Mostrando entradas con la etiqueta Ética periodística.. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Ética periodística.. Mostrar todas las entradas

viernes, 20 de junio de 2025

PETRO Y LA GRAN PRENSA: RELACIONES TORMENTOSAS

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Las relaciones entre la prensa bogotana y el presidente de la República han sido tirantes desde el 7 de agosto de 2022, por dos razones fundamentales: la primera, porque el jefe del Estado es un consumado polemista acostumbrado a debatir y confrontar versiones y lecturas sin importar el bando desde donde se promuevan o difundan; y la segunda, porque por primera vez las más grandes empresas mediáticas decidieron fungir o se vieron obligados a actuar como agentes políticos en oposición.

Bajo esas circunstancias se entienden varios de los rifirrafes, correcciones y confrontaciones hechas por Petro a los periodistas de los medios corporativos. El más reciente de esos encontronazos ocurrió el 20 de junio. En su cuenta de X, el presidente de la República confrontó a Noticias Caracol por la información publicada en torno al caso Miguel Uribe Turbay.

Esto dijo Gustavo Petro: “en este momento estoy viendo la información de @NoticiasCaracol sobre el atentado al senador Miguel Uribe. Casi no veo televisión, ya no me gusta, pero si millones de colombianos. Y entiendo el mensaje subliminal, que enredan en información, sugieren que la fiscalía dijo que había un fin político. Eso no se puede decir, aún hoy, y aunque es una hipótesis de investigación, aún no se puede decir con certeza que haya fines políticos en el atentado y peor aún cuál interés políticos tendría el verdadero asesinoCaracol debe ser responsable con la sociedad colombiana. No se conviertan en heraldos de la muerte, sean heraldos de la vida y la verdad. Sean responsables”.

Más allá de si detrás del atentado sicarial contra el político uribista hay móviles políticos, lo cierto es que es inevitable pensar que la planeación y ejecución del ataque hace parte del propósito político-electoral de generar desazón y miedo en la población para finalmente recuperar la narrativa de la seguridad democrática a través de frases que se vieron impresas en pancartas y camisetas durante la Marcha del Silencio: “sin seguridad no hay paz”. De manera concomitante, varios políticos señalaron como responsable de la tentativa de homicidio al presidente Petro por su “discurso incendiario y provocador”.

Volvamos a los agrios enfrentamientos entre Petro y la gran prensa bogotana. La revista Semana, convertida en la plataforma ideológica y política del clan Gilinski, el 12 de mayo de 2023 tituló así una nota sobre el espinoso asunto: “El ataque de Gustavo Petro contra la prensa: una estrategia peligrosa que tiene encendidas todas las alarmas”. En el sumario del texto periodístico se lee que “el presidente convirtió a los medios de comunicación en el blanco de sus ataques. Su discurso atenta contra la libertad de expresión y la democracia”.

Según Semana y otros medios, al presidente no se le pueden criticar sus decisiones y mucho menos evaluar su gestión. La Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) señaló que los mensajes del presidente Petro “…terminan restándoles credibilidad (a los medios); buscando presionar la agenda mediática para que aborde favorablemente su gestión; alimentando un discurso en el que la prensa es antagonista, y así abre la puerta a la criminalización de los medios.

Después del 7 de agosto de 2022, la prensa hegemónica, siguiendo las instrucciones de sus patrones, convirtieron al presidente Petro, a su familia y a su gobierno en un solo “objetivo periodístico”, lo que significó la implementación de un cubrimiento noticioso cargado de "mala leche" y una inusitada y jamás vista animadversión, resultado del clasismo, el racismo y la aporofobia que desde la prensa tradicional se impulsa desde los orígenes de la República.

Nunca la prensa tradicional se volcó para esculcar las decisiones de un gobierno. Por el contrario, los medios tradicionales fueron cómplices de gobiernos como los de Álvaro Uribe, Juan Manuel Santos e Iván Duque Márquez. Con Uribe naturalizaron lo que se conoció como el unanimismo ideológico y político. Esas empresas mediáticas se hincaron ante el poder intimidante del político antioqueño. Con Santos mantuvieron la misma actitud complaciente. Y con Duque, periodistas de derecha como Néstor Morales (Blu radio) y Luis Carlos Vélez (de La FM) actuaron de forma complaciente y lo trataron como un amigo más, como un “parcero”, lo que significó el abandono de la actividad periodística, en particular de aquel principio de “molestar al poder”.

Los constantes encontronazos entre Petro y los periodistas de los medios hegemónicos se dan en medio de procesos de editorialización de las noticias y de la conversión de los reporteros, comentaristas y conductores de programas informativos en activistas políticos.

A pesar del llamado generalizado a “desescalar el lenguaje violento” al que han apelado el presidente Petro y los agentes más visibles de la Oposición mediática y política, lo más probable es que hasta el 7 de agosto de 2026 el jefe del Estado confrontará a los periodistas bien porque considere que están mintiendo, exagerando o haciendo lecturas parciales e interesadas de los hechos noticiosos.

Eso sí, el rol hasta ahora cumplido por los medios masivos expone con claridad que por razones políticas e ideológicas muchos de los periodistas que le hacen oposición al gobierno Petro corrieron la línea ética y por ese camino pusieron en cuestión la deontología de un oficio como el periodismo que siempre estuvo asociado a los sectores de poder económico y político que al igual que los directores, conductores y periodistas no imaginaron jamás que por primera vez en Colombia llegara a la Casa de Nariño un presidente progresista.

Es tan alto el nivel de pugnacidad entre Petro y la gran prensa bogotana que las audiencias no saben si el jefe del Estado es quien ataca a la prensa o es esta última la que puso en la mira lo que haga y deja de hacer el presidente de la República.


petro y la prensa colombiana - Búsqueda Imágenes


viernes, 13 de junio de 2025

EL TIEMPO NO SE DETIENE CUANDO DE MENTIR SE TRATA

Por Germán Ayala Osorio

 

La llegada del primer gobierno progresista en Colombia sirvió para develar hasta dónde los propietarios de los medios masivos, de la mano de sus periodistas y editores podían estirar la ética periodística. Corrieron tanto la línea de la eticidad del oficio que además de consolidarse como actores políticos, naturalizaron la mentira, la mala leche como herramienta de confrontación ideológica y la intención manifiesta de forjar estados de opinión pública proclives a generar incertidumbres, miedos y animadversión entre agentes de la derecha y la izquierda. Es decir, la prensa hegemónica viene actuando desde el 7 de agosto de 2022 como estructuras políticas en las que, en lugar de trabajar periodistas, laboran activistas políticos.

Bajo esas circunstancias se entiende la actitud asumida por el diario EL TIEMPO de tergiversar los hechos noticiosos, alimentar el odio desde sus tribunas de opinión y lo que es peor, decir mentiras con el propósito de generar pánico económico y preocupación en los colombianos.

El diario conservador[1], en manos de Sarmiento Angulo, mintió al decir que el gobierno estaría contemplando incrementar el IVA del 19% al 26%. Semejante falsedad circuló por varias horas en las redes sociales, en particular en la red X. La reacción no coordinada de varios tuiteros e incluso de periodistas obligó al diario capitalino a reconocer el “error” y ofrecer disculpas. Aunque en la “corrección” publicada El Tiempo reconoce que se trató de un error, todo indica que se trató de una acción deliberada de alguien de la redacción que pretendió afectar la imagen del gobierno Petro y generar rabia en los agentes económicos responsables del IVA y pánico económico.

Esto dijo el periódico del poderoso banquero: “El Tiempo aclara que en una versión inicial de la noticia sobre los anuncios de una eventual reforma tributaria se informó de manera errónea de un supuesto aumento del 19% al 26% del IVA en Colombia, información que no corresponde a lo anunciado por el Gobierno”.

Por supuesto que no se trató de un error involuntario, sino de una acción deliberada, por cuanto el gobierno en ningún momento dijo estar contemplando el incremento del impuesto de valor agregado, IVA.

