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miércoles, 13 de noviembre de 2024

COLOMBIA: ENTRE APÓSTOLES DE LA GUERRA, CONGRESISTAS GROTESCOS Y GESTORES DE ODIO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El grotesco acto público del congresista Miguel Polo Polo con el que se burló del dolor de las víctimas de los crímenes de Estado (falsos positivos), la designación descomedida de exjefes paramilitares como gestores de Paz por parte del presidente Petro y el fallo absolutorio de primera instancia a favor de Santiago Uribe Vélez, procesado por la conformación del grupo paramilitar de los 12 Apóstoles de Yarumal (Antioquia), ofrecen pistas muy claras de las dificultades o talanqueras culturales que como sociedad y Estado afrontamos para pasar las dolorosas páginas que escribieron con sangre los actores armados, legales e ilegales, y poderosos agentes económicos de la sociedad civil, durante más de 50 años de conflicto armado interno.

Esas barreras culturales están soportadas en por lo menos cuatro factores: el primero, la debilidad del aparato de justicia, permeado por la corrupción de jueces y magistrados (el Cartel de la Toga, por ejemplo), a lo que se suman las presiones de las que son objeto los operadores judiciales al momento de fallar en derecho. Bajo esas circunstancias, terminamos como sociedad viendo a jueces y magistrados que temen a poderosos bandidos de cuello blanco porque están parapetados en fueros y dignidades cargadas de ilegitimidad y en relaciones familiares que terminan por debilitar la majestad de la justicia y las de otras instituciones estatales. La carrera judicial en el país está permeada por enrarecidos intereses de clase, recomendaciones y favores que en algún momento deberán ser pagados con fallos absolutorios o condenas amañadas.

El segundo, la ideologización del dolor de las víctimas y las responsabilidades de los victimarios que le sirve a específicos agentes del establecimiento colombiano y a otros de reciente aparición pública para deslegitimar la operación de los dos modelos de justicia que hoy operan en Colombia y repudiar a las familias que reclaman justicia punitiva, o por lo menos verdad, reparación y no repetición en el marco de una justicia restaurativa. Al convertir los padecimientos de hombres y mujeres violentados por paramilitares, militares, empresarios del campo y guerrilleros en un asunto ideológico, las víctimas pasan rápidamente a ser objetivo militar, político, judicial y de burla por aquellos agentes de la derecha que siguen instalados en la doctrina extendida del enemigo interno.

Un tercer elemento tiene que ver con la construcción de la verdad y la memoria histórica. Al tratar de edificar una versión oficial, plausible y verosímil de lo acontecido durante 50 años de guerra interna, los dos anteriores factores se juntan para impedir su aceptación, lo que imposibilita las acciones de perdón, arrepentimiento y la aceptación universal de esa verdad. De esa manera, esas y otras vicisitudes por las que pasan los procesos sociales, políticos y jurídicos pensados para construir verdad y memoria histórica terminan por evitar reconciliarnos.  Y un cuarto factor tiene que ver con la consolidación de una fuerte animadversión hacia todo lo que huela a paz. Hablar de paz en Colombia es sinónimo de impunidad y debilidad estatal, lo que despierta las más airadas reacciones de aquellos sectores sociales que insisten naturalizar la ya histórica división moral entre buenos y malos, estadio de fraccionamiento que se profundizó desde el 7 de agosto de 2022 y que, por lo visto, se tornará perenne.

Mientras estos cuatro factores sigan instalados en las prácticas institucionales privadas y estatales, así como en las representaciones sociales de millones de colombianos, la construcción de una paz estable y duradera no solo seguirá siendo una quimera, sino el más fuerte obstáculo para minimizar los riesgos de vivir juntos en una democracia imperfecta, en una sociedad moralmente confundida y en un Estado que viene operando bajo criterios corporativos, en contravía de los derechos del colectivo.

El congresista Polo Polo dejó ver su estolidez en todo su esplendor. A él, gracias por dejarse ver como hijo legítimo de la Colombia premoderna, ignorante y empobrecida culturalmente que no nos deja avanzar hacia estadios civilizatorios superiores; designar a los paramilitares como gestores de Paz sin que hayan aportado verdad, justicia, reparación y no repetición constituye un acto desproporcionado de parte del presidente de la República. En particular, en el caso de Hernán Giraldo, alias Taladro, un depredador sexual que violó niñas y adolescentes mucho antes de que apareciera la canción +57 en la que se alude al frecuente deseo sexual de cientos de machos hacia las niñas de 14 años. En cuanto al fallo absolutorio proferido por el juez Jaime Herrera Niño, las dudas jurídicas y de otra índole le hacen mucho daño a la imagen de la justicia colombiana. Su fallo niega lo investigado por la JEP y otros agentes que dedicaron años a develar quiénes están detrás de los 12 Apóstoles. Lo cierto es que todos los grupos paramilitares, incluido el de Yarumal, asumieron la violación de los derechos humanos como un apostolado socialmente aceptado y admirado. 

