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miércoles, 26 de marzo de 2025

TRANSMISIÓN DE LOS CONSEJOS DE MINISTROS: LA JUGADA POLÍTICA DE PETRO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La transmisión en vivo y en directo de los consejos de ministros molestó a la prensa hegemónica y a la clase política que de manera articulada le hacen oposición al gobierno Petro. Sostienen los voceros de estos dos sectores de poder tradicional que se trata de un abuso por parte del presidente de la República quien usa el espectro electromagnético para “informarle al pueblo” lo que su administración está haciendo para enfrentar, por ejemplo, la crisis del sistema de salud.

La retransmisión en horario prime time del consejo de ministros de ayer rebosó la paciencia de los periodistas de las empresas mediáticas y de los políticos. Ese consejo en particular les genera una especie de miedo y angustia electorales por las denuncias que hace el propio gobierno en torno a los agentes responsables del acaparamiento de los medicamentos y la crisis de un sistema de salud diseñado para garantizar un lucrativo negocio para intermediarios farmacéuticos y clanes políticos que vienen conculcando los derechos a una vida digna y a la salud de millones de pacientes. Para el Clan Char por ejemplo debe constituir una preocupación por cuanto en esa particular “alocución presidencial” el presidente Petro se refiere al billonario contrato que Iván Duque dejó amarrado en beneficio de la poderosa familia barranquillera. Tanto en el consejo de ministros como en su cuenta de X el presidente Petro aludió a este caso: “Según @WRadioColombia 16 días antes de mi posesión como presidente, Duque entregó un billonario contrato de medicamentos a políticos. ¿Por qué 16 días antes de irse? ¿Por qué a políticos? ¿Porque crear intermediarios entre los laboratorios productores de medicamentos y los hospitales y clínicas, que ahora como oligopolio, han duplicado el precio de los medicamentos que le venden los laboratorios y que se pagan con dineros públicos de la UPC, y que, en el caso de Audifarma, el más grande de todos, está acaparando medicamentos esenciales?” Petro calificó como “marranada” la decisión política del entonces títere de Uribe.

Los críticos de la transmisión de los consejos de ministros hablan de afectaciones a la “democracia y el derecho de las audiencias a estar informada y a los periodistas a informar”. Vaya exageración. Veamos: que el jefe del Estado use el espectro electromagnético, que es del Estado, para propósitos políticos e informativos pone al gobierno en el mismo nivel de los medios masivos. Así las cosas, Petro y su gobierno se convierten en un interesado agente cultural que cumple con la misma tarea informativa y política de las empresas mediáticas: conquistar a las audiencias.

Lo que sucede es que les molesta que Petro use el espectro electromagnético para fines políticos y por esa vía les compita en el propósito, ahora compartido, de generar estados de opinión pública positivos en torno a la gestión gubernamental. Todos los días las empresas mediáticas tergiversan, mienten y critican sin contrastar las opiniones de sus “expertos” y manipulan a la opinión con el firme propósito de enlodar la imagen del presidente con fines electorales. Bueno, el presidente de manera directa está confrontando a la prensa, a la que tilda de mentirosa y manipuladora, al tiempo que señala con el dedo índice a los responsables del famoso shu, shu, shu, del “mejor sistema de salud de las Américas”, manejado bajo el sempiterno ethos mafioso de una clase política y empresarial a la que poco o nada les importó usar para su propio beneficio aquello de la integración vertical. Ya en el 2007, la Corte Constitucional había sentenciado que “las Entidades Promotoras de Salud (EPS) del sector privado recibieron uno de los más duros golpes jurídicos de los últimos años: no podrán contratar, directamente o a través de terceros, con sus propias clínicas, hospitales y laboratorios más del 30 por ciento del gasto en salud destinado a atender a sus afiliados”.  Lo que está por establecerse es si antes y después de ese fallo los ejercicios de integración vertical superaron ese porcentaje.

Volvamos al asunto de la transmisión y retransmisión de los consejos de ministros, disfrazados de alocuciones presidenciales. Si la prensa corporativa, representada por El Tiempo, El Colombiano, El Heraldo, Semana, El País, El Espectador; Blu radio, La FM de RCN y La W en lugar de atacar con incontrastable ferocidad al gobierno, hubiesen practicado un periodismo crítico alejado de la mala leche que hoy sectores de las audiencias reconocen, el jefe del Estado no hubiese tenido que usar el espectro electromagnético para los propósitos políticos, educativos, pedagógicos y electorales que acompañan a las transmisiones de los consejos de ministros.

En las elecciones de 2026 veremos cuán efectivas resultaron las transmisiones de los ya famosos consejos de ministros. De continuar en la Casa de Nariño el proyecto progresista, la prensa hegemónica tendrá dos caminos para elegir: seguir atacando al gobierno de la manera despiadada y poco profesional como lo viene haciendo desde el 7 de agosto de 2022; o por el contrario, morigerar la actitud vindicativa y plegarse a cumplir con los viejos manuales de periodismo que indican que se debe informar con rigor, contrastando las fuentes, buscar la verdad, es decir, deponer en algo los intereses políticos y económicos de las familias propietarias de las empresas mediáticas arriba señaladas.

Eso sí, corre el riesgo el presidente de la República de generar cansancio en sectores de la audiencia no acostumbrados a que el gobernante "se les aparezca hasta en la sopa". La guerra mediática y política entre Petro y los medios hegemónicos se extenderá hasta el 7 de agosto de 2026. 

Adenda: después del primer consejo de ministros que resultó un completo desastre, hay que reconocer que los siguientes mejoraron muchísimo. En particular este último, dedicado en gran parte a dilucidar la verdad de la crisis del sistema de salud. Petro los golpeó duro y los señalados agentes de poder lo sintieron. Tanto fue el golpe, que la prensa afecta a sus intereses salió desesperada a atacar la retransmisión.

Adenda 2: la admisión de la tutela en el Consejo de Estado con la que se intenta evitar que el presidente abuse del uso del espectro electromagnético aumentará el ya agrio enfrentamiento entre Petro y las altas cortes. Ya el Consejo de Estado ha conminado al presidente Petro a retractarse por señalamientos contra miembros de la familia Vargas Lleras. Si el Consejo de Estado pone freno a las transmisiones de los consejos de ministros, volverán las empresas mediáticas a abusar de su poder, conculcando el derecho de millones de colombianos a recibir información veraz y oportuna. 


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miércoles, 19 de marzo de 2025

“ESTAMOS CANSADOS DE LA POLARIZACIÓN”

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Estamos cansados de la polarización”, gritan Fajardo y otros agentes del uribismo al ver que el presidente de la República acude a una parte del constituyente primario como última salida para ver si logra sacar adelante las reformas sociales que prometió en campaña. Y si, les cabe razón en que debe haber sectores societales cansados de los constantes enfrentamientos discursivos entre Petro y la derecha empresarial, mediática y congresional que le hacen oposición. Bajo ese ambiente, el diálogo entre diferentes prácticamente se torna imposible y por esa vía se resiente la democracia y sus mecanismos de participación terminan alimentando el odio entre clases sociales. El triunfo del No en el plebiscito por la paz de 2016 coadyuvó en gran medida a evidenciar la animadversión entre ricos y pobres, entre progresistas y la derecha.

Escudriñemos en el significado del término polarización y en las circunstancias culturales e identitarias que facilitan e incluso promueven ese ambiente de crispación ideológica que vive el país desde antes del 7 de agosto de 2022.

El sentido que la derecha y en particular el uribismo le da al vocablo polarización apunta a la existencia de una actitud política irracional, vindicativa, subversiva e inconveniente para el país y la tradición de quienes exigen cambios estructurales en las correlaciones de fuerza y en las maneras en las que opera el Estado, capturado de tiempo atrás por una élite política y económica rentista, precapitalista e interesada en que esa forma de dominación sirva para extender en el tiempo sus privilegios como clase dominante.

Es decir, Petro y quienes lo siguen serían los únicos agentes polarizantes en el tercer país más desigual del mundo; en una sociedad clasista, racista, homofóbica y misógina, conservadora y premoderna; en un Estado que viola los derechos humanos y en gobiernos al servicio de mafias de todo pelambre. Así las cosas, oponerse a ese conjunto de circunstancias culturales que desafían los procesos civilizatorios echados a andar por la humanidad en otras latitudes es propio de agentes irracionales, violentos y simpatizantes del “comunismo o del castrochavismo” que exigen cambios a todas luces inconvenientes para una sociedad que simplemente es así y de esa forma debe continuar.

