Mostrando entradas con la etiqueta Egan Bernal. Deportes.. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Egan Bernal. Deportes.. Mostrar todas las entradas

sábado, 27 de julio de 2024

OLÍMPICOS DE PARÍS Y LOS PROCESOS CIVILIZATORIOS

 

Por Germán Ayala Osorio


La inauguración de los juegos Olímpicos de París fue estéticamente bien lograda y con una simbología que debería de suscitar reflexiones sobre la historia de la civilización y en particular, en torno a los miedos, vacíos, angustias, tensiones, vocaciones y perversidades de esa compleja condición humana. 

Francia se lució y aprovechó la oportunidad para mandar un mensaje de hermandad, como lo hicieron otros países en ediciones anteriores. Pero todos sabemos que ese mensaje de unión, igualdad, fraternidad y hermandad viene atado inexorablemente a esa condición humana de la que podemos esperar lo más bello y sublime, pero también lo más atroz. 

Los procesos civilizatorios, incluidos en estos las disciplinas deportivas, están fundados en la competencia, leal o desleal, en el sometimiento del adversario, competidor o enemigo; en las satisfacciones que generan las victorias y los dolores y la desazón que producen las derrotas.  Quizás la búsqueda del "super hombre" sea un elemento distintivo en deportes masivos como el ciclismo en el que la ciencia médica, laboratorios y farmacéuticas son las responsables de formar súper atletas, hombres invencibles. Igual sucede en el atletismo, con aquellos que desean ser los más veloces o los más resistentes. Todos esos esfuerzos  apuntan a vencer los límites de una condición humana naturalmente débil frente a extremas condiciones climáticas y las que imponen escenarios bélicos y los asociados a la explotación de comunidades agrarias o mineras en continentes previamente sometidos por potencias económicas y militares. Francia, no podemos olvidarlo, hace parte de esas naciones que han esquilmado países africanos, previamente convertidos en sus colonias. 

Insisto en que las olimpiadas son escenarios pensados para unir a las naciones por un largo mes y para distraer a la opinión pública planetaria de los horrores del genocidio que viene cometiendo Israel contra el pueblo palestino en la franja de Gaza. Están diseñadas estas justas deportivas para competir para saber quiénes son los mejores en las diversas disciplinas, los más aptos y con mejores capacidades mentales y físicas. 

"Tanto el terrorismo como el genocidio proceden de nuestra naturaleza tribal. Y es una conducta que problablemente llevemos inscrita en nuestro código genético, pues no se me ocurre otra razón para que, como masa,  hagamos cosas que sólo los peores sociópatas harían en solitario. El genocidio y el terrorismo no son sólo males de nuestros enemigos: todos somos capaces de ellos si se pulsa la tecla adecuada. La civilización sólo ha hecho un poco más asépticas esas horribles tendencias" (p.28).  

Los medallistas exhibirán con orgullo las preseas y se arroparán con sus respectivas banderas como símbolo de supremacía. Y los medios masivos cumplirán con la tarea de elevar a los atletas que romperán récords mundiales y olímpicos a esa condición de súper humanos, de súper dotados. Y como el mundo sigue siendo masculino, infortunadamente, los focos casi siempre se pondrán sobre los hombres, en particular en los atletas más veloces en los 100 metros en natación y atletismo. 

En las guerras también se compite por la supremacía étnica o aquella articulada a formas culturales asumidas como excelsas y con un sentido positivo en cuestiones civilizatorias que servirán aún más para diferenciar al Norte opulento, del Sur empobrecido.  

Los mundiales y los olímpicos son encuentros humanos y en estos siempre aparecerán las más bellas intenciones, pero también el afán o la necesidad de vencer, someter y reclamar un lugar privilegiado en el que así el deportista no lo quiera o poco le importe, su origen siempre servirá para representar formas o ejercicios de poder político y económico asociados a las banderas de sus países. 

Las olimpiadas de París son un bálsamo para quienes sufren las tragedias humanitarias o los embates de Gaia que, de acuerdo con James Lovelock, se estaría vengando de lo que le hemos hecho al deforestar, contaminar y degradar ecosistemas frágiles y al poblar de la manera como lo hemos hecho. Los Juegos Olímpicos bien pueden entenderse como el sueño de una humanidad convencida de que a través de las prácticas deportivas podemos abandonar aquellas pulsiones que nos han llevado por los caminos de la barbarie.  

