Por Germán Ayala Osorio
La Colombia mojigata, beata,
gazmoña, hipócrita, pazguata, bobalicona, puritana y morronga sigue espantada
por el madrazo que el presidente Petro le envió al congresista Efraín Cepeda. Con
la ayuda de la prensa uribizada, el putazo presidencial mantendrá sus efectos
políticos en las elecciones de 2026. Ya la candidata de los clanes Gilinski y
Gnecco, Vicky Dávila de Gnecco le dijo al jefe del Estado que el único “HP
en Colombia es él”.
En un país con un largo y
degradado conflicto armado interno y uno de los más desiguales y corruptos del mundo
tiene que haber bastantes “hijueputas”. Empecemos a reconocerlos. Los guerrilleros
que se transformaron en “traquetos de camuflado”, los narcoparamilitares y sus
patrocinadores de corbata hacen parte de uno de los tantos grupos de hijos
de puta que viven en Colombia. Empresarios y magnates que patrocinaron a
las AUC para que sus estructuras armadas robaran las tierras a los campesinos, los
masacraran y desplazaran son unos verdaderos hijos de puta.
Los gobernadores, alcaldes y presidentes
que patrocinaron, ocultaron y validaron la práctica de los falsos positivos merecen
recibir el mismo putazo que Petro le lanzó, merecidamente, al presidente del
Senado. Y ni qué decir de los militares que se prestaron para asesinar a sangre
fría a civiles inocentes y a “legalizar” esos crímenes y hacerlos pasar como bajas
en combate. Esos sí que son unos completos catre hijueputas.
Los periodistas que dicen
mentiras y que desaparecen evidencias de crímenes y actos de corrupción público-privada
son otros HP que le dan sentido al imaginario colectivo que señala que Colombia
es uno de los países de América y quizás del mundo en donde más hijueputas nacen
y se reproducen. Los intelectuales orgánicos que usan su pluma para
matizar crímenes y actos de corrupción entran sin examen alguno en el grupo de
los HP que viven en Colombia.
Otros hijos de puta son
los militares y policías, oficiales y suboficiales que hostigan y acosan sexualmente
a sus subalternos. En esa misma línea aparecen los profesores que presionan a
estudiantes para que accedan a sus cachondas pretensiones. O qué tal los hijueputas
médicos que violaron a sus pacientes o que emitieron diagnósticos errados para
evitar que las EPS asumieran costosos tratamientos médicos.
Cómo no hacer referencia a los hijos
de puta que violan las normas ambientales y afectan valiosos ecosistemas
naturales y por ese camino las relaciones consustanciales que de tiempo atrás consolidaron
comunidades negras e indígenas. Y los que maltratan y violan a mujeres, niños,
niñas y animales de compañía. Estos sí que son unos verdaderos hijos de puta.
Mención aparte merecen los curas pederastas y pedófilos. Estos, junto a los cientos
de miles de politicastros que están en el Congreso, o al frente de alcaldías y
gobernaciones, son unos verdaderos “catre hijueputas”.
Y los que se roban ideas y
proyectos; así como los que pagan para les hagan los ensayos académicos o mienten
al profesor usando el ChatGPT. Estos pueden ser considerados aprendices de esa “cualidad
de ser hijos de puta”. Para graduarse de HP hay que empezar por ser
tramposo, mentiroso, vivo bobo, tramador y libidinoso. Después de pasar por el
Congreso e incluso por las altas cortes vendiendo millonarios fallos, quedan listos
para recibir el título honorífico de Hijos de Puta.
Como los putazos son de uso común
en el país y hay tanto mentiroso, ladrón, corrupto, matones de finas
costumbres, violadores y acosadores, entre otros, decirle HP a quien actúa
de las maneras aquí descritas no debe ser considerado una grosería. Por el
contrario, espetar un madrazo debería de asumirse como una forma de
reconocimiento social y político al tiempo, el esfuerzo y el dinero invertido
en convertirse en un verdadero HP.
El putazo presidencial constituye
una oportunidad para que cada colombiano se revise y examine sus conductas
pasadas y presentes. A lo mejor y sin saberlo, es tan HP como dice Petro
que es el presidente del Senado, Efraín Cepeda.
vicky davila : el unico HP es Petro - Búsqueda Imágenes
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