sábado, 20 de julio de 2024

PERDÓN Y ODIO EN LA INSTALACIÓN DEL PERIODO LEGISLATIVO


Por Germán  Ayala Osorio 

En la instalación del nuevo periodo legislativo  el perdón y el odio se hicieron presentes en el Congreso de la República, recinto en el que conviven la avaricia, la desfachatez, la mentira, la deshonestidad, la hipocresía, el individualismo, la insensatez, la estolidez y el transfuguismo. 

El encargado de pedirle perdón al pueblo y a los congresistas que supuestamente representan los intereses de cada colombiano fue el presidente de la República, Gustavo Petro, por los hechos relacionados con la corrupción al interior de la UNGRD, de la que son responsables directos Olmedo López y Esneyder Pinilla. Los exministros y ministros nombrados por estos dos corruptos deberán demostrar ante las autoridades judiciales que no hicieron parte de semejante entramado de corrupción. Perdería sentido la petición de perdón de Petro si se comprueba que sus más cercanos funcionarios participaron del millonario desfalco al erario.  

La responsabilidad política es un bien escaso en la democracia colombiana, en particular en los jefes del Estado sobre quienes recaen las mayores responsabilidades éticas y morales de una sociedad como la colombiana que deviene confundida ética y moralmente por cuenta de la naturalización del ethos mafioso y la confluencia en este de las prácticas propias del individualismo posesivo de los congresistas  y contratistas. 

Hagamos un breve recorderis de hechos públicos graves que ameritaban sendas peticiones de perdón por parte de presidentes de la República que no tuvieron la gallardía suficiente para presentar disculpas y hacer un mea culpa. Por ejemplo, los falsos positivos, ocurridos durante la aplicación de la peligrosa política de Seguridad Democrática, exigían que Uribe Vélez asumiera la responsabilidad política por los execrables crímenes. Ni hubo perdón y mucho menos el político antioqueño asumió responsabilidad alguna a pesar de haber fungido como comandante supremo de las FFAA. Uribe no pidió  perdón por los crímenes de Estado cometidos por miembros de la fuerza pública a pesar de que él mismo los presionó con aquello de "dar más y mejores resultados operacionales", es decir, bajas, muertos. De su primitivo carácter solo salió la expresión, "esos muchachos no estarían cogiendo café", en referencia directa a los jóvenes de Soacha asesinados por militares y presentados como guerrilleros dedos de baja en combate. 

O los recientes hechos de corrupción que ocurrieron durante la administración del fatuo de Iván Duque Márquez y que tienen en la cárcel al congresista uribista, Ciro Ramírez. En su condición de expresidentes, ni Uribe y mucho menos su títere, Iván Duque, tuvieron la entereza de pedirle perdón a los colombianos por esos hechos de corrupción en los casos de las "marionetas" y los malos manejos de los recursos del ocad-Paz y los crímenes acaecidos durante sus administraciones. 

La petición de perdón del presidente Petro es genuina y constituye un acontecimiento político en la medida en que no parece haber antecedente alguno de un jefe de Estado presentando disculpas por la sempiterna corrupción. Estamos ante un actitud gallarda de Petro que debería de servir de símbolo para que la bancada de Oposición revise sus objetivos desinstitucionalizantes y macartizantes, y por esa vía posibilitar el tan cacareado acuerdo político nacional. 

Una vez terminado su discurso, vinieron las intervenciones  de Polo Polo y Miguel Uribe Turbay. El primero, Miguel Polo Polo, es un advenedizo, ignaro, fatuo y anodino político que dice representar al pueblo afro, pero que más bien funge como una especie de "capataz negro" al servicio de poderosos terratenientes mestizos, que se creen "blancos" y  que desdicen del proceso de mestizaje del que son hijos. Y Miguel Uribe Turbay, nieto de Julio César Turbay Ayala, responsable político por las violaciones a los derechos humanos que se dieron durante su mandato y la aplicación de su nefasto Estatuto de Seguridad, aplicado bajo las condiciones y limitaciones democráticas del Estado de Sitio. Miguel Uribe Turbay es un delfín político arrogante, poco leído, vociferante, y siempre dispuesto a agradar a Uribe Vélez, su patrón, mentor y su pastor. 

En sus intervenciones destempladas y llenas de lugares comunes, estos congresistas dejaron ver el profundo odio que sienten hacia el presidente Petro por haber sido guerrillero, por ser de izquierda y por no ser servil a los poderosos empresarios que en el pasado capturaron el Estado, de la mano de congresistas inescrupulosos y de presidentes de la República. Realmente, lo que los motiva ir al Congreso es la petrofobia que los atormenta y que los anima a actuar en consecuencia. 

Polo Polo, en su altisonante intervención- no se puede llamar discurso- le habló al presidente de la República en términos desobligantes e impropios de un congresista. Le alcanzó su animadversión para referirse a asuntos de la vida privada de Petro, relacionados con el estado de su relación con la primera dama, Verónica Alcocer.  Lo mismo hizo Miguel Uribe, al referirse tangencialmente a lo sucedido en Panamá y que involucró al presidente Petro. 

Con opositores de la "calidad" de Polo Polo y Uribe Turbay recorrer los caminos para la búsqueda del acuerdo nacional se torna difícil porque el odio impera y se legitima. La petrofobia se impone. Y cuando la inquina o la animadversión están por encima de los argumentos y de la posibilidad de dialogar, no hay forma para debatir y construir acuerdos. La extrema derecha le dio licencia a estos dos legisladores para agrandar la crispación ideológica y política. 

Mientras que la petición de perdón de Petro lo enaltece como mandatario, Polo Polo y Uribe Turbay se consolidaron como los bufones, estólidos y mandaderos de un sector del "viejo" establecimiento a los que la viudez del poder los está desesperando y permitiéndoles dejar salir lo peor de su condición humana. Imagino que con el cinismo que los caracteriza, seguirán insistiendo en la narrativa que señala que quien exhibe un discurso de odio es el presidente de la República. 




Imagen tomada de Youtube.com


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