Hace años atrás, en magistral columna, Sara Tufano expuso su idea en torno a ese concepto que hoy le sirve a la sempiterna derecha como fachada electoral para presentarse como la única fuerza capaz de superar la bendita polarización en las que nos metió Petro, el progresismo y la izquierda por cuenta de estar exigiendo cambios a una sociedad que aprendió a naturalizar la pobreza, la mezquindad, las desigualdades, el ethos mafioso y la captura igualmente mafiosa del Estado.

Tufano dijo en ese momento que “la idea de que Colombia vive una intensa polarización se popularizó durante la campaña presidencial de 2018. En ese entonces, varios simpatizantes de la Colombia Humana explicamos que no se trataba de la oposición entre dos extremos equivalentes, puesto que mientras el proyecto uribista buscaba hacer trizas los acuerdos, la Colombia Humana buscaba preservar el acuerdo de paz y ampliar la democracia. En el debate público nos enfocamos en desmentir la idea de que la Colombia Humana se situaba en un extremo del espectro político, ni podía ser equivalente a la extrema derecha personificada por Álvaro Uribe, pero poco se habló del origen de la idea de la polarización”.

Sara Tufano considera que la derecha internacional y la colombiana se viene radicalizando en sus formas de ejercer el poder, asunto que les permite macartizar a quienes, desde la izquierda, el progresismo e incluso el feminismo le apuestan a defender el acuerdo de paz de La Habana, profundizar  la democracia y cambiar todo lo que ha estado mal durante años en la Colombia gobernada desde sus inicios como República por una derecha conservadora, neoliberal, clasista, racista y violenta con las grandes mayorías y hasta con la propia naturaleza.

Fajardo, Cabal y Dávila de Gnecco, entre otros más, insistirán en que el país está mal por cuenta de la polarización política promovida por Petro, con el único propósito de ocultar las circunstancias contextuales generadas o defendidas por ellos mismos como agentes del Establecimiento colombiano. La derecha uribista ya convirtió la frase “estamos cansados de la polarización” en un eslogan de campaña, junto a las ya conocidas y falaces consignas de “vamos a recuperar a Colombia” o “vamos a reconstruir al país”.




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PETRO Y LA FILTRACIÓN DE LA CIFRA DEL DANE

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En medio de las movilizaciones, el presidente Petro cometió la imprudencia o la indelicadeza de publicar el dato del crecimiento de la economía en enero, del 2,65%, que previamente le había entregado la dirección del DANE. La publicación la hizo el presidente a las 9 y 28 am del 18M, cuando las marchas empezaban a llegar a los puntos de concentración. Para el caso de Bogotá, a la Plaza de Bolívar.

Es una práctica institucional que el DANE primero publique los datos de manera oficial y luego sí el jefe del Estado haga uso político de los mismos. Angustiado por el “bloqueo institucional” a las reformas sociales que sin duda el país necesita, el mandatario de los colombianos usó la información para “sacar pecho” ante la opinión pública.

Varios analistas en la propia red X, incluido el exdirector de esa entidad, Juan Daniel Oviedo y Pedro Medellín en Caracol Ahora fustigaron la decisión presidencial al considerarla de mal gusto y con efectos negativos para la imagen del DANE, institución técnica que conserva una gran credibilidad. Lo que espetaron los analistas frente a la publicación del dato económico apunta a que es la primera vez que un jefe del Estado comete semejante imprudencia. Lo hecho por Petro podría afectar la credibilidad de la entidad.

Se trató de un error y de una imprudencia. Eso sí, no creo que lo hecho por Petro fuese tan grave como lo que ocurrió con la renuncia de César Caballero, director del DANE durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez. Para quienes suelen tener frágil memoria, aquí les recuerdo lo sucedido en aquel momento.

La dimisión de Caballero se produjo después de que alguien de la Casa de Nariño (Nari, en la época) le diera la orden de cancelar la rueda de prensa en la que se socializarían los resultados de la encuesta sobre víctimas de la violencia en las grandes ciudades. Ante semejante intromisión en las tareas del DANE, el entonces director renunció. Esto dijo al diario El Tiempo:

Los datos de la encuesta ya habían sido presentados a los alcaldes, y a los directores de la Policía y el DAS. Los alcaldes encontraron que eran útiles en la formulación de políticas para las ciudades, frente a la criminalidad. Consultado sobre quién le dio la orden de no divulgar los resultados de la encuesta, Caballero dijo que el personaje no vale la pena mencionarlo. Esa tarea se la dejo a los periodistas. Al ahondar en los motivos de su renuncia, el director saliente del Dane señaló: Mi criterio como funcionario y ciudadano es que la información del Dane no le pertenece al Estado sino a la sociedad colombiana, y que tan pronto el Dane sienta que los datos cumplen con el rigor técnico debe hacerlos públicos de la manera más rápida y transparente posible. Desde hace algunas semanas se había hablado de presiones sobre los resultados de los estudios del Dane. En particular, de que el Dane no publicara cifra alguna sin que antes fuera revisada por el Departamento Nacional de Planeación”.

No se pretende disculpar lo hecho por el presidente Petro. Por supuesto que cometió un grave error. Pero en perspectiva histórica, esa decisión presidencial no se compara con lo que sucedió durante el gobierno de Uribe y que provocó la renuncia del director del DANE.





miércoles, 12 de marzo de 2025

¿A QUIÉN REPRESENTA EL CONGRESO?

Por Germán Ayala Osorio

 

Después del revuelo político que causó el presidente Petro con el llamado al pueblo para que se pronuncie ante las desconcertantes y poco democráticas decisiones adoptadas por los ocho miembros de la Comisión Séptima que hundieron la reforma laboral, resulta interesante preguntarse a ¿quién representa realmente el Congreso colombiano?

Desde la formalidad institucional brota la narrativa que señala que, por ser los congresistas elegidos por el voto popular, entonces el Legislativo, con sus dos cámaras, representa a los intereses del pueblo colombiano.  Vaya falacia. Estamos ante una monumental mentira usada por el periodismo y la academia para aplaudir y destacar que “somos la democracia más antigua de América Latina” o que “hay división de poderes”, falaces ideas y realidades que solo sirven para ocultar que la Política y los políticos en Colombia son los instrumentos de una clase empresarial que capturó el Estado en su interés de perpetuar un sistema económico semifeudal y precapitalista, justo a la medida de la incapacidad de sus más destacados miembros para liderar la construcción de una nación plural y poderosa.

Mientras las campañas al Senado y a la Cámara de Representantes sigan siendo financiadas por empresarios, paramilitares, hacendados  y carteles de todo tipo y viejos agentes del Establecimiento el Congreso de la República seguirá careciendo de la legitimidad social suficiente para atribuirse esa condición popular que indica que su conformación y operación está en función de lo que el constituyente primario exige.

Nunca como hoy se develó la naturaleza lobista y por lo tanto clasista y racista de los congresistas que vienen legislando en contra de los intereses de los trabajadores, de los pacientes y del personal médico, así como de los millones de colombianos que saben que jamás se pensionarán. Petro los llamó “malditos” por legislar contra el bienestar del pueblo. El calificativo se queda corto: son verdaderas rémoras o células cancerígenas capaces de erosionar las soberanías estatal y popular.

La conformación del Congreso bajo esa engañosa condición de lo popular ha hecho pensar a muchos colombianos que los congresistas se deben al país. No. Se deben, en primer lugar a los financiadores privados que les compran las curules para que defiendan sus intereses, siempre mezquinos, pues no guardan relación alguna con el grueso de las necesidades de un pueblo atormentado por la desigualdad, la pobreza, pero sobre todo, por  la apacible ignorancia de quienes venden su voto por el sempiterno kit electoral o de otros tantos que son incapaces de discernir en torno a los problemas estructurales del sistema político y la debilidad del régimen democrático. 

