ventilador con el que caerían ex altos oficiales de la Policía nacional, pero también expresidentes de la República y congresistas, entre otros, de acuerdo con las versiones periodísticas alternativas conocidas hasta el momento. Por ahora el intento de recrear un proceso 8.000 en pleno año preelectoral les salió bastante mal a los periodistas y empresas mediáticas interesadas en desestabilizar al gobierno progresista. Esta historia continuará.

 


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domingo, 9 de febrero de 2025

DÍA DEL PERIODISTA Y LA “BANCARIZACIÓN” DEL PERIODISMO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Como es tradición en Colombia cada 9 de febrero se conmemora el Día del Periodista, para exaltar la labor de informativa y por esa vía aportar a la consolidación de la democracia como régimen político. Más allá de los mensajes de reconocimiento que suelen enviar empresarios y entidades gubernamentales a las salas de redacción de noticieros y medios impresos, es bueno confrontar ese trabajo informativo y de generación de estadios de opinión pública que vienen cumpliendo las grandes empresas mediáticas del país, en particular en la actual coyuntura política del país.

Colombia y otros países del mundo asisten a lo que bien se puede llamar la “bancarización” del periodismo que no es otra cosa que la operación de los medios masivos bajo el dominio de conglomerados económicos que compraron empresas mediáticas no necesariamente para mejorar los estándares de la democracia y mucho menos para cumplir lo consignado en el artículo 20 de la Carta Política que señala que “se garantiza a toda persona la libertad de expresar su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios de comunicación. Estos son libres y tienen responsabilidad social. Se garantiza el derecho a la rectificación en condiciones de equidad. No habrá censura”.

Por el contrario, la compra de medios tradicionales como El Tiempo, Semana y El País de Cali por parte de los banqueros Sarmiento Angulo y Gilinski está atada a los intereses políticos y económicos de esas poderosas familias, lo que confirma no solo la “bancarización” del periodismo, sino su uso superlativo e ilimitado para afectar la gobernabilidad y la viabilidad del actual gobierno. Los tratamientos noticiosos que vienen haciendo esos tres medios de hechos públicos relacionados con las maneras de gobernar y las decisiones tomadas por el gobierno Petro confirman el uso del oficio como instrumento generador de incertidumbres sociales y pánico económico en el marco de la decisión editorial adoptada por las tres empresas mediáticas de fungir como actores políticos en oposición al gobierno progresista.

Ese mismo papel vienen jugando El Espectador en manos de la familia Santodomingo y El Colombiano, medio regional ancorado al uribismo y a la defensa de las ideas conservadoras de esa parte de la sociedad antioqueña que sigue atada a las circunstancias propias de una premodernidad de la que se sienten orgullosos. Por los lados de la televisión y la radio sucede exactamente lo mismo. RCN y Caracol informan con los mismos intereses corporativos que desdibujan la función vigilante del poder que deben ejercer los periodistas y aquello de ser los “perros rabiosos de la democracia”.

Por el contrario, gracias a la “bancarización” del periodismo ya no hay quién ejerza la tarea de controlar al poder porque los poderosos compraron las más grandes empresas mediáticas justamente para evitar cualquier acción vigilante que ponga en evidencia aquellas actuaciones privadas y públicas susceptibles de revisión moral y ética.

Bajo las anteriores circunstancias conmemorar el Día del Periodista queda reducida a simple formalismo pues la verdad no hay mucho que exaltar cuando ya una parte de la sociedad y de la opinión pública se dieron cuenta de que la información es un negocio del que se benefician los banqueros y los grandes conglomerados económicos de Colombia y de otras partes del mundo.

Eso sí, mi más sincero reconocimiento a los colegas que hacen periodismo riguroso desde blog y otros medios alternativos; y también el mismo mensaje para aquellos que a pesar de trabajar en los medios arriba señalados intentan informar con rigurosidad. Lo cierto es que no son buenos tiempos para ejercer el periodismo en el país y en el resto del mundo que ya lidia con las falsas noticias y la construcción de relatos mentirosos desde los medios tradicionales con el firme propósito de ensuciar los hechos y de esa manera evitar que se conozca la verdad de lo acontecido.





jueves, 30 de enero de 2025

DARCY QUINN CONFIRMA QUE LA FM TIENE AGENDA POLÍTICA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La objetividad, la búsqueda de la verdad, ser la voz de lo que no tienen voz, controlar al poder y no tener agenda política siempre fueron los argumentos que medios y periodistas esgrimieron para defenderse de las críticas y de las conclusiones que arrojaban los análisis discursivos hechos dentro de la academia. Quienes dedicamos varios años a confrontar a las empresas mediáticas a través de los análisis de los tratamientos periodístico-noticiosos logramos demostrar que los medios de comunicación siempre estuvieron y están aún al servicio de los poderosos, que la verdad y la objetividad periodística son una quimera, que es mentira que son la voz de las mayorías y que siempre tienen agenda política.

Eso sí, mientras que los estudios académicos les quitaron la máscara a las empresas mediáticas, las audiencias seguían creyendo que los hechos publicados por esos medios masivos constituían la realidad. No. Los medios construyen realidades a partir de unos hechos que ellos interpretan e incluso reconstruyen de la mano de analistas y fuentes “autorizadas” que les sirven a sus propósitos políticos y electorales.  Quizás por ello, al escuchar a los mismos periodistas-estafetas del establecimiento colombiano decir que tienen preferencias políticas, como académico y analista de medios siento un “fresquito” al constatar que esa verdad encontrada en los análisis tiene asidero en la realidad mediática.

Darcy Quinn, de La FM de RCN, dijo al aire que “en las encuestas que publican RCN, nuestros candidatos no ganan, no ganan los que nosotros quisiéramos”. Lo dicho por la señora periodista, casada con Alberto Ríos Velilla, hasta hace poco propietario de la empresa Air-e no constituye una revelación, pero sí da cuenta del nivel de descaro al que llegó la prensa hegemónica del país al reconocer que efectivamente sus micrófonos están al servicio de los candidatos que los dueños de RCN les dicen que deben apoyar y dar visibilidad. Lo curioso es que todos los días critican al presidente Petro por ideologizar y politizar la discusión de los asuntos públicos, cuando en La FM hace lo mismo, pero desde la derecha, orilla en la que están inscritos todos los periodistas de la mesa de trabajo: el exministro uribista Juan Lozano, Ricardo Calderón, Santiago Ángel, Fernando Quijano y por supuesto la señora Quinn.

