Por Germán Ayala Osorio
El descontento de las congresistas
María Fernanda Cabal y Paloma Valencia por la encuesta que buscaba medir el “nivel
de conocimiento y la percepción de la ciudadanía por Miguel Uribe Turbay”
da cuenta del nivel de tensión que hay al interior del partido Centro
Democrático (CD) entre quienes aspiran a convertirse en las preferidas del gran
barón electoral y propietario de la señalada empresa electoral, Álvaro Uribe Vélez.
Varios medios conservadores como El Colombiano registran el suceso bajo un certero
titular: Estalla crisis al interior del Centro Democrático: precandidatos
cuestionan encuesta contratada a favor de Miguel Uribe. (sic).
Miguel Uribe Turbay picó en punta
en esa carrera por ganarse la aprobación del Señor Acusado para competir en el
2026 por la presidencia de la República y recuperar el control de la Casa de
Nariño para las huestes uribistas. Según trascendió, la encuesta fue aplicada
por Invamer y financiada por el empresario Carlos Mejía Berrío mediante su
empresa Creadorxs SAS. Los resultados de la encuesta poco benefician a las dos
congresistas: la intención de voto por María Fernanda Cabal alcanzó el 23,3 %
de los encuestados (una población de 1500 personas) y por Paloma Valencia el
7,8 %). Los resultados favorecen la imagen del nieto del expresidente Julio
César Turbay Ayala con una intención de voto del 43,8 por ciento.
Llama la atención que en la
reacción publicada en la red X, las dos congresistas evitan señalar de manera
directa a Uribe Turbay, quien se perfila como el “elegido” de Uribe para las próximas
elecciones presidenciales. Paloma Valencia, la “nueva encomendera”, señaló: “Me
parece grotesco el despilfarro de recursos en las precampañas a la presidencia,
aun en campaña. Para mí la política será siempre el ejercicio de
propuestas y de conexión con la ciudadanía. Tienen tanta plata que hasta
pagan encuestas en las que se nota quien las paga”.
Desde su lugar de enunciación,
Valencia no identifica a Migue Uribe Turbay, lo que hace pensar en que la congresista
siente una fuerte animadversión hacia el “delfín” turbayista, razón que la
llevó a evitar nombrarlo en la queja que hicieron pública. Lo mismo hizo la
señora Cabal en su reacción, en la que recordó al asesor de la campaña
presidencial de Petro, Sebastián Guanumen, personaje que se hizo famoso por
haber dicho que “había que correr la línea ética”. La congresista María Fernanda
Cabal señaló que “esto es actuar a lo Guanumen”. Una rara asociación para referirse
a un hecho político propio del talante del uribismo.
Más allá de las pujas, rencillas
y las disputas al interior del CD, los tres precandidatos saben que cualquiera
que resulte ser el ungido del expresidente y expresidiario estará obligado a
revisar los detalles de lo que significó para la derecha y el país la figura de
Iván Duque Márquez. Y ello implica, para bien o para mal, entender que sus imágenes
serán asociadas a la que acompañó a Duque durante los cuatro años: “la de ser
el títere de Uribe”.
La figura de Duque Márquez está
atada al vocablo títere por varias circunstancias que rodearon su administración:
su inocultable y alto nivel de obsecuencia frente al expresidente antioqueño fueron determinantes para que la prensa y gran parte de la sociedad lo graduara de títere. Eso sí, quien lo coronó como
el puppet de Uribe fue la reconocida periodista Ángela Patricia Janiot quien,
al aire, y ante una audiencia internacional, le preguntó a Duque si él se
consideraba efectivamente el títere de Uribe. El desastroso manejo que le dio a
la pandemia del covid19 y el haber provocado el estallido social terminaron por
consolidar la imagen negativa que, asociada a la de una marioneta, elevó al
expresidente Uribe a la condición de titiritero.
Si Uribe Vélez se decide por
Miguel Uribe Turbay, sabe que encontrará a un inexperto, fatuo, obsecuente e
influenciable político, perfil que le encanta al expresidente antioqueño. Su condición
de hombre es para Uribe un factor determinante. Dado el caso de que Uribe, tratando
de conquistar el voto femenino, elija a la señora Cabal, el expresidente puede llegar
a temer que en cualquier momento ella tome distancia y decida no seguir al pie
de la letra el guión que le sabrá entregar para, llegado el caso, gobernar a
Colombia; y si la elegida es Paloma Valencia, Uribe sabe que encuentra en ella
a una mujer sumisa y fiel escudera, razón suficiente para preferirla en lugar
de María Fernanda Cabal. Ya veremos qué decide el ladino barón electoral.
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