Por Germán Ayala Osorio
El 24 de noviembre los Estados
Unidos, a través de un comunicado, informó que el ex alto oficial, uno de los responsables
del operativo de retoma del Palacio de Justicia en 1985 y, por lo tanto, de las
violaciones a los derechos humanos cometidos durante esa acción militar, no
sería aceptado en territorio americano.
El Departamento de Estado de los
Estados Unidos decidió que el “ex general Jesús Armando Arias Cabrales, su
esposa Martha Paulina Isaza de Arias y sus hijos Francisco Armando Arias Isaza
y Martha Lucia Arias Isaza no son elegibles para ingresar a Estados Unidos”. La
decisión se adopta por “su participación en una violación grave de derechos
humanos durante la operación de retoma del Palacio de Justicia de Bogotá en
noviembre de 1985”.
Arias Cabrales fue expulsado de
la JEP por su nula colaboración para el esclarecimiento de lo acontecido en la
retoma del Palacio de Justicia, en manos de una célula del M-19. Junto al
señalado ex oficial, aparecen otros exmilitares colombianos a los que los
gringos restringieron su entrada a territorio americano. De acuerdo con El
Espectador “el Gobierno de Estados Unidos ya le había cerrado las puertas de
su país a tres altos mandos militares por presuntamente participar en “graves
violaciones de derechos humanos” durante el conflicto armado. Los implicados
eran los coroneles en retiro Juan Carlos Figueroa Suárez y Publio Hernán Mejía,
exmiembros del Batallón La Popa, y el general en retiro Iván Ramírez Quintero,
excomandante de Inteligencia del Batallón Charry Solano, de la XIII Brigada del
Ejército”.
Para ciertos sectores societales
tener la visa americana constituye un plus y quizás también se asuma como la puerta
para salir y escapar de obligaciones penales en Colombia o simplemente para huir
de presiones mediáticas y/o descansar de la agobiante realidad del país. En particular,
para hijos de clanes políticos, tener la visa gringa es sinónimo de prestigio y
reconocimiento social y político. Incluso, dicho permiso los políticos lo asumen
como un aprobado examen de “buena conducta”.
Las cancelaciones de las visas a
personajes públicos o el aviso de prohibición para pisar territorio americano
se producen en medio del carácter discrecional de la medida, aunque las mismas
autoridades americanas dejan entrever que hay motivaciones que van desde la
violación de los derechos humanos, información de inteligencia que asocia a
políticos colombianos con mafias del narcotráfico o lavado de dinero, entre
otras actividades ilegales.
Lo cierto es que, para los políticos,
magistrados, militares activos o en uso de buen retiro, perder la visa o no
poder pisar suelo americano constituye una vergüenza que raya con el ostracismo
o el confinamiento en el país en el que no suelen pasar vacaciones: Colombia.
Baste con recordar el impacto
mediático que en su momento tuvo la cancelación de la visa al entonces presidente
de la República, Ernesto Samper Pizano, por los escandalosos hechos por la probada
entrada de dinero del Cartel de Cali a la campaña que lo llevó a la Casa de Nariño.
El país no olvida la reacción de Samper ante el aviso: “Yo no necesito visa
para venir a Chaparral". Y posterior a la cancelación, el expresidente espetó:
“la visa sirve para que presionen magistrados. Sin visa sí hay paraíso, han
creado el mito de que perderla es la muerte, como si fuera un certificado de
buena conducta”.
Hay que sumar también los casos
de Fuad y Alex Char, miembros del clan que domina Barranquilla y el
departamento del Atlántico, como si se tratara de su feudo. Así registró Cambio
lo sucedido con estos poderosos políticos: “Alejandro Char recientemente vio
cómo su trámite de renovación de visa le fue denegado. Su padre, Fuad Char,
quien fue gobernador del Atlántico, senador, embajador en Portugal y ministro
de Desarrollo Económico en el gobierno de Virgilio Barco, también perdió su
visa en la década de los noventa”.
Eso sí, el país no podrá esperar que
Arias Cabrales diga algo similar a lo que en su momento dijo Ernesto Samper,
pues lo de él es guardar prudente y obediente silencio.
Imagen tomada de las 2 Orillas.