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miércoles, 8 de enero de 2025

NOTICIAS CARACOL Y EL CASO VENEZOLANO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Noticias Caracol lleva por lo menos cinco días consecutivos abriendo sus emisiones centrales con el caso venezolano. La importancia periodística y noticiosa de la posesión presidencial en el vecino país no se discute, lo que se cuestiona son los tratamientos amañados, sesgados y el evidente objetivo de crispar más los ánimos políticos en Colombia.

Antes de que el presidente Petro confirmara su inasistencia a la “transmisión” de mando, el mensaje junto al contador de días y minutos expuesto en la pantalla era Venezuela Sin Salida. El día 8 de enero el presidente de Colombia en su cuenta de X confirmó su negativa de asistir a la posesión presidencial y el noticiero, en su emisión de las siete de la noche cambió a Venezuela En Vilo. Sin duda alguna, este último titular-consigna es más preciso y mucho menos tendencioso que el anterior.

Todas las fuentes consultadas por el noticiero antes de lo expresado por Petro estuvieron alineadas a la narrativa que señala que el gobierno colombiano “estaba legitimando la dictadura de Nicolás Maduro Moros”. Las voces “autorizadas” consultadas por el noticiero privado convirtieron la discrecionalidad presidencial en el manejo de las relaciones internacionales en un instrumento de debate ideológico y político.

Se sumó a la anterior locución conceptos como ambigüedad y miedo expresados por exdiplomáticos como Guillermo Fernández de Soto y el expresidente Andrés Pastrana Arango. Este último dijo que “Petro está absolutamente asustado de ir a Venezuela, porque si le queda algo de demócrata, pues no puede enviar un representante personal suyo. El embajador es el representante personal del presidente de la República”.

Así las cosas, al pasar de la tendenciosa y amarillista frase de Venezuela Sin Salida a Venezuela En Vilo, pareciera que Noticias Caracol entendió, cinco días después de estar cubriendo el antes de la posesión presidencial en el vecino país, que estaba exagerando y haciéndole el juego político a la Oposición liderada por María Corina Machado y Edmundo González Urrutia. En una nota económica en su emisión del 8 de enero informó sobre la recuperación económica en la frontera después del restablecimiento de las relaciones comerciales, políticas y diplomáticas entre los dos países con la llegada de Petro a la Casa de Nariño.

Resulta curioso que el eslogan de Caracol Noticias, “Primero la gente”, pierda sentido y se torne insustancial al insistir en la idea, tácita en sus informes, de que lo mejor sería romper relaciones con Venezuela y cerrar la frontera porque en el vecino país se consolidó el régimen de Maduro Moros. Si se de diera esa situación, es apenas natural que los más afectados serían comerciantes formales e informales y en general la gente que vive y sobrevive en la porosa frontera. Incluso, hay una sobreentendida apuesta periodística porque este 10 de enero se impida el juramento del presidente venezolano. Ahora, si la idea de Caracol Noticias era “agotar” a las audiencias con el diario registro del caso venezolano, hay que decir que lo lograron con rotundo éxito. 




sábado, 4 de enero de 2025

EL PAÍS NECESITA UNA CÁTEDRA DE ANÁLISIS DE MEDIOS

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La concentración de la propiedad de los medios de comunicación en pocas manos constituye un factor ético-político que se opone a la consolidación de la democracia. En Colombia, los medios tradicionales están en manos de poderosos banqueros y conglomerados económicos a los que poco o nada les interesa que sus empresas de información hagan periodismo de calidad. Por el contrario, le apuestan a que a través de ese oficio se oculten aquellas actividades económicas y políticas conducentes a debilitar la democracia como régimen de poder y aspiración de vida colectiva. Es más, pienso que los magnates de compran empresas mediáticas odian el periodismo, de allí el deseo de tenerlo controlado y a su favor.

En estos dos años largos del gobierno de Gustavo Petro empresas mediáticas como Caracol, RCN, La FM, Blu radio, La W, revista Cambio, El Colombiano, Semana, El País de Cali, El Tiempo y El Espectador le han hecho una suerte de oposición política funcional a los intereses corporativos de los banqueros y las corporaciones propietarias de esos medios que se olvidaron de informar con responsabilidad social, para caer en el peligroso juego de generar miedos e incertidumbres en las audiencias que aún creen a pie juntillas en que lo que se sale publicado es la verdad revelada. Han mentido, tergiversado los hechos noticiosos, se acercaron muchos de estos a provocar pánico económico y han promovido el odio ideológico hacia todo lo que huela a izquierda y progresismo.

Así las cosas, urge que el primer gobierno progresista en más de 200 años de República deje como instrumento educativo y pedagógico de uso obligatorio en colegios y universidades la cátedra Análisis y Crítica de Medios. Es necesario que las audiencias y en general los colombianos estén formados en la comprensión del discurso periodístico-noticioso, sus formas y su carácter moralizante, no siempre al servicio del colectivo. Es más, se debe extender al análisis de novelas y otros productos culturales, pues hay gente que no puede separar la realidad de la ficción.

Las y los estudiantes de colegios y universidades deben tener elementos de juicio y categorías que les permitan analizar de manera crítica los informes, reportajes, crónicas y noticias que a diario publican los medios masivos hegemónicos. De igual manera, las posturas editoriales, tácitas o no, asumidas por cada empresa mediática. Formar al estudiantado para cuestionar los tratamientos periodístico-noticiosos constituye una forma de contra poder que aporta al mejoramiento de la democracia en la medida en que habría ciudadanos capaces de discutir asuntos públicos, descifrando los intereses políticos y económicos que defienden las empresas mediáticas aquí señaladas. Los análisis críticos que los ciudadanos puedan hacer podrían transmitirse en emisoras o medios impresos comunitarios y usarse políticamente en escenarios electorales.

De la misma manera como el proceso de paz de La Habana le dejó al país la Cátedra de Paz, el primer gobierno progresista en la historia del país debe dejarles a los colombianos la Cátedra Análisis y Crítica de Medios para los fines pedagógicos y ético-políticos que requiere una democracia moderna.  

Adenda: ya hay universidades que tienen cátedras de análisis de medios, pero se requiere que otras universidades y todos los colegios públicos y privados la ofrezcan de manera obligatoria.



quienes son los dueños de los medios en Colombia - Búsqueda Imágenes

jueves, 2 de enero de 2025

¿EL ESPECTADOR TAMBIÉN LE HACE OPOSICIÓN POLÍTICA A PETRO?

 Por Germán Ayala Osorio

De la congregación de empresas mediáticas que optaron por atacar en gavilla al gobierno Petro a través del registro de mentiras y lecturas amañadas de los hechos, el diario El Espectador se habría mantenido al margen. Por lo menos así lo creí durante estos dos años en el que esa peligrosa cofradía viene operando con fines políticos, siguiendo instrucciones de sus propietarios perfectamente alineadas con los intereses de los más visibles politicastros del país político.

Bastan dos recientes registros periodísticos para que el giro editorial del diario bogotano se hiciera evidente: el primero es la extensa entrevista al presidente del CNE, Álvaro Hernán Prada, quien ya fue llamado a juicio por la Corte Suprema de Justicia por el delito de manipulación de testigos. Se trata del mismo proceso penal en el que están involucrados el expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez y el aboganster Diego Cadena. Y el segundo, la nota sobre el incremento del 5,36% que autorizó el gobierno al dinero que el Estado le gira a las EPS para cada uno de sus afiliados (UPC).

El titular de la entrevista que concedió el presidente del CNE resulta tendencioso y malintencionado por la condición sub judice de Prada y por tratarse de un probado enemigo político del jefe del Estado. “Los señalamientos de Petro generan un clima de desconfianza inconveniente”: Prada. Se trata, además, de un titular que guarda la intención de limpiarle el nombre y la oscura imagen del funcionario uribista que cumple las órdenes de su patrón, Álvaro Uribe Vélez.

A pesar de que el entrevistador le hizo la pregunta obligatoria que todos esperábamos que le hiciera, Prada la no respondió como se esperaba y mucho menos el periodista le insistió para que la respondiera. ¿Qué responde a los señalamientos que le hacen desde el Pacto Histórico de no ser un investigador neutral al tener vínculos con el Centro Democrático y estar vinculado en el caso del expresidente Uribe por supuesta compra de testigos? La respuesta del presidente del CNE constituye una burla. De esta manera se mofó del diario, del periodista y de los lectores: “El CNE es la máxima autoridad electoral de Colombia, nuestro propósito es dar garantías de imparcialidad a todos los colombianos, la labor que tenemos no es perseguir a nadie, sino cumplir con el propósito de blindar el sistema electoral”.