Lo que hace Quinn, llamada por el periodista Gonzalo Guillén “traficante de estiércol”, es confirmar que La FM funge como un actor político que usa el periodismo y la información para persuadir, a través de engaños e interpretaciones amañadas de los hechos, a aquellas audiencias que aún creen que RCN como cadena y La FM como programa radial están al servicio de los que no tienen voz, o que informan con objetividad, que le apuestan denodadamente a encontrar la verdad y que controlan al poder.

Bajo las circunstancias en las que La FM y sus periodistas hacen periodismo la deontología periodística queda proscrita o reducida a los caprichos e intereses políticos y personales de cada de uno de los miembros de la mesa de trabajo. La crisis ética en el ejercicio del oficio es evidente. 



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miércoles, 8 de enero de 2025

NOTICIAS CARACOL Y EL CASO VENEZOLANO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Noticias Caracol lleva por lo menos cinco días consecutivos abriendo sus emisiones centrales con el caso venezolano. La importancia periodística y noticiosa de la posesión presidencial en el vecino país no se discute, lo que se cuestiona son los tratamientos amañados, sesgados y el evidente objetivo de crispar más los ánimos políticos en Colombia.

Antes de que el presidente Petro confirmara su inasistencia a la “transmisión” de mando, el mensaje junto al contador de días y minutos expuesto en la pantalla era Venezuela Sin Salida. El día 8 de enero el presidente de Colombia en su cuenta de X confirmó su negativa de asistir a la posesión presidencial y el noticiero, en su emisión de las siete de la noche cambió a Venezuela En Vilo. Sin duda alguna, este último titular-consigna es más preciso y mucho menos tendencioso que el anterior.

Todas las fuentes consultadas por el noticiero antes de lo expresado por Petro estuvieron alineadas a la narrativa que señala que el gobierno colombiano “estaba legitimando la dictadura de Nicolás Maduro Moros”. Las voces “autorizadas” consultadas por el noticiero privado convirtieron la discrecionalidad presidencial en el manejo de las relaciones internacionales en un instrumento de debate ideológico y político.

Se sumó a la anterior locución conceptos como ambigüedad y miedo expresados por exdiplomáticos como Guillermo Fernández de Soto y el expresidente Andrés Pastrana Arango. Este último dijo que “Petro está absolutamente asustado de ir a Venezuela, porque si le queda algo de demócrata, pues no puede enviar un representante personal suyo. El embajador es el representante personal del presidente de la República”.

Así las cosas, al pasar de la tendenciosa y amarillista frase de Venezuela Sin Salida a Venezuela En Vilo, pareciera que Noticias Caracol entendió, cinco días después de estar cubriendo el antes de la posesión presidencial en el vecino país, que estaba exagerando y haciéndole el juego político a la Oposición liderada por María Corina Machado y Edmundo González Urrutia. En una nota económica en su emisión del 8 de enero informó sobre la recuperación económica en la frontera después del restablecimiento de las relaciones comerciales, políticas y diplomáticas entre los dos países con la llegada de Petro a la Casa de Nariño.

Resulta curioso que el eslogan de Caracol Noticias, “Primero la gente”, pierda sentido y se torne insustancial al insistir en la idea, tácita en sus informes, de que lo mejor sería romper relaciones con Venezuela y cerrar la frontera porque en el vecino país se consolidó el régimen de Maduro Moros. Si se de diera esa situación, es apenas natural que los más afectados serían comerciantes formales e informales y en general la gente que vive y sobrevive en la porosa frontera. Incluso, hay una sobreentendida apuesta periodística porque este 10 de enero se impida el juramento del presidente venezolano. Ahora, si la idea de Caracol Noticias era “agotar” a las audiencias con el diario registro del caso venezolano, hay que decir que lo lograron con rotundo éxito. 




sábado, 4 de enero de 2025

EL PAÍS NECESITA UNA CÁTEDRA DE ANÁLISIS DE MEDIOS

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La concentración de la propiedad de los medios de comunicación en pocas manos constituye un factor ético-político que se opone a la consolidación de la democracia. En Colombia, los medios tradicionales están en manos de poderosos banqueros y conglomerados económicos a los que poco o nada les interesa que sus empresas de información hagan periodismo de calidad. Por el contrario, le apuestan a que a través de ese oficio se oculten aquellas actividades económicas y políticas conducentes a debilitar la democracia como régimen de poder y aspiración de vida colectiva. Es más, pienso que los magnates de compran empresas mediáticas odian el periodismo, de allí el deseo de tenerlo controlado y a su favor.

En estos dos años largos del gobierno de Gustavo Petro empresas mediáticas como Caracol, RCN, La FM, Blu radio, La W, revista Cambio, El Colombiano, Semana, El País de Cali, El Tiempo y El Espectador le han hecho una suerte de oposición política funcional a los intereses corporativos de los banqueros y las corporaciones propietarias de esos medios que se olvidaron de informar con responsabilidad social, para caer en el peligroso juego de generar miedos e incertidumbres en las audiencias que aún creen a pie juntillas en que lo que se sale publicado es la verdad revelada. Han mentido, tergiversado los hechos noticiosos, se acercaron muchos de estos a provocar pánico económico y han promovido el odio ideológico hacia todo lo que huela a izquierda y progresismo.

Así las cosas, urge que el primer gobierno progresista en más de 200 años de República deje como instrumento educativo y pedagógico de uso obligatorio en colegios y universidades la cátedra Análisis y Crítica de Medios. Es necesario que las audiencias y en general los colombianos estén formados en la comprensión del discurso periodístico-noticioso, sus formas y su carácter moralizante, no siempre al servicio del colectivo. Es más, se debe extender al análisis de novelas y otros productos culturales, pues hay gente que no puede separar la realidad de la ficción.

Las y los estudiantes de colegios y universidades deben tener elementos de juicio y categorías que les permitan analizar de manera crítica los informes, reportajes, crónicas y noticias que a diario publican los medios masivos hegemónicos. De igual manera, las posturas editoriales, tácitas o no, asumidas por cada empresa mediática. Formar al estudiantado para cuestionar los tratamientos periodístico-noticiosos constituye una forma de contra poder que aporta al mejoramiento de la democracia en la medida en que habría ciudadanos capaces de discutir asuntos públicos, descifrando los intereses políticos y económicos que defienden las empresas mediáticas aquí señaladas. Los análisis críticos que los ciudadanos puedan hacer podrían transmitirse en emisoras o medios impresos comunitarios y usarse políticamente en escenarios electorales.

De la misma manera como el proceso de paz de La Habana le dejó al país la Cátedra de Paz, el primer gobierno progresista en la historia del país debe dejarles a los colombianos la Cátedra Análisis y Crítica de Medios para los fines pedagógicos y ético-políticos que requiere una democracia moderna.  

