Por Germán Ayala Osorio
El proyecto de crear el Área Metropolitana del Suroccidente (AMSO) genera, como era de esperarse, polémicas alrededor de los impactos que traería para los municipios que cercanos a Cali ya sufren los impactos de un área metropolitana que de facto opera de tiempo atrás, de la mano de procesos de conurbación que exhiben una apuesta incontrastable de urbanización con todo y lo que ello significa en materia ambiental, ecológica, paisajística y en el encarecimiento de la tierra en la medida en que la especulación viene de la mano de la construcción de las unidades residenciales. Municipios como Jamundí y Palmira son testigos mudos de los efectos positivos y negativos que generan esos procesos forzados de “integración” urbanística.
La AMSO en cuestión haría posible la agrupación de Cali, Palmira, Jamundí, Candelaria, Dagua, Villa Rica y Puerto Tejada, municipios que comparten realidades socioambientales complejas, especialmente los dos entes territoriales del norte del Cauca, en virtud de la presencia hegemónica del monocultivo de la caña de azúcar y por supuesto los municipios de Palmira y Candelaria, cercado por la extensión incontrolada de la gramínea. Curioso que no incluyan a Yumbo dentro de la propuesta de área metropolitana cuando este municipio ya sufre los efectos de la conurbación impulsada desde Cali.
Quienes defienden la creación de
la AMSO e invitan a votar Sí a la consulta popular de este 24 de noviembre no han
resuelto las dudas y cuestionamientos que se han hecho alrededor de cuáles
serían las líneas gruesas del tipo de desarrollo socio económico que se impulsaría
a través de esa figura y mucho menos cuáles son los planes de protección
ecológica y ambiental de los ecosistemas comprometidos y violentados por un feroz
desarrollo agro extractivo.
El arquitecto Benjamín Barney Caldas,
en Razón Pública, se pregunta: “cómo
ordenar un área metropolitana — constituida o de hecho — cuando, como es
evidente en el caso de Cali, está asentada sobre tres cabeceras municipales —
Cali, Yumbo y Jamundí — y sobre áreas que pertenecen a otros cinco municipios:
Palmira, Candelaria, Florida, Puerto Tejada y Santander de Quilichao. Estos dos últimos pertenecen al departamento
del Cauca. Aunque la ciudad de Cali no tenga jurisdicción sobre todos estos
municipios, su área de influencia configura en realidad una misma ciudad
extendida: no se trata de un perímetro adyacente o de una región inmediata. De
otro lado, cómo pretender controlar el uso del suelo urbano y suburbano — en
su gran mayoría de propiedad privada — si no se aplica decididamente el
impuesto de plusvalía, ignorando el mandato constitucional sobre la función
social de la propiedad privada”.
Los asuntos problemáticos que
rodean la posible creación de la AMSO superan los miedos de los alcaldes por
aquello de perder autonomía como efecto de quedar subsumidos por el poder político
y económico de Cali.
El valle geográfico del río Cauca,
incluido el norte del Cauca y parte de Risaralda son el mejor ejemplo del
proceso de reordenamiento de ese territorio sin escuchar las lógicas
productivas y las relaciones consustanciales con la tierra que ya tenían comunidades
afros e indígenas antes de la llegada del disruptivo monocultivo de la caña de
azúcar. El avasallamiento étnico-ecológico y socio ambiental de la gramínea se dio
a través de la captura clientelar y corporativa de las autoridades ambientales
comprometidas en las jurisdicciones de los tres departamentos. Ejemplo de ello,
la CVC y la CRC, entidades que le hicieron el juego a los cañicultores. Los planes de desarrollo de varios municipios del norte del Cauca y del Valle fueron instrumentos con los que se legitimó la extensión de la caña de azúcar ¿Por qué decirle Sí a la AMSO cuando existen esos antecedentes y la operación
de facto de un área metropolitana sostenida exclusivamente por intereses
privados?
Hay que pensar un proceso de
regionalización que bajo un enfoque sistémico permita la discusión sobre el tipo
de desarrollo económico con todos lo actores y agentes comprometidos, incluidas,
por supuesto, las lecturas mágicas de aquellas comunidades que asumen la vida dentro
de su territorio por fuera de las lógicas viales y de urbanización que guían a
quienes están apoyando la AMSO.
“Cuando las ciudades crecen
mucho — como Bogotá — o crecen muy rápidamente — como Barranquilla, Medellín y
muy especialmente Cali — se configuran conurbaciones amorfas, caóticas e
incontroladas con los municipios vecinos”. ¿No será mejor poner
atención a esa realidad, aprender de esos errores, antes de pensar en seguir extendiéndoles
bajo la fuerza del marco legal que ampararía la creación de la AMSO?
foto de cali y caña de azúcar - Búsqueda Imágenes