El valor periodístico de lo que pueda decir el entrevistado y su legitimidad quedan en entredicho justamente porque Prada está llamado a juicio por graves delitos, circunstancia legal que debería de ser suficiente razón para evitar ser entrevistado por cuanto al hacerlo el diario entra en el juego político de la oposición y termina lavándole la cara al consumado politicastro.

El otro hecho y nota periodística tiene que ver, como se indicó al principio, con el aumento de la UPC y las reacciones de algunos de los agentes que hacen parte del sistema de salud. Así reacciona el mundo de la salud al aumento de la UPC decretado por el Gobierno es un titular “limpio”, esto es, no tendencioso que hace pensar al lector que se leerá un texto equilibrado. Pero no es así. Todas las voces consultadas están en desacuerdo con el alza del 5, 36% y dan por sentado que habrá una catástrofe en la prestación de los servicios de salud. ¿Por qué no se consultó a la presidente de la Federación Médica Colombiana? Y lo más importante: ¿Por qué no se hizo mención, a manera de crítica, a los hechos de corrupción de varias EPS que gastaron a manos llenas en la construcción de sus propias clínicas, en patrocinar campañas políticas, pautar en medios masivos y gastar millonarias sumas en actividades ajenas a la prestación de los servicios de salud? La Contraloría General de la República encontró “pagos de viajes, clases de yoga, vales de gasolina, anticipos de viajes, y bonos de regalos, hacen parte de los hallazgos de la entidad en las 24 EPS auditadas. Al parecer, utilizaron indebidamente $6 billones que estaban destinados para la Unidad de Pago por Capitación (UPC) en 2020”.

Así entonces, El Espectador ya hace parte de la hermandad mediática que le hace oposición política al gobierno Petro, como jamás se había visto en el país en la historia reciente del periodismo. De esa perversa unión hacen parte Semana, El País de Cali, El Colombiano; los canales de televisión RCN y Caracol con sus noticieros y programas de humor, así como Blu radio, La FM y La W. Es una verdadera lástima que el diario El Espectador haya entrado en ese juego político que le resta legitimidad y credibilidad al periodismo colombiano. El "fuera Petro" parece una consigna que no molesta en las salas de redacción de los señalados medios. 




jueves, 19 de diciembre de 2024

2022-2024: LA PRENSA HEGEMÓNICA HACIENDO MAL PERIODISMO

 Por Germán Ayala Osorio

 

Dos años es suficiente tiempo para evaluar el trabajo realizado por los medios masivos colombianos. Los tratamientos periodísticos dados a los hechos noticiosos relacionados con el ejercicio gubernamental de parte de las empresas mediáticas que optaron por hacerle oposición política al actual gobierno son negativos. Ese balance recae sobre los medios escritos como El Tiempo, El Colombiano, El País de Cali y la revista Semana; igualmente para los noticieros de televisión de RCN y Caracol y sus órganos de difusión radial y para Blu radio.

Veamos algunas circunstancias y hechos puntuales que permiten evaluar de manera negativa estos dos años de ejercicio periodístico de las señaladas empresas informativas. Esos medios le apostaron a generar un clima de incertidumbre y miedo en las audiencias a partir de exageraciones o lecturas catastrofistas de hechos económicos y políticos.

Veamos varios ejemplos: desde antes de la posesión del presidente Petro el 7 de agosto de 2022 casi al unísono la señalada prensa hegemónica le apostó a generar un ambiente económico desfavorable que sobrevendría por la llegada por primera vez de un gobernante con ideas progresistas u asociadas a las operaciones de los Estados de Bienestar europeos. Varios periodistas afirmaron que el dólar llegaría a los 5 mil pesos y podría llegar hasta los 7 mil; además, que habría una estampida de colombianos, incluido el éxodo de empresarios por la llegada del “socialismo/comunismo”. Algunas figuras de la “farsándula” criolla anunciaron públicamente que abandonarían el país porque había llegado el maldito comunismo. La senadora Cabal y Marbel dijeron que se irían del país si ganaba Petro. Dos años después y las maletas siguen listas.

Con el caso de los pasaportes, armaron una cruel novela. Al final, no se dejaron de entregar los documentos, esto es, no se paralizó el sistema. Lo mismo hicieron con el suministro de gas. Malinterpretaron un comunicado oficial para señalar que habría desabastecimiento cuando se trataba de actividades de mantenimiento. Les alcanzó la “mala leche” para ocultar que el país importa gas desde hace varios años, exaltando de manera negativa que sería con el gobierno de Petro que se darían las primeras importaciones. También llegaron a informar- sinónimo de asustar en este caso- con el racionamiento de energía. Recordaron el apagón y la “hora Gaviria” en los tiempos en los que gobernó César Gaviria, el neoliberal que inauguró el proceso de privatización del Estado, permitió el aumento de la concentración de la riqueza en pocas manos y la naturalización de la pobreza y la consolidación de la informalidad laboral.

Producir pánico económico fue el objetivo que se plantearon los propietarios de esos medios. Esa parece ser que fue la instrucción editorial dada a sus periodistas, en particular a sus más reconocidas “vedettes”. Con el pasar del tiempo iniciaron actividades de indagación y filtración de información que pudiera dañar la imagen del presidente Petro, la de los miembros de la familia presidencial y las de sus más cercanos colaboradores. Primera conclusión: nunca en la historia reciente del periodismo se vio el interés de desestabilizar a un gobierno usando los medios masivos como arma política.

Minimizar los logros del gobierno en materia de entrega de tierras, control de la inflación, decomiso de cocaína y captura de narcos invisibles y el manejo responsable de la economía, incluido el respeto por la regla fiscal hizo parte de esa apuesta desestabilizadora y deslegitimante. Por el contrario, exaltaron yerros en la forma como se concibió la Paz Total y el diseño de los criterios para elegir Gestores de Paz. “El país quedó en manos del hampa” se impuso como verdad, para asegurar el regreso de los amigos de la miedosa Seguridad Democrática.

El festín noticioso corrió por cuenta de dos escándalos: el caso en el que está involucrado Nicolás Petro y que tocó la campaña Petro presidente y el escándalo de corrupción en la Unidad de Riesgo al que intentan aún darle la dimensión jurídico-política del proceso 8.000 buscando como sea responderse la pregunta clave: el presidente Petro sí sabía del entramado de corrupción en esa entidad.

Aunque el proceso político-periodístico le apuntó a desestabilizar al gobierno a través de la generación de incertidumbres sociales, ese propósito se fue desvaneciendo gracias a las acciones de gobierno, pero en gran medida a que el presidente Petro desde su cuenta de X los contraatacó de tal manera que las mentiras, exageraciones, medias verdades y la “mala leche” de las empresas mediáticas quedaron en evidencia. Haberles reducido la pauta oficial también ayudó. Expuestas de esa manera por el propio jefe del Estado, ayudado en parte por los youtubers, influenciadores y por el trabajo de RCTV, abandonaron esa tarea. La interpretación exagerada o no del golpe blando por parte del presidente de la República, lo cierto es que, desde el Congreso, el Consejo de Estado, la Corte Constitucional y el Consejo Nacional Electoral le han apostado, cada uno desde sus competencias y decisiones, afectar la ejecución del programa de gobierno, así como la legitimidad del presidente.

Mientras institucionalmente específicos agentes del establecimiento colombiano aseguraban el enfrentamiento con el Ejecutivo, las mismas empresas mediáticas se dedicaron a cubrir los rifirrafes y las reacciones de Petro en contra de cada una de las entidades bajo criterios ideológicos. Al final, medios y periodistas apelaron al clasismo, al racismo, al pasado guerrillero de Petro, su origen popular e incluso a asuntos de su fuero personal(intimidad) para imponer esa narrativa con la que se insiste en la pugna y el odio entre ricos y pobres, entre dignos e indignos; entre gente fina (los de bien) y los ordinarios, esto es, el pueblo que representa Gustavo Petro. Segunda y última conclusión: los medios hegemónicos colombianos además de ser actores políticos son agentes ideologizadores e ideologizantes al servicio de una élite que a pesar de las evidencias que señala que actúan guiados por un ethos mafioso, sigue presentándose como infinito faro moral.

