Por Germán Ayala Osorio
La polémica que desató la frase “mamacita
desde los 14”, de la canción lanzada por un grupo “excelso” de reguetoneros
colombianos está anclada cultural, mediática e institucionalmente a una
sociedad patriarcal en la que el cuerpo femenino se asume como un bien de
consumo y de intercambio, así como un botín de guerra. Pedófilos, pederastas,
paramilitares, militares, policías y guerrilleros, así como políticos profesionales,
profesores y empresarios, entre otros, hacen parte de las manadas de machos
cabríos que manosearon y violaron mujeres, niñas y niños.
Es en ese marco o sistema
cultural en el que hay que entender el sentido apologético de la canción +57, en
la que abiertamente se sexualiza a las menores de edad y se naturaliza el deseo
masculino de “consumir vírgenes o carne fresca”.
El sistema patriarcal elevó la
virginidad femenina al estadio de mayor deseo y por esa vía convirtió a las
niñas y adolescentes en trofeos fácilmente alcanzables gracias a las redes de
explotación infantil. Cali, Bogotá y Medellín son prostíbulos a cielo abierto
en los que miles de puteros extranjeros y locales llegan a buscar el deleite
que les da penetrar vaginas “cero kilómetros”, fantasía sexual que está
soportada en buena medida en los miedos e inseguridades de quienes prefieren
niñas y adolescentes, en lugar de mujeres adultas. La preferencia se da por dos
razones: la tensión que les produce a estos machos un diálogo exigente y los
miedos que se desatan antes, durante y después de las faenas sexuales cuando
aparecen requerimientos y exigencias que no surgirán jamás en los encuentros
con infantes.
El uso del indicativo del país (+57) no es un detalle menor en la grotesca estrategia de posicionar la insulsa canción. Por el contrario, sirve para consolidar al país como una "fábrica de mamacitas de 14 años" para el consumo de puteros que llegan sobre todo a Medellín a comprarlas por un par de noches.
La publicidad sexista y el
periodismo de farándula son dos actores que en buena medida aportan a la
instrumentalización del cuerpo de la Mujer, sin que ello haya llamado la
atención de las voces iracundas que reaccionaron frente a la letra de una
canción que bien se puede calificar como excremental en un sistema patriarcal que
deviene abiertamente escatológico. Ese sistema patriarcal busca satisfacer los
deseos y los más bajos instintos de cientos de miles de hombres que se asumen
como herederos de aquellos que en sociedades premodernas se beneficiaron del derecho
de pernada para acceder a las mujeres “ajenas”.
La ira que desató en las redes sociales la canción interpretada por Maluma y Karol G, y otros más de los “artistas”, e incluso, la reacción del ICBF, dan cuenta de una toma de conciencia alrededor de los riesgos y amenazas y las asechanzas de pedófilos extranjeros y nacionales que andan sueltos y con sumas importantes de dinero para comprar los cuerpos de las “mamacitas de 14”. Esto les mandó a decir a Maluma y a Karol G la directora del ICBF: “los invito a que conozcan las horrorosas historias de explotación sexual, violación y asesinato de niñas de 14 años y menos en Medellín, las historias de sobrevivientes y lo que corean en rumba las expone o las protege. No hay mercado que justifique esta letra”.
Eso sí, la irritación no alcanza para
cuestionar a la publicidad sexista que a diario expone el cuerpo femenino en
vitrinas y mucho menos al periodismo de farándula que sirve a los mismos
propósitos de cosificar a las mujeres.
Tomado de: mamacita de 14 años +57 - Búsqueda Imágenes
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