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martes, 28 de octubre de 2025

ANTIOQUIA SE QUEDA SIN REINA: LAURA SE FUE

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La renuncia de la Señorita Antioquia, Laura Gallego Solís a representar a su departamento en el Reinado Nacional de la Belleza obedece claramente a la presión en las redes sociales que soportó por haber incitado, deseado y propuesto que le dieran bala y cachazos al presidente Petro y al exalcalde de Medellín, Daniel Quintero.

En lugar de ofrecer disculpas por el irresponsable y apologético acto de habla que publicó en dos videos que se hicieron virales, Gallego Solís convirtió su animadversión hacia todo lo que representan social y políticamente Petro y Quintero en una causa legítima amparada en su derecho a la libertad de expresión. Así las cosas, la exseñorita Antioquia confunde la actividad política y su derecho a expresar sus ideas, con la exaltación que hizo de la “necesidad” de que los dos políticos fueran eliminados.

Desde una perspectiva comunicacional, Laura Gallego se negó a reconocer a los dos políticos como actores con los que es posible sostener una confrontación de ideas políticas, así sea en medio del clima de polarización política y crispación ideológica por el que atraviesa el país y que se vive con intensidad en las redes sociales, convertidas en fétidas trincheras ideológicas. Al proponer silenciarlos a bala, Gallego Solís se puso por encima de los derechos que les asisten a Petro y a Quintero a defenderse en una deseada situación de comunicación que la modelo se negó a sostener, al acudir a las redes sociales para usar un lenguaje violento con el que hizo apología a la comisión del delito de homicidio.

Leamos la carta de renuncia a su condición de Señorita Antioquia: “Hace unos días fui elegida Señorita Antioquia, un honor que recibí con profunda gratitud y con la ilusión genuina de representar a la tierra que amo. Sin embargo, también soy una mujer con criterio, con una trayectoria de activismo cívico y con una voz política que jamás he ocultado ni ocultaré. Se han señalado mis posturas políticas como si pensar, opinar y defender principios fuera incompatible con ser reina. Pretenden que la participación de una Señorita Antioquia en la vida pública sea un adorno pasivo, un cuerpo silencioso destinado a complacer el espectáculo”.

En este pasaje de su misiva, Laura Gallego establece una conexión amañada de dos escenarios públicos: el de la opinión y el que cobija a los certámenes de belleza. Y cae en una falacia argumentativa con la que crea una inexistente acción de censura. De esa manera se niega a reconocer que se equivocó y que su apología a la comisión del delito de homicidio está muy lejos de lo que ella llama “defender principios, pensar y opinar”.

Parece olvidar la modelo y abogada que el “éxito” de la sociedad patriarcal y de su correlato el machismo está fundado en los reinados de belleza, escenarios perfectos para cosificar a las mujeres, convertirlas en objetos sexuales y consolidar el imaginario colectivo que señala que las “reinas de belleza son brutas”. Ese tipo de certámenes, concentrados en la “autoridad” del Concurso Nacional de la Belleza (CNB) sirvieron además para alejar a las aspirantes a Señorita Colombia de la política proscribiendo su libertad de expresión.

Los reinados son instrumentos de dominación física y simbólica en los que las mujeres aceptan las condiciones propias en las que deben modelar sus cuerpos y guardar prudente silencio frente a hechos y situaciones propias de la política. A pesar del tibio comunicado del CNB, en este le recordaron a la Señorita Antioquia que “el Concurso Nacional de la Belleza no participa, ni en su nombre ni en el de las aspirantes a Señorita Colombia en política. Por lo tanto, rechaza cualquier pronunciamiento de las participantes en torno a la actividad política… y conmina respetuosamente a las candidatas a abstenerse de participar en política mientras ostenten la representación de sus municipios, departamentos o regiones”.

Sigamos con otros apartes de la mencionada carta. “Incluso, se han emitido ataques públicos provenientes de figuras como Daniel Quintero y Gustavo Petro, a quienes he cuestionado abiertamente desde la ciudadanía por sus actuaciones y discursos que considero dañinos para Colombia. Ante esta realidad, me niego a permanecer callada”.

En el citado párrafo, de manera sinuosa Gallego Solís se victimiza para negar que su actuación en los ya referidos videos niega la posibilidad de discutir con Petro y Quintero alrededor de sus “dañinos discursos”. ¿Por qué sugerir eliminarlos a bala si se tiene la posibilidad de cuestionarlos verbalmente en un encuentro dialógico? Las respuestas del presidente de la República y del exalcalde fueron proporcionales a la violenta insinuación o deseo de la joven abogada.

Me niego a ser parte de un sistema que exige obediencia en lugar de pensamiento propio. Me niego a que una corona se convierta en mordaza. Por lo anterior, presento de manera irrevocable mi renuncia como Señorita Antioquia 2025”.  ¿A qué sistema se referirá la dimitente y agraciada modelo? El CNB en sí mismo es un sistema que le impone a las candidatas participantes y a las reinas, virreinas y princesas específicas condiciones que suelen acatar por todos los beneficios que reciben de la organización de esos certámenes de belleza. Tardíamente comprendió que llevar una corona constituye una mordaza. Lo llamativo es que esa constatación deviene contaminada de la rabia que muy seguramente le produjo las reacciones que en su contra circularon en las redes sociales y la animadversión que la llevó a sugerir la eliminación del presidente de la República y al exalcalde de Medellín.

La epístola de Laura Gallego Solís termina así: “La libertad de expresión no puede ser privilegio de unos pocos, ni mucho menos un instrumento para callar a quienes piensan distinto. No renuncio a mis sueños, no renuncio a mi voz, no renuncio a mi compromiso con Antioquia y con Colombia. Esta decisión es personal y definitiva, pero mi lucha por una Colombia libre y pensante continúa. ¡Gracias a todos los que me han apoyado en este camino! Seguiré adelante con la frente en alto”.

Gallego Solís exhibe una evidente confusión conceptual entre la libertad de expresión y el hacer apología a un delito. Ella tiene derecho a decir todo lo que quiera mientras que no calumnie, injurie o desee la muerte a Petro y Quintero o la de otras figuras públicas que ella considera que le están haciendo daño al país. Los dos políticos están dentro de la legalidad y están actuando de acuerdo con las reglas del sistema democrático colombiano. Y en cuanto a su lucha por una Colombia libre y pensante, parece ser que la abogada y modelo vive en una realidad paralela porque hasta donde se sabe, no estamos viviendo los colombianos en una dictadura o bajo las condiciones del Estatuto de Seguridad de Turbay Ayala e incluso la Seguridad Democrática, políticas públicas con las que se restringieron derechos a opinar, a reunirse, a pensar y a criticar a los gobiernos que las aplicaron.




LAURA GALLEGO: LA “REINA DE LA BALA”

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Después de hacerse viral el video en el que aparece la Señorita Antioquia 2025, Laura Gallego Solís “ofreciendo bala o balín” a Daniel Quintero y al presidente Petro, el Concurso Nacional de la Belleza publicó un tibio comunicado en el que no rechaza de manera enfática y directa la incitación a que sean asesinados los dos políticos. En el documento se lee lo siguiente: “El Concurso Nacional de la Belleza no participa, ni en su nombre ni en el de las aspirantes a Señorita Colombia en política. Por lo tanto, rechaza cualquier pronunciamiento de las participantes en torno a la actividad política… y conmina respetuosamente a las candidatas a abstenerse de participar en política mientras ostenten la representación de sus municipios, departamentos o regiones”.

El acto de habla de la “angelical y peligrosa” candidata no es precisamente una acción política en la que exprese su apoyo por algún candidato en particular, aunque sus más recientes aspiraciones las hizo al lado de los más violentos precandidatos presidenciales de la ultraderecha que están en la contienda electoral: Abelardo de la Espriella y Santiago Botero, quienes en su orden ofrecen “destripar a la izquierda” y “balín para bandidos”. Lo dicho por Laura Gallego es a todas luces una expresión de odio y un acto prepolítico atado a la invitación a que Quintero y Petro sean eliminados a balazos. Es, claramente, una apología al delito, en este caso a que sean asesinados el exalcalde de Medellín y el presidente de la República.

Así las cosas, el comunicado de la entidad resulta tibio, desacertado, medroso e insulso en la medida en que la incitación a cometer homicidios hace parte de la violencia política que por años el país ha sufrido. Por culpa del odio político fueron asesinados más de tres mil militantes de la UP y tres candidatos presidenciales en los años 90.

