Por Germán Ayala
Osorio
La colecta pública de dinero,
popularmente conocida como “vaca” a la que invitó el expresidente y
expresidiario, Álvaro Uribe Vélez, tiene elementos ético-políticos y culturales
que vale la pena poner de presente.
Recordemos primero que la curiosa
“vaca” del expresidente tiene como objetivo primordial recoger dineros para
terminar de ejecutar proyectos de infraestructura en Antioquia, que afrontan
problemas presupuestales, retrasos en la ejecución o los sempiternos otrosí. El
expresidente Uribe propuso que, si un millón de antioqueños donan cada uno un
millón de pesos, con ese dinero se podrían culminar las obras viales que no
contarán con dineros de la nación. Según la prensa, en tan solo 24 horas de
abierta la colecta, se recogieron 716 millones de pesos.
El primer desafío ético tiene que
ver con que la “vaca” de Uribe evita el ejercicio de hacer un balance de las
obras de infraestructura vial (vías 4G) que están paradas o que requieren más
dinero por asuntos que podrían estar relacionados con sobrecostos.
Una de las obras que se
terminarían con los dineros recibidos a través de la “vaca” es el túnel
Guillermo Gaviria Echeverri, conocido como el Túnel del Toyo, ubicado entre los
municipios de Giraldo y Cañasgordas. Su ejecución se impulsó en el gobierno de
Juan Manuel Santos y los diseños, en la era Uribe. Hasta el 7 de octubre de
2023, la obra llevaba en ejecución 62 meses (más de 5 años), de acuerdo con
información publicada por el diario La República.
En una nota del diario El
Colombiano, del 23 de marzo del año en curso, señala que “el problema está en
que el tramo de la autopista que le corresponde a Invías, es decir al Gobierno
Nacional, no solamente va colgado, aproximadamente en el 45%, si no que el
Gobierno Nacional dice que no tiene plata para financiar lo que falta”.
El segundo desafío se presentó
pocas horas después de que el gobernador de Antioquia abriera el mecanismo
mediante el cual se recolectaría las donaciones de los antioqueños: el grupo
armado ilegal, AGC (Autodefensas Gaitanistas de Colombia), también conocido
como el Clan del Golfo, a través de un comunicado público, informó que consignó
a la cuenta prevista para recoger los fondos, 10 millones de pesos. Si ese
depósito es real, así como el anuncio, se esperaría que las autoridades
intervengan pues podría configurarse delitos como lavado de dinero o captación de
dinero de origen ilegal.
Mientras esos asuntos
ético-políticos se resuelven o quizás se subestimen por irrelevantes, el asunto
cultural que está de fondo en la “vaca” es la narrativa de varios políticos
paisas con la que se insiste en hablar de la “indomable raza antioqueña”, tal y
como lo exaltó el gobernador del departamento, el uribista Andrés Julián Rendón, en un discurso con el que confrontó la decisión del presidente de la República de priorizar proyectos viales en otras regiones del país con necesidades más urgentes.
Estamos ante una ridícula oda al regionalismo antioqueño, el mismo que lleva a
varios a hablar de “Antioquia federal” para acabar con el centralismo bogotano.
El escritor Jorge Orlando Melo, en
magistral columna de agosto de 2013, intitulada ¿Raza antioqueña?, explica los
orígenes de semejante entelequia: “Entre 1880 y 1930 se afirma la idea de
que los antioqueños son una “raza superior”, distinta a la del resto del país.
A pesar de que la población era mezclada, con blancos, negros, mulatos y
mestizos, muchos escritores exaltaron esta ‘raza’, predestinada para dominar a
Colombia. Apoyados en el nuevo auge económico regional de 1890 a 1940 (café,
oro e industria), respondieron a la desconfianza ajena diciendo que eran
mejores… Desde el punto
de vista de la raza, todos somos, en esos aspectos, iguales, demasiado iguales.
Hablar de raza antioqueña, del origen español o vasco, reitera la vieja
mentira de que esos ancestros son genéticamente mejores que los de África o los
de América”.
Mientras se aclara el asunto de
la consignación del Clan del Golfo o de las AGC, el humor ya hace de las suyas
con la denominación de las vías de última generación, 4G: las 4 del Golfo o las
4 de los Gaitanistas.
Imagen tomada de EL ESPECTADOR.COM
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