Por Germán Ayala Osorio
El empresario antioqueño, Santiago Botero Jaramillo de manera prematura
se lanzó como precandidato presidencial. Y lo hace, justo en medio del agrio
enfrentamiento político e ideológico entre el presidente Petro y los
magistrados del Consejo Nacional Electoral (CNE) que decidieron investigar al
jefe del Estado, violando la integralidad del fuero presidencial.
En La W de Julio Sánchez Cristo le abrieron los micrófonos
para que expusiera algunas de sus ideas políticas que, a decir verdad, tienen
mucho de lugares comunes y cercanas a las que exponen las candidatas María
Fernanda Cabal y Vicky Dávila de Gnecco.
Botero se instala ya como un “nuevo Mesías” de la derecha,
tal y como en su momento lo fue Álvaro Uribe Vélez, quien prometió acabar con lafar
en cuatro años. Como no pudo acabarlas y someter también a “sus simpatizantes,
los "terroristas vestidos de civil" (periodistas y defensores de los derechos
humanos)”, entonces compró la reelección. Y como tampoco pudo en 8 años, quiso quedarse
otros cuatro años más, pero con ponencia de Humberto Sierra Porto, la Corte Constitucional
lo evitó.
Para legitimar su carácter mesiánico, Botero invoca a Dios en
un país creyente como Colombia. Esto dijo a la emisora en cuestión: “Hace
tres meses pensaba irme de Colombia hacia Estados Unidos para construir patria
fuera de mi país. Dios me hizo un llamado para combatir el mal, hoy en
día no es la izquierda contra la derecha, quiero que menos colombianos se
quieran ir del país”.
Su lectura moralizante de los problemas del país lo ubican entonces como un “salvador”, lo que supone que actuará “con mano dura contra los malos”. Al ubicarse en un plano moral superior, el empresario, de llegar a ser presidente de la República, estaría muy cercano a regresarnos a los tiempos de la Seguridad Democrática de Uribe e incluso al Estatuto de Seguridad de Turbay Ayala. Ya el país sabe que la aplicación de esas dos políticas de seguridad, basadas en la extensión del principio del enemigo interno a todo lo que oliera a izquierda, terminaron con la sistemática violación de los derechos humanos.
Botero exhibe un perfil guerrerista, muy propio de la línea uribista. Dijo a La FM que invitaría al exgeneral Zapateiro para que fuese su ministro de Defensa. Sin duda alguna existe una afinidad muy grande con la seguridad democrática de Uribe y las maneras de "mandar" en el país. Esa alianza con el exgeneral ajúa, da miedo.
Reducir los complejos problemas que afronta la sociedad Colombia
a un asunto moral entre Buenos y Malos constituye un riesgo absoluto para la democracia,
en particular para quienes piensan y actúan diferente e incluso se oponen a
quienes desde los privilegios e instalados en la cultura dominante se asumen
como “perfectos, los elegidos y los únicos capaces de sacar adelante al país”.
Parece olvidar el señor Botero que los problemas del país en
buena medida están atados a las dinámicas y lógicas de un sistema cultural y político
en el que se naturalizó un ethos mafioso del que se desprenden distintas formas
de violencia y procesos de anomia social.
Aunque dijo que jamás hizo política de la mano de Uribe, su
discurso se parece mucho. Dice Botero “no sé si voy a ganar o no, pero
estoy dispuesto a sacrificar todo por mi país. Hoy nos sentimos más
encarcelados que antes y quiero buscar la libertad para los colombianos”.
En términos de Uribe, el empresario paisa estaría dispuesto a
“hacerse moler” tal y como lo prometió en el punto 98 de los 100 puntos
del Manifiesto Democrático en el que se lee el entonces Mesías antioqueño: “Me haré moler para
cumplirle a Colombia. En mis manos no se defraudará la democracia.
Insistiré que el País necesita líneas estratégicas de continuidad…por eso
propongo un Gobierno de Unidad Nacional para rescatar la civilidad”.
Al insistir en su discurso moralizante (que termina siendo
estigmatizante), Botero asegura que está dispuesto a gobernar de la mano de
Uribe, catalogado por el empresario como una persona “buena”. Desecha por
completo que el expresidente y expresidiario afronta hoy un juicio por fraude
procesal y manipulación de testigos. “Precisamente, sobre una posible
participación de Álvaro Uribe en su campaña presidencial, le abrió las puertas
a la posibilidad. “Completamente. En mi campaña estarán personas buenas y
él se ha ganado el espacio. Yo quiero solamente a los buenos y no a los malos”.
Como el “nuevo Mesías” de la derecha, Botero asegura que gobernaría con total independencia en un país en el que todos los presidentes llegan empeñados a la Casa de Nariño por cuenta del apoyo de contratistas y familias ricas dispuestas a sacar provecho de las millonarias inversiones en el negocio de la política. A pesar de ello, el país cuenta hoy con un presidente que le apunta a hacer una reforma agraria integral y a beneficiar a quienes históricamente la derecha los han mantenido en la miseria y en condiciones ignominiosas.
Y para entender
que su aparición en La W no es fortuita, esto dijo al magazín: “No le
voy a vender el alma a nadie, quiero que esto sea muy
transparente y nunca vamos a estar en la situación en la que está el presidente
(Petro)”.
Muy seguramente otros medios, incluida La W, empezarán a presentar a Botero como un “outsider” de la política. De esa manera, el abanico de candidatos de la derecha se amplía. A lo mejor Botero terminará siendo el ungido del expresidente Uribe porque todo el país sabe que el exmandatario no confía en María Fernanda Cabal y mucho menos en Vicky Dávila de Gnecco por ser mujeres.
En términos socioambientales y ecológicos, Botero sigue la misma línea extractiva de Uribe. No solo aprobaría el fracking en el país, sino que muy seguramente continuaría con la potrerización de las selvas, la defaunación y deforestación. Dijo a la emisora que se dedicaría a explotar todos los recursos que Dios le dio al país. Otro negacionista del cambio climático.
SANTIAGO BOTERO QUIERE SER PRESIDENTE PORQUE DIOS LE HABLÓ - Búsqueda Imágenes (bing.com)
No hay comentarios:
Publicar un comentario