Por Germán Ayala Osorio 
La prensa hegemónica conmemora por
estos días los 40 años de la cruenta y criminal toma y retoma del Palacio de
Justicia con un evidente propósito:  asociar
de manera directa e indirecta el criminal operativo ejecutado por el M-19 con
el presidente de la República, Gustavo Petro Urrego, en este entonces
miembro de esa agrupación guerrillera, pero no partícipe de la acción temeraria
que terminó con un saldo de casi un centenar de víctimas. 
La conmemoración y el señalado
propósito van acompañados por la polémica en la que está inmerso el presidente
de la República en torno a la responsabilidad del crimen del magistrado Manuel
Gaona Cruz y por el uso político que de la bandera del M-19 ha hecho en varios eventos
públicos Gustavo Petro.  
José Mauricio Gaona, jurista e hijo
del inmolado magistrado en los hechos del holocausto del Palacio de Justicia le
dijo a la revista Semana que “nuestra lucha es la verdad; la del
presidente Petro es propaganda”. 
El director de Noticias Caracol, Juan
Roberto Vargas en entrevista con Carlos Medellín Becerra, hijo del sacrificado
magistrado Carlos Medellín Forero, destaca lo dicho por la víctima del M-19 y
del Ejército en la toma y retoma del edificio: “Medellín revela detalles
inéditos de dos expedientes de la justicia contra la cúpula de ese grupo
guerrillero por el acto terrorista. Asegura que el hoy presidente de la
República, Gustavo Petro, fue llamado a juicio dos veces, junto a los demás
miembros de la cúpula del M-19, por los delitos como terrorismo e incendio”.
Mientras las empresas mediáticas
cumplen con ese propósito moral y político, ya poco se recuerda la emblemática
frase expresada por el entonces coronel del arma de la Caballería, Alfonso
Plazas Vega al momento de dar las primeras declaraciones a la prensa de la época
en torno a la situación vivida una vez se inició la retoma del Palacio de
Justicia por parte del Ejército nacional. El alto oficial espetó: “Aquí
defendiendo la democracia, maestro”. 
En una primera y rápida
asociación de lo dicho por Plazas Vega nos lleva a pensar en que el oficial que
comandó la operación de recuperación del edificio asaltado y tomado por el M-19
tenía en su momento una idea básica de la democracia atada esta al
funcionamiento de una de las tres ramas del poder público amenazada por la
irrupción armada de los guerrilleros. 
Curiosamente, durante más de 24 horas
la rama ejecutiva en cabeza del presidente de la República, Belisario Betancur
Cuartas no operó bajo la dirección del jefe del Estado sino bajo las directrices
de la tropera cúpula militar interesada más en acabar física y militarmente con
los miembros del M-19, que en proteger la vida de los magistrados, visitantes y
empleados de la cafetería del Palacio de Justicia. 
Hay consenso académico,
periodístico y político alrededor de que lo que vivió el país durante un poco
más de 24 horas fue un "golpe de Estado exprés” que le impidió al
entonces jefe del Estado tomar decisiones dirigidas a ordenar el cese del fuego
tal y como lo suplicó el magistrado y presidente de la Corte Suprema, Alfonso Reyes
Echandía.  Bajo esas condiciones, la
defensa de la democracia de Plazas Vega era meramente retórica por cuanto las
decisiones una vez inició la retoma del Palacio de Justicia ya no las tomaba el
presidente de la República, Belisario Betancur Cuartas, sino los superiores del
señalado coronel.  
Noticias Caracol también entrevistó
al entonces presidente del Consejo de Estado, Carlos Julio Betancur Jaramillo, quien
a sus 90 años recuerda con lucidez los dolorosos hechos que cumplen ya 40 años.
“Salí arrastrándome por ese
sótano que parecía el fin del mundo, con las balas rebotando en las paredes y
el olor a pólvora quemada en la nariz. Grité '¡Soy el presidente del Consejo de
Estado!' hasta quedarme ronco, pero en esa niebla de guerra, donde el
Ejército nos barría a todos como si fuéramos del M-19, solo un soplo de suerte
me salvó. Y hoy, a mis 90 años, con mi hijo aquí ayudándome a revivirlo página
a página, le digo con gratitud forzada: gracias al Ejército por no haberme
disparado en ese segundo eterno. Salí ileso, pero ¿a qué costo? Esa retoma no
rescató justicia, la sepultó en sangre inocente”.
Si se mira en perspectiva histórica
y de acuerdo con lo dicho por Betancur Jaramillo y los relatos periodísticos
publicados en torno a los hechos del Palacio de Justicia, la “defensa de la
democracia” de la que sacó pecho Plazas Vega fue meramente retórica y quizás
con una alta dosis de cinismo. Después de 40 años, la democracia formal y
procedimental que en su momento creyó defender el alto oficial sigue operando
en Colombia, lo que confirma que aún estamos lejos de vivir en plena
Democracia. 
foto de Plazas Vega en el operativo de retoma del palacio de justicia - Búsqueda Imágenes
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