Lo hecho por El Tiempo es una prueba más de que corrieron la línea ética del oficio, afectando en materia grave la credibilidad del periódico, convertido por Sarmiento Angulo en su más poderosa trinchera ideológica y política desde donde se “dispara” hacia la Casa de Nariño toda suerte de mentiras, pullas y lecturas amañadas de los hechos noticiables.  La frase-lema con la que el diario bogotano se identifica dice que “El Tiempo no se detiene”. Por las mentiras y exageraciones publicadas parece que a la frase-lema hay que sumarle una idea complementaria: “El Tiempo no se detiene cuando se trata de mentir y afectar al gobierno Petro”.











[1] Cuando perteneció a la familia Santos, en su Manual de Redacción se presentaba como un diario liberal. A partir de la compra por parte del banquero Sarmiento Angulo, esa condición de liberal cambió. Hoy parece defender las ideas conservadoras de los sectores más retardatarios del país.

lunes, 2 de junio de 2025

TRATAMIENTOS PERIODÍSTICOS SESGADOS DE LA ORDEN DE CAPTURA CONTRA CAMARGO Y VELÁSQUEZ

 

Por Germán Ayala Osorio

Las órdenes de captura emitidas por el Ministerio Público de Guatemala en contra de la fiscal general Luz Adriana Camargo Garzón y el embajador en el Vaticano Iván Velásquez Gómez constituyen un innegable hecho noticioso que activa en las empresas mediáticas dos elementos claves para su ejercicio informativo: el interés de informar sobre el hecho noticioso sobreviniente y el criterio editorial con el cual se hará el cubrimiento.

En su emisión de las siete de la noche el noticiero privado Caracol Noticias abrió con el suceso noticioso, lo que resulta perfectamente explicable desde el punto de vista del interés social y político que despierta la orden de captura contra dos altos funcionarios del Estado colombiano.

En la nota emitida, Caracol Noticias dejó ver con claridad que su política editorial sigue anclada a la decisión de sus directivas de afectar la imagen del Gobierno Petro y por supuesto la trayectoria pública de la fiscal general y del exministro Iván Velásquez; en particular la del actual embajador en el Vaticano porque en el pasado, cuando fungió como magistrado auxiliar en la Corte Suprema de Justicia fue el responsable de las investigaciones que el alto tribunal adelantó contra por lo menos 50 congresistas con vínculos con los grupos paramilitares. Además, Velásquez es odiado por el expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez y su círculo de poder más cercano. De ahí que los medios que defienden a Uribe y a todo lo que huela a uribismo, asumen al embajador como "su propio enemigo". 

Volvamos al cubrimiento noticioso hecho por el referido noticiero de televisión. El tratamiento periodístico-noticioso resultó tendencioso y desafortunado en la medida en que obviaron lo dicho por dos expertos que consultaron en la sección que se conoce como Caracol Ahora, y que se emite horas antes de la emisión central. Se trata de los abogados Pedro Alejandro Carranza y Juan Pablo Estrada. En particular, Carranza explicó con amplitud los alcances y los problemas de legitimidad y aplicabilidad de las órdenes de captura emitidas por la fiscalía de Guatemala. Habló de un desconocimiento de la fiscalía guatemalteca de cómo funciona el sistema internacional e interamericano del que son parte Guatemala y Colombia.

Las dos fuentes consultadas desestimaron los efectos de las órdenes de captura internacional contra Camargo y Velásquez porque las actividades desarrolladas en territorio guatemalteco se hicieron bajo el amparo y respaldo de la ONU, en el marco de la CICIG (Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala). Bajo esas circunstancias y de acuerdo con los expertos, los dos exmiembros de dicha Comisión contarían con inmunidad, lo que dejaría sin efectos la orden judicial.

Si bien el Noticiero Caracol, en la mencionada nota de su emisión central entregó elementos contextuales para entender la decisión judicial, no recogió en la misma lo expresado por las dos fuentes en el espacio de Caracol Ahora. Se trata de una decisión editorial (política) acompañada de un tratamiento espectacular con el que claramente se buscó ensuciar la imagen del gobierno y por ese camino los nombres de los dos funcionarios.

Al consultar el portal[1] de Caracol Noticias las dos fuentes consultadas en la sección Caracol Ahora, dirigida por el presentador Pablo Arango, tampoco aparecen. Eso sí, el titular responde a la lógica noticiosa, atada por supuesta a la ya señalada intención editorial: Guatemala ordena la captura del exministro Iván Velásquez y la fiscal Luz Adriana Camargo.

Suele pasar que cuando lo dicho por los expertos consultados va en contravía del enfoque preestablecido por el periodista o sugerido por el editor general e incluso por el director de emisión, esas interpretaciones y lecturas de los hechos se desestimen o se editan para no afectar el sentido de la narrativa que se quiere imponer. Lo expresado por Carranza claramente no le sirvió al jefe de emisión que quiso darle un tratamiento espectacular y rimbombante a unas órdenes de captura que muy seguramente no prosperarán, pero que si podrían afectar las relaciones diplomáticas entre de los dos países. Horas después, el gobierno de Guatemala rechazó la decisión de la fiscalía. 

El mismo tratamiento periodístico-noticioso hizo El Espectador[2], en una nota publicada en su portal, bajo el titular Guatemala ordena captura de exministro Iván Velásquez y fiscal Luz Adriana Camargo. En la bajada, resumen o sumario se lee: “El Ministerio Público de ese país señaló que el exministro y la fiscal, cuando eran investigadores en ese país, habrían favorecido a la multinacional brasileña Odebrecht en medio de pesquisas en ese país”. Al final de la nota, El Espectador registró la reacción del exministro de Defensa, en su cuenta de X.

Estamos ante un trabajo periodístico ideologizado y politizado muy propio de unas empresas mediáticas que operan como actores políticos y sus periodistas como activistas y estafetas del régimen de poder que le apuesta a deslegitimar a la fiscalía y directamente al gobierno por tener como embajador al odiado exmagistrado auxiliar, Iván Velásquez. 




Imagen tomada de El Espectador.com

miércoles, 28 de mayo de 2025

ÉTICA PERIODÍSTICA, YERROS JURÍDICOS Y CONSULTAS INEXISTENTES

 

Por Germán Ayala Osorio

En tiempos de guerra o de paz, los periodistas suelen prestarse o ser obligados para recrear narrativas, consolidar versiones y construir realidades a favor o en contra de los bandos que las empresas periodísticas optaron por defender. Ello explica el carácter quimérico con el que deviene la búsqueda de la Verdad.

El complejo escenario de convulsión ideológica y política por el que atraviesa el país entre la derecha retardataria y premoderna y el progresismo que en su versión moderna tardíamente llegó a la Casa de Nariño ha puesto de presente la más grave crisis deontológica del oficio. La actual crisis del periodismo terminó proscribiendo a la ética o haciéndola acomodaticia y complaciente con quienes asumieron el control de los medios masivos para agregarlos a la lista de actores políticos con los que suelen jugar en escenarios electorales.

Por cuenta de esa conmoción ideológica, los medios tradicionales de información cerraron filas en torno a los intereses de los sectores de poder que desde el 7 de agosto de 2022 se propusieron “hacer invivible la República”, por cuenta de la llegada al poder presidencial de Gustavo Petro, en representación de la “izquierda” y el progresismo.

La historia del periodismo y la política deberá registrar que en Colombia operó, durante y en contra del mandato de Petro, la más sólida y vergonzosa cofradía mediática[1] inspirada en la frase del líder de la ultraderecha colombiana, Laureano Eleuterio Gómez Castro. Con mentiras, lecturas amañadas de los hechos, nocivos tratamientos noticiosos, tergiversaciones y verdades a medias, esa cofradía de medios es en gran medida responsable de los altos niveles de crispación ideológica por los que atraviesa el país. A lo anterior se suman los egos y las prácticas propias de una interminable Hoguera de las Vanidades en la suelen vivir periodistas y políticos.