Faltan menos de dos años para que Petro entregue la Casa de Nariño. Lo más probable es que las empresas mediáticas aquí señaladas sigan haciendo los mismos tratamientos periodístico-noticioso de los hechos acaecidos. Están cumpliendo un mandato de sus dueños. Si la derecha vuelve al poder en el 2026, volveremos a ver a la misma prensa que se hincó ante el poder intimidante de Uribe, la misma que fue dócil con Santos y cómplice con el fatuo del Iván Duque, el eterno aprendiz y títere del 1087985.



Imagen tomada de nestor morales, vicky davila - Búsqueda Imágenes

viernes, 6 de diciembre de 2024

MEDIOS CORPORATIVOS Y REDES SOCIALES: ¿NOS ODIAMOS?

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Durante muchos años los medios hegemónicos colombianos pudieron informar sin que ningún actor social pudiera confrontar sus siempre interesadas versiones de los hechos noticiosos. Bajo esas condiciones, “los ciudadanos son espectadores, con poca capacidad de interacción y cambio de aquello que los medios de comunicación les ofrecen” (Flavia Freidenberg).

Por fortuna para las audiencias y el funcionamiento de las democracias esa situación cambió con la irrupción de las redes sociales y la llegada de los “influencers, youtubers” y blogueros. Los efectos de esa nueva situación comunicativa son evidentes: sus procesos de generación de opinión pública vienen siendo cuestionados de tal manera que ya no son tan efectivos y eficientes a la hora de manipular y convencer a las audiencias. Les queda, eso sí, la facultad y la necesidad de ser efectistas al momento de dar exclusivas o cubrir en vivo un evento relevante. No se puede negar que aún conservan el poder de penetración, aunque la pérdida de legitimidad y credibilidad vaya en aumento todos los días.

La decisión política de los medios corporativos de hacerle oposición política al gobierno de Gustavo Petro confirma que efectivamente dichas empresas mediáticas fungen como actores políticos tal y como se había asegurado desde el campo académico de la comunicación de masas. Solo el tiempo dirá si fue un error social y político haberse atrevido a dejarse ver como actores políticos, con el agravante de hacerlo desde la animadversión ideológica y el odio personal hacia el presidente de la República. Flavia Freidenberg segura que son actores políticos “que expresan o articulan intereses de diversos sectores económicos y sociales ligados a los mismos”.

Es en este punto en el que está el problema sociocultural y político que vienen generando los medios corporativos desde los tiempos del plebiscito por la paz de 2016: dividir la sociedad colombiana entre “buenos” y “malos”, en donde los primeros son la “gente de bien” (de derecha) y los segundos son “los otros”, “esos otros” que producen vergüenza porque piensan distinto (son de izquierda). Asumir a la Otredad bajo el principio aquel que dice “que quien no está conmigo, está contra mí” llevó al país a vivir desde el 2016 en medio de una peligrosa polarización y crispación ideológica en una sociedad que como la colombiana deviene, además de intolerante y reticente a la autocrítica, clasista, racista, arribista, homofóbica, misógina y miedosa al cambio.

En la red X todo el tiempo son confrontados los periodistas-estafetas de RCN, Caracol y Blu radio que ocultan información o que de manera flagrante mienten o tergiversan los hechos que convirtieron en noticia. Se entiende que siguen órdenes y directrices editoriales de los propietarios que previamente ya se asumieron como parte de los “buenos”, es decir, dentro del selecto grupo de la “gente de bien”.

Por cuenta de esta coyuntura mediática y política se va naturalizando el odio entre “buenos” y “malos”, escenario que impide cualquier posibilidad de diálogo entre diferentes y diversos en una sociedad vista como intolerante y violenta que contradice el imaginario colectivo aquel que nos muestra como un pueblo afable y alegre a pesar de las históricas vicisitudes que le tocó y le toca enfrentar aún.

El asunto se torna más complejo y difícil de abordar cuando no se observa que desde la sociedad civil emerja un actor social que llame la atención a todos los agentes involucrados en este escenario de confrontación ideológica. Tampoco aparece la academia como un actor que entre a explicar el fenómeno y a proponer salidas o procesos de intervención. En particular el papel de las facultades de comunicación social y periodismo es nulo en la medida en que se abstienen de criticar a las empresas mediáticas por aquello de ser fuentes de trabajo para sus egresados. Es curioso que los estudios del lenguaje no hayan prendido las alarmas y llamado la atención de la academia para asumir como objeto de investigación las confrontaciones entre medios corporativos y los agentes sociales que los confrontan a diario. Incluso, ir más allá y jugar un papel de mediación.

Las iglesias, entre tanto, también le vienen dando la espalda al evidente problema social que rodea el ejercicio de opinar bien en las redes sociales o en la calle, por cuenta de unas empresas mediáticas dedicadas a expandir odio o a aprovecharse de viejas animadversiones que emergieron cuando el país se vio abocado a decidir entre la paz o la continuidad de la guerra, y asumir la posibilidad y necesidad de perdonar abandonando los valores punitivos  y vindicativos con los que siempre se asumió la idea de justicia. No sé si sea tarde para intervenir este escenario belicoso de las redes sociales en el que las empresas mediáticas son actores responsables. Por ahora ese ambiente de crispación ideológica solo trascendió a los eventos electorales.



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jueves, 5 de diciembre de 2024

LA PETROFOBIA DE BLU RADIO Y NÉSTOR MORALES

 

Por Germán Ayala Osorio

Resulta una perogrullada decir que todos los medios de comunicación de masas tienen intereses económicos y políticos; y que por esa razón sus periodistas están obligados a seguir la línea editorial que les tracen los dueños y los editores. Eso sí, resulta menos evidente para las audiencias reconocer que a raíz de esas circunstancias medios como Blu radio, Caracol Noticias, La W, El Tiempo, La FM de RCN, Noticias RCN, El Colombiano, Semana y El País de Cali fungen como actores políticos que además de haber optado por hacerle oposición al gobierno de Gustavo Petro, decidieron apostarle a generar odio contra todo lo que huela a izquierda y progresismo, pero sobre todo, una sistemática animadversión contra Gustavo Petro que termina en el nacimiento de la petrofobia mediática.

Es tal la inquina contra la figura presidencial, que los pocos analistas serios y ponderados que algunos de esos medios tienen, terminan censurados y maltratados por conductores de programas radiales y editores para el caso de los periódicos. En esta columna haré referencia al espacio que en Blu radio conduce el periodista Néstor Morales, cuñado del expresidente y extítere, Iván Duque Márquez.

De la mesa de trabajo de ese espacio radial hacen parte, entre otros, los analistas políticos Héctor Riveros y Álvaro Forero y los periodistas Néstor Morales y Ricardo Ospina. Estos dos últimos defensores a ultranza del uribismo, esto es, de la derecha más recalcitrante del país. La petrofobia que Morales y Ospina destilan es evidente, grotesca y violenta, circunstancia esta que convierte al matutino en una bodega generadora de lecturas y tratamientos periodísticos amañados, sesgados y cargados de una inusual “mala leche” contra un presidente de la República.

A raíz de la renuncia del ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, el tratamiento noticioso del suceso se hizo desde el odio que le profesan Ospina y Morales al presidente de la República. Más allá de esos sentimientos y de la mala leche de estas dos estafetas de la derecha uribizada, lo que llama la atención es la actitud irrespetuosa y los actos de censura que Néstor Morales en varias ocasiones ha tenido contra el analista Álvaro Forero. No hay duda de que los análisis ponderados, serios y rigurosos que suele hacer el columnista Forero no son del agrado de Néstor Morales justamente porque esta “vedette” del periodismo bogotano cree que sus lecturas e interpretaciones de los hechos noticiosos obedecen realmente a sesudos análisis cuando claramente obedecen a lecturas maniqueas, sesgadas y malintencionadas, fruto de la animadversión que profesa contra la izquierda, el progresismo y el rencor que siente hacia el presidente Petro.