¿Por qué no excluir a la participante del certamen de la belleza a celebrarse en Cartagena el 11 de noviembre? ¿No les pareció grave a los miembros del Comité? ¿O no la retiraron por tratarse de la Señorita Antioquia? Como estamos en Colombia, un país en el que todo se vuelve risa y mamadera de gallo no vaya a ser que la violenta candidata termine elegida como la “Reina de la Bala” y se convierta en el símbolo del uribismo. Me imagino que la Señorita Antioquia cree en Dios como De la Espriella y Botero. Y pues en nombre de Dios todo se vale, gritan por ahí los señores de la derecha colombiana. ¿Se atreverá a desfilar con una canana la Señorita Antioquia?

Quizás es necesario recordarle a los Señores del Concurso Nacional de la Belleza lo dicho por Laura Gallego: “¿Bala para Petro o para Daniel Quintero?”, a lo que De la Espriella responde: “No, esos manes no valen ni una bala”. Y en el segundo video, esta vez con Santiago Botero, esto le dice al violento precandidato presidencial: “Usted está en el desierto, tiene una pistola con una sola bala y salen a correr Petro y Quintero, ¿a quién le da la bala?”. Botero responde entre risas: “A Quintero”, y la candidata replica: “Pero al menos un cachazo a Petro”.


Nota: a eso de las cinco de la tarde del 28 de octubre de 2025, Laura Gallego Solís renunció a través de una carta pública. En la misiva no hay asomo de arrepentimiento por haber incitado a la violencia política  en contra del presidente Petro y el exalcalde Medellín, Daniel Quintero. Por el contrario, Gallego Solís deja entrever en la misiva que su apologético acto de habla está atado a un ejercicio de libertad de expresión, fruto de sus firmes convicciones políticas.  "Me niego a permanecer callada. Me niego a ser parte de un sistema que exige obediencia en lugar de pensamiento propio. Me niego a que una corona se convierta en mordaza". Ojalá la joven entienda que en democracia lo mejor es discutir con argumentos, en un diálogo horizontal y respetuoso. Espero, también, que supere la animadversión que entre líneas deja ver en su renuncia hacia los que no piensan como ella. 



lunes, 27 de octubre de 2025

OCHO "AGENTES DEL ODIO"

 

Por Germán Ayala Osorio

 





La extensión social de la doctrina castrense del enemigo interno hacia aquellos que pensaran diferente y fueran físicamente distintos sirvió a los innobles propósitos de la política de Seguridad Democrática aplicada entre el 2002 y el 2010. Después de 20 años de uribismo y de la llegada de Petro a la Casa de Nariño la aporofobia, el clasismo, el racismo y el odio a todo lo que huela a izquierda y progresismo consolidaron la narrativa electoral con la que la derecha afrontará las elecciones de 2026.

Dentro del espectro de la derecha y sin menoscabo de otros instrumentos ideológicos diseñados para lograr el propósito de derrotar al petrismo en la próxima jornada electoral aparecen lo que en esta columna llamo los Agentes del Odio. Entre estos sobresalen hombres y mujeres como Abelardo de la Espriella y Vicky Dávila, precandidatos presidenciales uribizados que destilan odio y confirman la efectiva la extensión social de la señalada doctrina castrense.

El primero parece que quiere imitar a Jack El Destripador. “Destripar a la izquierda” espetó con toda la fuerza de ese violento y peligroso acto ilocutivo. Mientras tanto, la señora Dávila, una de las “tigresas” de Uribe, después de conocer la elección de Iván Cepeda Castro como el candidato presidencial del Pacto Histórico montó en cólera y dijo en la W radio que Cepeda es “un peligro, una amenaza para Colombia”, razón suficiente para “unirnos para derrotar el mal”. En su cuenta de X, la clasista periodista-periodista volvió a decirlo: “Sí, tenemos que UNIRNOS para derrotar el mal…”. Por tratarse de una mujer conservadora, goda y creyente en Dios es posible pensar que está dispuesta a liderar una especie de “cruzada político-electoral” que devendrá en forma de cóctel con tres ingredientes fundamentales: religión, odio y política.

Previo a la jornada electoral del domingo 26 de octubre, circuló un video en el que aparecen en un restaurante cinco mujeres, íconos claros de lo que se conoce como “gente de bien”. Las féminas, todas “monas”, “blancas” “atractivas” y “bien vestidas y maquilladas” hablan de la consulta del Pacto Histórico. La conversación entre las damas discurre alrededor de la idea de no salir a votar el domingo en la atípica jornada electoral porque “toca” dedicarse a la familia, a los hijos, ir a cine, hacer de “todo, menos salir a votar la consulta del pacto histórico”. El desprecio hacia el partido de Gobierno y a la gente que  apoya a dicha colectividad lo deja claro una de las protagonistas al decir que  “cada voto que se le dé el domingo a esa gente es validarles todo lo que han hecho, la destrucción del país.

En otra pieza audiovisual que también circuló en la red X aparece la Señorita Antioquia 2025, quien participará en el próximo Reinado Nacional de la Belleza en Cartagena incitando a la violencia. La "angelical y bella mujer” le dice y pregunta a su interlocutor, el precandidato presidencial Santiago Botero: “en el desierto tenés una pistola con una bala te sueltan a correr a Petro y a Daniel Quintero a quién le das la bala?

El periodista Jorge Gómez Pinilla reaccionó así a lo dicho por la representante de la belleza antioqueña: “Podemos estar en desacuerdo con Quintero o con Petro, pero no se le ve bien a una mujer joven y de corte angelical pronunciar palabras que solo caben en la boca de un ser maléfico, perverso, ruin. El video es tomado de la cuenta de @n.i.c.o_co en Instagram. ¿Esto no constituye acaso un poderoso atenuante de peso para iniciar un proceso legal por incitar a cometer un homicidio? Solo pregunto”.

Si juntamos las expresiones espetadas por cada uno de estos ocho “Agentes del Odio” podría fácilmente dar vida al siguiente acto ilocutivo: “Los buenos somos más y por ello, hay que destripar o darle bala a esa gente porque son el mal”.

Bajo diversos lenguajes, corporal y verbal, el país se va acercando a vivir- quizás a sufrir- una jornada electoral en la que millones de “Agentes del Odio” como los aquí reseñados saldrán a votar “emberracados”, bejucos, furibundos o rabiosos para “salvar al país” de ese mal que llama izquierda o progresismo. Muy seguramente, una vez cumplido el propósito electoral, gritarán extasiados, “Ajúa” o el conocido estribillo uribista "bala es lo que hay, bala es lo que viene". 






La imagen fue tomada de vicky davila y abelardo de la espriella - Búsqueda Imágenes

viernes, 17 de octubre de 2025

EXPRESIDENTE SANTOS Y LA “TERCERA VÍA” EN UNA COLOMBIA SIN CENTRO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Juan Manuel Santos llegó a sobrecalentar la ya acalorada y fogosa campaña electoral en Colombia.  Y lo hizo proponiendo huir de los extremos ideológicos y políticos que hoy reducen la discusión pública de asuntos públicos, esto es, de los eternos problemas del país, entre las huestes uribistas y petristas.

En el video que subió a la red X, el exmandatario y premio Nobel de Paz (2016) aludió y expuso a Petro como el “extremista de izquierda”, pero al hablar de la posibilidad de que llegue a la Casa de Nariño un extremista de derecha no quiso exponer la imagen de Uribe, o de Abelardo de la Espriella, e incluso las de Santiago Botero y Juan Carlos Pinzón Bueno. Ese detalle, que parece menor, dice mucho del talante medroso del taimado político bogotano que se hizo elegir presidente de la República con el apoyo de Uribe Vélez, con quien libra de tiempo atrás un agrio enfrentamiento público, fundado en una declarada animadversión del político antioqueño hacia quien considera como un “traidor” por haberle apostado a ponerle fin al conflicto armado con las Farc-Ep.

Mientras que las mesnadas de Uribe Vélez representan el talante y las ideas de una derecha y ultraderecha guiadas por un ethos mafioso y que apuntan a consolidar la privatización del Estado al servicio de unos pocos, así como a naturalizar el racismo, el clasismo, la aporofobia y la estigmatización de aquellos que piensan diferente;  desde las huestes del petrismo se busca la consolidación de un proyecto político que a pesar de seguir atado a las condiciones que impone el FMI, le apostó a reivindicar los derechos de comunidades urbanas pobres y a los pueblos negros, campesinos e indígenas asumidos históricamente por la derecha como obstáculos y enemigos del desarrollo económico extractivo y del modelo de la gran plantación animado por agroindustriales e incluso por quienes crearon el fenómeno de la extranjerización y  bancarización de la tierra en Colombia.