Dos nuevos hechos noticiosos confirman el juego político en el que están las empresas mediáticas aquí nombradas: el primero tiene que ver con el anuncio en la red social X que hizo el exministro de Justicia, Wilson Ruiz: “presenté denuncia penal ante la Corte Penal Internacional contra Gustavo Petro por crímenes de guerra, lesa humanidad y omisión”. La denuncia de Ruiz fue divulgada por varios medios radiales que usan la mismas red X para hacer eco y servir de ruedas de transmisión de los actores políticos que le apostaron a desestabilizar y deslegitimar al gobierno de Petro.

El que hayan recogido la versión y la actuación misma del exministro se justifica porque es un miembro visible de la ultraderecha colombiana. Ruiz fue ministro de Justicia durante el gobierno de Iván Duque Márquez. Pero los periodistas, muy dados a no leer y mucho menos a confrontar a las fuentes, no vieron el yerro jurídico en el que incurrió el abogado demandante: ese tipo de acciones legales en contra de mandatarios solo se pueden hacer desde otro Estado que haya aceptado la jurisdicción de la CPI. El abogado penalista Elmer José Montaña, en la misma red social confrontó a su colega: “el exministro desconoce que las denuncias ante la CPI no pueden ser presentadas por particulares, sino por los Estados”.

El segundo hecho noticioso tiene que ver con la aclaración pública que hizo de manera obligada la Corte Constitucional (CC) ante la información amañada y perniciosa que hizo la congresista Katherine Miranda en torno a una consulta que ella elevó ante el alto tribunal. En su pronunciamiento, la CC desmintió la existencia de ese concepto al que hizo referencia pública la señora Miranda, en torno a la exequibilidad de la consulta popular que el gobierno estaría pensando decretar.

En el ejercicio del periodismo dudar y contrastar lo dicho por las fuentes, así estas sean oficiales o no, son dos principios de ineludible compromiso. En estos dos casos la prensa tradicional falló por exceso de credibilidad y simpatías ideológicas con el exministro Ruiz y la congresista Miranda, ambos consagrados enemigos del gobierno Petro. Eso de “hacer invivible la República” agranda la crisis de legitimidad y credibilidad de la prensa hegemónica, hoy en manos de banqueros que desprecian el ejercicio ético del periodismo; y convierte a los periodistas tradicionales y a sus vedettes en activistas políticos y azuzadores ideológicos






[1] Hacen parte de esa cofradía El Tiempo, Semana, El País de Cali, El Colombiano de Medellín, El Espectador, El Heraldo, de Barranquilla; medios radiales como Blu, La FM y la W y los noticieros de televisión Caracol Noticias y RCN. Se suman columnistas y otras vedettes del periodismo bogotano.

domingo, 25 de mayo de 2025

EL FALSO DILEMA ENTRE PERIODISTAS E INFLUENCERS

Por Germán Ayala Osorio

El periodismo es una forma de poder en la medida en que en su ejercicio y su propia deontología siempre estuvieron atadas a los intereses de agentes políticos y económicos que desde tiempo atrás usan la información para construir verdades y realidades, con las que al final naturalizaron la legitimidad de lo que se conoce como el Establecimiento colombiano; y de la mano de sucesivos gobiernos de derecha lo blindaron frente a la lejana posibilidad de que “llegaran los comunistas al poder”.

Bastó la llegada de las redes sociales, la crisis de credibilidad de la prensa tradicional acumulada durante varias décadas, la compra de los principales medios por parte de banqueros que desprecian el periodismo y a los periodistas; el triunfo de Petro, primer gobierno de “izquierda” y con este la consolidación de los ‘influencers’ petristas para que se pusiera de presente un dilema ético entre “periodistas e influencers”.  Eso sí, un falso dilema. En esa disyuntiva se expone una crisis deontológica del oficio y por tanto una crisis ética que parece nueva, pero que no lo es porque en la historia misma del periodismo la eticidad siempre devino comprometida y ajustada a innobles intereses, lo que se tradujo en el desprecio por la verdad.

Eso significa que las medias verdades, las mentiras y el escenario de la posverdad de las que hablan en las redes sociales siempre existieron. Lo que sucede es que con la irrupción de vocablos como posverdad y fake news una parte de las audiencias piensa que los medios tradicionales, en otrora en manos de familias de periodistas, jamás manipularon los hechos noticiosos.  Otro factor que entra a jugar está asociado a los cambios culturales y políticos de la sociedad colombiana, en un mundo globalizado, expresados en el surgimiento de ciudadanos a los que no les interesa la política, la historia, leer y formarse conceptualmente. Se trata de ciudadanos-hijos de una sociedad sin utopías y sumergida en confusiones y atosigada por la hiperinformación.

La periodista Laura Ardila Arrieta, autora del libro La Costa Nostra, en reciente columna hace referencia a ese dilema ético y lo plantea en estos términos: “Es una batalla global, feroz y fundamental. Se libra en el escenario caótico de las redes sociales y sus protagonistas son periodistas e influencers que no sólo se disputan el título de informadores y los clics, sino —sobre todo— quién detenta la credibilidad. Ese monopolio, el de la verdad, lo perdió hace rato la prensa por ese auge tecnológico que democratizó la producción y por una justificada decepción moral: demasiados casos de connivencia con el poder y errores no reconocidos en los medios tradicionales, que fueron erosionando la confianza de la gente”.

Ardila plantea un escenario en el que algunos políticos, incluido el presidente Petro, vislumbran que las redes sociales y los influencers remplazarán al periodismo tradicional. No creo que sea así mientras haya banqueros y conglomerados económicos dispuestos a sostener a las empresas periodísticas tradicionales con el firme propósito de naturalizar la construcción de realidades y “verdades” que, aunque deleznables, siempre serán consumidas por audiencias poco interesadas o formadas para confrontar esas versiones.

La periodista Ardila, que desnudó las andanzas de los miembros del Clan Char, termina así su interesante columna: Quizás el dilema no sea entonces periodistas vs. influencers, sino quién lo hace con ética y quién no. Porque en el periodismo de hoy pueden estar permitidas todas las formas, menos una forma: la de la mentira. Y no, las redes no reemplazarán eso”.

Ardila Arrieta incurre en un error de valoración conceptual: tanto los llamados “influencers petristas, fajardistas y uribistas”, como los periodistas “tradicionales” hacen su trabajo cada uno desde sus propias eticidades, lo que supone que todos y cada uno hace el trabajo (des)informativo y deconstrucción de realidades desde su ética individual. Quizás el problema está en la inmoralidad colectiva y el ethos mafioso que como sociedad entronizamos. 

Por lo anterior, la crisis del periodismo y la lucha entre periodistas e influencers hace parte de una crisis humana-civilizatoria mundial que abarca, además del periodismo, las conductas de los ciudadanos, su manera de asumir la vida, la política y el poder. Por estos tiempos resulta bastante difícil diferenciar entre influencers, periodistas, activistas y bodegueros. Todos juntos vienen contribuyendo a la crisis del oficio y a la conversión de los periodistas en estafetas y amanuenses de las orillas ideológicas que están en disputa hoy en Colombia.


bodegas del periodismo - Búsqueda Imágenes


martes, 8 de abril de 2025

EL ESPECTADOR CONTRA LA “TROPA” DE INFLUENCIADORES

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Con el reciente artículo de El Espectador, titulado “Tropa” de influenciadores de Petro se mueve con el erario y se agita para la campaña”, el diario bogotano, propiedad del Grupo Santodomingo, reconfirma su entrada a la cofradía de medios masivos que decidieron comportarse como actores políticos decididos a atacar al gobierno Petro, dejando de lado la ética periodística e incluso, sus propios manuales de redacción e incluso, olvidándose por completo de la obligación constitucional de “informar de manera veraz y oportuna, así como actuar bajo criterios de responsabilidad social”.

Varios de los influenciadores le exigieron a El Espectador que rectificara la información publicada con la que el diario capitalino los “boletió” por haber tenido contratos con el Estado, tener alguno en el momento o simplemente por defender la reforma laboral y otras iniciativas gubernamentales. Es decir, por opinar y ejercer el derecho a expresar sus ideas sin cortapisas y riesgos.

