Por Germán Ayala Osorio
Después de la imposición de aranceles del 25% a las importaciones
provenientes de México y Canadá y del 10% a las de China, el gobierno de los Estados
Unidos le ganó el pulso a José Raúl Mulino, presidente de Panamá. Y por esa vía,
de manera indirecta golpea las pretensiones económicas del país asiático en
este continente.
Recordemos que Trump dijo que el canal interoceánico panameño estaba siendo operado por la China, razón por la que tomaría acciones para recuperarlo porque Panamá estaría violando el principio de neutralidad consignado en el tratado Torrijos-Carter. En ese momento, el presidente Mulino se mostró digno e incluso alcanzó a "mostrarle los dientes" a Trump cuando le reiteró que el canal era de Panamá.
Realmente lo que había de fondo en la molestia y amenaza de Trump era el memorando de entendimiento que Panamá y China firmaron en el 2017 y que debía renovarse en el 2026. Pues bien, Mulino confirmó que su gobierno no lo renovará. Es el primer triunfo político internacional que logra Marco Rubio, el enviado del presidente estadounidense al Istmo con el fin de presionar a Mulino para que no extendiera dicho memorando conocido bajo las condiciones de la Nueva Ruta de la Seda, proyecto de expansión económica de China a través de la construcción de infraestructura (vías y puertos) por todo el mundo. Marco Rubio terminó sometiendo a su voluntad al presidente panameño.
Esta primera victoria diplomática y política de Estados Unidos
en este hemisferio podría agravar las ya tensas relaciones comerciales y
económicas con Canadá y México por el aumento de los aranceles. Va a depender
de la respuesta que finalmente decida dar el gobierno de Claudia Sheibaum y las
otras que en adelante tome Canadá en retaliación a la antipática medida
arancelaria.
Así las cosas, la Nueva Ruta de la Seda de China y los
acercamientos de China a varios países latinoamericanos, como Perú y Colombia,
podrían asumirlos los Estados Unidos como “provocaciones y riesgos para sus
intereses”. De ahí podrían sobrevenirse amenazas y sanciones económicas.
La llegada de los chinos al Perú para construir el mega
puerto de Chancay se asume como parte de los objetivos estratégicos de la Nueva
Ruta de la Seda de mejorar la conectividad, los procesos logísticos y el
intercambio comercial de mercancías.
La Nueva
Ruta de la Seda “recibe el nombre de Iniciativa de la Franja y la Ruta,
BRI en inglés. Fue anunciada por el
presidente chino Xi Jinping en septiembre de 2013 en una visita realizada a
Kazajistán. El objetivo de este proyecto es conseguir revitalizar los antiguos
caminos comerciales de la Ruta de la Seda mediante el desarrollo de
infraestructura y promocionando del comercio entre Asia, Europa y África”.
Estamos ante un pulso político entre USA y China. Mientras que los gringos miran con desprecio a su “patio trasero”, los chinos ven una oportunidad para seguir conquistando mercados con su gran oferta de mercancías y en particular en la venta de tecnología. Ya veremos qué pasa. Con la reculada de Mulino, la posibilidad de que los países de América latina se unan para enfrentar las amenazas y la animadversión del coloso del Norte se torna lejana, casi imposible.