Veamos lo que sucedió al aire recientemente en esa bodega de la derecha. Esto dijo Forero: “…pero si es muy común que los ministros hagan gestión ofreciendo a los congresistas y permitan unos cupos indicativos, todos lo sabemos y ahora no nos hagamos los tontos. Entonces, para que lo de Bonilla no sea un falso positivo de ponerle las botas de delincuente por hacer lo que han hecho muchos ministros de Hacienda con estas gestiones de los cupos indicativos…” En ese momento, el “Señor director del programa, el ladino Néstor Morales le interrumpe con el firme propósito de evitar que continúe desnudando el evidente sesgo con el que estaban tratando la renuncia del ministro Ricardo Bonilla. Morales logró imponer su condición de “jefe” para condenar al saliente ministro señalando que la adición presupuestal que hizo a la UNGRD “era para que se la robaran”.  Forero lo interpela y le dice: “… todos los ministros hacen adiciones presupuestales. No, Usted no puede acusar al ministro porque no tiene pruebas de que era para se la robaran… eso lo hacen todos lo ministros y la prensa tiene que ser responsable…pero permítame decir una frase…Entonces sigan ustedes porque no pude desarrollar la idea…

El rifirrafe entre el analista y Néstor Morales termina con la salida infantil del cuñado de Duque. Esto dijo: “le acepto la pataleta cuando uno se queda sin argumentos”. La respuesta de Forero no se hizo esperar: “no es ninguna pataleta, no es ninguna falta de argumentos, simplemente ustedes no dejan dar los argumentos”.

Debería el Grupo Santodomingo ponerle la lupa a lo que viene haciendo Morales en el programa matutino, pues su petrofobia es, además de evidente, aporta a la generación de odio y a la crispación ideológica que se respira en el país político e incluso en la calle.  De no hacerlo, las audiencias entenderán que las actitudes y acciones de censura y maltrato de Néstor Morales hacia Álvaro Forero hacen parte de la política editorial y de una específica directriz de un agente del conglomerado económico, lo que por extensión convierte al Grupo Santodomingo en un actor político que auspicia la petrofobia.

 



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jueves, 14 de noviembre de 2024

¿HABRÁ “VICKINETA” Y HASTA DÓNDE LLEGARÁ?

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Ya es oficial: Victoria Eugenia Dávila de Gnecco, conocida como Vicky, es, a partir de este momento, precandidata presidencial. Se trata del primer golpe de opinión del sector de la derecha y la ultraderecha que representan los clanes Gnecco y Gilinski, actores económicos y políticos de la sociedad civil que financiarían la aventura electoral de la “periodista-periodista”. Recordemos que Dávila tiene vínculos familiares con el clan manejado por la cacica Cielo María Gnecco Cerchar. Varios de sus miembros, incluida la matrona Cielo, fueron investigados y acusados de paramilitarismo y corrupción pública; y con el clan Gilinski tiene   relaciones laborales y simpatías ideológicas que confirman su militancia en la derecha y sus actitudes arribistas y clasistas. Sobre esto último, baste con recordar su más reciente descache clasista: se burló del abogado Miguel Ángel del Río Malo por haber sido azafato.

Todo indica que los líderes de esos dos clanes políticos quieren competir en principio con el uribismo para ver con cuáles de los precandidatos se presentarán a la contienda electoral de 2026. De parte del Centro Democrático (CD), ya se lanzaron María Fernanda Cabal, Paloma Valencia y Miguel Uribe Turbay, quienes de manera temprana ya andan en disputas intestinas para ver quién de los tres logra cautivar al dueño de esa colectividad, el expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez.

No se puede descartar a Claudia López Hernández quien podría ser la candidata por la que el expresidente antioqueño plante “pelea” a los dos clanes que apoyan a su adorada Vicky. Aunque López Hernández ya dejó de ser “anti uribista”, podría insistir en consolidar una fuerza política de “centroderecha”, sin que ello signifique alejarse del todo del uribismo y de los clanes Gnecco, Gilinski y el GEA. Hernández es camaleónica. También hay que contar con el vetusto delfín de Germán Vargas Lleras, quien terminará jugando con los voticos que arrastre, para que le entreguen un par de ministerios. No puede aspirar a más.

Eso sí, habrá que esperar la jugada política del GEA para completar el tablero de aspirantes con los que la derecha sí o sí llegará unida al 2026 con un propósito claro: recuperar la Casa de Nari para echar para atrás lo hecho por el gobierno progresista de Petro en materia de reformas agraria y ajustes al modelo de salud, entre otras políticas y acciones; por ejemplo, aquellas con las que se beneficiaron a las JAC que participación en la recuperación de vías terciarias.  A lo mejor los empresarios antioqueños insisten con Sergio Fajardo, el ya eterno candidato presidencial del medroso Centro político, para finalmente acercarse a Claudia López Hernández.

Mientras el tablero se completa y se definen alianzas electorales basadas en simpatías ideológicas e intereses de clase, es preciso imaginar qué podría significar una candidatura de la ladina periodista vallecaucana y un poco más allá. Planteo el siguiente escenario: Vicky Dávila de Gnecco como candidata única de la derecha y presidenta de Colombia.

En una sociedad fragmentada y escindida ideológicamente como la colombiana que suele votar bajo los elementos que confluyen y dan vida a lo que se conoce como la “espiral del silencio”, pensar en esa posibilidad política resulta tan plausible, como aterradora. En el 2018 la derecha impuso a Iván Duque Márquez, un cuarentón sin ninguna experiencia en el manejo de asuntos públicos. Un verdadero paquete. La derecha sabe que su desastroso gobierno y el manejo equivocado que le dio a la pandemia del covid19 y al estallido social llevaron a que por primera vez la izquierda accediera a la Casa de Nariño.

Jugársela por la cincuentona de la Vicky Dávila, quien se parece mucho a Iván Duque en su inexperiencia y desconocimiento de la operación del Estado, le facilitaría las cosas a la izquierda y al progresismo en su aspiración de darle continuidad al plan de gobierno que viene ejecutando el presidente Gustavo Petro. Ya desde las huestes del petrismo se anuncian las aspiraciones de Carolina Corcho, Carlos Caicedo y Camilo Romero. Desde la perspectiva discursiva, cualquiera de esos tres políticos volvería añicos a Vicky Dávila en un debate porque la exdirectora de Semana exhibe un discurso muy pobre en materia de ideas y un débil dominio conceptual, fruto de una vida dedicada a publicar bochinches y “noticias bomba”.  Aunque esos vacíos conceptuales y la incapacidad discursiva se arreglarían como lo hicieron con Rodolfo Hernández: no aceptaron debates, justamente para que no quedara en evidencia la pobreza conceptual del entonces putero y vulgar santandereano.  

La señora Dávila es fatua, sumisa y obsecuente con los poderosos, en particular con lo que se conoce como el uribismo. Ese perfil de la “periodista-periodista” se parece mucho al de Iván Duque Márquez. Aprendida la lección que les dejó el desastroso gobierno de Duque, no creo que la derecha esté en condiciones de poner en la casa de gobierno a una mandataria que al poco tiempo la opinión pública empezará a asociar sus decisiones y posiciones a las de una “marioneta” manejada por uno de los Gilinski para los asuntos de la economía y por otros, para temas de orden público y crisis climática, entre otros.

Si la derecha entiende los riesgos que ofrece la figura de Dávila de Gnecco, su candidatura solo servirá para medir las fuerzas de Uribe Vélez y las del GEA y poner a pelear a todos por votos. Así las cosas, Vicky será un simple fusible que se quemará cuando así lo decidan las figuras más viejas del establecimiento colombiano, esto es, sus propios jefes.


Adenda 1: lanzarse por firmas es un engaño al elector cuando de todas maneras terminarán aliándose con los partidos tradicionales y con sus caciques.  

Adenda 2: horas después del anuncio de Dávila de Gnecco, el concejal uribista Juan Daniel Oviedo también hizo pública su aspiración presidencial. Oviedo es un político de derecha que simpatiza con la manera de gobernar del expresidente Uribe. 


Vicky Dávila será candidata a la Presidencia de la República



lunes, 11 de noviembre de 2024

CLASISMO: VICKY DÁVILA Y EL "AZAFATO"

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El clasismo es, junto a la corrupción y el racismo, las mayores “taras” civilizatorias que arrastramos como sociedad moderna. Esa forma discriminante con la que se asumen las relaciones con los Otros puede estar atada a un desbordado ego que lleva al clasista a ubicarse en una atalaya para, desde ese lugar privilegiado, despreciar la vida de aquellos que por A o B motivo se cruzan en el camino de esos “seres bendecidos” por la fama que, aunque efímera, la asumen como un estadio perenne. O quizás el clasismo devenga ancorada como actitud de vida a un pasado vergonzante que alimenta esos aires de superioridad que arrastran los y las clasistas que todos los días aparecen en las redes sociales y los medios de comunicación.

