Por Germán Ayala Osorio
En el rifirrafe entre el presidente
Petro y la funcionaria de los Estados Unidos, Deborah Lipstadt subsiste, por
supuesto, la defensa inveterada que USA hace de Israel, su aliado militar en el
Medio Oriente.
Que Israel está cometiendo un genocidio
en Gaza no se puede ocultar, así las “buenas maneras y la diplomacia” indiquen
que ese tipo de realidades es mejor matizarlas con llamados a la cordura o
posturas tibias que terminan por favorecer los intereses económicos que se
ciernen sobre los territorios en disputa. Una vez Israel extirpe al último
palestino, vendrán las empresas de construcción americanas y de otras latitudes
a hacerse dueñas del inevitable proceso de gentrificación que se adelantará con
la reconstrucción de las zonas devastadas por los bombardeos del ejército
sionista de Israel. Después de la limpieza étnica, esos territorios de la
franja de Gaza se transformarán en paraísos hoteleros.
La postura del presidente Petro
es tan legítima como la defensa que los Estados Unidos hace de Israel, así a la
prensa tradicional y a la derecha colombianas les parezca que esos “encontronazos”
afectan las relaciones políticas y diplomáticas entre USA y Colombia. Una vez
se conoció del enfrentamiento verbal entre Petro y la embajadora Lipstadt, Noticias
Caracol entrevista al aire al señor Gabriel Silva Luján, exembajador de
Colombia en Washington, quien calificó al presidente de la República de “provocador” y de exhibir su ideología, hecho inadmisible
para un jefe del Estado.
De lo que aquí se trata es de llamar
a las cosas y a los hechos por su nombre. Por aquello de las “buenas maneras”
el mundo no puede seguir callando que Israel está cometiendo un genocidio contra
el pueblo Palestino. Lo curioso es que Silva Luján defiende al pueblo Israel de
las “arremetidas” de Petro, pero ignora el sufrimiento del pueblo palestino. Es
claro que el presidente colombiano ha hecho referencia en sus opiniones al
Estado de Israel y en particular a su Ejército de incurrir en prácticas
genocidas.
La intención del noticiero privado era construir el relato de que la "impertinencia y la grosería de Petro" iba a generar tensiones diplomáticas entre los dos países. Casi de inmediato, el embajador de Colombia en Washington salió al paso para desvirtuar el relato periodístico: Daniel García-Peña negó que hubiera tensiones entre los dos gobiernos como ya lo había advertido el noticiero. Ese cruce de trinos no debilitarían las relaciones bilaterales señaló el diplomático. Nuevamente queda en evidencia la "mala leche" de las empresas mediáticas que decidieron hacerle oposición política al gobierno Petro.
Los gobiernos americanos y en
particular funcionarios de agencias como la DEA, el FBI y los agentes
diplomáticos están acostumbrados a que los presidentes colombianos apelen a una
diplomacia meliflua, ancorada a esa ya conocida actitud sumisa de los políticos
colombianos al abordar asuntos que riñen o tocan las relaciones bilaterales.
En el cruce de trinos, la señora embajadora asume una postura arrogante, propia de una potencia militar, económica y política. Petro, para bien o para mal, es el jefe del Estado colombiano y por tanto una funcionaria diplomática no puede venir a insultarlo llamándolo antisemita.
Esto dijo Lipstadt: “Colombian
President @petrogustavo's continued rhetoric normalizes antisemitism. We cannot
accept this. We cannot tolerate this. We must condemn these harmful narratives”.
La respuesta de Petro fue así de
contundente: “Señora embajadora. Los palestinos son semitas de acuerdo a la
biblia, dado que la palabra semita designa a los descendientes de Sem y su
lengua. Por tanto es antisemita matar niños y niñas arrojando bombas en Gaza y
no oponerse a ello. Lo más antisemita que hay hoy es repetir el holocausto de
Hitler sobre la humanidad y en especial sobre el pueblo palestino. Yo no
soy antisemita, no confunda y respete. No soy antijudío, creo en la
libertad de cultos y si hubiera nacido en esa época hubiera dado mi vida en la
resistencia armada contra los nazis. Pero creo en la libertad que genera el
derecho internacional, el que se construyó ante la derrota de Hitler por
norteamericanos y soviéticos y por todos los pueblos del mundo: la humanidad. El
señor Netanyahu y su gobierno, reo ausente de la justicia internacional, no es
el semitismo, es el nazismo”.
Este rifirrafe pasará y será uno
más en el hipócrita, pero “necesario” mundo de la diplomacia y las relaciones
internacionales. Mientras tanto, Israel seguirá en su práctica genocida porque
los Señores de la Guerra (americanos, israelíes y europeos) convirtieron a Gaza
en un dealer en donde se venden y prueban armas letales. Esos señores de
la guerra necesitan de conflictos y de las guerras para sobrevivir. Esa es la
realidad.
Imagen tomada de Semana.com
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