En segundo lugar, esos congresistas o lobistas con fuero están en el Congreso para amasar la fortuna necesaria que les permita asegurar su bienestar individual y familiar así como las mejores relaciones clientelares que permitan que otros miembros de sus familias puedan acceder en el futuro a una curul para extender en el tiempo las relaciones de dominación de lo privado, sobre lo público. Baste con recordar lo dicho por la congresista Catherine Juvinao cuya máxima aspiración es hacer dos cámaras y dos senados, es decir, estar 16 años en el Congreso, para luego irse a vivir a una paradisíaca isla para ver desde allá cómo legisló en contra de las grandes mayorías.

La operación de un Congreso bajo esas condiciones constriñe la democracia y frena cualquier posibilidad de cambiar un país que tiene todo para superar sus ya naturalizados problemas sociales. Por esa vía, el Congreso colombiano es una corporación vergonzante pero fiel exponente de lo que somos como sociedad.

 



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martes, 18 de febrero de 2025

IDEOLOGIZACIÓN INSTITUCIONAL EN COLOMBIA

 

Por Germán Ayala Osorio

Con la llegada a la Casa de Nariño del primer gobierno progresista en más de 200 años de República – de la República Oligárquica- de los sectores más godos, retardatarios y recalcitrantes del establecimiento colombiano se desató la más cruenta ira ideológica contra el presidente Petro, sus seguidores, simpatizantes y por supuesto contra todo lo que huela a ambientalismo y a defensa de lo público.

Partidos políticos y sus bancadas de oposición en el Congreso, la Procuraduría General cooptada por los Char y el uribismo, agentes del empresariado como Fenalco y la Andi, las empresas mediáticas tradicionales e incluso corporaciones como la Corte Constitucional y el Consejo de Estado fueron confluyendo en lo que aquí llamo el acelerado, pero efectivo proceso de ideologización institucional, que no es otra cosa que la estrategia de acción política orquestada por esos sectores de poder que no aceptarán jamás que el Estado deje de operar como un actor capturado  y sometido a lo intereses particulares de una élite económica y política mezquina, violenta, anacrónica y premoderna. Aquella idea progresista que pretende que el Estado funcione como un proyecto político y cultural de claro beneficio colectivo la asumieron los voceros de esa élite como una trasgresión imperdonable, de ahí la furiosa reacción desde la institucionalidad derivada de la histórica captura mafiosa del Estado y de sus instituciones de soporte.

El enfrentamiento político desatado por el tardío descubrimiento de los medios tradicionales del poder corruptor de alias Papá Pitufo es la expresión genuina no solo de la ideologización institucional sino de la entronización de ese ethos mafioso y criminal en la operación de un Estado que siempre actuó para favorecer a carteles del contrabando, de la contratación y a los partidos políticos de tiempo atrás convertidos en verdaderas casas de lenocinio en donde sus congresistas, verdaderas percantas, vienen fungiendo como mandaderos de banqueros y magnates.

Por vía de esa ideologización institucional la Corte Constitucional se consolidó como una piedra en el camino del progresismo al tumbar la norma que no permitía la deducibilidad de las regalías para el pago de impuesto sobre la renta. Por esa vía el gobierno Petro pretendía recaudar varios millones de pesos de las multinacionales que explotan los recursos del subsuelo . Buscar que pagaran más impuestos al fisco no le gustó a la Corte Constitucional. A lo anterior se suma el anuncio de la ponencia negativa con la que se tumbaría la reforma pensional aprobada de manera atropellada en el Congreso de la República.

El Consejo de Estado ha hecho lo propio al ejercer un control inusitado de todos los nombramientos de funcionarios en a Cancillería, usada de tiempo atrás para pagar favores políticos con puestos en embajadas y consulados de gente que no hace parte de la carrera diplomática. Ese control fue casi nulo hacia pasados gobiernos.

Los partidos de oposición pusieron a sus bancadas en la misma lógica de la ideologización institucional con el fin de evitar la discusión y aprobación de las reformas sociales que la sociedad necesita, lo que supondría acercar al país a estadios de modernidad y de máxima responsabilidad social con los menos favorecidos, circunstancias a las que la élite tradicional se opone porque afecta sus intereses particulares, electorales y de clase.

La bancarización del periodismo colombiano sirvió a los propósitos de esa cofradía de instituciones que viene haciendo una oposición irracional que si bien afecta el proyecto político progresista, en gran medida terminará extendiendo en el tiempo las ya precarias condiciones de millones de colombianos víctimas de un sistema de salud  privatizado, corrupto, burocrático e ineficiente, así como de una plataforma de aseguramiento laboral y pensional que facilita la precarización del trabajo y la explotación de los trabajadores.

Bajo las negativas y peligrosas condiciones sociales que impone esa ideologización institucional el país se prepara para unas elecciones presidenciales que desde ya devienen cargadas de violentas emociones desde la derecha y la izquierda que nos recuerdan los tiempos del plebiscito por la paz y la lucha enconada entre los que votaron por el si y los que optaron por el no. Las empresas mediáticas hegemónicas serán responsables si los violentos enfrentamientos discursivos que todo el tiempo presenciamos en las redes sociales se trasladan a la calle y a las urnas el día de las votaciones.



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lunes, 10 de febrero de 2025

DIGNIDAD Y NACIONALISMO EN COLOMBIA

 

Por Germán Ayala Osorio

La consolidación de una identidad nacional orgullosa de sus raíces étnicas, del paisaje y de los valiosos ecosistemas naturales-históricos seguirá siendo una tarea pendiente para los colombianos; en particular para aquellos que desde el poder político poco o nada hicieron para que ese proceso identitario terminara en posturas colectivas e individuales de jactancia alrededor de eso de Ser colombiano.

El profesor Francisco Gutiérrez Sanín dijo recientemente que “el país tiene un tremendo sentimiento de inferioridad que se evidenció durante el enfrentamiento verbal entre los presidentes Petro y Trump justamente alrededor de la dignidad, vocablo que el mandatario colombiano desenterró de la escombrera en la que lo inhumaron sucesivos gobernantes que llegaron a la Casa de Nariño para lidiar con los problemas internos del país sin atar el origen de muchos de ellos con las maneras como nos ven otros países, pero sobre todo con las formas en las que nos auto percibimos como ciudadanos del mundo.

Los voceros más visibles de esa parte de la sociedad que se siente inferior atacaron al presidente Petro por el “arrebato” de dignidad que le dio al momento de defender los derechos de los conciudadanos deportados de los Estados Unidos encadenados y con la mácula de ser “criminales peligrosos y miembros de los carteles de la droga”. Al poner por encima sus intereses económicos y el orgullo de tener la visa americana dejaron ver ese sentimiento de inferioridad del que habla el profesor Gutiérrez.

Las élites en el país sienten vergüenza de sus orígenes y hasta maldicen los procesos de mestizaje de los que son hijos. De ahí que se hayan naturalizado en el país el racismo y el clasismo como marcas propias de una nación fragmentada que jamás pudo afirmarse en torno a un proyecto de nación amplio y plural. El resultado no pudo resultar peor: “Colombia es un platanal o una rica finca administrada históricamente por 4 ó 5 poderosas familias interesadas en explotar sus recursos y expoliar a los trabajadores”.

En la historia política reciente del país jefes de Estado como Julio César Turbay Ayala, Belisario Betancur, Andrés Pastrana, Ernesto Samper, Álvaro Uribe, Juan Manuel Santos e Iván Duque jamás se preocuparon por construir un proyecto nacionalista que despertara el apego, el amor y la identificación hacia los colores de la bandera y alrededor de un sentimiento patriótico de alcance universal.

Quienes aún defienden a Uribe Vélez a pesar de la indignidad que lo acosa por ser el primer expresidente colombiano en ir a juicio por delitos no políticos reconocen que el presidente antioqueño intentó generar un proceso nacionalista a partir de su discurso patriotero expuesto en su Manifiesto Democrático, los 100 puntos de Uribe y del símbolo de la mano en el corazón grande. Olvidan sus defensores de oficio que su apuesta nacionalista nació y murió en los límites territoriales del país porque fue pensada bajo el concepto de la seguridad nacional, instrumento insuficiente para consolidar esa idea de nación capaz de generar sentimientos de fatuidad alrededor de eso de Ser colombiano. Lo que hizo Uribe en ocho años fue dejar cimientos patrióticos en millones de colombianos fincados en la doctrina amigo-enemigo sobre los cuales naturalizó la violencia y la animadversión étnico-cultural e ideológica hacia los pueblos afros e indígenas y comunidades campesinas. Esa misma doctrina le sirvió para promover y legitimar actividades de sometimiento a la Naturaleza en condiciones de insostenibilidad ecológica y socio ambiental.