En la red X se conocieron algunas de las respuestas que Fidel Cano, director del periódico entregó a los reclamantes que se sintieron perseguidos, perfilados, hostigados, estigmatizados y macartizados por El Espectador.

En una de las respuestas que entregó el diario bogotano a las influencers que aparecieron en la nota periodística es visible que El Espectador efectivamente está ejerciendo el peligroso rol de Estigmatizador Ideológico, conducta muy propia de regímenes totalitarios. Es decir, el histórico periódico sobrepasó los límites de la información y la crítica para actuar como un agente político moralizador y moralizante interesado en descalificar a quienes desde sus lugares de enunciación defienden las ideas del progresismo. Pagos o no por apoyar la causa petrista, lo que está haciendo El Espectador es exponer a los influencers reseñados a sufrir amenazas y ser perseguidos en un eventual cambio de gobierno en el 2026 por defender unas ideas que se vienen practicando dentro de las reglas de la democracia y el orden constitucional. El Espectador, manejado periodísticamente por Fidel Cano, parece que olvidó los altos niveles de crispación ideológica que vive el país desde el 7 de agosto de 2022.

A la activista y doctora en Estadística, Hanwen Zhang, El Espectador respondió de esta manera: “estamos de acuerdo en que los contratos que tuvo con el DANE e ICFES estuvieron vigentes hasta el 2024, tal y como aparece en la publicación. Es cierto y verificable, además, que Usted es una reconocida creadora de contenido cercana al petrismo, que, entre otros aspectos apoyó la reforma laboral, razón por la cual no procede la rectificación”. 

Entre tanto, el jefe del Estado, Gustavo Petro espetó lo siguiente: “esto significa que @elespectador, contrario a su origen, hoy es un revisor de contenidos y al estigmatizar un pensamiento, contradice la constitución en uno de sus derechos fundamentales: el libre pensamiento y expresión. Eso se llama censura. Censurar un pensamiento como el progresismo, no tanto en realidad por un periódico, sino por un poder económico”.

El artículo en mención resulta a todas luces ligero y tendencioso en la medida en que se convierte en un insumo clave para los “odiadores de oficio” de una derecha desesperada por recuperar el poder, pero por, sobre todo, por el uso pedagógico y político que viene haciendo el presidente Petro de los Consejos de ministros. Petro encontró en sus reuniones con sus ministros la manera más efectiva de explicar asuntos sobre los que la prensa tradicional, incluido El Espectador, informan a medias, tergiversan y recrean realidades mentirosas. Huelga recordar que los medios masivos hegemónicos inventaron que habría racionamiento de gas cuando lo que se dio fue un corte programado por mantenimiento, así como insinuaciones de que vendría un apagón eléctrico en el país. La molestia de las empresas mediáticas también se explica por los graves cuestionamientos de Petro en esos consejos de ministros en torno a entuertos y mafias en varios sectores estratégicos del país sobre los que el Estado perdió el control gracias a familias poderosas y a sus afamados “técnicos”.

Insisto en que la actitud editorial del diario bogotano deja ver una ética periodística acomodaticia que no solo debilita su ejemplar historia como medio liberal que en el pasado se enfrentó al criminal Pablo Escobar, sino al poder económico y político de Miguel Michelsen Uribe, condenado por corrupción. Así recuerda el propio diario bogotano ese episodio en el que El Espectador exhibió una incontrastable fortaleza ética: “El diario puso al descubierto irregularidades del emporio económico a través de fondos de inversión y de autopréstamos de los miembros del Grupo con recursos de los ahorradores. El Grupo retiró entonces su pauta del periódico para asfixiar sus finanzas, estrategia que dio lugar al célebre editorial del 4 de abril de 1982 (“La tenaza económica”), en el que Guillermo Cano respondió: “...No vendemos, no hipotecamos, no cedemos nuestra conciencia ni nuestra dignidad a cambio de un puñado de billetes. Eso no está dentro de nuestros presupuestos”.

Me quedo con El Espectador del pasado y rechazo el de hoy porque entró en el peligroso juego de la estigmatización ideológica. Sin duda alguna estamos ante un retroceso enorme: pasó de ser un referente periodístico nacional y un defensor de las ideas liberales, para fungir como un agente Estigmatizador Ideológico al servicio del capital.




domingo, 6 de abril de 2025

HOSTIGAR Y “BOLETIAR”

 

Por Germán Ayala Osorio

Convertidas las redes sociales en putrefactas trincheras ideológicas, en particular la red X, desde el 7 de agosto de 2022 hostigar, matonear, calumniar e injuriar se consolidaron como poderosos instrumentos con los que petristas y uribistas se enfrentan a diario en su afán de legitimar las dos únicas narrativas sobre las cuales girará el debate electoral de 2026. La narrativa del progresismo apunta a que el proyecto político aupado por Petro debe continuar por todos los efectos positivos que dejaría, mientras que la derecha insiste en la fantasiosa idea de que “el país está en la debacle y que va hacia el abismo por culpa del comunismo”, a pesar de que los indicadores económicos y sociales dicen lo contrario. El enfrentamiento discursivo y las acciones (des) informativas están llegando a unos peligrosos niveles de intolerancia que bien podrán terminar en peleas callejeras y otras formas de violencia física; incluso, en asesinatos selectivos.

Las bodegas es el término en el que confluye la lucha ideológica y política entre sectores del progresismo y la derecha uribizada. Hacen parte de esas particulares bodegas influenciadores, youtubers, periodistas, políticos y remedos de reporteros, interesados en desacreditar a sus oponentes exponiendo contratos con el Estado, convertidos estos últimos en una especie de nuevo e imperdonable “delito” que debe ser rápidamente tipificado en el Código Penal. Lo cierto es que todos los gobiernos han pagado apoyos y favores electorales con millonarios contratos. Por supuesto que esa práctica no legitima el carácter leonino de muchos de estos. Estamos ante un problema cultural (político) que abarca a progresistas y a quienes desde la derecha defienden su hasta ayer exclusivo derecho a regalar contratos con el Estado.

Por supuesto que también se apela al agravio físico. El youtubers de 40 o más años, Daniel Samper Ospina es reconocido por burlarse de la apariencia física de sus contradictores. Recientemente posteó la imagen del ministro de Educación, haciendo una mueca. Samper ofreció boletas gratis a su show al mejor pie de página que enviaran sobre la foto del ministro Daniel Rojas. De acuerdo con las "denuncias" en la red X, la esposa de Samper, durante el gobierno de Juan Manel Santos, se benefició de un contrato con el Estado. De esa forma el privilegiado payaso confirma no solo su clasismo, sino su molestia por la llegada a la Casa de Nariño de un gobierno que jamás le daría un contrato  a él o a alguien más de su núcleo familiar. 

Los límites entre el hostigamiento y la confrontación política de las ideas y posturas políticas cada vez se tornan más difusos. En especial cuando medios tradicionales como El Espectador entran en el juego de develar contratos con un lenguaje periodístico que agita las pasiones y el ya enrarecido ambiente electoral. Este es el titular del diario bogotano que “calentó” la red social X: “Tropa” de influenciadores de Petro se mueve con el erario y se agita para la campaña”. La bajada o sumario de la nota amplifica el sentido de la “denuncia” periodística que termina por confirmar el alineamiento ideológico y político del periódico con los intereses de la derecha uribizada que le apuesta a recuperar la Casa de Nariño y el poder de entregarle los contratos exclusivamente a los influenciadores de la derecha que desde el 7 de agosto de 2022 hacen "méritos" para hacerse a unos de esos esperados premios por haber sostenido enconados enfrentamientos con los petristas. 

El sumario es este: “El Espectador encontró que 18 de estos activistas firmaron contratos por más de 700 millones de pesos solo en lo que va del 2025. Se trata de un pulso por el control de la narrativa que está en disputa con creadores de contenido de la derecha”. La nota está acompañada de las fotos y las cuentas de X de cada uno de los beneficiarios.

