Por Germán Ayala Osorio
El lanzamiento de la campaña
presidencial de Abelardo de la Espriella en el Movistar Arena, con teloneros,
actores de televisión y comediantes de Sábados Felices da cuenta de lo que
culturalmente representa el abogado cordobés y los colombianos que parecen ya
seducidos por su insulsa y confusa verborrea en la que aparece y desaparece
Dios como por arte de magia y se intenta dejar en el olvido que De la Espriella
se mostró cercano a la causa paramilitar que lideró su paisano Salvatore
Mancuso.
El humor básico de “Alerta” y “Barbarita”,
dos personajes de Sábados Felices que hoy están Firme con la Patria
que sueña Abelardo fueron el gancho publicitario para llenar el escenario y
confirmar el carácter circense de una campaña electoral plagada de anuncios, amenazas,
rugidos y de intenciones de regresarnos a los tiempos de la seguridad democrática
de Uribe, los bombardeos, la bala y el deseo de “destripar” a quienes se atrevan,
a partir del 7 de agosto de 2026, a reclamar sus derechos.
El homúnculo senador Abraham Polo
Polo gritó extasiado durante el evento que “volverán los bombardeos”, una de
las apuestas más importante del candidato para “recuperar al país”. Se trata de
un grito deshumanizante con el que De la Espriella promete acabar con la
guerrilla en cuatro años. Como Uribe, que prometió lo mismo y compró su reelección
y luego intentó quedarse cuatro años más.
La presencia de los dos
comediantes sirve para recordar que Sábados Felices es la eterna escuela del
matoneo en la Colombia que se divierte burlándose de los defectos físicos, de los
negros, de las mujeres y los homosexuales. Así las cosas, la defensa de la
Patria que anuncia De la Espriella no incluiría el bienestar de los sectores poblacionales
que durante años sufrieron el hostigamiento a través del humor de Sábados
Felices. Lo que sí habrá es pan y circo para paliar la incapacidad de un Estado
débil y precario que el uribismo privatizó durante veinte años.
De la Espriella viene siendo una
especie de fatuo y jactancioso “corroncho adinerado” que busca aceptación en la
élite bogotana con lo único que le puede garantizar ser reconocido así sea por efímeros
cuatro años: recuperar la Casa de Nari, ofrecer bala porque bala es lo que hay
y destripar a todo lo que huela a izquierda y progresismo.
El patriótico, gracejo, socarrón
y farandulero espectáculo de Abelardo de la Espriella en el Movistar Arena es
una modalidad del ya enraizado populismo en Colombia y otras partes del mundo. Presentarse
como un “Tigre” en un país en el que esa especie no existe confirma que lo suyo
no es gobernar, sino actuar; además, da cuenta del alejamiento de la realidad
ecológica y ambiental del país y de la patria por la que insinúa que se hará “moler”
para salvarla. De la Espriella es un bocón y bravucón que en el fondo sabe que
deberá comportarse como una fiera sumisa y domesticada ante poderes nacionales e
internacionales que le apostarán a someter los ecosistemas de los pumas, osos
de anteojos y otras especies que sí habitan en Colombia.
Si De la Espriella resulta electo
presidente de la República, por cuatro años los colombianos viviremos bajo el
humor básico de Sábados Felices. A partir del 7 de agosto de 2026 Caracol Televisión
podrá seguir grabando el histórico programa de humor en la Casa de Nariño con
una novedad: ya no estará el “Gato” como presentador, sino un Tigre… de papel.