miércoles, 23 de abril de 2025

LEALTAD NO SE ESCRIBE CON L DE LEYVA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Hasta el 7 de agosto de 2026, la prensa y sectores de la oligarquía y la aristocracia bogotanas insistirán en su propósito político de deslegitimar y desestabilizar al gobierno Petro y consolidar la imagen de un presidente “drogadicto, borracho y homosexual”. Esas tres conductas “pecaminosas”, con todo y sus prácticas parecen ser reclamadas como propias y exclusivas por hijos de la aviesa y goda oligarquía y aristocracia colombianas. Estos vástagos no le perdonan a Petro su pasado guerrillero y mucho menos haber llegado a la Casa de Nariño, territorio reservado para hombres perfumados y de finas maneras al momento de consumir alimentos, licor y droga en exclusivos clubes, cócteles y fiestas.

Lo dicho por el excanciller Álvaro Leyva Durán en la misiva que le envió al presidente Petro hace parte del innoble y poco republicano propósito de agentes del Establecimiento que el jefe del Estado llamó a colaborar con su gobierno en altos cargos públicos. Leyva Durán es un político conservador que en la señalada epístola dejó ver su esencia moralizante, muy propia de quienes suelen codearse con la crema y nata del poder bogotano, aceptando sus conductas pecaminosas que históricamente devienen naturalizadas y validadas bajo estrictos criterios de clase.

En su carta, Leyva confiesa que “fue en París donde pude confirmar que usted tenía el problema de la drogadicción. Fue una situación embarazosa para mí y más cuando supe en dónde había estado”. Sin duda alguna, estamos ante un cuestionamiento moral y santurrón del octogenario político en un país en el que perfumados hombres y en lujosos clubes suelen firmar acuerdos políticos y millonarios contratos, muchos de estos leoninos y contrarios a la constitución y a las leyes.

 Leyva Durán hace pública su misiva con la clara intención de entregarle a los medios masivos y a la moralizante lógica periodística el tercer señalamiento que acumula el presidente de la República: primero se le señaló de borracho, luego de homosexual por el episodio aquel en Panamá y ahora de vicioso. Más claro: Leyva le arrojó a las “fieras” del correveidile los pedazos de una imagen presidencial hecha añicos por cuenta de la deslealtad de quien hizo parte del gobierno. Cuando los más importantes medios internacionales recojan lo publicado por las empresas mediáticas colombianas, entonces Leyva y la godarria bogotana podrán brindar y celebrar el daño proferido. Ya el Financial Times tituló Colombia’s president is a drug addict, claims ex-minister”.

Esas “fieras”, micrófono en mano, hablan de la adicción del presidente como un hecho incontrovertible y probado. Estos mismos periodistas en el pasado guardaron silencio cómplice frente a las conductas inmorales y crímenes perpetrados por los “adictos” al uso de las motosierras, al desplazamiento forzado; al poder y a la apropiación indebida-ilegal- de baldíos.  Se trata de los mismos medios y periodistas que le guardaron por años la espalda al famoso colega de un medio importante de Bogotá que tenía el “vicio” de buscar niños para tocarlos.

La epístola de Leyva Durán confirma que la lealtad, en escenarios políticos y relaciones de poder siempre estará en riesgo. La traición por celos, expectativas y promesas no cumplidas o el simple interés de llamar la atención de la morbosa prensa hegemónica hacen parte de la política, en particular cuando el traicionado no hace parte del círculo de poder que reclama la exclusividad para sus miembros al momento de consumir droga, buscar niñ@s para tocarlas y violarlas o salir del closet de cuando en cuando, manteniendo las apariencias frente a la farándula criolla.

Al final no se cuestiona únicamente que un presidente de un país productor de cocaína sea adicto; el problema está en que ese jefe de Estado venga de la izquierda, esté instalado en el progresismo, hable de cambio climático e intente zafarse del dominio ejercido por décadas por los Estados Unidos sobre Colombia y el resto de las Américas.

Como Leyva está de salida, con su carta quizás le esté asegurando el futuro político a su hijo, siempre y cuando en el 2026 la derecha regrese al poder y sus amigos del Establecimiento colombiano le premien su asqueante deslealtad. Así entonces, Lealtad ya no escribe con L de Leyva. Eso sí, Deslealtad sí se escribe con D de Durán y Asqueante, con A de Álvaro.



alvaro leyva duran y petro juntos - Búsqueda Imágenes


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