Julio Mario Ospina, usuario de la red X (@juliomario55555) reaccionó de esta manera a la publicación: “Procedo a poner una denuncia y demanda al @elespectador por difamación, injuria y calumnia, exponer mi vida ante el país y el mundo, a mi si me tienen que demostrar en estrado judicial ya que el dinero que me gano limpiamente como fruto de mi trabajo no proviene del erario público, sucios mentirosos!!”.

“Boletiar” al adversario, exhibiendo que tiene contratos con el Estado deviene con una inconveniente carga moralizante y estigmatizante que empobrece la discusión política en la medida en que los contratos suelen hacerse públicos en la plataforma estatal existente para esos efectos. Lo que en el fondo está mal es defender una causa o un proyecto político sí y solo sí hay una retribución económica.  

La defensa de las ideas progresistas y de las ejecuciones del actual gobierno debe obedecer de manera exclusiva a una evaluación, de las dos partes enfrentadas, de la calidad técnica de las mismas, en especial si se trata de obras de infraestructura; la sostenibilidad financiera, ambiental, ecológica y social de las mismas; la pertinencia, los costos económicos y la aceptación social por parte de las comunidades beneficiadas. Los contratos, millonarios o no, entregados a los influenciadores de la derecha o del progresismo deben estar justificados por las mismas razones. Entregarlos por “agradecimiento” da vida a una relación clientelar de nuevo tipo que convierte al Estado en la caja menor para pagar favores electorales y políticos.

Estas acciones de “boleteo informativo” ocurren días después de los reclamos que varios ciudadanos hicieron a Nadia Blel, frente a su apartamento en Cartagena, por haber hundido la reforma laboral. Ambas acciones son el resultado de esos ánimos caldeados a los que el presidente Petro también contribuyó cuando calificó de  maldito el parlamentario que a través de las leyes destruye la prosperidad de su propia tierra, de su propio pueblo”.

Insisto en que hay un riesgo enorme de pasar del matoneo en redes al hostigamiento y de este a  la violencia física. El papel de medios como El Espectador es de ayudar a bajarle el tono a esas confrontaciones. Ojalá no nos toque presenciar en el 2026 asesinatos selectivos o peleas callejeras entre petristas y uribistas. 

 


Imagen tomada de El Espectador.com 



Imagen tomada de la red X. 

viernes, 28 de marzo de 2025

VICKY DÁVILA DE GNECCO EN LA AUTÓNOMA DE OCCIDENTE

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La Universidad como institución moderna no está alejada de los intereses políticos y electorales, en particular cuando estas son de carácter privado. Es bajo esa circunstancia que debe entenderse la presencia de la candidata presidencial de la ultraderecha colombiana, Vicky Dávila de Gnecco en el campus de la Universidad Autónoma de Occidente, alma máter de donde se graduó de comunicadora social-periodista.

Que la Autónoma de Occidente acoja a la aspirante presidencial, ficha de los clanes Gnecco y Gilinski, se explica porque esta institución educativa históricamente milita en la misma orilla ideológica desde donde Dávila ejerció el periodismo y pretende llegar a la Casa de Nariño. Por ello, millones de colombianos la identifican como una periodista afecta al Establecimiento colombiano, cercana al expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez y fiel defensora de la doctrina neoliberal y la consecuente captura del Estado por parte de conglomerados económicos.

Los temas a los que hizo rápida referencia, sin asomo de intentar siquiera un somero análisis son los mismos a los que apeló Uribe para cautivar a los millones de colombianos que creyeron a pie juntillas en su Mano Firme, Corazón Grande. La periodista-candidata habló con ligereza de seguridad, salud, corrupción, bajar impuestos y un Estado austero. Recordemos algunos de los puntos del Manifiesto Democrático de Uribe, hoy en juicio por soborno, fraude procesal y manipulación de testigos: “7. La Presidencia será austera para dar ejemplo. Gastará menos en burocracia para invertir más, por ejemplo, en pequeña empresa. 24. El padre de familia que da mal ejemplo, esparce la autoridad sobre sus hijos en un desierto estéril. Para controlar a los violentos, el Estado tiene que dar ejemplo, derrotar la politiquería y la corrupción. 27. La seguridad será democrática. Para proteger a todos, al trabajador, al empresario, al campesino, al sindicalista, al periodista, al maestro, frente a cualquier agresor. 97. Ofrezco un Gobierno serio, eficaz, honrado, no milagroso. Temo a la demagogia y al populismo porque la frustración de las promesas electorales afecta la credibilidad  democrática”.

La invitación que le cursó la Universidad se hizo desde el espacio académico conocido como La Hora del periodismo. De acuerdo con las opiniones de varios estudiantes, se trató de un evento político en el que no se hizo mayor referencia al oficio. “Lo único cierto es que fue una hora…pero se acabó el periodismo en la UAO”. Otro estudiante espetó lo siguiente: “Nos invitan a la hora del periodismo y es un acto de proselitismo político”. Al final y como por decir algo que conectara con La Hora del periodismo, la señora Dávila de Gnecco dijo que “lo más importante como periodista es ser decente e incorruptible”. Por supuesto que no hubo espacio para debatir esa idea y mucho menos para que alguien del auditorio la confrontara por el manejo amarillista que hizo de los hechos relacionados con el escándalo de la “comunidad del anillo” y el manejo ideologizado que hizo del periodismo durante el tiempo que fungió como directora de la revista Semana.

Al parecer, lo que se pensó como un evento académico terminó convertido en una actividad proselitista en la que la “periodista-periodista” se sintió libre de expresar su ya conocido discurso, lleno de los lugares comunes a los que suelen apelar quienes no conocen el país, ni cómo funciona el Estado y mucho menos tienen un proyecto político sólido, como es el caso de Dávila de Gnecco.

Para algunos de los corresponsales que me enviaron sus comentarios del evento electoral, la Universidad “peló el cobre”, es decir, dejó ver de manera temprana que hará esfuerzos institucionales para promocionar a los candidatos de la derecha  y la ultraderecha. Empezó con su egresada.

Lo más recomendable es que la universidad cree un comité electoral, con la participación de estudiantes, de cara a diseñar un espacio académico y político en el que sea posible confrontar a los candidatos presidenciales que muy seguramente se presentarán en la Universidad. Al negarse a hacerlo, la Universidad pierde el norte y se acerca a los peligrosos estadios del adoctrinamiento político e ideológico de cara a las elecciones de 2026. 

 

Adenda: el vertedero UAO es un espacio no institucionalizado que los estudiantes crearon para expresar sus opiniones.






lunes, 24 de marzo de 2025

GOL CARACOL Y EL PERIODISMO DEPORTIVO

 

Por Germán Ayala Osorio

El fútbol, además de ser un espectáculo masivo, es un verdadero clúster empresarial cuya matriz es la Federación Colombiana de Fútbol. Por ser una poderosa máquina de producir dinero los periodistas deportivos quedan obligados a morigerar sus análisis y críticas hacia la Selección de Mayores que por estos días disputa partidos de la Eliminatoria hacia el Mundial de 2026. Más claro: los espacios deportivos para cuestionar a los jugadores y al técnico Néstor Lorenzo no tienen cabida dentro de las secciones deportivas de los noticieros de televisión. Para eso están espacios radiales y televisivos especializados cuyas audiencias están verdaderamente atrapadas por la pasión que les produce el fútbol.

El Gol Caracol es una unidad de negocio de Noticias Caracol que responde a esos condicionamientos, lo que obliga a sus periodistas a abandonar toda posibilidad de confrontar a los jugadores, cuerpo técnico y a la dirigencia misma del fútbol por los resultados negativos de las últimas jornadas. Lo único que les queda es asumir los juegos del seleccionado nacional como una “fiesta y oportunidad de negocios”.  De ahí que todos estén obligados a sonreír y a distraer a la audiencia con niños que burlan la seguridad y logran un par de firmas de sus ídolos; o adultos mayores a los que parece que no les da pena hacer el oso gritando “Colombia, Colombia, …”.

Para ello echan mano de los hinchas, en particular de figuras emblemáticas usadas para animar las tribunas, al tiempo que venden a Barranquilla, la Casa de la Selección, como un envidiable destino turístico, dejando atrás los problemas de violencia callejera, la corrupción y los sempiternos arroyos en la ciudad de los Char.