 

petro, polo polo y santiago uribe - Búsqueda Imágenes

sábado, 7 de septiembre de 2024

PENALIZAR EL ABORTO, PROGRESISMO Y MARY ANNE PERDOMO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En una sociedad patriarcal, religiosa, ultraconservadora, insolidaria y misógina como la colombiana la eutanasia, el matrimonio igualitario y el aborto chocaron fuertemente contra las férreas convicciones de aquellos sectores societales que defienden a dentelladas el patriarcalismo y el papel moralizante de las iglesias, las mismas que guardan silencio frente a los curas violadores, pedófilos y pederastas.

Varios partidos políticos y organizaciones de la sociedad civil consideradas “provida” presentarán un proyecto de ley que busca volver a penalizar el aborto. Que en la construcción de esa iniciativa participen los conservadores, los del Mira y Colombia Justa y Libres resulta apenas lógico y normal por estar alineados con ideas premodernas y por defender el violento sistema patriarcal que obliga a la mujer a cumplir el rol reproductivo sin importar si el embarazo fue producto de una violación, de un error,  por una noche de copas;  si la criatura viene con malformaciones genéticas o si pone en riesgo la vida de la gestante.

Pero que dentro de esa godarria haga parte un miembro de la Colombia Humana y el Pacto Histórico resulta inconcebible y contradictorio. Pues bien, en Noticias Uno apareció la Representante a la Cámara por Santander y miembro de la Comisión Segunda, Mary Anne Perdomo, señalando que está trabajando de la mano de los conservadores, los del Mira y Colombia Justa y Libres en el señalado proyecto con el que buscan volver a penalizar el aborto.

Al asumir esa postura, Perdomo no puede seguir haciendo parte de las ideas progresistas que guían el trabajo legislativo y político de los miembros del Pacto Histórico. La congresista debe salir de la colectividad y aterrizar en cualquiera de los mencionados movimientos que buscan hacernos retroceder en el tiempo y por esa vía, seguir sometiendo a las mujeres a un sistema patriarcal violento que las infantiliza y convierte el cuerpo femenino en un objeto moral de cristianos y católicos que se quedaron anclados en el pasado.

Las mujeres tienen el derecho a decidir sobre sus cuerpos. Y en particular, a tomar la decisión libre de presiones, de abortar de acuerdo con las circunstancias que la Corte Constitucional en su momento expuso para despenalizar la interrupción del embarazo.

En qué le puede afectar a los "provida" el que una o varias mujeres estén dispuestas a abortar? En nada, realmente. Lo único que las motiva a las mujeres y hombres "provida" es mantener la vigencia del sistema cultural y por tanto la preponderancia del machismo. Con la despenalización del aborto en Colombia no se está obligando a las mujeres gestantes a abortar. Si usted, señora Perdomo, conoce o tiene una familiar cercana que fue abusada y quedó embarazada, nada ni nadie la conmina a interrumpir el embarazo. Si la joven desea tener el hijo concebido violentamente, esa decisión se respeta. Quienes apoyamos el aborto esperamos la misma comprensión sobre la decisión contraria. Si una mujer fue embarazada por un violador, ella tiene todo el derecho a no tener ese hijo. 

Y para  el caso de malformaciones genéticas del feto, usted señora Perdomo estaría dispuesta a colaborar para hacer más llevadera la vida de la madre y del niño o niña que llevará una vida llena de limitaciones y problemas de salud? No. Usted y sus compañeros de la godarria colombiana disfrutan viendo a las otras mujeres sufrir y lamentándose por la vida que les "tocó, por voluntad divina". 

Insisto señora Perdomo: usted y sus amigotes del Mira, Conservadores y Colombia Justa y Libres no son "provida". Lo que realmente defienden es el machismo, el papel siempre moralizantemente perverso de las iglesias.

Sin duda alguna, Perdomo está en el lugar equivocado. En el partido equivocado. Sería bueno que las directivas del Pacto Histórico revisaran su caso, pues a todas luces contradice los postulados del progresismo, en particular aquellos que invocan la igualdad y el derecho que le asiste a las mujeres de hacer con sus cuerpos lo que les venga en gana.




mary anne perdomo y penalizar el aborto - Búsqueda Imágenes (bing.com)

“VAMOS A RECUPERAR EL PAÍS”

  Por Germán Ayala Osorio   En el ejercicio de la política suelen aparecer frases que bien pueden servir como eslogan de futuras campañ...