Mientras cientos de miles de ciudadanos celebrarán con orgullo las medallas que consigan los atletas de cada nación, habrá otros tantos y quizás aquellos  mismos, aplaudiendo cada mujer, niña o niño asesinado por el ejército sionista de Israel. Y así como los deportistas ganarán medallas, los militares asesinos, también. 



Imagen tomada de La Razón

jueves, 22 de junio de 2023

JAMES RODRÍGUEZ Y ÁLVARO URIBE VÉLEZ: DOS FAMOSOS EX

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Las preferencias políticas de las figuras deportivas suelen ser tema de discusión en las redes sociales. Recientemente, el país vio reunirse a James David Rodríguez Rubio, el ya casi olvidado 10 de la Selección de Mayores de Fútbol, con el expresidente y expresidiario, Álvaro Uribe Vélez.

Por supuesto que el exfutbolista no incurrió en delito alguno, a pesar de la condición sub júdice del político antioqueño. Las reacciones negativas y los memes se explican por el clima de crispación ideológica y política por el que atraviesa el país, por el ascenso al poder, por primera vez, de un presidente de izquierda.

Equivocadamente, desde un sector de la opinión, se les exige a figuras como James Rodríguez y Egan Bernal, entre otros más, una mejor comprensión de la realidad política del país, lo que derivaría en tomar distancia de personajes controvertidos, señalados, procesados e investigados por la justicia, como el propio Uribe Vélez y Rodolfo Hernández, este último excandidato presidencial que perdió con el hoy presidente de la República, Gustavo Petro Urrego. Insisto, es un error. James maneja muy bien su pie izquierdo, pero ello no lo obliga a ser de izquierda. Él mismo, en entrevista con la señora Dávila, de Semana, reconoció que poco lee. Bueno, esa condición le exime de toda responsabilidad como ciudadano, en la medida en que no puede discutir asuntos públicos porque ignora muy seguramente la historia del país y la trayectoria de políticos como Álvaro Uribe Vélez.

Lo mismo sucede en el caso del ciclista de INEOS, Egan Bernal, quien en la pasada campaña electoral expuso públicamente que votaría por Rodolfo Hernández, sancionado por corrupción por la Procuraduría General de la Nación. Bernal está en todo su derecho de votar y apoyar al candidato de sus preferencias, así ponga en cuestión su propia condición de ciudadano. Desde una visión maximalista, ser ciudadano implica asumir críticamente la historia política y la vida pública y privada de los políticos. Cerrar los ojos ante la ignominia es una lección relativamente legítima, en virtud de esa condición maximalista con la que asumo aquí el concepto de ciudadano. Una ciudadanía se ejerce sobre unas bases éticas y morales férreas, lo que obligaría a estas figuras públicas a guardar prudencia al exponer públicamente sus preferencias políticas. Y es así, porque hay adolescentes que los ven como ejemplos a seguir, hasta en asuntos relacionados con el ejercicio del poder político.

Quizás el error de exigirles una mejor comprensión de las maneras como el poder se ejerce en Colombia parte de elevarlos a la condición de Héroes. Los periodistas deportivos tienen que asumir la responsabilidad de haber elevado a ese estatus a unos deportistas exitosos. Porque eso son Rodríguez y Bernal: deportistas que ganan mucho dinero, pero no más.

Ya en el pasado el entonces arquero de la Selección de Fútbol, René Higuita, se hizo famoso porque visitó al criminal Pablo Emilio Escobar Gaviria, en el hotel que en esa época le acondicionó el gobierno de César Gaviria Trujillo, llamado La Catedral.

Deberían de invertir un poco en su propia formación política. Con tanto dinero podrían contratar profesores o profesoras de historia, economistas, politólogos. O simplemente, sacar tiempo para leer.

Ojalá algún día estas tres figuras entiendan que Álvaro Uribe Vélez, Rodolfo Hernández y Pablo Escobar, entre otros tantos, hacen parte de las funestas páginas que el país debe pasar en su camino de volverse, algún día, una Nación decente.

Lo de James se puede considerar una falta grave en el área o quizás un autogol. Lo de Bernal, una caída a pocos kilómetros de la meta; y lo de Higuita, una salida en falso en su condición de arquero líbero. Eso sí,  James Rodríguez y Uribe comparten la preposición ex: James es un exfutbolista, y Uribe es expresidente y expresidiario.

 


Imagen tomada de Red más noticias. 

“VAMOS A RECUPERAR EL PAÍS”

  Por Germán Ayala Osorio   En el ejercicio de la política suelen aparecer frases que bien pueden servir como eslogan de futuras campañ...