De manera un tanto caótica por estar ancorada a su carácter impulsivo y revolucionario, Gustavo Petro viene intentando sembrar cimientos patrióticos diferenciándose de los que dejó el expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez. Esas bases patrióticas están fondeadas en el Amor eficaz de Camilo Torres, en la reivindicación de lo popular y en el reconocimiento de Colombia como un Estado pacifista y defensor de los derechos humanos. La apuesta ambientalista de Petro se opone drásticamente a la desarrollista agenciada por Uribe Vélez.

En los momentos en los que Petro activó el principio de reciprocidad ante amenazas económicas y tratos crueles de Trump hacia los ilegales colombianos y la imposición de visas a sus connacionales por parte del Reino Unido desenterró sentimientos de dignidad nacional, factor necesario para darle vida por ahora a un incipiente pero importante nacionalismo.

Eso sí, hay que lamentar que esa apuesta nacionalista de Petro se haya contaminado por las reacciones clasistas de los hijos de una élite que se cree aria y el afán del presidente de la República de despertar al pueblo que lo eligió de esa indignidad en la que siempre estuvo sometido. Al final el país llegará a las elecciones de 2026 bajo un ambiente violento entre las clases populares y la clase social privilegiada.

*Esta columna está inspirada en la conversación sostenida entre la periodista Cecilia Orozco y el profesor Francisco Gutiérrez Sanín en el podcast de la revista Raya.



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jueves, 6 de febrero de 2025

BENEDETTI LLAMADO A JUICIO: ¿QUÉ HARÁ PETRO?

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El bochornoso espectáculo que el país vio en la alocución presidencial, convertida por arte de birlibirloque en Consejo de ministros, le sirvió a los medios masivos hegemónicos y a la Oposición para consolidar dos narrativas: la primera, que por peleas intestinas y la falta de liderazgo del presidente de la República el gobierno no ejecuta y por lo no tanto no cumple con lo que prometió en campaña. Y la segunda sostiene que Petro está “secuestrado” por Armando Benedetti y Laura Sarabia, figuras políticas que hicieron implosionar la aparente cohesión que existía entre los defensores de Petro y del proyecto progresista y aquellos que, como Benedetti, terminaron en las huestes gubernamentales por pura conveniencia electoral en la tarea de ganar la presidencia en el 2022 y en el intento de acercar al gobierno a la derecha y a viejos agentes del establecimiento colombiano que terminaron siendo ministros y beneficiados con la entrega de burocracia.

Con el llamado a juicio al controvertido Armando Benedetti que acaba hacer la Corte Suprema de Justicia (CSJ) la segunda narrativa empieza a convertirse en una oportunidad para la Oposición y el gobierno. Los primeros aprovecharán la coyuntura para exigirle al presidente de la República que eche para atrás el decreto con el que se nombró al ex embajador de la FAO como “jefe de gabinete o del despacho” para que afronte el llamado de la justicia por cuestiones de ética política. Y para el propio Petro es la ocasión precisa para demostrarle a sus detractores que eso de que Benedetti lo tiene “del cuello” es una lectura equivocada y exagerada.

No deja de llamar la atención que el llamado a juicio por parte de la CSJ se dé pocas horas después del rifirrafe interno en el que terminó el particular Consejo de ministros que sacudió al país político, a las redes y que les entregó un cuantioso material a los creadores de memes para burlarse de lo acontecido en la Casa de Nariño, vista por estos últimos como una especie de Casa Estudio en donde la aviesa condición humana se deja ver en todo su esplendor.

La decisión del alto tribunal se da por hechos relacionados con actos de corrupción en el manejo del Fondo Financiero de Proyectos de Desarrollo (Fonade), una entidad estatal que aporta recursos a obras en las regiones. La competencia de la CSJ para emplazar a Benedetti se explica por la condición de congresista que ostentó años atrás.

Ya veremos si Benedetti tiene la grandeza de renunciar al cargo que hoy ostenta. Al hacerlo, le estaría haciendo un doble favor al presidente Petro: desvirtuar la segunda narrativa arriba señalada y evitarle el dilema ético y moral entre pedirle la renuncia o negarse a hacerlo argumentando que él sigue creyendo en las segundas oportunidades. Ojalá Benedetti entienda que su permanencia en el gobierno le hace daño al proyecto político progresista, así algunos analistas señalen que el regreso del exembajador en la FAO y Caracas se explica por la cercanía de las elecciones presidenciales, entorno que querría aprovechar Petro y Benedetti para acercarse nuevamente a la derecha para buscar un triunfo en el 2026.


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martes, 4 de febrero de 2025

LO QUE SIGUE DESPUÉS DE LA CATARSIS MINISTERIAL

 

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Después de la peculiar y diciente catarsis en la que terminó la transmisión en vivo del consejo de ministros, la red social X recogió los rifirrafes entre varios ministros, provocados en gran medida por la presencia y el poder que concentran Armando Benedetti y Laura Sarabia, figuras cercanas e indispensables para el presidente Petro.

Como se esperaba, parecieron las burlas de los voceros de la Oposición y las lecturas “positivas” de algunos amigos del gobierno que interpretan que el ejercicio  público de la rendición de cuentas constituye un acto de transparencia y respeto del gobierno hacia  del pueblo que lo eligió; también hay otros que sostienen que a pesar de los enfrentamientos y el mal ambiente laboral y político que generan Benedetti y Laura Sarabia, en el mediano plazo el presidente Petro saldrá favorecido a pesar del vergonzoso enfrentamiento entre los ministros.

Trataré en esta columna de descifrar los elementos que podrían hacer parte de aquellas lecturas positivas que hacen del grotesco espectáculo que las audiencias vieron en vivo desde la Casa de Nariño.

Un primer elemento podría ser el fortalecimiento de la imagen de Petro como un líder político que gobierna a pesar de las intrigas, deslealtades y los problemas propios de la condición humana al momento de trabajar en equipo con el objetivo de sacar adelante el plan de gobierno. En ese sentido, la figura de Petro saldría fortalecida por ser el primer presidente que decide mostrarle al pueblo que actúan de cara al país con transparencia y que los incumplimientos de los compromisos adquiridos se deben a factores humanos externos a su capacidad e interés de gobernar en beneficio del pueblo que lo eligió.

Un segundo elemento que haría parte de esa lectura tiene que ver con la intención del jefe del Estado de desligar los errores, desaciertos y la falta de ejecución y cumplimiento de sus subalternos, de su capacidad para liderar un equipo humano atravesado por actitudes egocéntricas e intrigas atadas a prácticas machistas, intereses personales y a la irrupción del feminismo como un nuevo factor de relacionamiento político.  

Si la decisión presidencial de transmitir en vivo el consejo de ministros responde a un cálculo político del presidente y quizás de sus asesores en comunicación, lo cierto es que, por ahora y por varios días los memes, los comentarios mordaces y las críticas derivadas del espectáculo que protagonizaron los ministros Muhamad, Márquez Mina y Bolívar que expresaron las molestias que les generan las figuras de Benedetti y Sarabia proyectarán una imagen negativa del gabinete.

En caso de sobrevenir una crisis ministerial generada por las “reclamadas” renuncias de Benedetti o de Laura Sarabia, la figura presidencial saldría fortalecida porque ya hay consolidados unos imaginarios colectivos que dicen que Petro “está secuestrado” por esas dos figuras políticas que arrastran sendos escándalos que han afectado negativamente la imagen del gobierno del cambio.

Los youtubers, defensores del gobierno y las llamadas bodegas del petrismo enfrentan el reto de contrarrestar las lecturas y los efectos negativos que por ahora deja la catarsis ministerial.



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CATARSIS EN "ALOCUCIÓN" DE CONSEJO DE MINISTROS

 

Por Germán Ayala Osorio

Hacer público por primera vez un Consejo de Ministros terminó convertido en una especie de catarsis política que dejó ver los problemas internos que generan Armando Benedetti y Laura Sarabia expresados por las ministras Francia Márquez y María Susana Muhamad. El feminismo emergió como argumento de las dos ministras para rechazar la presencia de Benedetti, señalado de ejercer violencia contra su esposa. 

