Por Germán Ayala Osorio
El precandidato presidencial,
Juan Manuel Galán dejó ver de manera temprana su interés de servirle, una vez esté instalado en la Casa de Nariño, a la derecha internacional que aprueba y apoya el genocidio
que Israel viene cometiendo contra el pueblo palestino en la franja de Gaza. En
entrevista concedida a El Espectador dijo que su primer acto de gobierno será “reestablecer
la relaciones diplomáticas con Israel”.
Resulta curioso que, a pesar de su
evidente desprecio por la vida de los palestinos, insista en declararse “liberal”,
cuando realmente está más cerca de la ideología conservadora en la que se
sostiene el viejo establecimiento colombiano y las conexiones de este con la
derecha internacional. Vaya contradicción filosófica e ideológica en la que cae
este “delfín” en su afán por ganarse el apoyo de la derecha colombiana y del
sionismo internacional que asumen como “normales y necesarias” las prácticas
genocidas adelantadas por Israel por cuanto están soportadas en un evidente
supremacismo étnico. Esa racionalidad económica y política que instrumentaliza la vida, convierte a Juan Manuel Galán en uno más de los políticos que tanto daño le hicieron en el pasado reciente del país: Uribe, Duque, Gaviria y Santos.
Además de mostrar su simpatía con
el genocidio, Galán
habló generalidades en la entrevista concedida al diario bogotano, el último
medio tradicional en entrar a la cofradía mediática que le hace oposición
política al gobierno Petro. Por ejemplo, de restarle poder al régimen
presidencialista para facilitar el trabajo coordinado con las regiones, esto
es, con alcaldes y gobernadores. Esto dijo el hijo del inmolado Luis Carlos
Galán Sarmiento: “…proponer una reducción del poder de la Presidencia
de la República, para que ese poder se transfiera a los territorios y regiones,
donde los mandatarios locales sientan que el gobierno nacional es su aliado, es
el que está para apoyarlos, para acompañarlos, para respaldarlos”.
En lo que toca al tema de la
salud, señaló que insistirá en “…que el sistema de salud como alianza
público-privada pueda recuperarse”. Evitó hablar de la actual
crisis del sistema de aseguramiento en salud, lo que hace pensar en que, de
llegar a la Presidencia, Galán le seguirá inyectando millonarios recursos a las
EPS dejando de lado las prácticas mafiosas de juntas directivas de varias
entidades que terminaron en robos billonarios de recursos del erario. De llegar
a la presidencia, lo más probable es que Juan Manuel Galán eche para atrás el
modelo preventivo en salud que dejará funcionando el gobierno Petro.
En las pasadas elecciones, Juan
Manuel Galán apoyó al corrupto y putero candidato presidencial Rodolfo
Hernández. Esto dijo en ese momento: “Rodolfo Hernández representa la
emoción de centro que no quiere continuismo Uribista ni cree en la propuesta de
Gustavo Petro. El Nuevo Liberalismo jamás abandonará el espíritu crítico y el
derecho a oponerse a aquello que no compartimos ni le conviene al país. ¡Cuente
con nosotros!”
Las contradicciones ideológicas y
las veleidades de Galán
lo acercan más al uribismo
y al poder tradicional que ostentan los banqueros y un par de familias más que
capturaron y sometieron el Estado a sus caprichos e intereses de clase. De esa
manera, a Galán poco o nada le preocuparía ser un presidente servil a los
poderosos de siempre. Realmente, Juan Manuel Galán no es un liberal. Por el
contrario, es un godo que usa camisa roja y agita las banderas del Nuevo Liberalismo,
eso sí, alejado de las ideas de su padre.
En esa misma línea actúa su hermano Carlos Fernando, actual alcalde de Bogotá.
Foto: El Espectador - Gustavo Torrijos