Adenda: ya hay universidades que tienen cátedras de análisis de medios, pero se requiere que otras universidades y todos los colegios públicos y privados la ofrezcan de manera obligatoria.



quienes son los dueños de los medios en Colombia - Búsqueda Imágenes

jueves, 2 de enero de 2025

¿EL ESPECTADOR TAMBIÉN LE HACE OPOSICIÓN POLÍTICA A PETRO?

 Por Germán Ayala Osorio

De la congregación de empresas mediáticas que optaron por atacar en gavilla al gobierno Petro a través del registro de mentiras y lecturas amañadas de los hechos, el diario El Espectador se habría mantenido al margen. Por lo menos así lo creí durante estos dos años en el que esa peligrosa cofradía viene operando con fines políticos, siguiendo instrucciones de sus propietarios perfectamente alineadas con los intereses de los más visibles politicastros del país político.

Bastan dos recientes registros periodísticos para que el giro editorial del diario bogotano se hiciera evidente: el primero es la extensa entrevista al presidente del CNE, Álvaro Hernán Prada, quien ya fue llamado a juicio por la Corte Suprema de Justicia por el delito de manipulación de testigos. Se trata del mismo proceso penal en el que están involucrados el expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez y el aboganster Diego Cadena. Y el segundo, la nota sobre el incremento del 5,36% que autorizó el gobierno al dinero que el Estado le gira a las EPS para cada uno de sus afiliados (UPC).

El titular de la entrevista que concedió el presidente del CNE resulta tendencioso y malintencionado por la condición sub judice de Prada y por tratarse de un probado enemigo político del jefe del Estado. “Los señalamientos de Petro generan un clima de desconfianza inconveniente”: Prada. Se trata, además, de un titular que guarda la intención de limpiarle el nombre y la oscura imagen del funcionario uribista que cumple las órdenes de su patrón, Álvaro Uribe Vélez.

A pesar de que el entrevistador le hizo la pregunta obligatoria que todos esperábamos que le hiciera, Prada la no respondió como se esperaba y mucho menos el periodista le insistió para que la respondiera. ¿Qué responde a los señalamientos que le hacen desde el Pacto Histórico de no ser un investigador neutral al tener vínculos con el Centro Democrático y estar vinculado en el caso del expresidente Uribe por supuesta compra de testigos? La respuesta del presidente del CNE constituye una burla. De esta manera se mofó del diario, del periodista y de los lectores: “El CNE es la máxima autoridad electoral de Colombia, nuestro propósito es dar garantías de imparcialidad a todos los colombianos, la labor que tenemos no es perseguir a nadie, sino cumplir con el propósito de blindar el sistema electoral”.

El valor periodístico de lo que pueda decir el entrevistado y su legitimidad quedan en entredicho justamente porque Prada está llamado a juicio por graves delitos, circunstancia legal que debería de ser suficiente razón para evitar ser entrevistado por cuanto al hacerlo el diario entra en el juego político de la oposición y termina lavándole la cara al consumado politicastro.

El otro hecho y nota periodística tiene que ver, como se indicó al principio, con el aumento de la UPC y las reacciones de algunos de los agentes que hacen parte del sistema de salud. Así reacciona el mundo de la salud al aumento de la UPC decretado por el Gobierno es un titular “limpio”, esto es, no tendencioso que hace pensar al lector que se leerá un texto equilibrado. Pero no es así. Todas las voces consultadas están en desacuerdo con el alza del 5, 36% y dan por sentado que habrá una catástrofe en la prestación de los servicios de salud. ¿Por qué no se consultó a la presidente de la Federación Médica Colombiana? Y lo más importante: ¿Por qué no se hizo mención, a manera de crítica, a los hechos de corrupción de varias EPS que gastaron a manos llenas en la construcción de sus propias clínicas, en patrocinar campañas políticas, pautar en medios masivos y gastar millonarias sumas en actividades ajenas a la prestación de los servicios de salud? La Contraloría General de la República encontró “pagos de viajes, clases de yoga, vales de gasolina, anticipos de viajes, y bonos de regalos, hacen parte de los hallazgos de la entidad en las 24 EPS auditadas. Al parecer, utilizaron indebidamente $6 billones que estaban destinados para la Unidad de Pago por Capitación (UPC) en 2020”.

Así entonces, El Espectador ya hace parte de la hermandad mediática que le hace oposición política al gobierno Petro, como jamás se había visto en el país en la historia reciente del periodismo. De esa perversa unión hacen parte Semana, El País de Cali, El Colombiano; los canales de televisión RCN y Caracol con sus noticieros y programas de humor, así como Blu radio, La FM y La W. Es una verdadera lástima que el diario El Espectador haya entrado en ese juego político que le resta legitimidad y credibilidad al periodismo colombiano. El "fuera Petro" parece una consigna que no molesta en las salas de redacción de los señalados medios. 




jueves, 19 de diciembre de 2024

2022-2024: LA PRENSA HEGEMÓNICA HACIENDO MAL PERIODISMO

 Por Germán Ayala Osorio

 

Dos años es suficiente tiempo para evaluar el trabajo realizado por los medios masivos colombianos. Los tratamientos periodísticos dados a los hechos noticiosos relacionados con el ejercicio gubernamental de parte de las empresas mediáticas que optaron por hacerle oposición política al actual gobierno son negativos. Ese balance recae sobre los medios escritos como El Tiempo, El Colombiano, El País de Cali y la revista Semana; igualmente para los noticieros de televisión de RCN y Caracol y sus órganos de difusión radial y para Blu radio.

Veamos algunas circunstancias y hechos puntuales que permiten evaluar de manera negativa estos dos años de ejercicio periodístico de las señaladas empresas informativas. Esos medios le apostaron a generar un clima de incertidumbre y miedo en las audiencias a partir de exageraciones o lecturas catastrofistas de hechos económicos y políticos.

Veamos varios ejemplos: desde antes de la posesión del presidente Petro el 7 de agosto de 2022 casi al unísono la señalada prensa hegemónica le apostó a generar un ambiente económico desfavorable que sobrevendría por la llegada por primera vez de un gobernante con ideas progresistas u asociadas a las operaciones de los Estados de Bienestar europeos. Varios periodistas afirmaron que el dólar llegaría a los 5 mil pesos y podría llegar hasta los 7 mil; además, que habría una estampida de colombianos, incluido el éxodo de empresarios por la llegada del “socialismo/comunismo”. Algunas figuras de la “farsándula” criolla anunciaron públicamente que abandonarían el país porque había llegado el maldito comunismo. La senadora Cabal y Marbel dijeron que se irían del país si ganaba Petro. Dos años después y las maletas siguen listas.

