Por Germán Ayala
Osorio
El presidente de la Argentina, Javier Milei es un bocón cuyo deseo no es sacar a su país de la crisis económica, social y política a la que lo llevaron los Kirchner, los Fernández, Sergio Massa y Mauricio Macri. No. Este neoliberal vestido de anarquista lo que busca es que el mundo lo reconozca como el político suramericano que se le plantó al socialismo o al comunismo.
En esa lucha contra el socialismo, Milei considera que “las elites
globales no se dan cuenta de lo destructivo que puede llegar a ser implementar
las ideas del socialismo (...). Milei va por el mundo despotricando del
socialismo, en medio de una evidente confusión conceptual. En esa bolsa llamada
socialismo, este fanfarrón mete al progresismo, a la izquierda moderada, a los
liberales y a los agentes del Estado de Bienestar. No reconoce los positivos
indicadores de la economía española, hoy en manos de la izquierda representada
en Pedro Sánchez; como tampoco los avances que en materia de mejoramiento de
los índices de pobreza y desigualdad viene logrando el gobierno de Colombia, en
manos de Gustavo Petro, después de 30 años de aplicación de recetas
neoliberales que terminaron con la privatización del Estado por parte de una
élite corrupta y consecuencialmente, con el aumento de la pobreza
multidimensional.
Milei quiere pasar a la historia como el macho que se le paró duro al socialismo.
De esa manera, este liliputiense guarda parecido con el también diminuto
expresidente y expresidiario colombiano, Álvaro Uribe Vélez. Al “Gran Colombiano” cientos de miles de
colombianos lo extrañan porque aún creen que fue el “muro de contención” del comunismo.
Esos connacionales asumen que el rol que jugó Uribe durante sus 12 años de
mandato (2002-2010 y 2018-2022) fue, en lo interno, el mismo que hoy Milei está
jugando en el plano internacional.
Tanto Uribe como Milei apelan a la patanería y al irrespeto de los
adversarios para ganar adeptos y sacar rabiosos aplausos de los sectores conservadores
(godos) de ambas naciones y de otras en las que la ultraderecha lucha por
imponerse. Recordemos que el presidente gaucho arremetió en el pasado contra
Petro a quien llamó “asesino, comunista y terrorista”. Además, señaló que Petro
estaba hundiendo a los colombianos en la miseria; en su reciente visita a España,
en donde participó de un encuentro de la ultraderecha representada en el partido
Vox, se fue lanza en ristre contra la esposa del presidente del gobierno español,
Pedro Sánchez, a quien señaló de corrupta. Esto dijo el lenguaraz homúnculo: “Las
elites globales no se dan cuenta de lo destructivo que puede llegar a ser
implementar las ideas del socialismo (...), aun cuando tenga a la mujer
corrupta, digamos, se ensucia, y se tome cinco días para pensarlo”. El
resultado de semejante bravuconada es una crisis diplomática innecesaria y el
llamado a consultas del cuerpo diplomático español apostado en Buenos Aires.
Cuando Uribe fue presidente, y jugó a ser un inexpugnable muro anticomunista,
a sus críticos no los bajaba de ser “amigos del terrorismo, de sicarios morales
o enemigos de la patria”. Así entonces, tanto Milei como Uribe son dos bravucones
que creen que, vociferando, maltratando y amenazando con dar en la cara marica constituyen
ejemplo de civilidad y moderación.
Eso sí, no podemos ocultar que existen diferencias entre los dos políticos.
A Uribe Vélez jamás le interesó jugar un papel protagónico a nivel
internacional. Su capacidad discursiva y talante no le dieron nunca para buscar
ese protagonismo que Milei sí está buscando y logrando. Uribe fue y será parroquial hasta
el último minuto de su azarosa vida. Un montañero que, con habladito de cura de
pueblo, enredó a millones de colombianos con el cuento de la Seguridad Democrática.
Baste con recordar varios puntos de su Manifiesto Democrático, conocido
como los 100 puntos, para reconocer en estos el talante del monumental engaño. Las
frases en negrilla y subrayadas deben ser miradas a la luz de hechos que dan cuenta
de todo lo contrario a lo buscado o prometido: Punto 24. El padre de familia
que da mal ejemplo, esparce la autoridad sobre sus hijos en un desierto
estéril. Para controlar a los violentos, el Estado tiene que dar ejemplo,
derrotar la politiquería y la corrupción. 63. Necesitamos a los
campesinos y a los empresarios. Fraternidad en la tenencia de tierras, sin
feudalismo ni lucha de clases. Adelantaremos una política de
tierras encaminada a mejorar las condiciones sociales y productivas de nuestros
campesinos pobres. 90. La reforma pensional debe eliminar
privilegios. Reducir la pensión del presidente, congresistas, magistrados de las
altas cortes. Poner topes o gravar excedentes. En las pensiones de base
respetará derechos adquiridos, expectativas próximas y procederá con
responsabilidad fiscal y corazón para introducir los cambios necesarios. Y el punto
100: Aspiro a ser presidente sin vanidad de poder. La vida sabiamente la
marchita con las dificultades y atentados. Miro a mis compatriotas hoy más con
ojos de padre de familia que de político…”
Mientras que Milei, un poco más leído y con una visión más universal, cree que
es posible eliminar el Estado por considerarlo innecesario. Esto dice
Milei: "Yo considero al Estado como un enemigo; los impuestos son una
rémora de la esclavitud. El liberalismo fue creado para liberar a las personas
de la opresión de los monarcas; en este caso sería del Estado”. Por el contrario,
para Uribe el Estado es y será siempre mirado como un botín y una forma de dominación
que funciona bien cuando es capturado para que unos pocos lo operen en favor de
sus mezquinos intereses.
En conclusión, Uribe Vélez es un godo para asuntos que tienen que ver con
las libertades ciudadanas y en particular con temas como el aborto, y en
particular, con el “gustico”, el que debe aplazarse hasta el matrimonio; es un
neoliberal consumado, enemigo del campesinado y de la clase obrera. Entre tanto,
Milei es un neoliberal que se oculta detrás de los principios del libertarismo
para vender la idea de que es posible sacar a la Argentina de la crisis social,
económica y política sin el Estado, pero de la mano del presidente de la República. Vaya confusión la de este pibe.
Imagen tomada de Infobae
No hay comentarios:
Publicar un comentario