El momento álgido inició con la intervención de la vicepresidenta Francia Márquez Mina, responsable del ministerio de la Igualdad. Márquez Mina expuso las molestias que le generan la presencia y el trabajo de Laura Sarabia y Armando Benedetti, asunto que deja ver, de cara al país, una incontrastable fractura política. Posterior a la intervención de Márquez Mina vino la de la ministra del medio ambiente, Susana Muhamad, quien, con lágrimas habló de la existencia de “agendas paralelas y entrampamientos” dentro del gobierno por parte de funcionarios públicos  que no están comprometidos con sacar adelante el proyecto de gobierno. “Como feminista, no puedo compartir este espacio con Benedetti”, dijo la jefa de la cartera ambiental, dejando en manos del presidente una decisión ante el evidente disgusto que produce el cuestionado político.

Después de escuchar las quejas de sus dos ministras, Petro terminó defendiendo a su amigo del alma, Armando Benedetti, de quien dijo que tenía mucho del pensamiento de Jaime Bateman. Y habló de la segunda oportunidad como factor humano, no sin antes advertir de los riesgos que él ve en la aplicación de un feminismo “enemigo de los hombres”. 

Hacer públicos los Consejos de Ministros como lo decidió el presidente de la República hace parte de su idea maximalista de la democracia y de la relación aplicada de ese concepto con los intereses del pueblo, otra categoría históricamente usada para legitimar todo tipo de decisiones políticas. Estamos ante un ejercicio de transparencia que conlleva riesgos políticos y mediáticos por la existencia de una oposición que usa los medios masivos hegemónicos para cubrir de manera tendenciosa la puesta en marcha del plan de gobierno. Y atado a ese trabajo articulado de varias empresas mediáticas cuyo objetivo es deslegitimar a la actual administración aparece la capacidad de entender del pueblo y el interés de este para escuchar la perorata presidencial y las respuestas de cada ministro. Se suma a lo anterior las circunstancias institucionales que asociadas a la burocracia oficial y en particular a la existencia de funcionarios uribistas, incluso petristas y de otros sectores políticos que serían responsables de las llamadas “agendas paralelas y las acciones de entrampamiento” de las que habló Muhamad.

Petro justificó la medida diciendo que “la democracia es que el pueblo pueda vigilar, participar y decidir. En su mayoría, todo acto administrativo debe ser público y transparente. Prefiero que el pueblo se dé cuenta de qué hacemos nosotros, porque acá no tenemos nada que ocultar”.

En su particular “alocución”, el presidente Petro les “jaló las orejas” a sus ministros por el incumplimiento del 75% de los 166 compromisos gubernamentales con el pueblo. Cartera por cartera, Petro, en medio de referencias a hechos de la historia política y universal, vainazos reiterados a la oligarquía local, así como a los hechos de la actual compleja coyuntura por la atraviesa las relaciones políticas y diplomáticas con los Estados Unidos, el jefe del Estado fue llamando la atención de sus subalternos y dejándoles tareas puntuales. Justamente, ese bajo nivel de cumplimiento de lo pactado con las comunidades del 15% lo sabrá aprovechar la oposición para insistir en la narrativa que señala que el gobierno “no ejecuta y no cumple” y que el país “va hacia el abismo”.

Ya veremos cómo aprovechan la Oposición política y mediática semejante catarsis para seguir atacando al gobierno Petro y por esa vía consolidar la narrativa de que el país va mal. ¿Se equivocó Petro al permitir hacer público el consejo de ministro? Por supuesto que sí.  Le dejó servido a sus enemigos y a la prensa un enorme material para especular y sacar conclusiones. Los memes darán cuenta del desacierto que fue haber expuesto, como si se tratara de un sórdido episodio de la Casa de los Famosos, los problemas internos y el mal ambiente laboral que generan Benedetti y Sarabia. 




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viernes, 20 de diciembre de 2024

BAJÓ LA NATALIDAD EN COLOMBIA POR “CULPA DE PETRO”

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Los periodistas uribizados, Luis Carlos Vélez y Juan Lozano culparon al presidente Petro de la disminución en la tasa de nacimientos en el país que viene consolidándose desde varios años atrás. Señalan los estafetas del establecimiento que el actual jefe del Estado “les quitó la esperanza a los jóvenes”, razón por la que estos no quieren tener hijos. De estos dos periodistas hay que decir que representan los intereses de la godarria más recalcitrante del país. Son elitistas, racistas y clasistas. Vélez es fatuo y ligero en sus “análisis”. Lozano, antes que periodista, es un político que suele comportarse como un verdadero “lagarto”.

Por decir majaderías similares Vélez fue echado de la conducción de La FM (RCN) en los tiempos en los que Cali se preparaba para ser sede de la COP16. El enorme éxito de esa cumbre ambiental confirmó que la decisión de los dueños de la cadena obedeció a las simplezas con las que abordó el señor Vélez el sentido de esa reunión. Lozano remplazó al defenestrado conductor del señalado programa radial, sin que la Petrofobia, como política editorial haya sido morigerada a pesar de la condición de exministro que ostenta el señor Juan Lozano, de quien muchos esperaban que asumiera con seriedad la conducción de La FM y de esa manera llegar a hacer verdaderos análisis noticiosos y superar los tratamientos amañados y tendenciosos que suelen hacer todas las mañanas.

Según el Dane, entre enero y octubre de este año se han reportado 14,4 % menos nacimientos que en el mismo periodo de 2023. El Dane informó que entre enero y octubre de 2024 se registraron 371.777 nacimientos en Colombia, unos 60 mil menos que en el mismo periodo del año anterior.

Vélez y Lozano olvidaron señalar que el bajonazo en la tasa de natalidad en el país hace parte de la tendencia mundial que consolida al decrecimiento poblacional como un fenómeno sociocultural con efectos en el sistema mundo capitalista y en particular en los sectores económicos por la disminución del consumo y la producción de bienes y servicios. Su evidente animadversión hacia todo lo que haga, imagine, o deja hacer el gobierno los enceguece de tal manera que la decisión autónoma de jóvenes de no traer hijos al mundo es culpa de Petro.

La resistencia global a dejar descendencia amerita un análisis más responsable. Quizás sea tiempo de mirar asuntos como el genocidio en Gaza perpetrado por Israel y consentido por los Estados Unidos; y asociado a ese comportamiento criminal del Estado israelí los riesgos de una tercera guerra mundial. También puede ser posible que la negativa de los jóvenes se puede explicar por la entrada de millones de mujeres al mercado laboral, lo que representa el debilitamiento de la narrativa católica que por largos años les obligaba moralmente a cumplir el papel reproductivo y a cuidar de los maridos. La irrupción del feminismo como respuesta a las conductas machistas y misóginas de iglesias, Estados y culturas alrededor del mundo podría explicar en parte la reducción de la tasa de natalidad.

Hay, sin duda alguna, una toma de conciencia en las nuevas generaciones alrededor del sentido de la vida tradicionalmente asociado a que los seres humanos “se realizan” casándose, trabajar toda la vida en una misma empresa hasta jubilarse y tener hartos hijos. La preferencia por viajar, vivir con gatos o perros, dormir hasta tarde, o quizás el “miedo” a asumir la responsabilidad que representa tener hijos pueden ser razones válidas para negarse a dejar descendencia.

Ojalá que dentro de las razones para no traer hijos al mundo los jóvenes tengan el carácter disruptivo de la especie humana  y la condición de "plaga" que adquirió por las formas en las que logró modificar los ecosistemas naturales de tal manera que hoy se habla del Antropoceno como una nueva época geológica. "Los humanos alteraron grandes porciones del paisaje e intervinieron en el acervo genético natural mediante el cultivo de plantas para cosechas y la domesticación de animales y dejó huellas detectables en el registro geológico”. 

Las circunstancias en las que el sistema mundo capitalista se reproduce pueden también estar incidiendo en la decisión de los y las muchachas de negarse a tener hijos. La crisis climática como asunto global quizás esté aportando su grano de arena a dicha negativa. Es posible que aparezcan otras razones, pero no, Lozano y Vélez seguirán insistiendo en que Petro es el culpable. Imagino que los legrados presentados desde el 7 de agosto de 2022 también son responsabilidad del presidente de la República.