Frente a la aparición de Santos el primero en reaccionar negativamente fue Álvaro Uribe Vélez, su enemigo político. Santos Calderón se atreve a hablar de un centro político que en Colombia no existe. La verdad es que el Nobel de Paz es un consumado neoliberal que sigue al pie de la letra la doctrina que señala que “el mercado hasta donde sea posible, y el Estado hasta donde sea necesario”.

En el video, Santos dijo que “la moderación y el centro son el camino”. “Hoy tenemos a un extremista de izquierda. Si llega uno de derecha, lo único que obtendremos será un país ingobernable”. “Si llega uno de derecha lo único que obtenemos es un país ingobernable y las probabilidades de estallidos sociales y bloqueos aumentarán”.

Santos coincide con Petro quien en su condición de presidente de la República ha convocado al pueblo, al constituyente primario a que se movilice en defensa de la reformas sociales, exhortaciones asumidas por la derecha como amenazas a nuevos estallidos sociales si las reformas no son aprobadas por el Congreso o declaradas inexequibles por la Corte Constitucional, alto tribunal que ya estudia la ponencia negativa de su presidente, Jorge Enrique Ibáñez.

¿Quién es el candidato que apoyaría Santos como representante del fantasmal centro o el agente capaz de dar cuenta en la Colombia goda, mafiosa y uribizada de la llamada Tercera Vía? Cualquiera que aparezca en el radar de Santos será un político que, aunque “moderado y de buenas maneras al hablar”, en el fondo siempre defenderá los mezquinos intereses de la derecha neoliberal, racista, clasista y aporofóbica.  ¿Será Luis Gilberto Murillo o Juan Manuel Galán los candidatos con los que Santos cree posible vencer a los extremistas?

No se sabe si la apuesta de Tercera Vía de Santos está más cerca de la propuesta por Giddens o a la de su amigo Tony Blair. A juzgar por los ocho años de Santos, en términos ecológicos y ambientales, el expresidente bogotano está más cerca de la concepción del entonces primer ministro del Reino Unido (1997-2007). 



Imagen tomada de El Espectador.com 

domingo, 12 de octubre de 2025

2026, AMBIENTE ELECTORAL CRISPADO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El odio y la violencia discursiva marcan de manera temprana el talante y el nivel de la discusión pública de los asuntos propios de la campaña presidencial y congresional de 2026, convertida por la derecha en una suerte de revancha contra la izquierda, el petrismo y el progresismo. Desde esa orilla ideológica se ofrecen bala o balín, actividades asociadas a destripar a todo lo que huela a izquierda, que acercan a quien así lo propone al perfil criminal de Jack El Destripador; también se ofrecen persecuciones judiciales y se posiciona la narrativa que señala, en tono catastrofista, que el país va mal por culpa de Petro y que Colombia cayó a un precipicio, de ahí la necesidad de “salvar y recuperar al país”.

Por el lado de las huestes que apoyan al presidente Petro ese mismo escenario electoral se asume como la oportunidad histórica para consolidar procesos sociales, políticos y económicos, sin un mea culpa por los errores cometidos, pero que deben continuar para poder avanzar hacia estadios civilizatorios modernos a los que la derecha jamás apuntó a llegar porque justamente sus más reconocidos líderes y voceros se la han jugado para mantener a sectores societales sumidos en inmorales circunstancias de vida, naturalizadas porque hacemos parte del Sur global empobrecido, subdesarrollado y atávico culturalmente.

Unos y otros, cegados por la animadversión y la inquina se olvidan de reconocer errores, en particular los que son responsables políticamente de la irrupción de las ideas progresistas que encarna el presidente Petro y el consecuente despertar de sectores poblacionales que se sienten satisfechos mas que con las acciones y logros del gobierno conducentes a cambiar históricos estados de cosas inconstitucionales, con la actitud confrontadora y retadora del jefe del Estado contra los poderes tradicionales locales e incluso frente a un orden internacional atado a las relaciones de dominación entre el Norte global opulento y el Sur global sometido.

Entendida la política como el “arte de engañar”, en Colombia esa sentencia deviene con un profundo anclaje a una realidad incontrastable: la clase política y empresarial caminan de la mano de un ethos mafioso que por un lado enriquece a unos pocos, mientras que somete a millones de colombianos a vivir en miserables condiciones y a otros tantos a mendigar contratos con el Estado, previa venta del voto. Sobre esta última idea, todos los gobiernos pagan apoyos electorales de activistas y grupos de poder. Un círculo vicioso que confirma el imaginario que señala que efectivamente la “política es el arte del engaño”.

La corrupción público-privada es el correlato y la constatación de la efectiva operación del ethos mafioso que guía la vida de empresarios, rectores de universidades públicas y privadas, policías y militares de todos los rangos y por supuesto, políticos y candidatos presidenciales que prometen acabarla, mientras guardan silencio sobre las andanzas de sus familiares y no juzgan a las administraciones uribistas en las que se naturalizó la corrupción y el Todo Vale.

Bajo esas circunstancias en el 2026 iremos millones a votar y otros tantos se abstendrán de participar de la fiesta electoral en la “democracia más antigua de América Latina”, el más efectista eufemismo con el que evitamos reconocer que hemos consolidado una democracia formal y procedimental en la que hay gente que se muere  de hambre, otra por culpa de la corrupción de las EPS y de un sistema de salud hecho a la medida de la clase política mafiosa; a otros los asesinan porque sí, porque piensan distinto  o por culpa de un centenar de facinerosos que andan de camuflado, con fusil terciado, brazalete y se auto denominan “revolucionarios”.

Al final de cuentas, lo que queda en evidencia es que los precandidatos presidenciales- por lo menos 70- le apuntan exclusivamente a llegar a la Casa de Nariño con un vacío conceptual compartido alrededor de tres conceptos claves: Estado, Modernidad y Dignidad. En particular los candidatos de la derecha no conocen o prefieren ignorar las definiciones universales aceptadas de esas tres nomenclaturas, porque los guía el cortoplacismo, el clasismo, el racismo y la rabia que les produce saber que son hijos de un proceso de mestizaje en el que hay genes de indígenas y negros. 



elecciones 2026 en colombia - Búsqueda Imágenes

jueves, 9 de octubre de 2025

LOS TRES HUEVITOS DE VICKY DÁVILA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La periodista y precandidata presidencial Vicky Dávila está buscando con desespero que el expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez la elija candidata única del Centro Democrático. Muy seguramente la comunicadora intuye que el exmandatario desechará a sus tres “tigresas”, Cabal, Holguín y Valencia, en las que claramente no confía como posibles huéspedes de la Casa de Nari, pues Uribe preferiría poner en el Solio de Bolívar a un hombre con el que pueda “dialogar” a los madrazos como le gusta al caballista y "rufián de esquina" como lo llamó Santos. Quizás por ello al ladino político se acercaron sumisamente los precandidatos Juan Carlos Pinzón Bueno y Abelardo de la Espriella Otero, dos chafarotes dispuestos a hincarse ante el Gran Patrón antioqueño con tal de ser ungidos por el Mesías nacido en Salgar (Antioquia).

Y para lograr convertirse en la “muñeca” preferida del exmandatario salió a decirle al país y al propio latifundista, machista y domador de bestias que ella tenía “tres huevitos”. Aunque la precandidata dijo que unos campesinos se los regalaron, no se atrevió a relacionarlos con los temas a los que hizo referencia en su momento Uribe cuando espetó la conocida metáfora: Seguridad Democrática, la Confianza en la Inversión y la Cohesión Social. Esos tres huevitos, Uribe se los entregó a Santos para que los cuidara. Como detractora y casi enemiga del expresidente Santos, Dávila se comprometió a cuidarlos y a no “totiarlos” como lo hizo Santos de acuerdo con la narrativa uribista.

En su desespero por mostrarse cercana al pueblo y alejada de la élite, Dávila apareció en un video ordeñando a una vaca; en otro, se metió a un cafetal a cantar como lo hacía Margarita Rosa de Francisco, en su papel de la “Gaviota”; igualmente se hizo grabar en galerías y saludando a policías y militares. Y ahora, apareció en las redes con tres huevitos, sobre los que solo atinó a decir que “son finos, originales y fundamentales para mi vida de ahora en adelante”. Sin duda alguna, acciones de una campaña vacía de ideas, insulsa y propia de una periodista farandulera.