Con el caso de los pasaportes, armaron una cruel novela. Al final, no se dejaron de entregar los documentos, esto es, no se paralizó el sistema. Lo mismo hicieron con el suministro de gas. Malinterpretaron un comunicado oficial para señalar que habría desabastecimiento cuando se trataba de actividades de mantenimiento. Les alcanzó la “mala leche” para ocultar que el país importa gas desde hace varios años, exaltando de manera negativa que sería con el gobierno de Petro que se darían las primeras importaciones. También llegaron a informar- sinónimo de asustar en este caso- con el racionamiento de energía. Recordaron el apagón y la “hora Gaviria” en los tiempos en los que gobernó César Gaviria, el neoliberal que inauguró el proceso de privatización del Estado, permitió el aumento de la concentración de la riqueza en pocas manos y la naturalización de la pobreza y la consolidación de la informalidad laboral.

Producir pánico económico fue el objetivo que se plantearon los propietarios de esos medios. Esa parece ser que fue la instrucción editorial dada a sus periodistas, en particular a sus más reconocidas “vedettes”. Con el pasar del tiempo iniciaron actividades de indagación y filtración de información que pudiera dañar la imagen del presidente Petro, la de los miembros de la familia presidencial y las de sus más cercanos colaboradores. Primera conclusión: nunca en la historia reciente del periodismo se vio el interés de desestabilizar a un gobierno usando los medios masivos como arma política.

Minimizar los logros del gobierno en materia de entrega de tierras, control de la inflación, decomiso de cocaína y captura de narcos invisibles y el manejo responsable de la economía, incluido el respeto por la regla fiscal hizo parte de esa apuesta desestabilizadora y deslegitimante. Por el contrario, exaltaron yerros en la forma como se concibió la Paz Total y el diseño de los criterios para elegir Gestores de Paz. “El país quedó en manos del hampa” se impuso como verdad, para asegurar el regreso de los amigos de la miedosa Seguridad Democrática.

El festín noticioso corrió por cuenta de dos escándalos: el caso en el que está involucrado Nicolás Petro y que tocó la campaña Petro presidente y el escándalo de corrupción en la Unidad de Riesgo al que intentan aún darle la dimensión jurídico-política del proceso 8.000 buscando como sea responderse la pregunta clave: el presidente Petro sí sabía del entramado de corrupción en esa entidad.

Aunque el proceso político-periodístico le apuntó a desestabilizar al gobierno a través de la generación de incertidumbres sociales, ese propósito se fue desvaneciendo gracias a las acciones de gobierno, pero en gran medida a que el presidente Petro desde su cuenta de X los contraatacó de tal manera que las mentiras, exageraciones, medias verdades y la “mala leche” de las empresas mediáticas quedaron en evidencia. Haberles reducido la pauta oficial también ayudó. Expuestas de esa manera por el propio jefe del Estado, ayudado en parte por los youtubers, influenciadores y por el trabajo de RCTV, abandonaron esa tarea. La interpretación exagerada o no del golpe blando por parte del presidente de la República, lo cierto es que, desde el Congreso, el Consejo de Estado, la Corte Constitucional y el Consejo Nacional Electoral le han apostado, cada uno desde sus competencias y decisiones, afectar la ejecución del programa de gobierno, así como la legitimidad del presidente.

Mientras institucionalmente específicos agentes del establecimiento colombiano aseguraban el enfrentamiento con el Ejecutivo, las mismas empresas mediáticas se dedicaron a cubrir los rifirrafes y las reacciones de Petro en contra de cada una de las entidades bajo criterios ideológicos. Al final, medios y periodistas apelaron al clasismo, al racismo, al pasado guerrillero de Petro, su origen popular e incluso a asuntos de su fuero personal(intimidad) para imponer esa narrativa con la que se insiste en la pugna y el odio entre ricos y pobres, entre dignos e indignos; entre gente fina (los de bien) y los ordinarios, esto es, el pueblo que representa Gustavo Petro. Segunda y última conclusión: los medios hegemónicos colombianos además de ser actores políticos son agentes ideologizadores e ideologizantes al servicio de una élite que a pesar de las evidencias que señala que actúan guiados por un ethos mafioso, sigue presentándose como infinito faro moral.

Faltan menos de dos años para que Petro entregue la Casa de Nariño. Lo más probable es que las empresas mediáticas aquí señaladas sigan haciendo los mismos tratamientos periodístico-noticioso de los hechos acaecidos. Están cumpliendo un mandato de sus dueños. Si la derecha vuelve al poder en el 2026, volveremos a ver a la misma prensa que se hincó ante el poder intimidante de Uribe, la misma que fue dócil con Santos y cómplice con el fatuo del Iván Duque, el eterno aprendiz y títere del 1087985.



Imagen tomada de nestor morales, vicky davila - Búsqueda Imágenes

viernes, 6 de diciembre de 2024

MEDIOS CORPORATIVOS Y REDES SOCIALES: ¿NOS ODIAMOS?

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Durante muchos años los medios hegemónicos colombianos pudieron informar sin que ningún actor social pudiera confrontar sus siempre interesadas versiones de los hechos noticiosos. Bajo esas condiciones, “los ciudadanos son espectadores, con poca capacidad de interacción y cambio de aquello que los medios de comunicación les ofrecen” (Flavia Freidenberg).

Por fortuna para las audiencias y el funcionamiento de las democracias esa situación cambió con la irrupción de las redes sociales y la llegada de los “influencers, youtubers” y blogueros. Los efectos de esa nueva situación comunicativa son evidentes: sus procesos de generación de opinión pública vienen siendo cuestionados de tal manera que ya no son tan efectivos y eficientes a la hora de manipular y convencer a las audiencias. Les queda, eso sí, la facultad y la necesidad de ser efectistas al momento de dar exclusivas o cubrir en vivo un evento relevante. No se puede negar que aún conservan el poder de penetración, aunque la pérdida de legitimidad y credibilidad vaya en aumento todos los días.

La decisión política de los medios corporativos de hacerle oposición política al gobierno de Gustavo Petro confirma que efectivamente dichas empresas mediáticas fungen como actores políticos tal y como se había asegurado desde el campo académico de la comunicación de masas. Solo el tiempo dirá si fue un error social y político haberse atrevido a dejarse ver como actores políticos, con el agravante de hacerlo desde la animadversión ideológica y el odio personal hacia el presidente de la República. Flavia Freidenberg segura que son actores políticos “que expresan o articulan intereses de diversos sectores económicos y sociales ligados a los mismos”.