Si hay jóvenes que se niegan a tener hijos por miedo a que sus vástagos puedan resultar en sus vidas adultas clasistas, racistas, homofóbicos, aporofóbicos, misóginos, arrogantes, irresponsables, mentirosos y “lambones”, lo mejor es que se mantengan en la negativa de reproducirse pues en el país son millones los adultos que se comportan de esas indeseables maneras.


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viernes, 13 de diciembre de 2024

PETRO, SIMÓN BOLÍVAR Y LOS MALDITOS CONGRESISTAS

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La férrea, absurda, indolente, irresponsable, infantil y mezquina oposición política que la derecha le viene haciendo en el Congreso a las iniciativas legislativas presentadas por el gobierno de Petro están radicalizando de tal forma al presidente de la República que en sus trinos después de hundido el proyecto de la ley de financiamiento, parece estarse acercando al espíritu libertador de Simón Bolívar.

Con la sentencia “maldito el parlamentario que a través de las leyes destruye la prosperidad de su propia tierra, de su propio pueblo”, Gustavo Petro dejó ver su rabia por lo acontecido en el legislativo. La historia recogerá la señalada locución para explicar que en el siglo XXI hubo un presidente que quiso “liberar al país del yugo de la derecha neoliberal que privatizó el Estado” por más de 30 años, sometiendo al pueblo a vivir en medio de la pobreza y la desigualdad, la informalidad laboral y a los designios de unos pocos que siempre gozaron de beneficios sociales, políticos y económicos propios de una democracia tan imperfecta, como procedimental como la colombiana. La llamativa y fuerte expresión presidencial hizo recordar la célebre frase atribuida a Simón Bolívar: “maldito el soldado que apunta su arma contra su pueblo".

Aunque las dos frases hacen parte de contextos bastante disímiles, comparten el sentido emancipador, libertario, disruptivo y subversivo con el que Petro quiere ser recordado. Aunque deje avances en materia de entrega de tierras, la gran reforma agraria no la logrará porque los grandes terratenientes seguirán apostándole a la producción de “comida para los carros” (bioetanol), a la ganadería extensiva, así como al crecimiento urbanístico insostenible que ya tiene hoy a la capital del país padeciendo racionamiento de agua.

Al ser la prensa hegemónica el notario de la historia, los titulares que recogieron la expresión presidencial ayudarán a los historiadores y a los analistas políticos a explicar lo que sucedió un día de diciembre de 2024. El Universal tituló Petro trató de “malditos” a congresistas que hundieron reforma tributaria. Entre tanto, Blu radio, La FM y W radio, todos medios que le hacen oposición política al gobierno, titularon de manera parecida.

Ante semejante coyuntura y al reconocer que a pesar de ser gobierno no tienen el poder, a Petro le quedan dos caminos: el primero, radicalizarse aún más y gobernar por decreto y el segundo, posicionar la narrativa que señala que por culpa de unos “malditos congresistas” su obra de gobierno no se pudo ejecutar. Lo más probable es que extienda la descalificación a la oligarquía que patrocina a los congresistas para que legislen a favor de los intereses de sus poderosos miembros.

Al tratar a los congresistas de “malditos”, el jefe del Estado rompe cualquier posibilidad que desde el ministerio del Interior se intenten acciones conducentes a recomponer las maltrechas relaciones entre los dos poderes públicos. Al llamarlos de esa manera, Petro busca “echarle encima al pueblo” que él cree que lo sigue y que está dispuesto a movilizarse para defender el proyecto político que la derecha congresional está decidida a frenar con el único objetivo que los mueve: evitar a toda costa que al gobierno y al país le vayan bien porque ello le allanaría el camino al petrismo para volver a triunfar en las urnas en el 2026.

El malestar social que puede estarse incubando por cuenta de las confrontaciones políticas alimentadas desde el Congreso y desde la propia Casa de Nariño y el visible odio visceral que se respira en las redes sociales pondrán a prueba tanto a ese pueblo, como a la misma derecha cuando en algún momento se presente un nuevo estallido social. 




Petro se descompuso, llamó ´malditos´ a los parlamentarios - HOY DIARIO DEL MAGDALENA


viernes, 6 de diciembre de 2024

PETRO Y OTRA VEZ LA BANDERA DEL M-19

  

Por Germán Ayala Osorio

 

Como animal simbólico, el presidente Petro nuevamente alborota a la derecha y en particular a sus enemigos ideológicos y políticos con la bandera del M-19. En esta oportunidad, aunque un poco confusa la exhibición del lábaro indicado, lo hizo en medio de la entrega de la Cruz de Boyacá, en territorio del Uruguay, al expresidente Pepe Mujica, quien, como Petro, se alzó en armas contra el Estado. Mujica hizo parte de la guerrilla de los Tupamaros (MLN-T), mientras que Petro militó en la guerrilla urbana del M-19.

Lo curioso es que las reacciones de los “ofendidos” se limitan a decir que Petro revictimiza a quienes sufrieron y fueron víctimas de los funestos hechos ocurridos dentro del Palacio de Justicia en 1985. No se les ocurre nada más porque su condición de animales simbólicos parece devenir atrofiada por las comodidades que les ofreció siempre el ser hijos de una élite privilegiada que jamás intentó comprender las razones históricas que legitimaron el levantamiento armado en los turbulentos años 60 en América Latina.  

Hasta donde se sabe, no fue por cuenta directa de la toma del edificio por parte de un piquete del M-19 que se produjeron las víctimas civiles y los desaparecidos. Por el contrario, los hechos violatorios de los derechos humanos estuvieron a cargo de los militares que lideraron el operativo de retoma de la edificación. En cualquier caso, el acto simbólico siempre resultará provocador e indeseable para quienes a pesar de no ser víctimas directas del M-19, aprovechan cada gesto simbólico del presidente Petro para exponer lo que corresponde realmente a un fastidio personal y no a la comprensión real del dolor de las familias que perdieron a sus seres queridos durante el holocausto del Palacio de Justicia.

Pocos o casi ninguno de los “ofendidos” se atrevió a responderle a Petro con un acto simbólico similar. Por ejemplo, izando la bandera de Colombia para exaltar la pluralidad, la diversidad cultural y el orgullo de venir todos de un proceso de mestizaje en el que aparecen como dominantes los genes de negros e indígenas. Por desconocer ese mestizaje, los exaltados ciudadanos solo pueden apelar a ese restringido sentido patriótico que les despierta la Selección de fútbol.

Provocador o no, Petro es un hombre simbólico que parece comprender muy bien lo dicho por Ernest Cassirer: “[el hombre] no encuentra un mundo de objetos físicos sino un universo simbólico, un mundo de símbolos. Debe aprender, antes que nada, a leerlos, pues todo hecho histórico, por muy simple que parezca, no se determina y comprende más que mediante un análisis previo de símbolos”.

Lo cierto es que Petro vive aún en ese universo simbólico del que jamás se desprenderá porque es el que le da sentido a su vida: la lucha armada, su pasado revolucionario y sus luchas contra la desigualdad, la pobreza y especialmente contra aquellas características de la oligarquía colombiana: el racismo y el clasismo.

Bien podrían los detractores de la entrega de la bandera del M-19 a Pepe Mujica intentar comprender las conductas y los actos simbólicos del presidente Petro, en lugar de desgastarse de esa manera. Es más, podrían sentarse a escribir columnas para tramitar de esa manera las molestias provocadas por este acto simbólico, por los anteriores y por los que muy seguramente vendrán de aquí al 7 de agosto de 2026 cuando abandone la Casa de Nariño. Recordemos que, durante la conmemoración del día del trabajo, el primero de Mayo del año en curso, prácticamente las banderas de Colombia y del M-19 se “fusionaron” con la complicidad del viento.  Posteriormente, fue el reconocimiento al sombrero de Pizarro como símbolo de paz por parte del Ministerio de Cultura. O ese 7 de agosto de 2022 cuando ordenó a la Guardia Presidencial, en su primer acto como jefe del Estado, traer la espada de Bolívar, la misma que el M-19 había hurtado y devuelto al país. 