La periodista-periodista se atrevió a proponer que una vez se instale en la Casa de Nariño mandará construir una mega cárcel en la selva amazónica. Sin duda alguna un despropósito ecológico y ambiental propio de una persona poco leída y acostumbrada, desde su rol de periodista, a decir pendejadas y espetar exabruptos. Como es incapaz de elaborar un discurso coherente, la periodista-periodista cada media frase solo atina  a decir Petro, Petro, Petro…

Por supuesto que estamos ante una estrategia de marketing político pensada para ocultar su nula experiencia en el manejo de asuntos del Estado. Dávila quiere hacerle creer a los colombianos que sus 30 años de periodismo (farandulero, poco riguroso y pro-establecimiento) son suficientes para gobernar a un país tan complejo como Colombia. En términos coloquiales, Vicky Dávila jamás administró una caseta de peaje, pero se siente en la capacidad de gobernar con “independencia y pulcritud” a pesar de ser muy cercana al expresidente Uribe y ser la ficha de los clanes Gnecco y Gilinski.





miércoles, 8 de octubre de 2025

CINCO FACTORES QUE EXPLICAN LA POLARIZACIÓN POLÍTICA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Las condiciones en las que se firmó el Acuerdo de Paz de La Habana, el pírrico triunfo del No en el plebiscito de 2016, la conversión de la práctica paramilitar en una virtud sociopolítica, el sueño de consolidar un Estado militarista que ponga orden a una sociedad indisciplinada y la llegada de Gustavo Petro a la Casa de Nariño son los principales factores en los que se desarrolla la campaña electoral. Esos cinco factores por efecto de los medios de comunicación terminan reducidos a la polarización política y crispación ideológica, ideas que petristas y uribistas convirtieron en una especie de comodín lingüístico para atacarse, pero sobre todo para evitarse el trabajo de escudriñar de dónde vienen esas dos sensaciones que les impiden dialogar bajo condiciones de respeto.

Prueba de que esos cinco factores tienen su propio peso específico son las referencias a estos en la actual campaña electoral. Ya hay un grupo de personas que promueven un referendo para derogar el Acuerdo de la Paz de La Habana. El movimiento político Salvación Nacional está detrás de esa iniciativa que, por supuesto no tiene futuro jurídico, pero que sirve para confirmar la existencia de ese factor que después de tantos años aún genera conflictos, odios y divisiones entre los colombianos.

El segundo factor lo viene usando el precandidato presidencial Abelardo de la Espriella y otros agentes uribizados para atacar al expresidente Juan Manuel Santos. Lo acusan de desconocer el triunfo del No, de engañar al país y responsable de lo que se conoce como el “Petrosantismo”. Esos dos primeros factores aparecen como parte de la retórica electoral de los candidatos de una derecha desesperada por hacerse nuevamente con la Casa de Nariño (o de Nari).

Por el contrario, el factor número tres, esto es, la conversión del paramilitarismo en una virtud ético-política se expresó en la violenta arremetida de agentes civiles de la alcaldía de Medellín en contra de los manifestantes de pro-palestina. Los actos violentos ocurridos en la capital antioqueña dan cuenta del odio y de la inquina que siente el alcalde Fico Gutiérrez hacia todo lo que huela a Petro, agente político que animó las movilizaciones de rechazo al genocidio en Gaza justo cuando el 7 de octubre se cumplieron dos años de la masacre perpetrada por Hamas, grupo extremista y terrorista que desató la ira santa de Netanyahu.

De regreso a la retórica electoral, candidatos presidenciales como De la Espriella y Santiago Botero sueñan con un Estado militarista que los acerque a la figura de Nayib Bukele, referente moral y ético-político de la derecha uribizada que insiste en el pérfido lema Mano Firme, Corazón Grande, que no es más que una consigna aceptada por los dos señalados políticos que solo hablan de dar bala o balín, dar de baja, de someter, destripar e imponer. Sus violentos discursos no solo dan cuenta de su pobreza cultural, sino de un profundo machismo que en política se expresa en homofobia y transfobia.

El quinto factor, es decir, la llegada de Petro a la Casa de Nariño lo asume la derecha colombiana como una suerte de “pesadilla” a la que le queda poco tiempo de permanencia. El odio hacia Petro no lo justifican por la llegada del “castrochavismo” o el comunismo a Colombia, sino por su carácter subversivo que anima a cientos de miles de colombianos a salir a defender sus derechos y también causas lejanas como la suerte del pueblo palestino;  otros tantos,  agitan con rabia la bandera de Israel como símbolo del supremacismo con el que Uribe, Santos y Duque manejaron las relaciones con los pobres, población LGTBIQ+ indígenas, campesinos y negros. Baste con recordar la exhortación que le hizo Duque, el títere de Uribe, a la minga indígena: ¡regresen a sus resguardos!

La próxima vez que escuche hablar de polarización política y crispación ideológica recuerde estos cincos factores que son la base emocional, ética, étnica, política, social y política de ese par de comodines lingüísticos usados por los medios de comunicación y poderosos agentes de la sociedad civil para desvirtuar el camino alternativo que el progresismo propone para superar las infames condiciones en las que viene operando el orden establecido en un país como Colombia en el que efectivamente no cabemos todos por cuenta del clasismo, la aporofobia y del racismo.




Foto: Partido Comunista Colombiano, tomada del diario El País de Cali. 

lunes, 6 de octubre de 2025

PETRO: EL ETERNO SUBVERSIVO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En reciente columna la periodista Diana Saray Giraldo dijo que Petro es un “presidente que nunca dejó de pensar como insurgente”. Con la contundente frase la columnista expresa su aprobación del oprobioso orden establecido en Colombia al que Petro intentó cambiar cuando hizo parte del M-19 y años después de firmar la paz con el Estado, desde la Casa de Nariño. En su etapa de guerrillero, fracasó con rotundo éxito y en la de presidente quedan los intentos de reformar el corrupto sistema de salud, las condiciones de un mercado laboral en el que sobresalen algunos señores feudales y esclavistas y las de un sistema pensional oneroso y clasista.  

Realmente Petro es un revolucionario, populista, insurgente y un político que disfruta jugar a tratar de subvertir un orden que jamás cambiará porque deviene anclado a un asunto cultural y en específico a un ethos mafioso compartido por millones de colombianos, incluidos por supuesto los miembros de la élite social, política y económica que defiende Saray.

Creo que el concepto que mejor define a Petro es el de subversivo, esto es, un agente político, armado o no, que intenta subvertir un orden al que considera ilegítimo, violento y anacrónico porque está fundado en las actitudes, ideas, acciones y posturas clasistas y racistas con las que suelen realizar esos viajes de superioridad moral sus más reconocidas figuras y voceros. Y claramente, el orden establecido en Colombia tiene esas características. Otra cosa es que Saray, y en general la derecha colombiana se sientan a gusto con lo construido en 200 años en este territorio en el que aún estamos lejos de consolidar una verdadera República. Esos viajes de superioridad moral les permite aceptar que hay “guerrilleros del M-19 que son buenos, mientras que el único malo es Petro”.

Saray lo dice así: “Gustavo Petro tiene una necesidad profunda de subvertir el orden establecido. Necesita el caos. No le importa que la dignidad de su cargo encarne la unidad nacional y que ser presidente le implique ser la cabeza de una nación, sin importar la orientación política de sus habitantes. Petro nunca lo entendió. Jamás dejó de pensar como un ideólogo de izquierda; nunca pudo hacer la transición de opositor de gobierno a presidente de la república”.

Me detendré en el párrafo citado para decir que en parte la columnista tiene razón, en particular cuando dice que Petro jamás entendió cuál era su lugar y la dignidad que representa como presidente. En este punto se parece mucho a lo que hizo Uribe en sus ocho aciagos años como jefe del Estado: Uribe fungió como un capataz, un vulgar y violento mandamás y un montañero que a pesar de haber estudiado en Oxford apeló a todos los instrumentos y artificios ideológicos para mantener y extender en el tiempo las condiciones ignominiosas a las que Saray y millones de colombianos se acostumbraron a soportar porque jamás nadie les mostró, como lo hizo Petro, que había otras maneras de superar los conflictos, entender nuestro devenir como sociedad, así como a asumir los problemas estructurales de Colombia, una Nación a pesar de sí misma  como dijo David Bushnell.