Es en este punto en el que está el problema sociocultural y político que vienen generando los medios corporativos desde los tiempos del plebiscito por la paz de 2016: dividir la sociedad colombiana entre “buenos” y “malos”, en donde los primeros son la “gente de bien” (de derecha) y los segundos son “los otros”, “esos otros” que producen vergüenza porque piensan distinto (son de izquierda). Asumir a la Otredad bajo el principio aquel que dice “que quien no está conmigo, está contra mí” llevó al país a vivir desde el 2016 en medio de una peligrosa polarización y crispación ideológica en una sociedad que como la colombiana deviene, además de intolerante y reticente a la autocrítica, clasista, racista, arribista, homofóbica, misógina y miedosa al cambio.

En la red X todo el tiempo son confrontados los periodistas-estafetas de RCN, Caracol y Blu radio que ocultan información o que de manera flagrante mienten o tergiversan los hechos que convirtieron en noticia. Se entiende que siguen órdenes y directrices editoriales de los propietarios que previamente ya se asumieron como parte de los “buenos”, es decir, dentro del selecto grupo de la “gente de bien”.

Por cuenta de esta coyuntura mediática y política se va naturalizando el odio entre “buenos” y “malos”, escenario que impide cualquier posibilidad de diálogo entre diferentes y diversos en una sociedad vista como intolerante y violenta que contradice el imaginario colectivo aquel que nos muestra como un pueblo afable y alegre a pesar de las históricas vicisitudes que le tocó y le toca enfrentar aún.

El asunto se torna más complejo y difícil de abordar cuando no se observa que desde la sociedad civil emerja un actor social que llame la atención a todos los agentes involucrados en este escenario de confrontación ideológica. Tampoco aparece la academia como un actor que entre a explicar el fenómeno y a proponer salidas o procesos de intervención. En particular el papel de las facultades de comunicación social y periodismo es nulo en la medida en que se abstienen de criticar a las empresas mediáticas por aquello de ser fuentes de trabajo para sus egresados. Es curioso que los estudios del lenguaje no hayan prendido las alarmas y llamado la atención de la academia para asumir como objeto de investigación las confrontaciones entre medios corporativos y los agentes sociales que los confrontan a diario. Incluso, ir más allá y jugar un papel de mediación.

Las iglesias, entre tanto, también le vienen dando la espalda al evidente problema social que rodea el ejercicio de opinar bien en las redes sociales o en la calle, por cuenta de unas empresas mediáticas dedicadas a expandir odio o a aprovecharse de viejas animadversiones que emergieron cuando el país se vio abocado a decidir entre la paz o la continuidad de la guerra, y asumir la posibilidad y necesidad de perdonar abandonando los valores punitivos  y vindicativos con los que siempre se asumió la idea de justicia. No sé si sea tarde para intervenir este escenario belicoso de las redes sociales en el que las empresas mediáticas son actores responsables. Por ahora ese ambiente de crispación ideológica solo trascendió a los eventos electorales.



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jueves, 5 de diciembre de 2024

LA PETROFOBIA DE BLU RADIO Y NÉSTOR MORALES

 

Por Germán Ayala Osorio

Resulta una perogrullada decir que todos los medios de comunicación de masas tienen intereses económicos y políticos; y que por esa razón sus periodistas están obligados a seguir la línea editorial que les tracen los dueños y los editores. Eso sí, resulta menos evidente para las audiencias reconocer que a raíz de esas circunstancias medios como Blu radio, Caracol Noticias, La W, El Tiempo, La FM de RCN, Noticias RCN, El Colombiano, Semana y El País de Cali fungen como actores políticos que además de haber optado por hacerle oposición al gobierno de Gustavo Petro, decidieron apostarle a generar odio contra todo lo que huela a izquierda y progresismo, pero sobre todo, una sistemática animadversión contra Gustavo Petro que termina en el nacimiento de la petrofobia mediática.

Es tal la inquina contra la figura presidencial, que los pocos analistas serios y ponderados que algunos de esos medios tienen, terminan censurados y maltratados por conductores de programas radiales y editores para el caso de los periódicos. En esta columna haré referencia al espacio que en Blu radio conduce el periodista Néstor Morales, cuñado del expresidente y extítere, Iván Duque Márquez.

De la mesa de trabajo de ese espacio radial hacen parte, entre otros, los analistas políticos Héctor Riveros y Álvaro Forero y los periodistas Néstor Morales y Ricardo Ospina. Estos dos últimos defensores a ultranza del uribismo, esto es, de la derecha más recalcitrante del país. La petrofobia que Morales y Ospina destilan es evidente, grotesca y violenta, circunstancia esta que convierte al matutino en una bodega generadora de lecturas y tratamientos periodísticos amañados, sesgados y cargados de una inusual “mala leche” contra un presidente de la República.

A raíz de la renuncia del ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, el tratamiento noticioso del suceso se hizo desde el odio que le profesan Ospina y Morales al presidente de la República. Más allá de esos sentimientos y de la mala leche de estas dos estafetas de la derecha uribizada, lo que llama la atención es la actitud irrespetuosa y los actos de censura que Néstor Morales en varias ocasiones ha tenido contra el analista Álvaro Forero. No hay duda de que los análisis ponderados, serios y rigurosos que suele hacer el columnista Forero no son del agrado de Néstor Morales justamente porque esta “vedette” del periodismo bogotano cree que sus lecturas e interpretaciones de los hechos noticiosos obedecen realmente a sesudos análisis cuando claramente obedecen a lecturas maniqueas, sesgadas y malintencionadas, fruto de la animadversión que profesa contra la izquierda, el progresismo y el rencor que siente hacia el presidente Petro.

Veamos lo que sucedió al aire recientemente en esa bodega de la derecha. Esto dijo Forero: “…pero si es muy común que los ministros hagan gestión ofreciendo a los congresistas y permitan unos cupos indicativos, todos lo sabemos y ahora no nos hagamos los tontos. Entonces, para que lo de Bonilla no sea un falso positivo de ponerle las botas de delincuente por hacer lo que han hecho muchos ministros de Hacienda con estas gestiones de los cupos indicativos…” En ese momento, el “Señor director del programa, el ladino Néstor Morales le interrumpe con el firme propósito de evitar que continúe desnudando el evidente sesgo con el que estaban tratando la renuncia del ministro Ricardo Bonilla. Morales logró imponer su condición de “jefe” para condenar al saliente ministro señalando que la adición presupuestal que hizo a la UNGRD “era para que se la robaran”.  Forero lo interpela y le dice: “… todos los ministros hacen adiciones presupuestales. No, Usted no puede acusar al ministro porque no tiene pruebas de que era para se la robaran… eso lo hacen todos lo ministros y la prensa tiene que ser responsable…pero permítame decir una frase…Entonces sigan ustedes porque no pude desarrollar la idea…

El rifirrafe entre el analista y Néstor Morales termina con la salida infantil del cuñado de Duque. Esto dijo: “le acepto la pataleta cuando uno se queda sin argumentos”. La respuesta de Forero no se hizo esperar: “no es ninguna pataleta, no es ninguna falta de argumentos, simplemente ustedes no dejan dar los argumentos”.