No se les haga extraño que el simbólico y provocador presidente de la República le dé por hacer un acto público por el hallazgo de los restos del exguerrillero del M-19 Guillermo Elvencio Ruiz quien dirigió la toma del Palacio de Justicia y murió durante la retoma. No olviden que Petro anda en "modo de lucha simbólica contra la historia oficial-castrense" con la que se busca desprestigiar a esa guerrilla. Eso sí, no se puede negar que los entonces comandantes del M-19 se equivocaron en las formas y en el objetivo trazado al momento de planear la toma del edificio del Palacio de Justicia. Al parecer no contaron con que la cúpula tropera de la época estaba harta de sus actos simbólicos. A lo mejor ese odio visceral les hizo obviar la versión que indicaba que el M-19 estaba planeando semanas atrás tomarse la edificación, para actuar de la manera como actuaron al recuperar el edificio: a sangre y fuego, asesinando magistrados, empleados de la cafetería y por supuesto, a los subversivos. 

Adenda: pareciera que Petro es el único guerrillero “malo” del M-19, a juzgar por la militancia de varios de sus compañeros en las inmorales mesnadas del Centro Democrático. 




domingo, 3 de marzo de 2024

POLÍTICOS “VISAJOSOS Y LÁMPARA”: EL ENVILECIMIENTO DE LA POLÍTICA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La política, como actividad pública, se sostiene del ejercicio del poder, sea este legítimo y legal, pero también puede soportarse en acciones y decisiones ilegales, pero legítimas. Y a la política llegan toda clase de individuos que, en el marco de la democracia representativa, contradictoriamente, poco o nada aportan a la consolidación del régimen democrático y mucho menos a la dignificación de la política. Han llegado borrachos y patanes al Concejo de Bogotá, como el concejal Lucho Díaz; al Congreso llegan figuras “simpáticas” como Anatolio Hernández, recordado porque le “soplaron” cómo tenía que votar un proyecto; o el recordado “manguito”. Por estos días caminan por el legislativo nacional, personajes como Jota P Hernández y Polo Polo, ignaros de la cosa pública, pero “reconocidos” en las redes sociales por su lenguaje procaz, racista, fascista y violento.

A lo largo de la historia de Colombia hemos escuchado en el Congreso de la República a congresistas con gran oratoria, asociada a una gran capacidad discursiva. Baste con recordar a Jorge Eliécer Gaitán Ayala, Horacio Serpa Uribe y el hoy presidente de la República, Gustavo Petro Urrego. Sus magistrales intervenciones, en términos argumentativos, dignificaron el debate como función y actividad propia de los congresistas. Hoy, quedan muy pocos, porque varios están interesados en desbaratar el quorum para no tener que escuchar a quienes desprecian, pero, sobre todo, lo hacen por miedo a que los terminen convenciendo por la calidad de los argumentos esgrimidos.

Ahora vemos desfilar por concejos y en el mismo Congreso, pistoleros como el concejal Escobar de Cali, “influenciadores” y “youtubers” que, de la nada, se volvieron virales y por arte de birlibirloque, en políticos “visajosos y lámpara” en busca de likes con los que ocultan su precaria formación académica, pero, sobre todo, su bajo capital cultural.

No pasó mucho tiempo para que aquellos llegaran a la política: nacieron más o menos en el 2004 los llamados “youtuber” o “influenciadores”. Por estos días aparecieron en la vergonzante escena pública los concejales Julián Forero, alias Fuchi, y Ángelo Shiavenato. El primero, lo hizo enfrentando a la policía desde la sempiterna expresión “Usted no sabe quién soy”; y  tomados de la mano, los concejales subieron una moto al edificio legislativo para demostrar que son “visajosos” y “lámpara”. Ambos llegaron al Concejo de la capital del país con el apoyo electoral y político de Rodrigo Lara Restrepo. Hay que recordar la escena en la que Lara Restrepo quiso enfrentarse a golpes con un vigilante.

La posibilidad de ver en el Congreso a personajes como Polo Polo y Jota P Hernández dice mucho de la apertura del cerrado régimen democrático, pero también habla de un ascenso social y político que contrario a lo que se pueda pensar, empobrece el ejercicio de la política y en particular, anula la posibilidad de debatir con argumentos, en una sociedad que se acostumbró a que gane el más macho, el más violento, el más patán.

Dice la escritora y columnista, Piedad Bonnet, que “esta es una época que ama lo chirriante y desmesurado. De ahí que un tipo como Trump seduzca a medio mundo a punta de cinismo, grosería, rudeza, y mal gusto –los tennis dorados que acaba de lanzar para recoger fondos han sido perfectamente calculados por sus asesores-. A su público le divierten sus expresiones machistas, xenófobas, racistas, y lo tiene sin cuidado que haya estafado, engañado al fisco o promovido descaradamente el asalto al capitolio”.

En Estados Unidos deben lidiar con los millones de Donald Trump que aman la patanería, la xenofobia, el machismo y el racismo. Por los lados de Colombia la cosa no es muy diferente. A pesar del debilitamiento de la figura de Uribe Vélez, una parte importante de la sociedad sigue pensando que lo que este país necesita es “mano dura, un Padre violento, un Macho cabrío”.

Es cierto que una parte importante de la sociedad americana se siente cercana a las patanerías y al discurso básico de Trump. Ahora, si comparamos este momento histórico por el que atraviesa los Estados Unidos y su particular ejercicio de la política, con lo sucedido en Colombia en el 2002 con la irrupción de Álvaro Uribe Vélez, podríamos pensar que el país del Sagrado Corazón está superando esas formas azarosas, arcaicas, premodernas, desmesuradas y violentas maneras de entender y asumir la política. En su momento de mayor aceptación, la patanería de Uribe Vélez se legitimó de tal manera, que desde varios sectores de poder económico, mediático y político les pareció razonable que gobernara 12 años. Se sumó a la gran aceptación social, mediática y política, el presentarse como “un macho cabrío, capaz de dar en la cara marica” y el único decidido a acabar militarmente a las guerrillas, sin importar los costos y los daños “colaterales” que al final produjo su política de Seguridad Democrática: 6402 falsos positivos, millones de desplazados, cientos de desaparecidos y la degradación misional del Ejército nacional por aceptar en sus filas a unidades paramilitares.

En las elecciones de 2022 quedó probado que una parte de la sociedad colombiana sigue atada a las malas maneras, a la vulgaridad, al mal gusto, pero, sobre todo, a hombres públicos básicos en sus maneras de expresarse. Recordemos que la derecha le apostó a elegir como presidente de la República a Rodolfo Hernández, un “cucho” mal hablado, grosero, básico, parroquial, machista y con una gran dosis de cinismo. Fue, para muchos, nuestro Donald Trump. Por fortuna, fue derrotado.



Imagen tomada de Pulzo.

sábado, 16 de diciembre de 2023

INFORME DE LA COMISIÓN DE LA VERDAD: EMPATÍA, MEDIOS MASIVOS Y LA EXPERIENCIA DEL CAGUÁN (I)

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La lectura del Informe Final que la Comisión de la Verdad le entregó al país, de manos del padre Franciscos de Roux, debería de ser obligatoria en colegios y universidades. Paralelo a ello, el gobierno de Gustavo Francisco Petro Urrego debería de diseñar una estrategia pedagógica que haga posible la divulgación masiva de su contenido y la discusión académica y socio política en espacios escolarizados y no escolarizados.

Como bloguero asumo la tarea de leerlo y comentarlo, en la medida de lo posible, a partir de citas extraídas sobre las cuales es posible decir algo. Esta primera columna y lo citado, no agota al extenso documento. Esta es la primera columna.

Con lo dicho en el Informe Final se puede estar en desacuerdo o por el contrario, aceptar sin reparos, la interpretación que allí se hace de lo acontecido en 60 años de conflicto armado interno. Una primera idea que llamó mi atención es esta: “La falta de empatía con ese dolor es parte de lo que Colombia necesita transformar, como una energía para la construcción de la paz” (1. La Colombia herida, p.21). Por ello es urgente desplegar una estrategia pedagógica multimodal que nos lleve como sociedad a revisarnos y a sentir vergüenza por el silencio, el “importanculismo” con el que miramos por televisión los horrendos crímenes cometidos por todos los actores armados que participaron del conflicto armado interno. Construir una sociedad más empática es el derrotero que debería de guiarnos como colectivo.  

Y para cualquier proyecto pedagógico que se quiera emprender, contar con el concurso del periodismo y de las empresas mediáticas resulta clave. Pero antes de cualquier estrategia mediática, urge que periodistas, editores y propietarios de las empresas mediáticas hagan un mea culpa por los errores cometidos, la autocensura y la toma de partido, en el cubrimiento de los hechos relacionados con las perversas dinámicas del conflicto armado.