El mismo autor, al recordar a López Pumarejo con su “Revolución en Marcha” nos permite acercar lo hecho por el entonces presidente a las buenas intenciones del Petro subversivo del que no habla Saray: “la principal contribución de López Pumarejo no consistió en haber entregado unos beneficios concretos a las masas, sino más bien en haber hecho que Colombia se enfrentara por primera vez a sus problemas sociales. Incluso aquellos que rechazaban las políticas y métodos de López ya no podrían ignorar tales problemas. Como parte de la misma contribución, hizo que amplios segmentos de la población trabajadora tomaran conciencia por vez primera del hecho de que no tenían que continuar ganándose la vida a duras penas, sino que podían mejorar su situación”.

El Petro que no entendió aquello de ser presidente como lo señala Saray rompió con la tradición de los jefes de Estado en Colombia, acostumbrados todos a dejarse manosear por los grandes magnates del país para mantener las afrentosas condiciones del orden establecido. En su proyecto populista Petro se puso del lado del poder constituyente para “echarle encima al pueblo” a esa misma élite a la que se enfrentó López Pumarejo.

A Petro lo acusan de fomentar el odio entre clases sociales y en alentar al caos, pero pocos hablan y mucho menos reconocen que los voceros y líderes de Establecimiento colombiano desdicen del proceso de mestizaje del que son hijos, de ahí la fuerte animadversión hacia las comunidades indígenas y negras.

Le cabe razón a Saray cuando dice que Petro en “su fantasía rebelde, decidió arengar contra el Gobierno de Estados Unidos en el corazón de Nueva York y pedirle a su Ejército que se alce contra su presidente, sin importarle por un solo segundo las repercusiones que esto tendría para Colombia”. Sin duda alguna, Petro se equivocó.

Con todo y errores y aciertos, el paso de Petro por la Casa de Nariño sirvió para exponer las pérfidas intenciones y ejecuciones que durante 20 años de uribismo sirvieron para consolidar la necesidad de seguir apostándole a subvertir el deshonroso, violento y anacrónico régimen de poder que defiende la columnista. Eso sí, para seguir con esa tarea con el noble y urgente objetivo de llevar a la Nación colombiana a verdaderos estadios civilizatorios hay que saber llegar a acuerdos. En eso fallaron Petro y la clase política tradicional. Para lograrlo, todas las partes involucradas deben deponer egos y bajarle al clasismo y al racismo. Y ahora que Petro insiste en una Constituyente, hay que recordar lo dicho por Bushnell: “El establecimiento colombiano no va a consentir que lo hagan a un lado por medio de la violencia. Todo lo demás queda sujeto a negociación, y de hecho se negoció en la pasada Asamblea Constituyente”.








domingo, 5 de octubre de 2025

ÁLVARO URIBE “PREOCUPADO” POR LA SELVA AMAZÓNICA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En Colombia no existe en estos momentos un partido político que tenga como propósito afrontar la pluricrisis ambiental que en el marco del cambio climático ya se manifiesta en la escasez de agua en varias zonas del país, fruto de un desarrollo económico insostenible. La Alianza Verde, por ejemplo, jamás pudo madurar un discurso ambiental.

En plena campaña electoral de cara a las elecciones de 2026 el ganadero, latifundista y propietario del partido Centro Democrático, Álvaro Uribe Vélez hizo un llamado a sus precandidatos presidenciales para que le pongan cuidado a la selva amazónica, ecosistema natural amenazado por actividades económicas como la ganadería extensiva de baja producción, la siembra de coca y  la apertura de carreteables sin consideraciones técnicas y ecológicas, entre otras que ponen en riesgo los servicios ambientales que le presta al país y al planeta dicho frágil y valioso ecosistema.

La revista Semana, medio oficial del uribismo, titula así una nota en la que se advierte de la pose ambiental que el expresidente y expresidiario antiqueño con la que quiere engañar al electorado: “El expresidente Álvaro Uribe Vélez hizo un llamado a los cinco precandidatos del Centro Democrático para que atiendan la crisis en la Amazonía”.

Queda claro que Uribe quiere apropiarse de la discusión ambiental y la preocupación que el presidente Petro viene exponiendo sobre el futuro del ecosistema selvático y la conexión que tienen las negativas actividades antrópicas implementadas en la Amazonia con la crisis de agua que vivió Bogotá durante varios meses, por aquello de los “ríos voladores” que desaparecen por cuenta de la deforestación.

Entre el 2002 y el 2010, el entonces presidente Uribe Vélez jamás mostró interés por conservar, restaurar y cuidar ecosistemas selváticos. Por su condición de ganadero y latifundista apoyó el desarrollo de monocultivos como la caña de azúcar y palma africana, sectores económicos y políticos que reclaman su regreso al poder así sea en cuerpo ajeno con el claro interés de copar la Orinoquia con esos dos “ecosistemas emergentes” como los llaman los defensores de esos disruptivos monocultivos.

Baste con recordar algunas de las decisiones tomadas por Uribe para entender que su “preocupación” por el futuro de la Amazonia no es genuina. Como suele hacerlo, el expresidente antioqueño, miente. “En sus ocho años de gobierno, entre el 2002 y el 2010, Uribe entregó 8.53 millones de hectáreas a empresas mineras. Muchas de esas hectáreas incluso estaban en páramos y en lugares de reserva natural. En su momento esto se conoció como “La piñata de títulos mineros. Uribe fue un desastre entregando títulos mineros a diestra y siniestra”. Se estima que en los ocho años que duró su gobierno se concedieron 7.869 títulos mineros, casi 984 anuales. Muchos de estos títulos se dieron en el suroeste antioqueño, en donde Uribe sigue siendo admirado con fervor”.

A lo que hay que sumar el debilitamiento de la institucionalidad ambiental, la politización de la ANLA y la fusión del Ministerio de Ambiente con la cartera de Vivienda. Los daños que en materia ecológica y ambiental dejaron los ocho años de Uribe son inocultables. Así las cosas, la derecha uribizada posará de aquí a las próximas elecciones de tener la solución no solo a la pobreza y al desempleo, sino al cambio climático y las crisis que ya manifiesta la selva amazónica.

Tanto en materia de defensa de los derechos humanos y el cuidado de ecosistemas naturales estratégicos para la vida el uribismo vende la imagen de ser ecologistas y democráticos, pero los ocho años de Uribe demuestran lo contrario. Con su seguridad democrática violó los derechos humanos, fueron asesinados 6402 jóvenes y vulneró y persiguió a quienes se atrevieron a pensar diferente en uso de sus libertades de prensa y expresión; y con su nula comprensión sistémica de los efectos de particulares  actividades antrópicas como la ganadería y los monocultivos de caña y palma africana, el uribismo representa el modelo económico depredador de ecosistemas naturales y de las relaciones étnico-ecológicas e inmanentes establecidas por comunidades negras e indígenas. ¿Uribe ambientalista? Da risa el condenado.



durante el gobierno de uribe se entregaron más licencias mineras en las selvas - Búsqueda Imágenes


sábado, 4 de octubre de 2025

ABELARDO DE LA ESPRIELLA: LA "BESTIA" QUE NECESITA COLOMBIA

 Por Germán Ayala Osorio

 

Abelardo de la Espriella está haciendo una campaña electoral efectista, patriotera y con un lenguaje violento que atrae a los uribistas que lo ven como el sucesor de Álvaro Uribe Vélez. Aunque hay diferencias en la pinta, ambos creen a pie juntillas en la universal doctrina de la violencia legítima del Estado que en Colombia el uribismo aplicó bajo las condiciones ilegítimas de un gobierno como el de Uribe que fue elegido con el apoyo de grupos paramilitares y reelegido gracias a que Yidis Medina y Teodolindo Avendaño vendieron sus votos al proyecto reeleccionista para “salvar a la Patria”.

Esa misma doctrina se aplicó entre 2002 y 2010 para señalar como enemigos de la patria a periodistas críticos y a ONG defensoras de los derechos humanos y del ambiente catalogados por Uribe como “terroristas vestidos de civil”, que les "sirven de fachada a las FARC" o "actúan como sus voceros políticos". Y para terminar de consolidar el Estado militarista que sueña operar De la Espriella a partir del 7 de agosto de 2026, Uribe presionó a los militares a que “dieran más y mejores resultados operacionales”. El país ya conoce las consecuencias de esa monstruosa presión: 6402 jóvenes inocentes fueron asesinados y presentados como “guerrilleros dados de baja en combates” y millones de desplazados y centenares de desaparecidos. Al final, Uribe logró “privatizar” al Ejército, institución a la que manejó como si se tratara de los peones de sus haciendas.