Debería el Grupo Santodomingo ponerle la lupa a lo que viene haciendo Morales en el programa matutino, pues su petrofobia es, además de evidente, aporta a la generación de odio y a la crispación ideológica que se respira en el país político e incluso en la calle.  De no hacerlo, las audiencias entenderán que las actitudes y acciones de censura y maltrato de Néstor Morales hacia Álvaro Forero hacen parte de la política editorial y de una específica directriz de un agente del conglomerado económico, lo que por extensión convierte al Grupo Santodomingo en un actor político que auspicia la petrofobia.

 



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jueves, 14 de noviembre de 2024

¿HABRÁ “VICKINETA” Y HASTA DÓNDE LLEGARÁ?

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Ya es oficial: Victoria Eugenia Dávila de Gnecco, conocida como Vicky, es, a partir de este momento, precandidata presidencial. Se trata del primer golpe de opinión del sector de la derecha y la ultraderecha que representan los clanes Gnecco y Gilinski, actores económicos y políticos de la sociedad civil que financiarían la aventura electoral de la “periodista-periodista”. Recordemos que Dávila tiene vínculos familiares con el clan manejado por la cacica Cielo María Gnecco Cerchar. Varios de sus miembros, incluida la matrona Cielo, fueron investigados y acusados de paramilitarismo y corrupción pública; y con el clan Gilinski tiene   relaciones laborales y simpatías ideológicas que confirman su militancia en la derecha y sus actitudes arribistas y clasistas. Sobre esto último, baste con recordar su más reciente descache clasista: se burló del abogado Miguel Ángel del Río Malo por haber sido azafato.

Todo indica que los líderes de esos dos clanes políticos quieren competir en principio con el uribismo para ver con cuáles de los precandidatos se presentarán a la contienda electoral de 2026. De parte del Centro Democrático (CD), ya se lanzaron María Fernanda Cabal, Paloma Valencia y Miguel Uribe Turbay, quienes de manera temprana ya andan en disputas intestinas para ver quién de los tres logra cautivar al dueño de esa colectividad, el expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez.

No se puede descartar a Claudia López Hernández quien podría ser la candidata por la que el expresidente antioqueño plante “pelea” a los dos clanes que apoyan a su adorada Vicky. Aunque López Hernández ya dejó de ser “anti uribista”, podría insistir en consolidar una fuerza política de “centroderecha”, sin que ello signifique alejarse del todo del uribismo y de los clanes Gnecco, Gilinski y el GEA. Hernández es camaleónica. También hay que contar con el vetusto delfín de Germán Vargas Lleras, quien terminará jugando con los voticos que arrastre, para que le entreguen un par de ministerios. No puede aspirar a más.

Eso sí, habrá que esperar la jugada política del GEA para completar el tablero de aspirantes con los que la derecha sí o sí llegará unida al 2026 con un propósito claro: recuperar la Casa de Nari para echar para atrás lo hecho por el gobierno progresista de Petro en materia de reformas agraria y ajustes al modelo de salud, entre otras políticas y acciones; por ejemplo, aquellas con las que se beneficiaron a las JAC que participación en la recuperación de vías terciarias.  A lo mejor los empresarios antioqueños insisten con Sergio Fajardo, el ya eterno candidato presidencial del medroso Centro político, para finalmente acercarse a Claudia López Hernández.

Mientras el tablero se completa y se definen alianzas electorales basadas en simpatías ideológicas e intereses de clase, es preciso imaginar qué podría significar una candidatura de la ladina periodista vallecaucana y un poco más allá. Planteo el siguiente escenario: Vicky Dávila de Gnecco como candidata única de la derecha y presidenta de Colombia.

En una sociedad fragmentada y escindida ideológicamente como la colombiana que suele votar bajo los elementos que confluyen y dan vida a lo que se conoce como la “espiral del silencio”, pensar en esa posibilidad política resulta tan plausible, como aterradora. En el 2018 la derecha impuso a Iván Duque Márquez, un cuarentón sin ninguna experiencia en el manejo de asuntos públicos. Un verdadero paquete. La derecha sabe que su desastroso gobierno y el manejo equivocado que le dio a la pandemia del covid19 y al estallido social llevaron a que por primera vez la izquierda accediera a la Casa de Nariño.

Jugársela por la cincuentona de la Vicky Dávila, quien se parece mucho a Iván Duque en su inexperiencia y desconocimiento de la operación del Estado, le facilitaría las cosas a la izquierda y al progresismo en su aspiración de darle continuidad al plan de gobierno que viene ejecutando el presidente Gustavo Petro. Ya desde las huestes del petrismo se anuncian las aspiraciones de Carolina Corcho, Carlos Caicedo y Camilo Romero. Desde la perspectiva discursiva, cualquiera de esos tres políticos volvería añicos a Vicky Dávila en un debate porque la exdirectora de Semana exhibe un discurso muy pobre en materia de ideas y un débil dominio conceptual, fruto de una vida dedicada a publicar bochinches y “noticias bomba”.  Aunque esos vacíos conceptuales y la incapacidad discursiva se arreglarían como lo hicieron con Rodolfo Hernández: no aceptaron debates, justamente para que no quedara en evidencia la pobreza conceptual del entonces putero y vulgar santandereano.  

La señora Dávila es fatua, sumisa y obsecuente con los poderosos, en particular con lo que se conoce como el uribismo. Ese perfil de la “periodista-periodista” se parece mucho al de Iván Duque Márquez. Aprendida la lección que les dejó el desastroso gobierno de Duque, no creo que la derecha esté en condiciones de poner en la casa de gobierno a una mandataria que al poco tiempo la opinión pública empezará a asociar sus decisiones y posiciones a las de una “marioneta” manejada por uno de los Gilinski para los asuntos de la economía y por otros, para temas de orden público y crisis climática, entre otros.

Si la derecha entiende los riesgos que ofrece la figura de Dávila de Gnecco, su candidatura solo servirá para medir las fuerzas de Uribe Vélez y las del GEA y poner a pelear a todos por votos. Así las cosas, Vicky será un simple fusible que se quemará cuando así lo decidan las figuras más viejas del establecimiento colombiano, esto es, sus propios jefes.


Adenda 1: lanzarse por firmas es un engaño al elector cuando de todas maneras terminarán aliándose con los partidos tradicionales y con sus caciques.  

