Por Germán Ayala Osorio
Detrás de la inconstitucional decisión
adoptada por el Consejo Nacional Electoral (CNE) estarían los intereses políticos
y electorales del expresidente y expresidiario, Álvaro Uribe Vélez y del ya
malogrado delfín y eterno candidato presidencial, Germán Vargas Lleras. La intención de juzgar al presidente Petro
tiene la pretensión de ponerlo en la misma condición sub judice que exhibe
Uribe Vélez por el caso de manipulación de testigos y fraude procesal en el que
está inmerso en calidad de acusado.
Aunque no se puede descartar que les
encantaría defenestrarlo de la Casa de Nariño, los tiempos y otras circunstancias
políticas no les da para ese innoble propósito político de aquellos sectores de
poder empecinados en desacreditar el proyecto político de la izquierda. Así las
cosas, la derecha parece contentarse con exponer a Petro en un escenario que,
si bien no es judicial, le sirve a la prensa hegemónica para insistir en su
proceso de deslegitimación del primer gobierno progresista en Colombia. Y la
mejor forma de hacerlo es insistir en poner un manto de duda sobre el origen y
los topes de los dineros de la campaña, acercando la campaña Petro presidente a
los oscuros casos de Odebrecht y el Ñeñe Hernández, que judicialmente no
terminaron bien desde la perspectiva de conocer la verdad de lo ocurrido con la
ilegalidad de esas dos fuentes de financiación de las campañas de Santos,
Zuluaga y Duque.
Poner a Petro en el mismo nivel
de indignidad que arrastra Uribe Vélez buscaría arruinar la imagen positiva que
viene consolidando con acciones y decisiones progresistas que terminan
exponiendo a la derecha como un sector ideológico y político retardatario y
premoderno. La reforma agraria, aunque tímida, y la construcción de una
relación respetuosa entre el presidente Petro y las fuerzas armadas son asuntos
que ponen en evidencia al proyecto neoliberal uribista con el que se pretendió
acabar, de un lado con el campesinado y del otro, afectar la dignidad de policías
y militares por cuenta de 20 años de uribismo en los que su carácter público y
patriótico se debilitó por cuenta de su “privatización” y la naturalización de
un ethos mafioso que permeó a oficiales, suboficiales, soldados, policías y
patrulleros. Las sistemáticas purgas del actual gobierno darían cuenta de una
degradación moral al interior de la tropa, ocurrida durante los ocho años de Uribe
y los cuatro de Duque, especialmente.
De igual manera, las acciones conducentes a proteger los ecosistemas naturales a través de la transición energética y el freno de la deforestación son asumidas por el uribismo como inconvenientes porque sus agentes políticos más visibles y sus patrocinadores le apuestan a explotar sin consideraciones socioambientales y ecológicas los recursos naturales. Recientemente, el empresario uribista Santiago Botero señaló que de llegar a ser presidente de la República extraerá todos los recursos naturales que Dios le dio a Colombia. No se descarta que el uribismo termine apostándole a la candidatura de un empresario no político, dado el desprestigio de la clase política, por cuenta del espejo retrovisor que Petro decidió poner a funcionar como respuesta a una derecha interesada en hacer fracasar a su administración.
Así las cosas, lo del CNE no
tiene tanto de “golpe de Estado” o de “golpe blando” como señala el jefe del
Estado, pero si tiene, y mucho, de estrategia política, mediática y moral de manchar
la imagen de Petro para ponerlo al mismo nivel de indignidad de Uribe. De cara
a las elecciones de 2026, la derecha buscará incansablemente poner esa mácula sobre
el primer presidente progresista en la Colombia mafiosa, premoderna e
incivilizada que hará todo para evitar que Petro se convierta una vez deje la Casa
de Nariño en un gran elector como lo fue Uribe en su momento y así darle
continuidad a su proyecto ético-político, socioambiental, ecológico y civilizatorio,
diametralmente distinto al que defiende la derecha uribizada.
La mejor forma de remplazar las
mentiras con las que asustaron a millones de colombianos con aquello de que con
Petro “llegaría el comunismo, el castrochavismo, la expropiación o nos volveríamos
como Venezuela” es apostarle a desacreditar a Petro interna y externamente como figura representativa en
asuntos como la defensa de los derechos humanos, enfrentar las crisis que
confluyen en lo que se conoce como el cambio climático y su pretensión de transformar a Colombia, llevándola a estadios
de modernidad a los que jamás le interesó a la derecha llevarla.
PETRO CONTRA EL CNE - Búsqueda Imágenes (bing.com)
No hay comentarios:
Publicar un comentario