Abelardo de la Espriella prometió que su “posesión no será en Casa de Nariño, en medio de banquetes y oropeles. Será en una guarnición del sur del país. Yo le voy a rendir ese día honor a los verdaderos héroes de la patria”. Esa promesa lo acerca como a ningún otro candidato uribizado, como Juan Carlos Pinzón, al mundo castrense a cuyos miembros Uribe les dio “carta blanca” para hacer y deshacer con los actores armados ilegales, la población civil y el manejo de asuntos de la seguridad nacional, incluido el presupuesto militar.

Como dije líneas atrás las mayores diferencias entre estos dos militaristas está en la pinta o en el outfit como dicen los gomelos: Uribe es un vulgar hacendado, un “rufián de esquina” y un tipo ordinario que habla como curita de vereda, de ahí su capacidad para engañar a incautos e ignorantes. Entre tanto, De la Espriella le quiere hacer creer al país que además de ser un hombre perfumado, es de gustos finos y de inmejorables modales, lo que lo hace proclive, de llegar a la Casa de Nariño, a sufrir durante y después de la presidencia del efecto Macbeth.

Uribe y De la Espriella son mesiánicos, de pulso armado y mano firme como diría Godofredo Cínico Caspa. En uno de los mensajes publicitarios se ve a De la Espriella arrodillado ante Dios como si la deidad lo estuviera ungiendo como el “tigre protector de Colombia”. Un peligroso tigre que “ruge, muerde y cumple”. Es decir, la indomable bestia que necesita el país, la misma que al sentir el látigo de su mentor, Álvaro Uribe se convierte en un dulce, juguetón y manso gatito. Más claro: si Duque fue el títere de Uribe, De la Espriella sería el tigre domesticado por el expresidente antioqueño, curtido domador de bestias.  

En su cuenta de X, el abogado que asegura que la ética nada tiene que ver con el derecho lanza consignas como esta: “En mi gobierno no habrá impunidad: los delincuentes irán a la cárcel. Presentaré una ley contra el vandalismo y el terrorismo urbano. Quien bloquee vías, destruya bienes o ataque a la Fuerza Pública será tratado como terrorista, igual que sus financiadores: condenas sin beneficios ni rebajas. Mano de hierro. ¡Firme por la Patria”!

Por estos días, el expresidente y condenado en primera instancia sigue deshojando la margarita, aunque ya descartó a sus tres “muñecas” (Cabal, Valencia y Holguín), tendrá que decidirse entre Pinzón y De la Espriella.  Años atrás el propio Uribe se refería al elegante abogado como “bandidito”. ¿Será por eso que Uribe lo necesita para sentarlo en el Solio de Bolívar?

Lo cierto es que el abogado de la Espriella sueña con llegar a la Casa de Nariño para “destripar a la izquierda”. Y de invitar a María Fernanda Cabal a ser una de sus ministras, intentará que se declare “ilegal ser de izquierda” como lo desea y lo propuso la precandidata presidencial. 



jueves, 2 de octubre de 2025

LOS MEGÁFONOS DE PETRO Y VICKY DÁVILA

 

Por Germán Ayala Osorio 

Después de la desafortunada exhortación que hizo Petro, megáfono en mano y en pleno Manhattan  a los soldados gringos a desobedecer a Trump, la precandidata uribista y ficha de los clanes Gilinski y Gnecco, Vicky Dávila de Gnecco, también usó un megáfono para incitar a los miembros de la fuerza pública colombiana  a desconocer las órdenes dadas por  su comandante en jefe, el presidente de la República, Gustavo Petro Urrego. Esto dijo la señora periodista: “Hoy les digo a nuestras Fuerzas Armadas de Colombia: ¡no obedezcan a Petro! ¡Obedezcan a la Constitución! (…) A nuestros soldados y policías, ¡no obedezcan esa orden a Petro! ¡No obedezcan a Petro, obedezcan la Constitución!

Aunque se trata de dos equivocadas e imprudentes invitaciones a la sedición, existen diferencias sustanciales en las dos exhortaciones.  Petro soltó semejante proposición motivado por su rechazo al genocidio en Gaza perpetrado por el sionista ejército de Israel, con la anuencia y complicidad del gobierno norteamericano, la ONU y varios países de Europa; mientras que la señora Dávila de Gnecco hace la invitación a militares y policías en protesta por la orden dada por Petro a las tropas  de coordinar acciones con las fuerzas armadas de Venezuela para combatir los delitos que se cometen en la extensa y conflictiva frontera binacional. Sin duda alguna, las motivaciones de Petro están atadas a un sentimiento de solidaridad con el perseguido pueblo palestino; por el contrario, la reacción de Dávila deviene ancorada a su afán de hacer visible su decadente e intrascendente campaña electoral, y para lograrlo qué mejor que aparecer como una "mujer berraca" capaz de desafiar  al presidente de la República. 



La parodia al discurso de Petro en Nueva York que le puede salir cara a Vicky Dávila


Al final, la periodista-periodista vallecaucana y ficha del Establecimiento colombiano logró lo que buscaba: que Petro aludiera a su desafiante exhortación, dando la instrucción política y jurídica a sus subalternos de denunciar por sedición a todos los precandidatos presidenciales que, como Dávila, se atrevan a pedirles a los militares a que desobedezcan a su comandante supremo. Petro cayó en la trampa que  la ladina precandidata le puso. De inmediato, la precandidata uribista le respondió al presidente: "no le tengo miedo". La respuesta del ministerio de la Defensa al desafío de Dávila hace más visible la caída de Petro en la celada que le tendió la periodista-periodista. 

Otra diferencia entre las dos invitaciones está atada a las circunstancias contextuales en las que se hicieron. Petro dijo lo que dijo en Nueva York extendiendo a las calles el blindaje y la legitimidad que le da el derecho internacional en su calidad de jefe de un Estado miembro de la ONU. Entre tanto, Dávila lo hace en medio de un ambiente preelectoral al que claramente quiere llevar a la tropa no solo a que no cumpla las órdenes de Petro, sino que las invita a deliberar y asumir una postura política, lo que las convertiría en sujetos políticos cercanos a la derecha uribizada que Dávila representa. Más claro: mientras que Petro exhortó a los militares gringos a desobedecer a Trump para que no se convirtieran en cómplices del genocidio en Gaza, Vicky Dávila lo hace con la intención clara de manosear a militares y policías como lo hicieron en el pasado otros agentes políticos que hacen parte de la mesnada uribista. 


martes, 30 de septiembre de 2025

VISA AMERICANA, LEGITIMIDAD Y GOBERNABILIDAD

 

Por Germán Ayala Osorio 


Por culpa de una histórica relación de sometimiento a los intereses de los Estados Unidos, tener visa americana o "sufrir" la cancelación de la misma por motivaciones políticas e ideológicas se volvió un instrumento de medición de los grados de gobernabilidad y legitimidad que podría o debería alcanzar un gobierno colombiano frente a una falsa lucha antidrogas usada por los Estados Unidos para naturalizar su injerencia en los asuntos internos de Colombia. Ya lo vivimos en la época de Samper, a quien las autoridades norteamericanas le retiraron la visa por el proceso 8.000. 

Con la cancelación de la visa al presidente Petro por su exhortación a los militares gringos a desobedecer las órdenes de Trump, la prensa hegemónica y los cipayos miembros de la clase política tradicional colombiana están usando la decisión unilateral de USA para tratar, nuevamente, de deslegitimar al actual gobierno, tarea en la que están juntos desde el 7 de agosto de 2022 con resultados no tan positivos para las huestes desestabilizadoras de las que hacen parte el Centro Democrático, el partido Liberal, Cambio Radical y los conservadores, entre otras fuerzas políticas. 

Las demostraciones de solidaridad de ministros con el presidente Petro por el retiro de la visa son señaladas por agentes periodísticos como conductas propias de lagartos que quieren quedar bien con el presidente de la República. Si se acepta que la tenencia del visado ha sido asumido como un instrumento que mide los grados de gobernabilidad y legitimidad de un gobierno que además de descertificado tiene al jefe del Estado sin visa para ingresar a suelo estadounidense, entonces esas renuncias al permiso de entrada a los Estados Unidos deben entenderse como una acción política de respaldo al presidente Petro y por supuesto como una respuesta adecuada y justa a una administración como la de Donald Trump acostumbrada a manosear gobernantes lacayos y serviles como Uribe, Pastrana, Santos y Duque, para nombrar únicamente a expresidentes; pero sabemos que hay alcaldes, gobernadores y precandidatos presidenciales que asumen a la Casa Blanca como una especie de confesionario al que les gusta y deben asistir con frecuencia para hincarse y pedir "ayuda militar" o recientemente para implorar de rodillas que el país fuera castigado con la descertificación. 