El ejercicio periodístico suele servir a los propósitos clasistas de aquellas figuras públicas que por la posición de poder que ostentan y la sobreexposición pública de sus vidas “exitosas”, se sienten en todo el derecho de excluir o seleccionar quién es digno de ser reconocido como un ser humano con algún valor. De ahí, a decidir qué vida es plausible, hay un paso muy pequeño que bien sabemos en dónde puede terminar.

Dentro del gremio periodístico el clasismo aparece y se reproduce de la mano de la fama que adquieren los periodistas, presentadoras de televisión, conductoras de radio o directoras(es) de un medio de comunicación.

La señora Victoria Eugenia Dávila de Gnecco, directora de la revista Semana, en uso de facultades clasistas le recordó al reconocido abogado penalista Miguel Ángel del Río Malo que fue azafato. Esto dijo en su cuenta de X: “El azafato que se volvió abogado y no hace sino perder sus casos. ¿Ya devolvió los 50 millones de pesos que le cobró al Coronel Oscar Dávila que murió por cuenta de las chuzadas a Marelbys Meza?”

Vamos por partes, como diría Jack El Destripador. La señora en mención asume que haber sido azafato es una situación vergonzante para cualquier persona y peor aún para el penalista que lleva casos delicados desde el punto de vista de la opinión pública mediatizada. Enfrentarse al expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez convierte a Miguel Ángel del Río en un “objetivo periodístico” de aquellos que insisten en defender la honorabilidad del Señor Acusado. Y qué mejor forma de atacarlo que esculcando en su pasado y determinar que efectivamente “cayó en la más terrible indignidad”: haber sido azafato. Habrá que revisar si esa conducta está tipificada en el Código Penal.

El “error” que comete la señora de Gnecco parte de la construcción de la frase pues no se trata de un azafato que se convirtió en abogado, sino de un hombre que quería ser abogado y que encontró en ese trabajo una fuente de recursos para alcanzar la meta de estudiar derecho. Eso sí, el “error” que comete la susodicha nace de la animadversión que profesa hacia el penalista, alimentado de su inocultable e incontrastable clasismo.

La respuesta del abogado no se hizo esperar: “el trabajo de AZAFATO es tan honrado como cualquier otro y me hice abogado por mérito propio. Ahora bien, entre tantos casos exitosos le recuerdo el que le ganamos a usted y le tocó rectificar. Y el dinero fue devuelto a la viuda del Coronel porque yo sí tengo ÉTICA”.

El rifirrafe entre Del Río y la directora de Semana tiene de fondo el fallo de tutela que le ordena a la publicación de manera perentoria rectificar la información publicada que terminó por afectar el buen nombre del abogado y accionante. Quizás a la referida directora le venga bien ir a ver la obra de teatro “El bufete del zoquete”.

A las tres referidas “taras civilizatorias” deberíamos de sumar la fatuidad de aquellos que al codearse con el poder político y económico se asumen como faros morales en una sociedad como la colombiana que además de aquellas “fallas o formas degeneradas”, deviene en una profunda confusión moral.



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lunes, 28 de octubre de 2024

VICKY DÁVILA SE CONVIRTIÓ EN "NOTICIA CRIMINAL"

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La periodista Victoria Eugenia Dávila de Gnecco acaba de ser demandada por el Orlando José Serpa Teherán por varios delitos. La acción judicial se conoció a través de una noticia criminal publicada por la fiscalía general de la Nación, lo que constituye un hecho noticioso, jurídico y político que puede terminar catapultando la aspiración presidencial de la directora de Semana o, por el contrario, sepultándola ante una decisión judicial inobjetable que frene las intenciones de los clanes que la quieren poner en la Casa de Nariño.

Como era de esperarse, la periodista de inmediato se victimiza alegando una persecución política que, aunque no existe, le sirve a la derecha y a ella misma para insistir en la narrativa que indica que Petro es un dictador igual a Maduro y que como ya lo indicó la propia comunicadora, “la fiscal de bolsillo estaría cumpliendo órdenes al presidente de la República”. Sin duda alguna, un señalamiento temerario de parte de la periodista que en varias ocasiones ha exigido respeto a las instituciones y a la institucionalidad.

Dávila olvida que ante cualquier demanda penal la Fiscalía está obligada, dentro de sus procedimientos reglados, informar a través de una noticia criminal de la apertura de un proceso judicial. De manera maliciosa, la periodista convierte esa acción informativa de la FGN en una acción política en su contra, orquestada por la fiscal general, Luz Adriana Camargo.

El expresidente y expresidiario, Álvaro Uribe Vélez salió a respaldar a una de sus más fervientes escuderas, aludiendo, justamente al sentido de esa narrativa con la que se insiste en igualar a Petro con el inefable Nicolas Maduro Moros.

Ya varios medios se manifestaron en ese sentido. Vanguardia, por ejemplo, sostiene que “las redes sociales están volcadas a un intenso debate sobre la posible persecución del Gobierno a la prensa en Colombia. La discusión fue iniciada por la directora de la Revista Semana, Vicky Dávila, después de que la Fiscalía General le notificara la apertura de una noticia criminal por hechos aún sin precisar”.

Entre tanto, EL TIEMPO, periódico que le hace fuerte oposición política a Petro, reproduce lo dicho por Semana: “Dávila había subrayado en sus redes sociales que la denuncia estaba ligada a los 'petrovideos', grabaciones destapadas en medios de comunicación en las que se ven, previo a las votaciones, reuniones de miembros de la campaña de Gustavo Petro a la Presidencia de 2022 en las que hablan de jugadas políticas contra sus contendores. Según Semana, la denuncia fue radicada el pasado 24 de septiembre, a las 8:02 p. m., por Orlando José Serpa Teherán. "En el escrito le da estatus de 'indiciada' a la periodista y solicita que la investiguen por 'interceptaciones ilegales, concierto para delinquir, espionaje ilegal, traición a la patria, y los demás que resulten de la investigación'”.

Mientras ese proceso judicial avanza, le corresponde al gobierno Petro entregar todas las pruebas que tenga en sus manos para dilucidar todo lo que confluye en la compra de Pegasus, el malicioso software que adquirió el gobierno uribista de Iván Duque y el uso delictivo de esa herramienta para espiar a Petro y a su campaña presidencial y a los jóvenes que participaron en el estallido social.

Sacar a Vicky Dávila de la contienda electoral por vía judicial siempre se leerá como un acto político enmarcado en la fuerte oposición que la periodista le viene haciendo al gobierno Petro desde la revista Semana, convertida por la vallecaucana en una plataforma ideologizada desde donde se ataca al presidente y a su familia, se minimizan los logros de su administración y se insiste en generar miedo, incertidumbre y rabia en las audiencias en contra del petrismo.

 



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jueves, 3 de octubre de 2024

LUIS CARLOS VÉLEZ LE DICE ADIÓS A LA FM

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Hoy se despidió públicamente de su audiencia el fatuo locutor de La FM, Luis Carlos Vélez. Después de haber despotricado días atrás de la COP16 y burlado del canal Telepacífico, el rumor de su inminente salida del espacio informativo tomó fuerza y circuló en las redes sociales, hasta que se confirmó que dejaría la conducción del espacio radial. El curtido periodista y director de El Unicornio, Jorge Gómez Pinilla, fue el primero en poner a rodar la versión que al final resultó cierta: echaron a Luis Carlos Vélez de La FM.

Vélez dice que renunció, pero lo más probable es que las directivas de RCN lo hayan echado por los negativos efectos económicos y políticos que generó el desafortunado comentario que hizo en contra de la cumbre ambiental sobre el cuidado de la biodiversidad que tiene a la ciudad de Cali como sede.

En su emisión de hoy y usando el numeral #IndependenciaEs, el uribizado periodista y reconocido enemigo del presidente Petro y del petrismo se despidió de su audiencia y compañeros de la mesa de trabajo. Sus colegas periodistas exaltaron su “calidad humana, liderazgo, profesionalismo y rectitud” y algunos dejaron entrever que, ante la salida del conductor del magazín, ellos correrían la misma suerte. Esos mismos compañeros fueron incapaces de hacerle ver a Vélez que estaba cometiendo un error al minimizar la importancia de la COP16. Lo peor de todo es que Juan Lozano, periodista y ladino político, fue ministro del Medio Ambiente, Vivienda y Desarrollo durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez. Lozano fue tímido al intentar explicarle a Vélez el gran valor de la COP16. Claro, hay que entender que Lozano fue ministro durante la administración de Uribe Vélez a la que jamás le importó el cuidado de la biodiversidad, en particular de las selvas, las mismas que fueron taladas para instalar ganado y monocultivos de palma africana y caña de azúcar.

