sábado, 23 de marzo de 2024

LA MISOGINIA DEL PRESIDENTE DE LA ASAMBLEA DE SANTANDER

 

Por Germán Ayala Osorio

La violencia verbal y psicológica que ejerció Jesús Alfredo Ariza Obregón, actual presidente de la Asamblea del departamento de Santander, contra quien fuera su esposa en el momento en el que se produjo la agresión, es el correlato de una sociedad machista y misógina como la colombiana.

Para contrarrestar el escándalo mediático, Ariza ofrece una rueda de prensa, acompañado de varias mujeres de su núcleo familiar. El político de Cambio Radical instrumentaliza a sus familiares (madre, hermana y paraje actual) para mandarle un mensaje a sus críticos: “amo a las mujeres”. Por supuesto que se trata de una estratagema que termina por victimizar a su exesposa, tratando de construir una imagen negativa de la víctima, asociada a la idea de que se trata de una “venganza premeditada”, pero jamás una denuncia sustentada por maltrato.

Llama la atención el silencio sepulcral de la colectividad política en la que milita Ariza Obregón. Si dentro del partido Cambio Radical, microempresa electoral del inefable y también violento, Germán Vargas Lleras, hubiese una mínima empatía con las mujeres, ya hubiese entregado a la opinión pública un comunicado rechazando la actitud violenta del diputado Ariza Obregón. No hay que esperar a que la Procuraduría y la Fiscalía hagan su trabajo para que el partido exprese su condena a semejante lenguaje procaz y la violencia que acompañó al vocabulario soez e impúdico del presidente de la Duma departamental; sin duda alguna, estamos ante un patán consumado.  

Claro, es mucho pedir que un partido como Cambio Radical se pronuncie con celeridad ante semejante acto de misoginia, pues está compuesto por “machitos” que suelen taparse con la misma cobija. Responde ese mutismo a lo que la escritora Carolina Sanín llamó “el cacorraje nacional”, que no es otra cosa que la cofradía o los cerrados círculos de poder que los hombres públicos suelen conformar para minimizar o desacreditar a las mujeres. En este caso, el silencio de Cambio Radical busca soslayar la violenta reacción del “machito” Ariza Obregón.

Incluso, los otros partidos están en la obligación moral y ética de expresar su rechazo. De igual manera, los diputados de la Asamblea. Como hombres debemos demostrar empatía con las mujeres, lo que nos obliga a rechazar la aberrante misoginia de Ariza. Esta columna se escribe porque no podemos ser simples espectadores de lo que hacen otros hombres en contra de las mujeres. 




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