Bajo esas condiciones, no hay lugar a las críticas por las tres derrotas consecutivas que acumula la Selección. Por el contrario, todo es optimismo en el equipo de periodistas que por momentos abandonan ese rol, para servir de animadores oficiales con frases positivas como “vamos a recuperar la confianza, vamos rumbo al Mundial, es el momento de unirnos; el jugador número 12 será determinante”. Solo les falta los bastones y ringletes.  Hablan de todo, menos de fútbol. Se niegan a exponer ideas sobre planteamientos tácticos. Lo que menos les interesa a los señores del Gol Caracol es que su audiencia ahonde en los factores futbolísticos que fueron determinantes en los tres partidos que perdió el combinado nacional o que los aficionados aprendan a manejar las emociones cuando se gana o cuando se pierde.

La intención del Gol Caracol es clara: evitar a toda costa las críticas y la “mala leche” por dos razones fundamentales: la primera, porque al hacerlo perderían los derechos de acceso al Seleccionado y la segunda, porque el turismo se vería afectado. Se trata de hacer un periodismo deportivo que resulte funcional a los intereses económicos que se mueven desde la matriz del clúster.

Mientras que en lo que concierne al fútbol se evita la “mala leche” y asumir posturas editoriales frente al negativo desempeño de la Selección de Mayores, en lo relacionado con hechos políticos el noticiero Caracol apela a toda suerte de estratagemas periodísticas y políticas para confrontar al gobierno Petro y por esa vía construir realidades catastróficas alrededor de la salud, el abastecimiento de energía y combustibles. Entre el autocensurado tratamiento de los hechos del fútbol y el politizado tratamiento de los hechos propios de la política parece haber una especie de “disonancia editorial y discursiva” en Noticias Caracol, cuyo eslogan, “del lado de la gente” no recoge a los hinchas del fútbol. Esa curiosa división se explica por el interés de desinformar y generar miedos e incertidumbres en las audiencias hasta pocas horas de los partidos de la Selección como una forma de “calmar los ánimos” que el mismo noticiero se encargó de caldear con tratamientos sesgados y catastrofistas alrededor de la crisis del sistema de salud.




gol caracol del lado de la selección - Búsqueda Imágenes


domingo, 23 de marzo de 2025

NOTICIAS CARACOL Y SU EDITORIAL CONTRA PETRO


Por Germán Ayala Osorio

Noticias Caracol es un medio de información que hace parte de la cofradía de empresas mediáticas que se unieron para atacar y deslegitimar al gobierno Petro. Para cumplir con esos propósitos propios de la política tanto Caracol Noticias, como RCN, El Colombiano, El Tiempo, El País, Semana, Blu Radio, La FM de RCN y La W y recientemente El Espectador han apelado a tergiversaciones, lecturas amañadas de los hechos noticiosos, fake news y a tratamientos periodísticos claramente tendenciosos.

En las emisiones del medio día y de la noche del domingo 23 de marzo de 2025, Noticias Caracol usó la columna La Cuadratura del círculo de Héctor Abad Faciolince para editorializar, esto es, asumir una postura política como medio de comunicación frente a los temas que el escritor y columnista abordó en su diatriba contra el gobierno Petro. Pero la verdad es que lo que hizo Noticias Caracol fue ocultar que estaba asumiendo una postura editorial y política. Y la manera de hacerlo fue darle una inmerecida importancia a lo dicho por Héctor Abad y a la cerrada aprobación de los dos analistas que invitó dizque para “analizar” lo dicho por el escritor y columnista.

El noticiero en mención apeló a lo que se conoce en los mundos de la academia y del periodismo como “argumento de autoridad” para validar y sustentar su postura política frente a los hechos a los que hizo referencia el columnista de El Espectador. Lo del “argumento de autoridad” está atado en este caso al reconocimiento público del autor de la columna y al de los analistas Juan Carlos Flórez y Gabriel Cifuentes, invitados por Caracol para “analizar” lo dicho por Abad. Al final, los dos invitados terminaron haciendo lo mismo que el columnista: opinar sin aportar cifras, establecer comparaciones, examinar los casos de las EPS liquidadas antes de la llegada de Petro a la Casa de Nariño y los hechos de corrupción al interior de las mismas, que arrancaron en 1993.

De manera tendenciosa Noticias Caracol convierte en noticia la columna de Abad y la usa como argumento para asumir una postura editorial sin mayor análisis, solo basado en la opinión de un detractor de Petro. La presentadora, siguiendo instrucciones del editor general inicia leyendo apartes del texto de opinión. Después de leer el título La Cuadratura del círculo, lee la frase “Petro pretende ser la cura de los desastres que él mismo crea”. Luego, continúa con la lectura de esta otra: “Lleva más de dos años despedazando, hundiendo a propósito un sistema de salud que no era perfecto, pero que funcionaba relativamente bien”.

Al leer el texto del famoso columnista y escritor encuentro que está lleno de lugares comunes, los mismos que terminaron validando Cifuentes y Flórez; los dos comentaristas aportaron muy poco a la comprensión de la compleja situación. Al final, legitimaron lo que sin duda alguna es un ataque personal y político, fruto de un ejercicio subjetivo de Abad Faciolince que Noticias Caracol aprovechó políticamente. En este punto huelga recordar que, en el pasado en Colombia, años 70 y 80. los noticieros de televisión expresaban sus posturas editoriales al aire, en voz de sus directores. Lo que hizo Caracol Noticias resulta llamativo porque editorializa soportado en una opinión ligera, sin cifras y reconocimiento alguno del problema central que derivó en la crisis del sistema de salud: la corrupción al interior de las EPS.

Se entiende que detrás de la expresión “la cuadratura del círculo” hay una búsqueda inútil y casi que un fracaso anunciado de la acción o la decisión tomada por una persona. En esa línea creo que Noticias Caracol fracasó en su intento de ocultar lo que claramente fue una editorial que además de mal intencionada, resultó frágil desde la argumentación.



la cuadratura del circulo por hector abad - Búsqueda Imágenes

martes, 18 de marzo de 2025

AUTOCENSURA EN LAS MARCHAS DEL 18M

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Cumplidas las movilizaciones convocadas por el gobierno Petro para este 18M, el reconocimiento de su carácter multitudinario no lo hicieron los grandes medios masivos. Noticias Caracol, por ejemplo, evitó a toda costa hacer referencia a la cantidad de gente que salió a marchar en las principales ciudades del país. Sobre la concentración de los marchantes en la Plaza de Bolívar de Bogotá apenas dejaron escapar el término “llena”. Lo más probable es que se haya tratado de un lapsus. 

En los registros de los recorridos, Caracol Noticias mostró imágenes de caminantes “sueltos”, sin expresar calificativo alguno, esperando que las audiencias creyeran en ese fragmento de la realidad construida periodísticamente a través del ojo de la cámara. En otras oportunidades, el mismo noticiero y las otras empresas mediáticas hacían ingentes esfuerzos por calcular la cantidad de gente que le cabe a la Plaza de Bolívar. En el 2023, a propósito de las marchas de la Oposición, El Espectador así registró el hecho: “así se vivió la marcha de los opositores a Gustavo Petro en Bogotá. Más de 2.500 de opositores(as) ejercieron su derecho a manifestarse en contra del actual Gobierno. La oposición se reunió a las 9:00 de la mañana en el Parque Nacional y marchó pacíficamente rumbo a la Plaza de Bolívar. Así se vivió esta jornada en la capital del país”.

Ya lo había advertido en una anterior columna: la directriz editorial consistía en desestimar el impacto de las movilizaciones, poniendo el foco en actos vandálicos que infortunadamente sucedieron y evitando calificar las marchas. Al final cumplieron con el objetivo de evitar a toda costa magnificar las movilizaciones, esto es, evitar calificarlas como apoteósicas, monumentales, grandiosas, multitudinarias, profusas, entusiastas o frenéticas.