Lo cierto es que Luis Carlos Vélez, desde el 7 de agosto de 2022, convirtió el espacio radial de La FM en una verdadera bodega anti-Petro y anti-gobierno. Vélez condujo el magazín con tal animadversión hacia el presidente de la República y la vicepresidenta, Francia Márquez Mina, que el desagradable comentario de la COP16 se explica justamente por esos altos niveles de inquina que lo llevaron a desconocer la importancia del evento ambiental, por ser Colombia y en particular la zona del Chocó Biogeográfico territorios en donde se alberga una gran biodiversidad. Hay que recordar que fue Petro quien eligió a la capital del Valle del Cauca como sede de la cumbre ambiental, otro motivo para que Vélez hablara mal del evento. 

La despedida de Luis Carlos Vélez, sin duda alguna, tuvo un carácter lastimero, con numeral incluido, para que sus oyentes dejaran sentir su pesar por la partida. Una puesta en escena que termina por ocultar las razones de la salida de Vélez, para darle visibilidad a un hecho que olvidó el periodista: por encima de la información y de la opinión están los intereses económicos (la pauta) y políticos del propietario del canal RCN.

En su amarga despedida, Luis Carlos Vélez dijo que continuaría “siendo contrapoder y diciendo la verdad”. El arrogante y derechoso periodista exhibe una evidente confusión conceptual alrededor de la categoría contrapoder. Al ser RCN un actor político de derecha que defiende de tiempo atrás los intereses y el ethos del uribismo, la noción de contrapoder resulta inaplicable, si tenemos en cuenta que Vélez estuvo al frente de ese espacio informativo por 7 años.

Haberle hecho oposición ideológica y política al presidente Petro desde el 7 de agosto de 2022 no convierte a La FM y mucho menos a Vélez en agentes de contrapoder, por una razón: la familia Ardila Lulle, propietaria de RCN, es un poderoso actor político que compite con el imaginado poder institucional y cultural del presidente de la República. El mismo Petro lo advirtió: “somos gobierno, pero no tenemos el poder”. Es más, al interior del mismo Pacto Histórico se asume la administración Petro como un ejercicio de contrapoder a la fuerte oposición institucional, política y mediática que las fuerzas del uribismo (incluye a los clanes Char, Gnecco y a Germán Vargas Lleras).

En cuanto a la verdad, Vélez también acusa una errónea comprensión de qué es eso de la verdad periodística. Su tirria y antipatía hacia todo lo que huela a izquierda le hicieron pensar que él representaba la verdad “revelada”, cuando lo que al final se demostró con su salida es que la verdad periodística es una ilusión creada y recreada por los propios periodistas corporativos, que les sirve para negar que trabajan para un patrón y que por más “libertad editorial” que tengan a la hora de opinar, los límites siempre aparecen cuando se tocan la pauta y con ello, el bolsillo del propietario.

Ojalá se tome un tiempo para meditar alrededor del tipo de periodismo que viene haciendo. Lo que quedó claro es que, desde el 7 de agosto de 2022, dejó de lado el ejercicio periodístico, para dedicarse al activismo político. Quizás sus confusiones conceptuales en torno a la verdad y al contrapoder se originen en esa transición de periodista a bodeguero-activista.




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sábado, 28 de septiembre de 2024

LOS BANQUEROS QUE DESPRECIAN EL PERIODISMO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Cuando un banquero compra un medio de comunicación con un prestigioso pasado periodístico para convertirlo en una plataforma ideologizada desde las que se crean narrativas mentirosas, engañosas o catastróficas, expone con claridad el desprecio que siente por el oficio y los periodistas; además, reduce la política y su ejercicio público a sus mezquinos intereses económicos. De esa manera se convierte en un agente de poder enemigo de la democracia, de la competencia empresarial y de todo lo que conlleva vivir bajo los imperativos morales adscritos a un Estado Social de Derecho y a una sociedad cuyos ciudadanos pretenden y le apuestan a ctúar bajo estándares propios de la Modernidad.

Los casos de El Tiempo y revista Semana resultan ejemplos claros de la anterior sentencia. Sarmiento Angulo compró el diario bogotano para convertirlo en una fábrica de narrativas catastróficas, mentirosas y engañosas con las que a diario buscan deslegitimar al gobierno de Gustavo Petro. A través de titulares tendenciosos y noticias falsas, El Tiempo se consolida como un actor político al servicio de una poderosa familia que maneja asuntos estratégicos como la construcción de vías y la venta de gas, entre otros negocios que convierten a Sarmiento Angulo en un gran mecenas electoral de aquellos candidatos de la derecha que estén dispuestos a mantener los niveles de privatización de la operación del Estado a través de concesiones.

Por estos días, varios medios de comunicación privados, incluidos El Tiempo y Semana vienen insistiendo en la narrativa que señala que, por culpa del actual gobierno, “el país deberá importar gas”. La respuesta del presidente de la República no se hizo esperar: “Están diciendo en la prensa que vamos a importar gas, es carreta, nosotros estamos importando gas desde hace años, lo que pasa es que el importador del gas es el dueño del medio que lo dice y los confunde”. Si no fuera por la activa presencia de Petro en la red X, millones de colombianos que consumen a diario lo que dicen cadenas radiales y de televisión, que replican lo que dicen El Tiempo y Semana, la narrativa engañosa se impondría como verdad absoluta. Medios alternativos han recogido las controversias entre el jefe del Estado y el periódico bogotano: “Petro desmiente a El Tiempo por nota sobre el carbón: ‘noticias desinformadoras’

Lo mismo sucede con la revista Semana, comprada hace poco por la familia Gilinski. El pasado periodístico de la publicación hebdomadaria habla de una revista de investigación y opinión, ejemplo de periodismo. Hoy, por el contrario, Semana, dirigida por Victoria Eugenia Dávila es una plataforma ideologizada que usa la millonaria familia para deslegitimar y desprestigiar al gobierno Petro. Es más, los propietarios de la revista Semana están tratando de madurar a la fuerza la candidatura presidencial de la señora Dávila. Por ese camino, las instalaciones de Semana terminaron siendo un laboratorio del marketing político en donde se “lavan y se ensucian imágenes” de políticos, de acuerdo con los intereses políticos y electorales de los propietarios de la señalada publicación.

En el día de ayer, durante el Congreso de Fenalco, la directora de Semana intervino para insistir en su narrativa catastrofista. Ella misma, que funge como periodista y candidata presidencial, usa la plataforma digital de Semana para alojar en esta su discurso lleno de lugares comunes. El titular da cuenta del sentido de su diatriba contra el presidente de la República: “Petro es una “amenaza” y “unidos” debemos cuidar elecciones del 26”. Finalmente, el 7 de agosto de 2026 tengo fe que va a terminar esta horrible noche, Colombia tiene que volver a progresar, Colombia tiene que volver a cumplir sus sueños, no solamente soñar, hoy hasta de pronto los sueños se los han matado a los colombianos. No solo hay que soñar, hay que acostumbrarse a cumplir los sueños. Y lo vamos a lograr”.

En su cuenta de X, la estafeta de los Gilinski agradeció a Fenalco la invitación. “Dios les pague a Fenalco y a todos los comerciantes de Colombia…En tiempos turbulentos y difíciles sus abrazos y sus aplausos me llenan el alma. Tenemos que resistir. De esta salimos… Dios nos cuide”.

Entre Petro y Dávila hay un enfrentamiento ideológico, personal y político. La confrontación entre la candidata-periodista y el jefe del Estado la registró así un medio digital: “A esta señora la financia un grupo económico. Su tarea permanente es calumniarme. ¿Para qué? Para hacer política de extrema derecha. Sabe que la ideología extremista que difunde se basa en dos pilares: la mentira y el miedo. Sabe que la táctica comunicacional de la mentira la enseñó Goebbels. Sin embargo, el presidente no puede defenderse porque si no es él el que ataca. La víctima cambia de lugar”.

En ambos casos, el periodismo murió para darle paso a la propaganda gris y a otras formas discursivas usadas para engañar a las audiencias. Semana y El Tiempo dejaron de informar para hacer ideología. Y lo hacen, haciéndole creer a sus audiencias que solo existe una ideología, esto es, la de Petro, con la que, según ellos, toma decisiones de carácter económico que están afectando a los empresarios.

