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sábado, 9 de noviembre de 2024

"MAMACITA DESDE LOS 14” Y LA SOCIEDAD PATRIARCAL

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La polémica que desató la frase “mamacita desde los 14”, de la canción lanzada por un grupo “excelso” de reguetoneros colombianos está anclada cultural, mediática e institucionalmente a una sociedad patriarcal en la que el cuerpo femenino se asume como un bien de consumo y de intercambio, así como un botín de guerra. Pedófilos, pederastas, paramilitares, militares, policías y guerrilleros, así como políticos profesionales, profesores y empresarios, entre otros, hacen parte de las manadas de machos cabríos que manosearon y violaron mujeres, niñas y niños.

Es en ese marco o sistema cultural en el que hay que entender el sentido apologético de la canción +57, en la que abiertamente se sexualiza a las menores de edad y se naturaliza el deseo masculino de “consumir vírgenes o carne fresca”.

El sistema patriarcal elevó la virginidad femenina al estadio de mayor deseo y por esa vía convirtió a las niñas y adolescentes en trofeos fácilmente alcanzables gracias a las redes de explotación infantil. Cali, Bogotá y Medellín son prostíbulos a cielo abierto en los que miles de puteros extranjeros y locales llegan a buscar el deleite que les da penetrar vaginas “cero kilómetros”, fantasía sexual que está soportada en buena medida en los miedos e inseguridades de quienes prefieren niñas y adolescentes, en lugar de mujeres adultas. La preferencia se da por dos razones: la tensión que les produce a estos machos un diálogo exigente y los miedos que se desatan antes, durante y después de las faenas sexuales cuando aparecen requerimientos y exigencias que no surgirán jamás en los encuentros con infantes.

El uso del indicativo del país (+57) no es un detalle menor en la grotesca estrategia de posicionar la insulsa canción. Por el contrario, sirve para consolidar al país como una "fábrica de mamacitas de 14 años" para el consumo de puteros que llegan sobre todo a Medellín a comprarlas por un par de noches.

La publicidad sexista y el periodismo de farándula son dos actores que en buena medida aportan a la instrumentalización del cuerpo de la Mujer, sin que ello haya llamado la atención de las voces iracundas que reaccionaron frente a la letra de una canción que bien se puede calificar como excremental en un sistema patriarcal que deviene abiertamente escatológico. Ese sistema patriarcal busca satisfacer los deseos y los más bajos instintos de cientos de miles de hombres que se asumen como herederos de aquellos que en sociedades premodernas se beneficiaron del derecho de pernada para acceder a las mujeres “ajenas”.  

La ira que desató en las redes sociales la canción interpretada por Maluma y Karol G, y otros más de los “artistas”, e incluso, la reacción del ICBF, dan cuenta de una toma de conciencia alrededor de los riesgos y amenazas y las asechanzas de pedófilos extranjeros y nacionales que andan sueltos y con sumas importantes de dinero para comprar los cuerpos de las “mamacitas de 14”.  Esto les mandó a decir a Maluma y a Karol G la directora del ICBF: “los invito a que conozcan las horrorosas historias de explotación sexual, violación y asesinato de niñas de 14 años y menos en Medellín, las historias de sobrevivientes y lo que corean en rumba las expone o las protege. No hay mercado que justifique esta letra”.

Eso sí, la irritación no alcanza para cuestionar a la publicidad sexista que a diario expone el cuerpo femenino en vitrinas y mucho menos al periodismo de farándula que sirve a los mismos propósitos de cosificar a las mujeres.



Tomado de: mamacita de 14 años +57 - Búsqueda Imágenes

viernes, 30 de agosto de 2024

FEMINISMO Y CANDIDATURAS DE CABAL Y VICKY DÁVILA

 

Por Germán Ayala Osorio


Las candidaturas presidenciales de las señoras conservadoras Victoria Eugenia Dávila Hoyos y María Fernanda Cabal Molina podrían asumirse como una reivindicación de las mujeres, en una sociedad patriarcal y misógina como la colombiana, en la que la política ha estado dominada por la presencia incontrastable de los hombres. Pero no. 

Por el contrario, tanto Dávila como Cabal, a pesar de ser mujeres, representan los intereses, pero sobre todo las formas en las que vienen actuando el grupo de machos que concentran el poder económico y político en el país. Representan la tradición, la premodernidad y la doble moral de una sociedad como la colombiana que deviene confundida ética y moralmente. Ambas rezanderas y seguidoras de la iglesia Católica, institución que a través del tiempo demostró su misoginia institucionalmente naturalizada. 

Más claro: sus candidaturas en lugar de ayudar a la consolidación de las apuestas, o por lo menos de representar en algo la lucha feminista, son la constatación de que en Colombia hay mujeres, sobre todo en la política, que se la juegan todo el tiempo para que esa sociedad patriarcal y misógina se extienda en el tiempo a través de la vigencia de hombres públicos como Álvaro Uribe Vélez,  líder y patrón de las dos aspirantes. 

Eso sí, no faltará que de manera interesada aparezca una columnista que diga lo contrario: que Cabal Molina y Dávila Hoyos son dos abanderadas feministas, circunstancia que debería de garantizarles todo el apoyo electoral de las mujeres que hacen parte del movimiento feminista o que simpatizan con sus ideas. 

Cabal Molina, apoyada por lo que se conoce como el uribismo y el sector azucarero del Valle del Cauca, defiende a dentelladas al expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez, un macho cabrío, violento y con visos de misoginia, que demostró su desconfianza en las mujeres que desean gobernar a un país machista como Colombia. La misma defensa ha hecho a través de su particular ejercicio del periodismo la señora Dávila Hoyos. Su admiración hacia el vulgar latifundista y caballista raya con una ridícula veneración, muy propia de la gente creyente en Colombia que suele hacerle la venia a machos a pesar de los cuestionamientos  morales, éticos y los líos judiciales, como es el caso del exmandatario antioqueño. 

A la directora de Semana la apoyan los clanes Gilinski y Gnecco. Recordemos que los miembros del primer clan son de origen judío-lituano. Es posible, entonces, que dentro de esa familia se defienda la estructura patriarcal hebrea que de acuerdo con Aurora Salvatierra Ossorio, "concede al varón la autoridad sobre los miembros de lo que se designa como la casa del padre". Así las cosas, una eventual presidencia de Cabal o Dávila las convertiría en  meros instrumentos de los agentes más visibles del machismo en Colombia. 

Ojalá que las mujeres en Colombia no coman cuento al "discurso feminista" que de manera natural brota de las aspiraciones políticas de Cabal y Dávila por el solo hecho de ser mujeres.  


 

Imagen tomada de Infobae. 


 






“VAMOS A RECUPERAR EL PAÍS”

  Por Germán Ayala Osorio   En el ejercicio de la política suelen aparecer frases que bien pueden servir como eslogan de futuras campañ...