Por lo menos así fue el tratamiento noticioso que expuso el señalado noticiero en su emisión del medio día del 18M.  En la emisión de la noche invitaron a varios analistas, todos críticos del Gobierno  y cercanos al Establecimiento. La lectura compartida entre los académicos invitados es que la campaña presidencial de 2026 ya inició. 

La pregunta que surge es: a parte de los medios hegemónicos, ¿qué organismos oficiales o privados están en la capacidad técnica y política de reconocer y validar lo ocurrido en las marchas del 18M en el país? El interrogante cobra sentido al saber que la prensa hegemónica está del lado de Fenalco y de los otros sectores de poder político y económico que se oponen a todas las reformas sociales presentadas por el gobierno Petro al Congreso.

Insisto en que los youtubers, influenciadores y bodegas petristas deben trabajar de una mejor manera para contrarrestar la autocensura en la que incurrió Noticias Caracol y construir una sólida narrativa que demuestre que efectivamente la convocatoria al pueblo por parte del presidente fue un rotundo éxito y que el camino hacia la consulta popular está despejado.  

No sé si la generación de estadios de opinión pública favorables o no a la convocatoria de la consulta popular y al propio gobierno se den hoy de manera exclusiva en las redes sociales, escenario que al parecer manejan de una mejor manera los amigos y seguidores del gobierno Petro, frente a las formas como las usan los contradictores y enemigos del gobierno. Insisto: no se puede desestimar el poder de penetración de noticieros como Caracol y RCN, cuyas emisiones se escuchan y se ven en restaurantes, peluquerías, aeropuertos y hospitales, entre otros lugares. Hay una población adulta que se informa solo por esos dos medios.

El diario El Espectador, que también hace parte de la cofradía de medios que se oponen políticamente a Petro, registró las marchas con un parco titular que va en la misma línea de Noticias Caracol de minimizar el impacto y la visibilidad de las marchas. “Marchas del 18M: tras intervención de Petro, Plaza de Bolívar se empieza a vaciar”. Este último verbo hace pensar en que reconocen implícitamente que dicho espacio público efectivamente se llenó. Negarse a dar un número es una forma de autocensura. 

El titular de Semana va en la misma dirección del publicado por el diario bogotano: “Marchas 18 de marzo, en vivo | En Bogotá y Cali se presentaron algunos hechos vandálicos en las marchas convocadas por Petro”. Darle visibilidad a los hechos violentos por encima de las manifestaciones hacía parte de la estrategia mediática. 

El Colombiano, medio uribista que viene haciendo una férrea oposición a Petro, hizo lo propio. En el diario antioqueño y en el centro arriba de la portada se lee el siguiente titular: “Minuto a minuto | Marchas 18M: “La movilización será permanente, arranca la consulta popular”: Petro”. También aparece otra nota con este título: “Petro da discurso contra senadores, alcaldes y empresarios: “Si no aceptan la consulta, el pueblo los sacará del Congreso”. Al poner el foco en lo dicho por el mandatario, la numerosa participación ciudadana pasa a un segundo plano, pues se prioriza la "amenaza" presidencial y por esa vía se aporta a la consolidación de la idea de que el presidente es el único que polariza. 

Eso sí, todos los medios arriba referidos evitaron calificar las movilizaciones como apoteósicas, contundentes, masivas o multitudinarias. En eso trabajaron de manera coordinada para recrear una realidad social y política contraria a las pretensiones del presidente de la República.



Foto: Jose Vargas Esguerra, tomada de EL ESPECTADOR. 

lunes, 17 de marzo de 2025

NOTICIAS CARACOL Y LA PORNO MISERIA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En el registro de hechos catastróficos como inundaciones (avalanchas), guerras o terremotos los periodistas suelen poner el foco en el dolor y la desesperanza de las víctimas para tocar las fibras de las autoridades y del resto de la humanidad con el fin de movilizar recursos y acelerar las intervenciones estatales para paliar el sufrimiento humano. Esos mismos tratamientos periodístico-noticiosos han de darse desprovistos de lecturas politizadas, en especial cuando se cubren terremotos e inundaciones. Cuando se cubren guerras, la toma de partido de los medios y periodistas son evidentes. El caso de Gaza es claro: todos los medios colombianos apoyan las prácticas genocidas perpetradas por Israel contra el pueblo palestino.

Hay una línea muy delgada que los periodistas suelen traspasar entre el cubrimiento de esos hechos con fines humanitarios y el registro de los mismos hechos noticiosos con objetivos políticos. Se trata de unos límites entre una ética periodística al servicio de las comunidades que sufren y una con fines de explotación comercial (rating) y de establecimiento de responsabilidades políticas de un gobierno en particular.

Desde el 7 de agosto de 2022 todas las empresas mediáticas tradicionales de Colombia fungen como actores políticos que le hacen oposición al gobierno de Gustavo Petro. El propósito es uno: generar estados de opinión pública adversa con tratamientos periodísticos tendenciosos, exagerados, mentirosos y amarillistas propios de lo que se conoce como la “porno miseria”. Pues bien, Caracol Noticias, el periodista Diego Guauque y el programa Séptimo Día decidieron abordar los problemas en la entrega de medicamentos a pacientes del sistema de salud explotando el dolor y la angustia de quienes hoy sufren las consecuencias de la corrupción al interior de las EPS, la especulación con los medicamentos y otros insumos con un propósito político: aportar a la consolidación de un ambiente negativo en el Congreso de cara a la discusión del proyecto de reforma al sistema de salud colombiano, culpando al gobierno Petro de una crisis económica y de atención que se viene gestando y dándose desde hace más de 30 años. De repente, Guauque y compañía se olvidaron de los paseos de la muerte registrados por la misma prensa en años anteriores. 

El periodista Diego Guauque, paciente que sobrevivió al cáncer, llegó a una EPS preguntando a voz en cuello quiénes de los allí presentes no habían recibido los medicamentos esenciales para sus tratamientos. Sin duda alguna, una puesta en escena con la que logró el registro de testimonios dolorosos e incluso, del llanto de un adulto mayor que expuso sus dolencias en la próstata. La elección de casos específicos de pacientes cuyas vidas dependen de un medicamento o de un tratamiento de diálisis sirvieron al propósito del noticiero, de Séptimo Día y del propio reportero: responsabilizar al gobierno del colapso del “mejor sistema de salud del mundo”.

Desde la perspectiva de la porno miseria, los tres señalados agentes periodísticos usaron el dolor de los pacientes para su cometido político y por esa vía contribuyeron a la creación de miedo, incertidumbre y animadversión de los pacientes hacia quienes desde el gobierno han tratado de parar el desangre financiero de las EPS, garantizado por anteriores gobiernos cómplices de la sempiterna corrupción de las entidades prestadoras de salud.




viernes, 28 de febrero de 2025

PRENSA HEGEMÓNICA, AUTOCENSURA Y EL JUICIO CONTRA URIBE

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El juicio que por estos días enfrenta en calidad de acusado el expresidente Álvaro Uribe Vélez constituye un hecho periodístico-noticioso que debería de ocupar la atención de los medios hegemónicos por tratarse del primer exmandatario procesado penalmente por delitos no políticos.

Bajo esa circunstancia, el cubrimiento de semejante hecho jurídico-político debería dar para informes diarios sobre las audiencias, análisis del material probatorio e incluso, la búsqueda de reacciones de los protagonistas después de cada uno de los momentos procesales transmitidos en directo.  Se esperaría portadas enteras, sonoros titulares, frases sacadas de las audiencias expuestas para poner a hablar al país de semejante suceso. Eso sí, los medios hegemónicos optaron por llevar las incidencias del juicio a las redes sociales, en particular en la red X, escenarios en los que desde el 7 de agosto de 2022 se expresa con enorme violencia discursiva la crispación ideológica entre la derecha y la izquierda. En esa cloaca llamada Twitter o X,  hay cuentas uribistas dedicadas a tratar de desvirtuar las tesis y el material probatorio llevado por las víctimas y la Fiscalía; del otro lado están las de aquellos ciudadanos convencidos de la responsabilidad penal del Señor Acusado. 