Con la llegada de Gustavo Petro a la Casa de Nariño esa relación de subordinación a los mezquinos intereses gringos sufrió ajustes que generaron roncha en la Casa Blanca convertida de tiempo atrás en una oficina de expedición de certificaciones que aunque cargadas de inmoralidad e ilegitimidad, los cipayos miembros de la clase política colombiana la aceptan como si fuera su segunda patria. 

El mitin callejero pro palestino en Manhattan y la provocadora intervención de Petro han servido para confirmar varios hechos: el primero, que la indignidad de la clase política colombiana parece tener un origen genético o quizás obedezca a una negada crisis identitaria; el segundo, empujar a la inteligencia gringa y al propio Trump a meterse de lleno en las elecciones de 2026, con el objetivo de poner en la Casa de Nariño a un fiel sirviente que acepte fumigar con glifosato a campesinos, a la naturaleza y por supuesto a las más de doscientas mil hectáreas sembradas de coca; y el tercero, que al buscar Petro un reconocimiento internacional en asuntos como el cambio climático y la defensa del pueblo palestino y su oposición al genocidio en Gaza sumó un factor más a la ya preocupante polarización política y crispación ideológica en el "país de la belleza". 



Nota: imagen tomada de RETIRAN VISA A PETRO - Búsqueda Imágenes

HABLEMOS DEL VIOLENTO LENGUAJE URIBISTA

 

Por Germán Ayala Osorio 


Los militantes y miembros del Centro Democrático son dados a usar un lenguaje violento para amenazar y estigmatizar a sus adversarios políticos. Su máxima figura y propietario de la señalada empresa electoral, el expresidente condenado en primera instancia, Álvaro Uribe Vélez, arrastra una historia de "frases célebres" que dan vida a lo que bien puede llamarse "violencia política". 

Esta columna está dedicada a recordar lo dicho por Uribe, María Fernanda Cabal, Paloma Valencia y el entonces senador Carlos Mejía, una especie de "perro rabioso" defensor a morir de su dueño. Inicio con las expresiones del expresidente y expresidiario. 

"Hay casos en que hay que matar por razones morales", dijo Uribe en el 2016 siendo congresista. Toda una joya que da pistas claras de su talante moral y ético. Ocho años atrás, el mismo vulgar caballista le dijo a "alias La Mechuda" que donde lo viera "le iba a dar en la cara marica". Una locución que todo el país escuchó  y que representa con excelsa claridad a eso que se conoce como el uribismo. 

Otra de las célebres proposiciones espetadas por el expresidente antioqueño se entendió como una especie de macabra confesión: "Yo di la orden de entrar a la Comuna 13, de sacar a la guerrilla y a los paramilitares de allá". La opinión pública ve por televisión que la JEP encontró el cuerpo número siete que corresponde a una persona violentada por miembros de las FFAA que entraron a esa comuna de Medellín a violar los derechos humanos. En otro acto ilocutivo, el mismo personaje exhortó a su bancada en el Congreso, investigada y procesada por vínculos con los paramilitares y otras acciones criminales. Les dijo: "Voten los proyectos del Gobierno mientras no estén en la cárcel". Otra oración digna de ser recordada la lanzó Uribe en una concentración pública en la que al parecer el público hacía ruido. Esto les dijo el expresidente: "Se callan o los callamos".




Sin duda alguna dichas frases hacen parte de una retórica violenta con la que Uribe asume los asuntos del Estado, el ejercicio de la política y las relaciones interpersonales. Y quizás la más dolorosa para Mafapo y las madres de Soacha es la desafortunada expresión con la que se terminó de ensuciar el buen nombre de los jóvenes asesinados y reportados falsamente como "guerrilleros muertos en combate" (falsos positivos). Debe leerse en "tono paisa" para una mejor comprensión de su sentido: "esos jóvenes de Soacha no estarían cogiendo café".

Sigamos este recorrido de los brillantes actos ilocutivos de la congresista María Fernanda Cabal Molina. Recientemente dejó ver su talante democrático: "Ser de izquierda debería ser ilegal" escribió en su cuenta de X. Solo le faltó remedar los ademanes de Hitler o ponerse una capucha del Ku Klux Klan para acompañar su pérfido deseo de llegar a la Presidencia para usar el poder del Estado para perseguir a todo lo que huela a izquierda. Sin duda alguna, esa locución confirma que la señora Cabal es la demócrata que el uribismo necesita en la Casa de Nariño para limpiar al país de esa plaga de la izquierda. De la Espriella le podría ayudar desde la cartera de Defensa. Eso sí, la congresista uribizada no solo es una consumada demócrata, sino una mujer que defiende y admira a las comunidades negras del país. "Si uno pone a trabajar a los negros se agarran de las greñas" espetó en el 2014 la noble y refinada congresista. Nada más que decir, su Señoría. 

Sigamos con Paloma Valencia, reconocida por sus gritonas intervenciones en las que defiende a dentelladas a "su presidente Uribe". Sin duda alguna una defensa y admiración ciega y enfermiza de la congresista caucana defensora, como María Fernanda Cabal, de las comunidades ancestrales. Esto dijo esta nueva encomendera y hoy precandidata presidencial: "Hay que dividir el Cauca entre indios y mestizos". Estamos ante una expresión que hace parte del proyecto segregacionista aplicado en varias ciudades capitales de Colombia, resultado del racismo estructural del que habló Eduardo Restrepo. A la congresista Valencia y en general a todos quienes hacen parte de las mesnadas uribistas les queda muy bien el cinismo. Recientemente dijo que "el gobierno (de Petro) activa sus bodegas para incentivar acciones violentas contra los opositores. Hacer política es defender ideas, no instigar violencia contra quienes piensan diferente". Como dicen por ahí, Paloma, Cabal y Uribe son de manual. 

Termino ese corto recorrido con lo que dijo en su momento el senador Carlos Mejía, personaje que se enfrentó a los también congresistas Gustavo Petro y Armando Benedetti. Así lo registré en una columna del 19 de marzo del año en curso, bajo el título Congresistas domadores de bestias, sin primaria y bachilleres. 

Mejía, por ejemplo, fue caricaturizado por Matador como un “perro rabioso” que, en lugar de dar discusiones técnicas y políticas, terminaba descalificando a sus contradictores por el simple hecho de ser de izquierda o progresista. Se hizo viral el enfrentamiento con Gustavo Petro cuando este último fungía aún como senador de la República. Recordemos apartes de ese encontronazo:

Carlos Fernando Mejía: “Jamás ha salido este senador con una amenaza para nadie. Aquí son los violentos, los que, como el senador Petro, salen a decir que se acabe la violencia e invitan a los jóvenes colombianos a incendiar la patria. Usted es el que sobra, aquí, senador Petro, usted es el que sobra en este Congreso”.

Gustavo Petro: “usted cree que aquí solo deben estar los que piensan como usted, y ese piensan lo pondría entre comillas. Cree que solo se tiene que uniformar la sociedad y encuadrarla, incluso, de manera militar para decir que aquellos encuadrados son la sociedad de bien y que los demás no lo somos. Los que excluyen han provocado que millones de personas salgan a las calles, pues llegó la hora de reformas democráticas y la respuesta del Gobierno ha sido no escuchar, taparse las orejas, hacer como el avestruz, decir que sobran y mandar las armas del Estado para contenerlos. El día que nosotros seamos Gobierno no le diremos a usted, ni a los que son como usted, que sobran, les tenderemos la mano. Lo necesitamos igual de vociferante, pero ojalá más leído”.

