Por Germán
Ayala Osorio
Las preferencias
políticas de las figuras deportivas suelen ser tema de discusión en las redes
sociales. Recientemente, el país vio reunirse a James David Rodríguez Rubio, el
ya casi olvidado 10 de la Selección de Mayores de Fútbol, con el expresidente y expresidiario,
Álvaro Uribe Vélez.
Por supuesto que
el exfutbolista no incurrió en delito alguno, a pesar de la condición sub
júdice del político antioqueño. Las reacciones negativas y los memes se
explican por el clima de crispación ideológica y política por el que atraviesa
el país, por el ascenso al poder, por primera vez, de un presidente de
izquierda.
Equivocadamente,
desde un sector de la opinión, se les exige a figuras como James Rodríguez y
Egan Bernal, entre otros más, una mejor comprensión de la realidad política del
país, lo que derivaría en tomar distancia de personajes controvertidos,
señalados, procesados e investigados por la justicia, como el propio Uribe
Vélez y Rodolfo Hernández, este último excandidato presidencial que perdió con
el hoy presidente de la República, Gustavo Petro Urrego. Insisto, es un error.
James maneja muy bien su pie izquierdo, pero ello no lo obliga a ser de
izquierda. Él mismo, en entrevista con la señora Dávila, de Semana, reconoció
que poco lee. Bueno, esa condición le exime de toda responsabilidad como
ciudadano, en la medida en que no puede discutir asuntos públicos porque ignora
muy seguramente la historia del país y la trayectoria de políticos como Álvaro
Uribe Vélez.
Lo mismo sucede
en el caso del ciclista de INEOS, Egan Bernal, quien en la pasada campaña
electoral expuso públicamente que votaría por Rodolfo Hernández, sancionado por
corrupción por la Procuraduría General de la Nación. Bernal está en todo su
derecho de votar y apoyar al candidato de sus preferencias, así ponga en
cuestión su propia condición de ciudadano. Desde una visión maximalista, ser
ciudadano implica asumir críticamente la historia política y la vida pública y
privada de los políticos. Cerrar los ojos ante la ignominia es una lección
relativamente legítima, en virtud de esa condición maximalista con la que asumo
aquí el concepto de ciudadano. Una ciudadanía se ejerce sobre unas bases éticas
y morales férreas, lo que obligaría a estas figuras públicas a guardar prudencia
al exponer públicamente sus preferencias políticas. Y es así, porque hay
adolescentes que los ven como ejemplos a seguir, hasta en asuntos relacionados
con el ejercicio del poder político.
Quizás el error
de exigirles una mejor comprensión de las maneras como el poder se ejerce en
Colombia parte de elevarlos a la condición de Héroes. Los periodistas
deportivos tienen que asumir la responsabilidad de haber elevado a ese estatus
a unos deportistas exitosos. Porque eso son Rodríguez y Bernal: deportistas que
ganan mucho dinero, pero no más.
Ya en el pasado
el entonces arquero de la Selección de Fútbol, René Higuita, se hizo famoso
porque visitó al criminal Pablo Emilio Escobar Gaviria, en el hotel que en esa
época le acondicionó el gobierno de César Gaviria Trujillo, llamado La
Catedral.
Deberían de
invertir un poco en su propia formación política. Con tanto dinero podrían
contratar profesores o profesoras de historia, economistas, politólogos. O
simplemente, sacar tiempo para leer.
Ojalá algún día
estas tres figuras entiendan que Álvaro Uribe Vélez, Rodolfo Hernández y Pablo
Escobar, entre otros tantos, hacen parte de las funestas páginas que el país debe
pasar en su camino de volverse, algún día, una Nación decente.
Lo de James se
puede considerar una falta grave en el área o quizás un autogol. Lo de Bernal,
una caída a pocos kilómetros de la meta; y lo de Higuita, una salida en falso
en su condición de arquero líbero. Eso sí,
James Rodríguez y Uribe comparten la preposición ex: James es un
exfutbolista, y Uribe es expresidente y expresidiario.
Imagen tomada de Red más noticias.