Adenda 2: horas después del anuncio de Dávila de Gnecco, el concejal uribista Juan Daniel Oviedo también hizo pública su aspiración presidencial. Oviedo es un político de derecha que simpatiza con la manera de gobernar del expresidente Uribe. 


Vicky Dávila será candidata a la Presidencia de la República



lunes, 11 de noviembre de 2024

CLASISMO: VICKY DÁVILA Y EL "AZAFATO"

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El clasismo es, junto a la corrupción y el racismo, las mayores “taras” civilizatorias que arrastramos como sociedad moderna. Esa forma discriminante con la que se asumen las relaciones con los Otros puede estar atada a un desbordado ego que lleva al clasista a ubicarse en una atalaya para, desde ese lugar privilegiado, despreciar la vida de aquellos que por A o B motivo se cruzan en el camino de esos “seres bendecidos” por la fama que, aunque efímera, la asumen como un estadio perenne. O quizás el clasismo devenga ancorada como actitud de vida a un pasado vergonzante que alimenta esos aires de superioridad que arrastran los y las clasistas que todos los días aparecen en las redes sociales y los medios de comunicación.

El ejercicio periodístico suele servir a los propósitos clasistas de aquellas figuras públicas que por la posición de poder que ostentan y la sobreexposición pública de sus vidas “exitosas”, se sienten en todo el derecho de excluir o seleccionar quién es digno de ser reconocido como un ser humano con algún valor. De ahí, a decidir qué vida es plausible, hay un paso muy pequeño que bien sabemos en dónde puede terminar.

Dentro del gremio periodístico el clasismo aparece y se reproduce de la mano de la fama que adquieren los periodistas, presentadoras de televisión, conductoras de radio o directoras(es) de un medio de comunicación.

La señora Victoria Eugenia Dávila de Gnecco, directora de la revista Semana, en uso de facultades clasistas le recordó al reconocido abogado penalista Miguel Ángel del Río Malo que fue azafato. Esto dijo en su cuenta de X: “El azafato que se volvió abogado y no hace sino perder sus casos. ¿Ya devolvió los 50 millones de pesos que le cobró al Coronel Oscar Dávila que murió por cuenta de las chuzadas a Marelbys Meza?”

Vamos por partes, como diría Jack El Destripador. La señora en mención asume que haber sido azafato es una situación vergonzante para cualquier persona y peor aún para el penalista que lleva casos delicados desde el punto de vista de la opinión pública mediatizada. Enfrentarse al expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez convierte a Miguel Ángel del Río en un “objetivo periodístico” de aquellos que insisten en defender la honorabilidad del Señor Acusado. Y qué mejor forma de atacarlo que esculcando en su pasado y determinar que efectivamente “cayó en la más terrible indignidad”: haber sido azafato. Habrá que revisar si esa conducta está tipificada en el Código Penal.

El “error” que comete la señora de Gnecco parte de la construcción de la frase pues no se trata de un azafato que se convirtió en abogado, sino de un hombre que quería ser abogado y que encontró en ese trabajo una fuente de recursos para alcanzar la meta de estudiar derecho. Eso sí, el “error” que comete la susodicha nace de la animadversión que profesa hacia el penalista, alimentado de su inocultable e incontrastable clasismo.

La respuesta del abogado no se hizo esperar: “el trabajo de AZAFATO es tan honrado como cualquier otro y me hice abogado por mérito propio. Ahora bien, entre tantos casos exitosos le recuerdo el que le ganamos a usted y le tocó rectificar. Y el dinero fue devuelto a la viuda del Coronel porque yo sí tengo ÉTICA”.

El rifirrafe entre Del Río y la directora de Semana tiene de fondo el fallo de tutela que le ordena a la publicación de manera perentoria rectificar la información publicada que terminó por afectar el buen nombre del abogado y accionante. Quizás a la referida directora le venga bien ir a ver la obra de teatro “El bufete del zoquete”.

A las tres referidas “taras civilizatorias” deberíamos de sumar la fatuidad de aquellos que al codearse con el poder político y económico se asumen como faros morales en una sociedad como la colombiana que además de aquellas “fallas o formas degeneradas”, deviene en una profunda confusión moral.



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lunes, 28 de octubre de 2024

VICKY DÁVILA SE CONVIRTIÓ EN "NOTICIA CRIMINAL"

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La periodista Victoria Eugenia Dávila de Gnecco acaba de ser demandada por el Orlando José Serpa Teherán por varios delitos. La acción judicial se conoció a través de una noticia criminal publicada por la fiscalía general de la Nación, lo que constituye un hecho noticioso, jurídico y político que puede terminar catapultando la aspiración presidencial de la directora de Semana o, por el contrario, sepultándola ante una decisión judicial inobjetable que frene las intenciones de los clanes que la quieren poner en la Casa de Nariño.

Como era de esperarse, la periodista de inmediato se victimiza alegando una persecución política que, aunque no existe, le sirve a la derecha y a ella misma para insistir en la narrativa que indica que Petro es un dictador igual a Maduro y que como ya lo indicó la propia comunicadora, “la fiscal de bolsillo estaría cumpliendo órdenes al presidente de la República”. Sin duda alguna, un señalamiento temerario de parte de la periodista que en varias ocasiones ha exigido respeto a las instituciones y a la institucionalidad.

Dávila olvida que ante cualquier demanda penal la Fiscalía está obligada, dentro de sus procedimientos reglados, informar a través de una noticia criminal de la apertura de un proceso judicial. De manera maliciosa, la periodista convierte esa acción informativa de la FGN en una acción política en su contra, orquestada por la fiscal general, Luz Adriana Camargo.

El expresidente y expresidiario, Álvaro Uribe Vélez salió a respaldar a una de sus más fervientes escuderas, aludiendo, justamente al sentido de esa narrativa con la que se insiste en igualar a Petro con el inefable Nicolas Maduro Moros.

Ya varios medios se manifestaron en ese sentido. Vanguardia, por ejemplo, sostiene que “las redes sociales están volcadas a un intenso debate sobre la posible persecución del Gobierno a la prensa en Colombia. La discusión fue iniciada por la directora de la Revista Semana, Vicky Dávila, después de que la Fiscalía General le notificara la apertura de una noticia criminal por hechos aún sin precisar”.