Va quedando claro que por sus compromisos políticos y económicos los medios hegemónicos no están cubriendo el juicio contra Uribe como se esperaría que lo hicieran. De esa manera, están perdiendo una gran oportunidad para hacer un ejercicio periodístico de calidad y reconquistar a las audiencias que vienen perdiendo por haber puesto toda su capacidad instalada a deslegitimar al actual gobierno y a generar incertidumbres en los colombianos que aún consumen la información publicada a diario por medios como Noticias Caracol, Noticias RCN, El Colombiano, El País de Cali, así como Blu radio, La FM y La W.  

Debido a que la apuesta editorial de esas empresas mediáticas es consolidar la narrativa que señala que “el país va mal por cuenta del comunismo de Petro”, la autocensura aparece como conducta institucional con la que los periodistas de dichos medios de comunicación privan a las audiencias de seguir lo que bien se puede considerar como el “juicio del siglo”. Prefieren seguir ostentando el mote de "medios uribistas", antes de salir a exponer la gravedad de los señalamientos que Juan Guillermo Monsalve, el exparamilitar y “testigo estrella” ha hecho contra el expresidente y expresidiario antioqueño.

Años atrás, todos los medios hegemónicos se volcaron a cubrir con lujo de detalles los hechos jurídico-políticos acaecidos en el marco de lo que se conoció como el Proceso 8.000. En dicho escándalo estuvo comprometida la majestad de la presidencia de la República en cabeza de Ernesto Samper Pizano. La financiación de la campaña Samper presidente con dineros del Cartel de Cali fue un hecho político relevante que hizo confluir a la gran prensa bogotana en el cubrimiento de revelaciones y filtraciones de piezas procesales que confirmaban la entrada de los dineros de los mafiosos caleños a la campaña de Samper. La entrada de dineros “calientes” a las cuentas de la campaña electoral que llevó a Samper Pizano a la Casa de Nariño, al lado de los delitos de fraude procesal y manipulación de testigos y la vinculación que el testigo Monsalve ha hecho de Uribe con actividades de narcotráfico y paramilitarismo, bien puede verse como una pilatuna.

Aunque el Proceso 8.000 fue más un hecho político que judicial a pesar de las investigaciones y las condenas proferidas por la justicia, el cubrimiento periodístico-noticioso garantizó que la opinión pública de la época se acercara a la construcción del relato más verídico que al final se consolidó como verdad: Samper llegó a la presidencia patrocinado por el Cartel de Cali.

Por el contrario, los hechos que tienen a Uribe sentado en el banquillo en calidad de acusado están alejados de cualquier consideración política, razón suficiente para que la gran prensa bogotana se volcara a cubrir el juicio contra el expresidente antioqueño con el mismo fervor con el que sus periodistas cubrieron el Proceso 8.000.  Es más, por tratarse de delitos no políticos cometidos por Uribe de acuerdo con la tesis de la Fiscalía y las víctimas acreditadas, los registros editoriales y noticiosos de las audiencias a las que comparece el expresidente deberían de ser más abundantes que los que se dieron para el caso de Samper Pizano.

Optar por abrir noticieros de televisión con los conciertos de Shakira da cuenta del particular desinterés de dichas empresas mediáticas de cubrir el juicio contra Uribe de acuerdo con las dimensiones penal, ético política y moral que rodean semejante suceso.

Al preferir la autocensura, dichas empresas periodísticas terminan dándole la razón a sus críticos que los califican de ser “medios uribistas" que defienden a dentelladas la imagen y el “legado” de Uribe Vélez, convertidos en una suerte de “patrimonio” cultural para esa Colombia que valida el Todo Vale y la violencia (I) legítima del Estado. Aunque no cubren el juicio como se esperaría que lo hicieran, periodistas de Blu radio y La FM, entre otros, no pierden oportunidad para sugerir que se trata de un juicio político contra Uribe.



uribe en el juicio monsalve - Búsqueda Imágenes

jueves, 27 de febrero de 2025

LA TESIS DEL MINISTRO ROJAS

 

Por Germán Ayala Osorio

A las acciones sistemáticas de la prensa hegemónica por desprestigiar a los ministros y por esa vía al gobierno Petro, se sumó el escándalo que armaron con el asunto de la tesis de maestría que desaprobó el actual ministro de educación Daniel Rojas Medellín.

Blu radio y La FM, entre otros medios elevaron la decisión académica tomada al interior de la Universidad Nacional en la que cursò la maestría el estudiante Rojas Medellín a la condición de “inmoralidad pública”. Es decir, la desaprobación de la tesis del Min educación es igual a acreditar títulos falsos o plagiar tesis como en su momento lo hizo Enrique Peñalosa, quien en su currículo consignaba un título de Doctor que jamás obtuvo. Eso sí, al exalcalde de Bogotá lo trataron con guantes de seda.

En lugar de destacar la decisión del alma mater como una prueba de su seriedad y rigurosidad académica, los periodistas de varios medios masivos optaron por usar el veredicto del jurado para desprestigiar al estudiante-ministro como si la desaprobación de su tesis de maestría fuera una falta grave e incluso una prueba de su “incapacidad para estar en la cartera de educación”.

Quizás el ministro Rojas pudo presionar desde su alto cargo para que la decisión del jurado fuera revisada y finalmente cambiada, pero no lo hizo. Esta es una práctica más que común en Colombia. Por el contrario, aceptó la dureza del veredicto académico que compromete en gran medida a su director de tesis por haber dado el visto bueno de una versión que, a juicio del jurado, no cumplía con los requisitos exigidos para su aprobación.

El doble rasero volvió a emerger como política editorial y perspectiva noticiosa en los colegas que abordaron el asunto con la animadversión ideológica que les produce ver al joven ministro al frente de esa cartera ministerial. Como parte del grupo de periodistas que participaron del escarnio público al que fue sometido Rojas Medellín estuvo Darcy Quinn, la periodista radial que tiene una sección de chismes políticos en La FM, medio uribizado que de tiempo atrás a diario ataca al gobierno Petro.

La señora Quinn se hizo famosa por reconocer al aire que no pudo acreditar el título de periodista en una prestigiosa universidad privada de Bogotá porque “en la Javeriana fue muy difícil lograrlo (graduarse) me pusieron mil trabas, entonces fue a la Sergio Arboleda y me dijeron, claro Darcy ven, me valieron unas materias y me gradué…”  Cuando el país político conoció esta confesión de la mencionada periodista de inmediato en las redes sociales le empezaron a exigir que mostrara la tesis con la que alcanzó, casi veinte años después, su título de comunicadora social-periodista. Hasta donde se sabe, la tesis no aparece.

Por supuesto que la mencionada periodista aprovechó lo sucedido con la tesis del estudiante-ministro para insistir en la “mediocridad” del ministro y en general en la falta de capacidad técnica de este y de otros ministros escogidos por el presidente Petro.  

Lo que le sucedió a Rojas Medellín es normal dentro de los procesos académicos al interior de universidades privadas y públicas. Aunque acreditar títulos falsos como lo hizo Peñalosa se volvió costumbre en el país, el ataque personal contra el Min educación solo se explica por la inquina que les produce todo lo que hace o deja de hacer el gobierno de Petro y sus ministros.

En el pasado inmediato hubo escándalos académicos de políticos uribistas. El país recuerda a Julián Bedoya, político que acreditó el título de abogado de la Universidad de Medellín, el mismo que obtuvo de manera fraudulenta. El país también recuerda a Jeniffer Arias, congresista que plagió documentos y presentó una tesis de maestría a la Universidad del Externado. "La Universidad sometió el texto de la tesis a una herramienta informática para la detección de plagio, operación que arrojó un importante número de coincidencias con fuentes o documentos publicados en Internet de autores diferentes”.




 la tesis del ministro rojas medellín - Búsqueda Imágenes

 

PETRO Y LA GRAN PRENSA: RELACIONES TORMENTOSAS

  Por Germán Ayala Osorio   Las relaciones entre la prensa bogotana y el presidente de la República han sido tirantes desde el 7 de ag...