Por Germán Ayala Osorio
Después del “aspaviento” mediático y moral que suscitó la asqueante carta que dirigió al presidente de la República el excanciller Álvaro Leyva Durán y que publicó en la red social X, el jefe del Estado le dio un verdadero motivo a esos sectores mojigatos y moralistas de la sociedad colombiana, incluida la prensa hegemónica, para que continuaran espantados por la “revelación” que hizo en la misiva el señor Leyva, miembro honorable de la naciente Policía Moral que ya juzgó y declaró a Petro como “presidente indigno”.
En medio de la instalación de uno
de los comités del Sí a la Consulta Popular en el Atlántico, el presidente
Petro espetó lo siguiente: “Decía Efraín Cepeda: Oiga, pero si esas son las
preguntas que ustedes presentaron, pues ahora sí podemos discutirlas en el
Congreso. Yo no digo groserías, pero quise decir una, mucho HP”.
Para sus defensores, estamos ante
un merecido madrazo contra el presidente del Senado, declarado enemigo de las
reformas sociales presentadas por el gobierno. Recordemos que Cepeda gritó meses
atrás: “Seré el jefe de la banda que hundirá las reformas que no le
sirven al país”. Es decir, el madrazo pensado por Petro hace parte
de un agrio enfrentamiento político con el congresista conservador, servidor fiel
del viejo Establecimiento colombiano.
Por supuesto que los titulares de
la espantada, “cándida” y “recatada” prensa nacional no se hicieron esperar. El
País de los Gilinski publicó: Petro le dice “Mucho HP” al presidente del
Senado, Efraín Cepeda, por cuestionar la consulta popular. El diario El
Colombiano, que le hace una férrea oposición al presidente, dijo lo mismo que
el diario caleño: Petro le dijo “mucho HP” al presidente del Congreso,
Efraín Cepeda, por oponerse a la consulta popular. Entre tanto, La FM
hizo lo propio: Presidente Petro responde a Efraín Cepeda y lo llama “HP”
por criticar consulta popular.
La respuesta de Cepeda no se demoró mucho: “El presidente Petro aún no comprende la dignidad que ostenta
y, como si estuviera en una riña callejera, recurre a la grosería y la
bajeza. No pienso caer tan bajo, porque tengo clara la dignidad
que represento. Nuestra institucionalidad merece un Honor Perenne,
que es mi forma de entender el verdadero HP”.
Es conocido de autos que a Petro
le encanta “casar peleas”. Es una suerte de político “buscapleitos”, en
particular con los agentes de la oligarquía colombiana que se oponen a las
reformas sociales que hacen parte de su proyecto político. En resumidas cuentas,
el presidente de la República es “pelión”. Eso sí, no se parece en nada al
“rufián de esquina” con el que lidió el entonces presidente Juan Manuel Santos.
Por supuesto que resulta
reprochable el acto de habla del presidente de la República. No se trata aquí de
aplaudirlo. No es esa la manera de tramitar las diferencias y mucho menos de
hacer pública su molestia por la actitud asumida por Cepeda que, claramente,
desdice de la dignidad congresional por cuanto devela que el presidente del
Senado y las bancadas en oposición no representan
los intereses del colectivo, del pueblo, sino de los gremios económicos, los
banqueros y otros agentes de poder económico y político responsables en
gran medida de la naturalización del ethos mafioso, la captura y privatización
del Estado, la concentración de la riqueza en pocas manos y de llevar a Colombia
a los deshonrosos primeros lugares de las naciones más desiguales del planeta.
Así entonces, Cepeda esgrime una
dignidad imaginaria, falaz e inventada para ocultar que los Congresistas en su
mayoría no representan los intereses del pueblo. Esas curules, al ser
financiadas por empresarios y magnates, los convierten en lobistas con fuero al
servicio de los intereses corporativos y de una clase privilegiada que se opone
a que el país transite hacia la modernidad; en su respuesta, Cepeda también acude
a unos de los conceptos más manoseados por los eternos politicastros: la institucionalidad.
Cuando al interior del Congreso
se negoció la reelección inmediata del entonces presidente Uribe Vélez, la
institucionalidad no se vio afectada, de acuerdo con todos los que la apoyaron
dentro y fuera del legislativo. Y recientemente, las elecciones como presidentes
del CNE de Lorduy y Prada tampoco afectaron la institucionalidad de esa autoridad
electoral. Y finalmente, señor Cepeda, no hable de Honor, porque ese concepto o
noción no existe en el Congreso.
El ya referido madrazo me hizo
recordar a Jaime Garzón cuando en entrevista con Yo, José Gabriel, dijo que en
este país se “escandalizan porque digo hijueputa en televisión, pero no
por ver niños limpiando vidrios y pidiendo limosna. Eso es folclor”.
Al ser Colombia un país presidencialista,
lo que diga el presidente de la República suele asumirse como verdad o por lo
menos usarse dentro de las estrategias y elementos propios de la argumentación.
Estoy por pensar que, en este caso, Petro tiene razón. Es más, diría que el
país está lleno de HP.
petro y el madrazo contra Cepeda - Búsqueda Imágenes
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