También fue viral el enfrentamiento entre Mejía y el senador Benedetti. Este último le dijo lo siguiente al agrónomo con Maestría en Gobierno y Gestión Pública, Carlos Fernando Mejía: “Quiero decirle algo, que hay un consenso entre los 100 senadores, 108, hasta de su partido, de que usted es el tipo más bruto de este Congreso de la República (...) No se ha leído un libro, habla todo el día huevonadas, cosas tontas, que castrochavismo, se murió Chaves y Castro y usted sigue hablando de esa huevonada…”





lunes, 29 de septiembre de 2025

"SER DE IZQUIERDA DEBERÍA SER ILEGAL": MARÍA FERNANDA CABAL

 

Por Germán Ayala Osorio 



"Ser de izquierda debería de ser ilegal" espetó la uribista precandidata presidencial María Fernanda Cabal Molina en su cuenta de X. Aunque borró el trino, varios usuarios de la red X lo guardaron y usaron para cuestionarla por semejante exabrupto que confirma el peligroso talante antidemocrático de la senadora, así como su cercanía a las toldas del fascismo criollo caracterizado por estigmatizar, perseguir y eliminar a todo aquel que piense diferente. Entre quienes fustigaron a Cabal por lo espetado en la red social está el exgobernador de Nariño, Camilo Romero, quien expresó lo siguiente: "Le recordamos este mensaje a la precandidata Cabal. Lo borró hace unas horas pero es claro que demuestra lo que es y lo que piensa. Es el talante antidemocrático del uribismo: destripar al distinto y aniquilar la diferencia. Ese ha sido el camino de la violencia política en Colombia. Su lógica de Estado criminal es la que la gente vencerá de nuevo en 2026"

El unanimismo ideológico y político que vivió el país en los tiempos del Embrujo Autoritario (2002-2010), correlato del Pensamiento Único, estaría de regreso una vez la señora Cabal se instale en la Casa de Nariño. Genera verdadero terror imaginar que Cabal Molina llegue a la presidencia de la República con semejante idea en la cabeza pues por su condición de comandante supremo de la fuerza pública daría pie para que dentro la institucionalidad castrense se impulse el regreso a los tenebrosos tiempos del Estatuto de Seguridad con el que el gobierno de Turbay Ayala  persiguió a todos los que tuvieran ideas de izquierda o sobre los cuales recayeran sospechas por defender los derechos humanos o criticar al gobierno. En aquella época la doctrina del enemigo interno se hizo extensiva a los civiles a los que el régimen fascista de Turbay Ayala terminó por violarles los derechos humanos. 

Los estereotipos con los cuales fueron violentados cientos de miles de civiles durante la administración de Turbay Ayala e incluso durante la aplicación de la Seguridad Democrática de Uribe Vélez (2002-2010) estuvieron asociados a los prejuicios construidos sobre los hombres y mujeres que tuvieran tatuajes, usaran el pelo largo, fumaran maracachafa, llevaran mochilas terciadas, leyeran libros prohibidos como Las Venas Abiertas de América Latina y escucharan a Mercedes Sosa, Víctor Jara, Silvio Rodríguez y Violeta Parra, entre otros más. 

El deseo de la precandidata presidencial bien podría alentar a miembros de la inteligencia del Estado, así como a militares y policías para actuar en contra de los "mamertos" como los suele llamar la congresista uribista, bajo una política pública que aunque espuria, contaría con la aprobación de la presidenta de la República María Fernanda Cabal. 

Baste con recordar las maneras en las que Cabal se refiere a la gente que no piensa como ella. “Me ha tocado enfrentar tanta mamertería en debates que uno dice: ‘Esto no es posible’, porque es como una plaga". Y en su interesada lucha contra el impuesto a las bebidas azucaradas y a la comida chatarra, Cabal expresó hace poco que  “cuando yo sea presidente y que tumbar el impuesto saludable, lo tenemos que tumbar. Quebró los tenderos, imagínese pues ahora uno pedirle permiso a los mamertos a ver si se puede comer algo. Nos falta que nos claven el sello aquí, como le he dicho, uno se come lo que le da la gana.

La precandidata uribista borró el trino, pero su animadversión hacia la gente de izquierda y progresista a los que llama "mamertos" es evidente, de allí que declarar como ilegal ser de izquierda no es una salida en falso o un lamentable error: es un sueño que ella quiere hacer realidad cuando llegue a la Casa de Nariño en el 2026. Eso sí, surge una pregunta: si no hay suficientes cárceles para encerrar a criminales de todo tipo, ¿qué hará con los millones de mamertos que logren identificar los agentes estatales bajo su mando? Solo veo una opción: eliminarlos, porque además de estar en la ilegalidad, son una plaga. 

MACHISMO EN LA IZQUIERDA Y EN LA DERECHA

 

Por Germán Ayala Osorio


La izquierda democrática, el progresismo y la derecha comparten un mismo miedo: que por primera vez una mujer llegue a la presidencia de la República. A los dirigentes y voceros de esas tres mesnadas les aterra esa posibilidad. Por el lado de las dos primeras corrientes de pensamiento y de acción política es evidente que al interior del Pacto Histórico y el frente amplio le están apostando al triunfo bien sea de Iván Cepeda o Daniel Quintero. Este último bien podría resultar un verdadero "caballo de troya", a pesar de la postura populista con la que está haciendo campaña. 

Es tal la fuerza del machismo al interior de la izquierda que en el camino quedaron las precandidaturas de María José Pizarro, Susana Muhamad y Gloria Flórez que de manera abnegada renunciaron a sus aspiraciones para terminar apoyando la candidatura de Cepeda. Las presiones internas recaen hoy sobre Carolina Corcho Mejía, a quien le están proponiendo -más bien exigiendo- que abandone sus sueños para que sea la fórmula vicepresidencial de Cepeda. A casi nadie se le ocurre proponer lo contrario porque lo aceptado social y políticamente es que la vicepresidencia es  a lo máximo que pueden aspirar las mujeres en Colombia. La exministra y psiquiatra les ha contestado con un rotundo No  a los que insisten desde las huestes del petrismo, la izquierda y el progresismo que acepte esa propuesta que deviene con una inocultable carga machista aupada incluso por féminas que aceptan como un designio divino que a la presidencia solo pueden aspirar hombres (machos cabríos). 





Por el lado de la derecha sucede prácticamente lo mismo. El Gran Patrón y condenado en primera instancia por graves delitos casi todos los días les manda mensajes a María Fernanda Cabal, Paloma Valencia y Paola Holguín: prefiero que sea un macho el que enfrente a Cepeda, Quintero o cualquier otro candidato presidencial que aspire a dar continuidad al proyecto petrista. El expresidente, caballista, consumado patán y latifundista antioqueño se reunió con Juan Carlos Pinzón y Abelardo de la Espriella, dos machitos que "hablan como varones". En el pasado, Uribe llamó "bandidito" a De la Espriella, pero ello no es óbice para juntarse para "salvar a la Patria". 

Realmente Pinzón y Abelardo de la Espriella hablan como chafarotes y eso le encanta al expresidente Uribe: transpiran testosterona y lo más importante es que "dicen amar a la adolorida patria y son capaces de hacerse moler por ella". En términos programáticos e ideológicos ese amor patriótico de este par de civiles con voz militronche le confirman a Uribe que darle la oportunidad a Valencia, Cabal u Holguín para que asuman las riendas del país es un riesgo que no pueden correr pues una mujer jamás será reconocida por los miembros de las fuerzas como su comandante suprema. 

Esos dos machitos le han hecho repasar a Uribe su Manifiesto Democrático, en particular le recuerdan el punto 98: "Me haré moler para cumplirle a Colombia. En mis manos no se defraudará la democracia. Insistiré que el País necesita líneas estratégicas de continuidad...". 

Al final, a la izquierda democrática, el progresismo y a la derecha les gusta ver a mujeres en los roles de alcaldesas, gobernadoras y congresistas y por supuesto en el decorativo cargo de vicepresidenta, pero jamás aceptarán la posibilidad de que una de ellas llegue a la Casa de Nariño. Lejos estamos del salto que dio México al poner por primera vez en el Palacio Nacional a una mujer. Corcho tiene todo para ser un especie de Claudia Sheinbaum, pero el sistema patriarcal, el machismo, pero sobre todo el miedo de millones de mujeres y hombres, incluidos Uribe y los dirigentes de la izquierda y el progresismo se lo van a impedir. 

Desde esta tribuna propongo esta dupla: Carolina Corcho, presidenta y Cepeda, vicepresidente. A más de uno le debe dar urticaria el solo imaginar que un presidente esté bajo el mando de una mujer. En universidades y en otras empresas abundan los ejemplos de hombres que expresaban su molestia por tener que trabajar bajo las órdenes de una mujer. 

ANTIOQUIA SE QUEDA SIN REINA: LAURA SE FUE

  Por Germán Ayala Osorio   La renuncia de la Señorita Antioquia, Laura Gallego Solís a representar a su departamento en el Reinado Nac...