En la historia del periodismo jamás había sido tan evidente el desprecio que por el oficio periodístico profesan los señalados banqueros. La compra de las empresas mediáticas, claramente, no se dio para potenciarlas y consolidarlas como ejemplos de un periodismo serio, riguroso, “objetivo” y defensor de la democracia. Las circunstancias bajo las cuales hoy operan esos dos medios terminaron por erosionar todo lo que concierne a la ética. Ello se refleja en los tendenciosos y peligrosos tratamientos periodísticos dados a los hechos convertidos en noticia por El Tiempo y Semana. 

Adenda: sobre el asunto de la construcción de vías por concesión y los elevados costos de los peajes, dejo esta cita tomada de una presentación de Por Gonzalo Duque-Escobar*Manizales, 23 de marzo de 2020 (Aju. 2021)

El Estado colombiano debiera de considerar que, si bien las APP se requieren para impulsar nueva infraestructura, el costo de privatizar los beneficios de la reducción en costos de transporte a través de peajes es enorme: por cada reducción porcentual del costo del transporte, la exportación e importación crecerían porcentualmente en promedio cinco veces– esto de conformidad con lo que señala el BID en su estudio “Destrabando las arterias… (2010)”.




jueves, 26 de septiembre de 2024

LA COP16 Y LUIS CARLOS VÉLEZ

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En el ejercicio del periodismo podemos encontrar reporteros rigurosos que buscan siempre llegar al fondo de los hechos, esto es, llegar a la verdad. También es posible ver, leer y escuchar a locutores y columnistas que, siguiendo agenda propia o la que les imponen los propietarios del medio, informan de acuerdo con esos intereses que gravitan entre lo personal y lo corporativo. Claro que también hay colegas que, al asumirse como vedettes del oficio, no les avergüenza jugar el rol de estafetas de sectores económicos y políticos interesados exclusivamente en desprestigiar a un ministro, a un presidente o a un gobierno en su conjunto. Pues bien, el locutor y conductor de la FM, Luis Carlos Vélez es un fatuo periodista que hace parte del pequeño círculo de estafetas del régimen uribizado que sufrió derrota electoral en el 2022.

Recientemente, el joven Vélez, a quien se le nota que poco lee, despreció el sentido de la COP16.  A pesar de las tímidas explicaciones que sus colegas de mesa le intentaron dar sobre la importancia y el origen de esa cumbre ambiental sobre la biodiversidad, el engreído locutor siguió con su diatriba en contra del evento de talla mundial que se llevará en Cali desde el mes de octubre.

Si miramos los efectos negativos que ya deja alrededor del mundo el cambio climático podemos confrontar el sentido de todas las cumbres ambientales, desde la cumbre de Río en 1992 y los subsiguientes encuentros. Incluso, si se advierte del poco compromiso de las potencias mundiales para reducir las emisiones de CO2, es posible asumir una postura crítica frente a esas reuniones a las que efectivamente asisten burócratas, pero también especialistas y ambientalistas a los que les preocupan actividades antrópicas como la ganadería extensiva, la deforestación, los monocultivos legales e ilegales y el crecimiento desordenado de las ciudades, entre otras que contribuyen seriamente a los problemas socio ambientales y ecológicos que afronta el planeta. Imagino que el joven Vélez no es capaz de criticar los monocultivos legales y menos aún a la ganadería extensiva de baja producción porque tiene amigos que se mueven en esas actividades económicas. O simplemente porque en su espacio radial pautan ingenios azucareros. Lo cierto es que el locutor Vélez exhibe un débil pensamiento crítico y un ego incontrastable propio de una "figurita mediática hecha a pulso".

Vélez pudo exponer sus críticas haciendo un recorrido por los compromisos adquiridos, mirando incluso los Objetivos del Desarrollo Sostenible. Y también, proponerles a sus colegas de la mesa de trabajo de La FM dar una discusión entre el ya manido sentido del desarrollo sostenible y el que se le viene dando a la Sostenibilidad que deviene con un sentido sistémico. Pero no, Vélez prefirió quedarse en la burla, en los reduccionismos propios de un periodista con una nula capacidad de análisis y sobre todo, con una evidente incapacidad para cruzar variables y hechos a través de una mirada sistémica, holística.

Al decir que es preferible realizar un evento futbolístico en lugar de la COP16 porque atrae más público y deja más ganancias, Vélez dejó ver no solo su ignorancia supina, sino su “mala leche” hacia el gobierno Petro, porque fue el presidente quien tomó la decisión de darle a Cali la sede de esa cumbre ambiental por la biodiversidad. La animadversión que profesa Luis Carlos Vélez hacia el presidente Gustavo Petro es evidente. Incluso, pensaría que se trata ya de una fobia que no le permite hacer un ejercicio periodístico serio, profesional y riguroso. Lo que preocupa es que los integrantes de la mesa de trabajo de La FM no hayan confrontado al aire al arrogante conductor del programa y haber aportado a la discusión, haciendo críticas al modelo agro extractivo vigente en el país y alrededor del mundo.

Vélez y sus colegas están obligados a exhibir un mínimo dominio conceptual y categorial que les permita cubrir hechos o comentar cumbres como la COP16, sin quedar como unos encopetados ignaros de la radio colombiana. Y después se molestan porque el presidente Petro los confronta y critica, cuando a diario desinforman, tergiversan o dicen estupideces.

¿Sabrá el jovencito que Colombia es considerado como un país biodiverso, con especies endémicas? Atrévase a hacer periodismo, señor Luis Carlos Vélez. Bájele al activismo político que hace desde La FM. Como diría la inefable María Fernanda Cabal: "estudie, vago". 


Imagen tomada de Youtube.com

lunes, 16 de septiembre de 2024

PERIODISMO EN COLOMBIA: ENTRE “VIEJAS” Y “NUEVAS” BODEGAS

 

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Dos hechos sociopolíticos y comunicativos sirvieron para poner en crisis la hegemonía mediática en Colombia: el primero y el más evidente, la llegada de Gustavo Petro a la Casa de Nariño, convertida en una suerte de trinchera desde donde el actual presidente hace contrapoder al “viejo” establecimiento; y el segundo, la irrupción y consolidación de activistas de izquierda y progresistas que confluyen en lo que se ha dado por llamar “medios alternativos” desde donde se confrontan las mentiras, los cubrimientos amañados y la “mala leche” de las empresas mediáticas que se juntaron para hacerle oposición política al primer gobierno progresista en más de 200 años de República.

Bajo el anterior contexto se deben ubicar y entender las ácidas disputas discursivas entre los periodistas vedettes que defienden a dentelladas al vetusto establecimiento colombiano (el uribismo) y los activistas que hoy defienden al gobierno de Gustavo Petro. El detonante de la “guerra mediática” entre estos actores generadores de contenido político e ideológico fue el encuentro “Uniendo Voces” patrocinado por el Mintic.

Antes de dicho encuentro, que contó con el aval del presidente de la República, ya los improperios de un lado y del otro circulaban en las redes sociales, en particular en la red X. Del lado de las empresas mediáticas, sus periodistas vedettes descalifican a los influenciadores o activistas llamándolos “bodegueros” y a sus espacios virtuales en “bodegas” pagadas por el gobierno Petro. Entre tanto, desde las huestes de los “alternativos” se califica la labor periodística tradicional y hegemónica y a sus agentes informativos como “vendida”, “prepagos”, “muñecos y muñecas” y “manipuladores”.

Después de que el presidente Petro hiciera referencia a unas “muñecas de la mafia”, amigas del poder o del establecimiento, los enfrentamientos entre estos sectores de opinión se tornaron más ásperos. Luis Carlos Vélez es el conductor de la FM, espacio de opinión de RCN desde donde se ataca sin piedad al gobierno de Petro y se defiende al uribismo. Vélez es un periodista de derecha que no oculta su clasismo y racismo. Además, es arrogante y deja ver su aporofobia. Su animadversión hacia Petro y a todo lo que huela a izquierda es notoria. En su mesa de trabajo todos piensan como él.

Desde su trinchera “informativa”, Luis Carlos Vélez descalificó de manera directa a uno de los jóvenes activistas que defienden al gobierno. Se trata de Walter Rodríguez, conocido en las redes como Wally. Vélez lo llamó “ballena impresentable”. Con anterioridad, el locutor de la FM había sido “bautizado” con el remoquete de “Pollo triste”. El mismo periodista radial llamó “cloacas” a los medios alternativos y a los activistas progresistas.