Entre tanto, EL TIEMPO, periódico que le hace fuerte oposición política a Petro, reproduce lo dicho por Semana: “Dávila había subrayado en sus redes sociales que la denuncia estaba ligada a los 'petrovideos', grabaciones destapadas en medios de comunicación en las que se ven, previo a las votaciones, reuniones de miembros de la campaña de Gustavo Petro a la Presidencia de 2022 en las que hablan de jugadas políticas contra sus contendores. Según Semana, la denuncia fue radicada el pasado 24 de septiembre, a las 8:02 p. m., por Orlando José Serpa Teherán. "En el escrito le da estatus de 'indiciada' a la periodista y solicita que la investiguen por 'interceptaciones ilegales, concierto para delinquir, espionaje ilegal, traición a la patria, y los demás que resulten de la investigación'”.

Mientras ese proceso judicial avanza, le corresponde al gobierno Petro entregar todas las pruebas que tenga en sus manos para dilucidar todo lo que confluye en la compra de Pegasus, el malicioso software que adquirió el gobierno uribista de Iván Duque y el uso delictivo de esa herramienta para espiar a Petro y a su campaña presidencial y a los jóvenes que participaron en el estallido social.

Sacar a Vicky Dávila de la contienda electoral por vía judicial siempre se leerá como un acto político enmarcado en la fuerte oposición que la periodista le viene haciendo al gobierno Petro desde la revista Semana, convertida por la vallecaucana en una plataforma ideologizada desde donde se ataca al presidente y a su familia, se minimizan los logros de su administración y se insiste en generar miedo, incertidumbre y rabia en las audiencias en contra del petrismo.

 



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jueves, 3 de octubre de 2024

LUIS CARLOS VÉLEZ LE DICE ADIÓS A LA FM

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Hoy se despidió públicamente de su audiencia el fatuo locutor de La FM, Luis Carlos Vélez. Después de haber despotricado días atrás de la COP16 y burlado del canal Telepacífico, el rumor de su inminente salida del espacio informativo tomó fuerza y circuló en las redes sociales, hasta que se confirmó que dejaría la conducción del espacio radial. El curtido periodista y director de El Unicornio, Jorge Gómez Pinilla, fue el primero en poner a rodar la versión que al final resultó cierta: echaron a Luis Carlos Vélez de La FM.

Vélez dice que renunció, pero lo más probable es que las directivas de RCN lo hayan echado por los negativos efectos económicos y políticos que generó el desafortunado comentario que hizo en contra de la cumbre ambiental sobre el cuidado de la biodiversidad que tiene a la ciudad de Cali como sede.

En su emisión de hoy y usando el numeral #IndependenciaEs, el uribizado periodista y reconocido enemigo del presidente Petro y del petrismo se despidió de su audiencia y compañeros de la mesa de trabajo. Sus colegas periodistas exaltaron su “calidad humana, liderazgo, profesionalismo y rectitud” y algunos dejaron entrever que, ante la salida del conductor del magazín, ellos correrían la misma suerte. Esos mismos compañeros fueron incapaces de hacerle ver a Vélez que estaba cometiendo un error al minimizar la importancia de la COP16. Lo peor de todo es que Juan Lozano, periodista y ladino político, fue ministro del Medio Ambiente, Vivienda y Desarrollo durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez. Lozano fue tímido al intentar explicarle a Vélez el gran valor de la COP16. Claro, hay que entender que Lozano fue ministro durante la administración de Uribe Vélez a la que jamás le importó el cuidado de la biodiversidad, en particular de las selvas, las mismas que fueron taladas para instalar ganado y monocultivos de palma africana y caña de azúcar.

Lo cierto es que Luis Carlos Vélez, desde el 7 de agosto de 2022, convirtió el espacio radial de La FM en una verdadera bodega anti-Petro y anti-gobierno. Vélez condujo el magazín con tal animadversión hacia el presidente de la República y la vicepresidenta, Francia Márquez Mina, que el desagradable comentario de la COP16 se explica justamente por esos altos niveles de inquina que lo llevaron a desconocer la importancia del evento ambiental, por ser Colombia y en particular la zona del Chocó Biogeográfico territorios en donde se alberga una gran biodiversidad. Hay que recordar que fue Petro quien eligió a la capital del Valle del Cauca como sede de la cumbre ambiental, otro motivo para que Vélez hablara mal del evento. 

La despedida de Luis Carlos Vélez, sin duda alguna, tuvo un carácter lastimero, con numeral incluido, para que sus oyentes dejaran sentir su pesar por la partida. Una puesta en escena que termina por ocultar las razones de la salida de Vélez, para darle visibilidad a un hecho que olvidó el periodista: por encima de la información y de la opinión están los intereses económicos (la pauta) y políticos del propietario del canal RCN.

En su amarga despedida, Luis Carlos Vélez dijo que continuaría “siendo contrapoder y diciendo la verdad”. El arrogante y derechoso periodista exhibe una evidente confusión conceptual alrededor de la categoría contrapoder. Al ser RCN un actor político de derecha que defiende de tiempo atrás los intereses y el ethos del uribismo, la noción de contrapoder resulta inaplicable, si tenemos en cuenta que Vélez estuvo al frente de ese espacio informativo por 7 años.

Haberle hecho oposición ideológica y política al presidente Petro desde el 7 de agosto de 2022 no convierte a La FM y mucho menos a Vélez en agentes de contrapoder, por una razón: la familia Ardila Lulle, propietaria de RCN, es un poderoso actor político que compite con el imaginado poder institucional y cultural del presidente de la República. El mismo Petro lo advirtió: “somos gobierno, pero no tenemos el poder”. Es más, al interior del mismo Pacto Histórico se asume la administración Petro como un ejercicio de contrapoder a la fuerte oposición institucional, política y mediática que las fuerzas del uribismo (incluye a los clanes Char, Gnecco y a Germán Vargas Lleras).

En cuanto a la verdad, Vélez también acusa una errónea comprensión de qué es eso de la verdad periodística. Su tirria y antipatía hacia todo lo que huela a izquierda le hicieron pensar que él representaba la verdad “revelada”, cuando lo que al final se demostró con su salida es que la verdad periodística es una ilusión creada y recreada por los propios periodistas corporativos, que les sirve para negar que trabajan para un patrón y que por más “libertad editorial” que tengan a la hora de opinar, los límites siempre aparecen cuando se tocan la pauta y con ello, el bolsillo del propietario.

Ojalá se tome un tiempo para meditar alrededor del tipo de periodismo que viene haciendo. Lo que quedó claro es que, desde el 7 de agosto de 2022, dejó de lado el ejercicio periodístico, para dedicarse al activismo político. Quizás sus confusiones conceptuales en torno a la verdad y al contrapoder se originen en esa transición de periodista a bodeguero-activista.




LUIS CARLOS VELEZ LO ECHARON DE LA FM - Búsqueda Imágenes (bing.com)

URIBE EN MISA Y SU SAGRADA VICTIMIZACIÓN

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