lunes, 17 de junio de 2024

FÚTBOL, POLÍTICA, PERIODISMO Y REDES SOCIALES

 

Por Germán Ayala Osorio

El fútbol, la política, el periodismo y las redes sociales son formas de poder en las que suelen confluir las maneras en las que las sociedades tramitan sus diferencias, exponen sus frustraciones, resquemores y anhelos de felicidad y paz. 

El primero es un deporte espectáculo que el poder político usa para despresurizar esas ollas a presión que llamamos sociedades, en particular las más desiguales y violentas que, en momentos históricos muy precisos, necesitan de este para que opere como válvula de escape a través de la cual se suelen escapar sentimientos de rabia, frustraciones y miedos. 

La segunda es la más perfecta de las creaciones humanas dado que a través de ella, de su ejercicio, los seres humanos insisten en la posibilidad de vivir juntos a pesar de las mezquindades propias del poder, esencia misma de la política y expresiones claras de una condición humana que deviene aviesa y peligrosa.

El periodismo, como oficio, le sirve y se sirve del fútbol para hacer posible el "arte" de la manipulación de la conciencia colectiva, en especial la de los fanáticos que cada domingo y por largos 90 minutos, se olvidan de las angustias de vivir en medio de difíciles condiciones socioeconómicas  generadas por agentes políticos que actúan en defensa de sus propios intereses y los de sus patrones corporativos que financian sus campañas. 

Y las redes sociales que juegan un doble juego: de un lado, son las vitrinas en las que los usuarios exponen sus vanidades, éxitos y miserias; y del otro, fungen como calderas en las que justamente se ponen a arder los egos, las mentiras y los discursos políticos y prepolíticos de periodistas, operadores políticos, artistas y figuras de la farándula, estas últimas, los mayores exponentes de esa hoguera de las vanidades que llaman redes sociales. Las redes sociales son el escenario propicio en el que la comunicación fracasa porque sobre esta se imponen el odio, la violencia discursiva, intereses particulares y empresariales, así como las mezquindades de todos aquellos que necesitan que sus ideas circulen y sean comentadas positiva o negativamente. 

Es en ese marco en el que hay que inscribir y comprender las violentas reacciones de cientos de usuarios de la red X y de hinchas del fútbol en contra del periodista deportivo, Carlos Antonio Vélez, conocido como el "doctor". El linchamiento al que ha sido sometido el comentarista de fútbol se explica no exclusivamente por su incontrastable ego y sus tendenciosos "análisis" de los partidos de balompié, en particular, el que hizo del juego de la final en el que resultó campeón el Atlético Bucaramanga, sino porque él representa a esa seudo doctrina llamada uribismo y porque trabaja para la cadena RCN, que juega el rol de opositor político al actual gobierno de Gustavo Petro. 

Insultos como "Calvo HP o Malparido" dicen mucho de quienes se los lanzaron una vez el Bucaramanga se alzó por primera vez con la copa, después de una espera de 75 años. Eso sí, los "análisis" del "doctor" Vélez realmente son provocaciones que dicen mucho del carácter de quien los hace. El solo hecho de hacerse llamar "doctor" sin tener el título que lo acredite como tal, da cuenta del enorme ego del comentarista deportivo, convertido en una "figurita" que una parte de la hinchada del fútbol colombiano rechaza y odia porque en su intención de sobresalir entre el competido mundo del periodismo deportivo, apela a diario a una indescifrable verborrea futbolera.   

En la misma red X en la que ha sido escaldado el alopécico periodista, su hijo, Luis Carlos Vélez, también ha corrido la misma suerte de su progenitor, casi por las mismas razones: su incontrastable ego, es uribista y hace comentarios que resultan ser verdaderas provocaciones. Lo único que los diferencia es que el "doctor" Vélez habla de fútbol y su vástago, de política. En su magacín La FM, no hay día en el que no critique al actual gobierno por el solo hecho de ser de izquierda. En esa misma tribuna, durante el gobierno anterior, optó por aplaudir y defender la administración del responsable del estallido social: Iván Duque Márquez, presidente-títere, entre el 2018 y el 2022.

Así entonces, los Vélez son la más clara representación de que el fútbol, la política, las redes sociales y el periodismo son formas de poder que, para el caso, poco o nada ayudan a que las audiencias comprendan el valor de la política como manera de tramitar los conflictos y las diferencias. El uso ideologizado que de los hechos de la realidad sociopolítica, económica y futbolera hacen a diario Luis Carlos y el "doctor" Vélez solo tiene una explicación: son uribistas pura sangre, sostenidos en sus programas radiales por cuenta de RCN, un actor político al que solo le interesa confundir a una parte de las audiencias que siguen su programación, mientras que a la otra parte, le apuntan a mantenerla distraída y adormecida con los partidos de fútbol. 

  


Imagen tomada de Kienke

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