Es decir, asiste el país a una lucha infantil en la que poner apodos parece resultar más atractivo que dedicarse a hacer periodismo, verdadero periodismo. Los enfrentamientos entre unos y otros aumentan el clima de crispación política e ideológica en el país, situación que podría agravarse en las elecciones de 2026. De igual manera, ambos actores afectan el periodismo en su deontología, dejando el oficio en una enorme crisis de credibilidad y legitimidad. 

Lo que hacen en la W, La FM, Blu radio, El Colombiano, Semana, El Tiempo, y los noticieros RCN y Caracol hace rato dejó de ser periodismo. Todos, desde el 7 de agosto de 2022 fungen como actores que manipulan los hechos noticiosos para generar efectos políticos con los que se pretende deslegitimar al gobierno de Petro. Al fabricar mentiras, reproducir odio y hacer amañados tratamientos periodísticos esos espacios informativos pierden ese carácter para convertirse en ruedas de transmisión del establecimiento; y sus periodistas, en estafetas y mandaderos de la derecha uribizada que le hace oposición al gobierno progresista. Finalmente, el remoquete de “bodegas” les sirve a estos dos bandos. Se trata de “viejas” bodegas, esto es, los medios hegemónicos y las “nuevas” que se activaron de la mano del progresismo.



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miércoles, 11 de septiembre de 2024

PERIODISMO Y LA CONSULTA COTIDIANA DE BANDIDOS DE CUELLO BLANCO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El periodismo, como forma de poder, está atado a una lógica noticiosa y a unas rutinas de producción y reproducción de unos hechos elevados a la condición de noticia. Muchos de esos hechos noticiables terminan en exageraciones, tergiversados en su naturaleza o usados como cortinas de humo para tapar escándalos políticos o decisiones judiciales.

Dentro de esas dinámicas, los periodistas y las empresas mediáticas caen una y otra vez en la práctica inmoral, aunque periodísticamente valida de entrevistar o darles la vocería a políticos en condición sub judice, condenados o señalados de ser ladrones de cuello blanco, clientelistas, asesinos y politiqueros por sectores de la opinión pública. Incluso, con procesos judiciales en curso y otros con fallos negativos. Aparecen a diario en la prensa políticos tradicionales, miembros de clanes que la gente asocia con corrupción público-privada, clientelismo, paramilitarismo e incluso, homicidios.

Los defensores de esa práctica inmoral, pero legítima desde la perspectiva periodística, argumentan que ellos, los periodistas, no fungen como “jueces” y que la constitución garantiza la presunción de inocencia.  Aunque el argumento es válido, no alcanza a quitarle lo inmoral que resulta ver y escuchar en noticieros, a políticos (también empresarios) sobre los que hay serios cuestionamientos e incluso verdades socialmente aceptadas, pero no validadas con sentencias de los jueces, justamente porque tienen el poder económico y político para someter a los operadores judiciales, incluidos magistrados de altas cortes.

En una sociedad que deviene en una profunda confusión moral como la colombiana, haría bien que las empresas mediáticas adoptaran como criterio minimizar al máximo la apertura de los micrófonos y otros espacios a esos políticos social, política y jurídicamente cuestionados.

Un ciudadano del común se puede sentir fatigado e incluso molesto al ver a diario a los políticos sobre los que recaen toda suerte de cuestionamientos y sobre toco, procesos judiciales que, por su investidura, la ciudadanía esperaría que no estuvieran inmersos en la comisión de delitos graves como manipulación de testigos, fraude procesal, homicidios y actos de corrupción.

Las rutinas periodísticas pueden ajustarse, si el objetivo es proscribir el ethos mafioso que acompaña a esos operadores políticos que, aunque famosos, resultan ser una vergüenza para sectores modernos de la sociedad que creen en que es posible cambiar a Colombia, exhibiendo en los medios otro tipo de referentes políticos. Lo curioso y lo más doloroso de todo es que hay periodistas que están convencidos de que sus entrevistados son bandidos de cuello blanco, pero aún así, los convierten en noticia o buscan sus opiniones porque despiertan polémica y eso es garantía de rating.

Eso sí, hay que decir que hay periodistas que admiran y se sienten atraídos por esos politicastros. Esos colegas son cómplices de la inmoralidad que se volvió paisaje en Colombia, pero jamás lo reconocerán porque lo que en el fondo defienden es la ideología dominante. Quizá cuando sientan asco al ver a esos politiqueros o criminales de cuello blanco, entonces entiendan que hay asuntos del oficio que deben ser ajustados. En ese momento,  esos colegas sabrán qué es aquello de la ética de máximos. 

miércoles, 4 de septiembre de 2024

SELECTIVA SOLIDARIDAD PERIODÍSTICA

 

Por Germán Ayala Osorio 

La violenta y estigmatizante frase que lanzó el presidente Petro contra las periodistas “amigas del poder”, a las que llamó las “muñecas de la mafia”, despertó en colegas hombres y mujeres una lógica y esperada solidaridad por ser los indignados e indignadas, trabajadores y trabajadoras de empresas mediáticas que hacen parte de conglomerados económicos.

La solidaridad en una sociedad escindida y clasista como la colombiana suele devenir selectiva, en particular en un gremio como el de la prensa en el que abundan las divisiones justamente entre aquellos colegas que son derecha y defienden a dentelladas al viejo establecimiento y al uribismo; y otros que, sin ser de izquierda, le apuestan a incomodar a agentes del poder económico y político, en especial aquellos señalados de actos de corrupción.  Los amigos del viejo régimen de poder medianamente informan y tergiversan los hechos. Mientras que las y los otros se dedican a investigar los torcidos de gente poderosa.

Mientras la indignación por la infortunada frase lanzada por Petro crecía, la periodista Laura Ardila, autora del libro La Costa Nostra salía del país rumbo al exilio por las amenazas de muerte que recibió. Hay que recordar que Ardila sacudió a la opinión pública denunciando en su libro el poder corruptor del clan Char de Barranquilla. Lo curioso es que las y los colegas que salieron a defender a las periodistas que se sintieron aludidas por lo dicho por Petro, guardan silencio frente al exilio de la colega Laura Ardila.

Que una mujer periodista, corajuda y profesional, se vea obligada a abandonar su país por amenazas de muerte, debería de sacudir a la sociedad y al periodismo. Pero no. Por tratarse de una periodista incómoda al régimen de poder, los medios corporativos deben guardar silencio porque registrar el hecho noticioso, implicaría nombrar a los Char, y ello podría poner en riesgo las relaciones sociales y políticas, como también los millones en pauta que los supermercados Olímpica entregan a los medios masivos. 

Hay, entonces, una solidaridad gremial selectiva frente a hechos de violencia contra los periodistas. La frase “muñecas de la mafia” que lanzó el presidente Petro generó la solidaridad de colegas periodistas que trabajan para medios corporativos a los que poco les interesa incomodar a agentes de poder económico y político.

Si por algo se caracteriza el ejercicio del periodismo en Colombia es por la inexistencia de un gremio que represente con probada legitimidad los intereses individuales de los periodistas, incluidos, por supuesto, el bienestar laboral y las condiciones de inseguridad que soportan los comunicadores en territorios alejados de las dinámicas del poder económico y político bogotano.

Más bien, las agremiaciones de periodistas suelen ser clubes de amigos en los que el clasismo y las diferencias ideológicas impiden la consolidación de un gremio fuerte capaz de enfrentarse a los conglomerados económicos y los clanes políticos que fungen como empleadores y, por lo tanto, como órganos de control de la información.

Bajo esas circunstancias, la insolidaridad es el factor común entre los periodistas, fruto de la defensa que unos hacen del establecimiento y las distancias que otros intentan mantener de esas fuentes de poder que obligan a los primeros a autocensurarse y a los segundos, a buscar información que comprometa ética y jurídicamente a los agentes de poder más representativos de ese régimen de poder.



LAS MUÑECAS DE LA MAFIA DE PETRO - Búsqueda Imágenes (bing.com)

ÁLVARO URIBE VÉLEZ PROPONE SACAR A MADURO A BALAZOS

  Por Germán Ayala Osorio   El expresidente Álvaro Uribe Vélez pidió a gritos una “ intervención militar internacional preferiblemente ...