Sobre el papel de los medios masivos, en el Informe se lee: “El papel de los medios de comunicación ha sido clave en la investigación de las violaciones de derechos humanos y del DIH, pero también lo ha sido en la reproducción de los estereotipos que contribuyen frecuentemente a la polarización social. Las maneras de hacer esto son la representación dominante de unas violencias frente a la minimización de otras, el uso de pánicos morales («es una humillación a las víctimas», «es una traición a la patria»), la estigmatización con categorías de enemigo («no hay diálogo con terroristas») o la tergiversación de las situaciones utilizando elementos emocionales («es un engaño», «se van a tomar el poder»). (1.4.6, p. 84).

El sentido de aquella célebre frase que dice que la primera víctima de las guerras es la verdad, calza perfecto y dice mucho del tipo  de periodismo que se viene haciendo en Colombia: acrítico, oficialista, de declaraciones y con un inconveniente sentido corporativo, a lo que se suma, un ejercicio ideológica y políticamente comprometido con los mezquinos intereses de la élite tradicional.

Sobre los procesos de paz y sus lógicas, en el documento se lee que “Andrés Pastrana lo intentó y claramente se jugó todo su capital político en El Caguán. Se rodeó de los partidos políticos, los empresarios, la Iglesia, Estados Unidos, la comunidad internacional; es decir, todos esos factores de poder que tradicionalmente toman parte de las decisiones en el país. Pero cada uno de estos actores fue abandonando el barco a medida que observó que era un momento adverso para el Estado y quizás aún favorable para la insurgencia” (P.117).

Es posible que más adelante se amplíe la lectura sobre ese hecho político. Esta primera reacción al sentido del Informe se hace en virtud de que la lectura llegó hasta la página 125 (2.5, La Paz, ¿estable y duradera?). En este punto,  considero que el Informe es benévolo con el entonces presidente Andrés Pastrana. Es posible que haya llegado a los diálogos del Caguán con ese apoyo institucional. Lo cierto es que este hijo de Misael Pastrana Borrero planteó una negociación cuyo final trágico preveían él y las propias Farc, pues ambos llegaron sin la madurez política necesaria para asumir una negociación seria. Se suma a lo anterior, que el Ejército, una histórica rueda suelta en este tipo de escenarios dialógicos, jamás vio con buenos ojos la negociación y mucho menos, la agenda de 12 puntos, en la que se tocaba el tamaño de las fuerzas armadas y el modelo económico. Una agenda inabordable.

El solo hecho de haberle entregado a las entonces Farc 42 mil kilómetros cuadrados sin verificación internacional alguna, constituyó un error político y un factor de alejamiento del Ejército de esa aventura de paz. No creo que Pastrana haya sido tan sagaz de pensar la entrega de semejante territorio, como parte de una “trampa” diseñada para que las Farc cayeran. Trampa o no, se dio un final negativo para esta guerrilla, pues quedaron ante la comunidad internacional como una agrupación dedicada al intercambio de drogas por armas. Trampa o no, lo cierto es que la experiencia del Caguán sirvió para alentar los odios hacia las Farc, los mismos que supo aprovechar Uribe Vélez para imponer su seguridad democrática y erigirse, gracias a la acción mediática, en el Mesías que acabaría con la guerrilla.

lunes, 7 de agosto de 2023

PETRO NUEVAMENTE INVITA A UN ACUERDO NACIONAL

 

Por Germán Ayala Osorio

En la conmemoración de la batalla de Boyacá, hoy 7 de agosto de 2023, nuevamente el presidente Petro insiste en la idea de hacer un gran acuerdo nacional. Por lo menos, en tres oportunidades lo hizo y las fuerzas políticas y económicas, enemigas de su gobierno, guardan sospechoso silencio. El mismo silencio que se evidenció cuando Juan Manuel Santos y las Farc-Ep consignaron en el tratado de paz de La Habana, la necesidad de establecer un pacto político nacional. ¿A quién le habla el presidente y quiénes son los que no lo quieren escuchar?

Al llegar a su primer año, jamás en la historia reciente del país un gobierno enfrentó a la descomunal fuerza desestabilizadora en la que confluyen agentes económicos de la sociedad civil, con sus medios masivos como puntas de lanza, partidos políticos y políticos profesionales.

Expongo la siguiente tesis con la que pretendo explicar las razones políticas que esos sectores de poder tienen, pero que no exponen abiertamente para negarse a pactar un acuerdo nacional para hacer las transformaciones sociales, económicas, políticas y culturales que necesita el país, para ver si algún día, como Estado y sociedad, arañamos estadios de modernidad.

Gustavo Petro lidera un proyecto de país que no le conviene al “viejo” establecimiento que sufrió derrota electoral. Tratar de recuperar el Estado para que actúe con el carácter colectivo y cumpla con lo consignado en la carta política de 1991 constituye la mayor afrenta política para quienes capturaron el Estado, justamente, para hacerlo funcional exclusivamente a sus intereses de clase. Les resulta inaceptable que se intente desmontar el “doble Estado” que opera en el país desde hace décadas. Igualmente, desaprueban cualquier acción institucional orientada a frenar los procesos de defaunación y deforestación que, asociados a la idea de acabar con el campo, el campesinado y la seguridad alimentaria, promueven quienes, desde esas instancias de poder, insisten en acaparar y concentrar más y más la tierra para especular con ella y sembrar agrocombustibles.

A lo anterior se suma, el carácter contestatario e insumiso del presidente de la República, en particular con aquellos “Cacaos” acostumbrados a que los mandatarios se sienten a manteles para que estos les cumplan la directriz de seguir privatizando el Estado.

Petro, sin duda, está en una encrucijada. Y no por cuenta de los escándalos político-mediáticos que le está armando la Fiscalía de Barbosa, su archienemigo y mandadero de ese viejo establecimiento, de la mano de su primogénito. No, el asunto es estructural y compromete, por supuesto, asuntos ideológicos, políticos, económicos y culturales.

Algunos gremios económicos y las fuerzas políticas asociadas a los insepultos partidos políticos, el Liberal y el Conservador, así como otras microempresas electorales como Cambio Radical y la U, no aguantan más y están entrando en la peligrosa etapa de la resistencia activa que bien puede estar ancorada a la idea de tumbar a Petro o por lo menos, a la acción temeraria de “hacer invivible la República”. Si es así, le quedan tres años al presidente para seguir insistiendo en un acuerdo nacional que jamás llegará.

A sus voceros les molesta que el gobierno de Petro haya ayudado a frenar la deforestación de la selva amazónica; o que garantice el agua para la gente de La Guajira; o que entregue subsidios a madres cabeza de familia en condiciones de vulnerabilidad; también les incomoda que disponga de los ingenieros militares, para recuperar vías terciarias y secundarias en mal estado desde hace décadas; pero quizás lo que más les fastidia es que esté tratando de recuperar la Fiscalía y otras instituciones, para el Estado y la sociedad.

Mientras el presidente de la República siga golpeando a las redes del narcotráfico, los Estados Unidos no lo dejarán solo en esta coyuntura. Llama la atención de los opositores del gobierno, el silencio frente a las incautaciones de drogas, dinero y las acciones de interdicción marítima. Los imagino cruzando los dedos para que la Paz Total fracase, en beneficio de quienes están prestos a acaparar más tierra por desposesión.

Justamente, sobre ese mutismo opera el “doble Estado” del que vengo hablando aquí en esta tribuna. Por eso, quizás, las resistencias de algunos gremios y fuerzas políticas para apostarle a un proceso de reindustrialización: las economías ilegales son las grandes aliadas del sistema financiero nacional, circunstancia que no se quiere cambiar desde las huestes de ese viejo y anacrónico establecimiento.

Petro debería de hablarles más claro cuando hace el llamado a un “acuerdo nacional”. Si se trata de abandonar la idea de recuperar el Estado para todos o de permitirles seguir manejando algunos de los hilos de ese entramado de intereses que hacen posible la operación mafiosa de ese “doble Estado”.

 

Imagen tomada de Youtube.com

CARTA AL VIOLADOR DE CLAUDIA MORALES

Esta carta va dirigida al maldito que violó a la periodista Claudia Morales. El acto sexual abusivo se consumó entre el 2002 y el 2006. La p...