Por Germán Ayala Osorio
El fallo condenatorio contra el
expresidente Álvaro Uribe Vélez ya está moviendo las más bajas pasiones tanto al
interior del país, como por fuera, en particular en territorio norteamericano
en donde ya se están ambientando propuestas de intervención política para
salvarle el pellejo al expresidente y expresidiario recientemente encontrado
culpable de graves delitos. Internamente, ya se advierte el interés de agentes de
la ultraderecha de convertir las elecciones de 2026 en un escenario belicoso en
el que nuevamente todo lo que huela a izquierda, democrática o radical armada,
debe ser desechado, eliminado, perseguido o proscrito, porque quienes militan
en esa orilla ideológica se asumen como una “plaga” que, sí o sí, debe ser
exterminada.
Esto dijo a La FM el precandidato
presidencial del uribismo, Abelardo de la Espriella: “Esto no va a quedar así,
estas brisas vuelven y sepan ustedes señores de la izquierda que en mi
tendrán siempre un enemigo acérrimo que hará todo lo que esté a su alcance para
destriparlos como corresponde porque ustedes no merecen un trato diferente.
Conmigo no va a haber sentadas, no va a haber saludos, conmigo no a haber
absolutamente nada distinto a enfrentarles determinada y decididamente para
acabar a ese cáncer que significa la izquierda radical, a esa plaga
hay que erradicarla. Así de sencillo. Y en mi encontrarán peor enemigo
posible”.
Lo que no queda claro en lo que
espetó el singular y folclórico abogado es si se refiere exclusivamente a los
grupos al margen de la ley que insisten en autoproclamarse “guerrilleros y
revolucionarios”, pero que realmente son “mafiosos de camuflado”, o si su
amenaza se extenderá a “combatir y someter” a aquellos ciudadanos que creen,
por ejemplo, en los planteamientos de Chantal Mouffe[1]
y que confluyen en lo que ella llamó la democracia radical y plural.
No creo que el arrogante abogado y precandidato presidencial de la derecha y la
ultraderecha colombiana se haya leído las tesis de Chantal Mouffe. En cualquier
caso, el discurso belicoso y violento de De la Espriella vuelve a alejar al
país de los tibios pasos que logró dar el gobierno Petro hacia estadios de Modernidad
estatal y societal.
Quien entendió que la amenaza es
contra el progresismo y el ala desarmada y civilista de la izquierda fue el presidente
de la República, Gustavo Petro, quien casi de inmediato le respondió al soldado
uribista: "Le solicito a la Fiscalía de Colombia y a la justicia de los
EE. UU., iniciar investigación contra esta persona que amenaza de muerte
a un grupo poblacional con identidad política, que es crimen contra la
humanidad”.
En caso de que el “prestigioso”
abogado esté considerando una vez instalado en la Casa de Nari (antes llamada
de Nariño) perseguir a quienes piensan distinto le vendría bien que
leyera un poco más, en particular a la referida teórica política Chantal Mouffe.
Quizás no le quede tiempo de leer a este curioso personaje que se mueve entre
las insulsas pasarelas del poder político y las actividades de la farándula
criolla.
Pero si se refiere exclusivamente
a enfrentar con decisión a las disidencias de las disidencias y a los eternos Elenos,
ojalá esté contemplando dentro de su “plan militar” el diseño de controles suficientes
para evitar que vuelvan a ocurrir asesinatos de civiles (falsos positivos) presentados
como guerrilleros dados de baja en combates con el Ejército, durante la aplicación
de la temida política de seguridad democrática de su mesías Álvaro Uribe Vélez.
Y por supuesto, otros controles diseñados para desmontar las redes de las que
han hecho parte oficiales y suboficiales del Ejército que les venden armas y pertrechos
al “enemigo interno”.
Estamos de acuerdo en que las “guerrillas”,
con disidencias abordo, constituyen un “cáncer” que hizo metástasis en Colombia
de la mano de la corrupción institucional, público y privada, y de las
economías ilegales que alimentan el aparato económico del país y sostienen a
buena parte del poder político nacional.
Lo espetado por este lenguaraz petimetre
me recordó que el 19 de abril de este año el columnista de derecha, Felipe
Zuleta Lleras, llamó “plaga” a la congresista María José Pizarro, hija del comandante
del M-19, Carlos Pizarro Leóngomez. Así, De la Espriella tendría en Zuleta a un
copartidario y animador en su proyecto de eliminar a todo lo que huela a
izquierda. ¿Será que el abogado estará pensando torturar a miembros del Pacto
Histórico o de las “guerrillas” como lo hizo con un gato, al que él mismo le puso unos “voladores”?
Me imagino que el felino quedó “destripado”. ¿Qué pensarán los animalistas de esta cruel "confesión" del jurista?
Insisto en que De la Espriella debe
explicarle al país si la amenaza que lanzó incluye a quienes desde la izquierda
democrática y el progresismo le están apostando a que por fin el Estado
colombiano opere como un Estado Social de Derecho, lo que implicará arrebatárselo
a las mafias que la derecha supo consolidar durante el largo proceso de
privatización al que fue sometido esta forma de dominación llamada Estado, en particular
durante el periodo presidencial de Uribe (2002-2010). ¿Esas mafias son también “plagas”
señor precandidato, o hacen parte de eso que llaman “gente de bien”?
[1] “La reformulación del proyecto democrático en términos
de democracia radical requiere el abandono del universalismo abstracto de la
Ilustración, que se refería a una naturaleza humana indiferenciada. Aun cuando
la emergencia de las primeras teorías de democracia moderna y del individuo
como portador de derechos fue posible merced a estos conceptos, hoy en día son
un gran obstáculo para la futura extensión de la revolución democrática. Los
nuevos derechos que se reclaman hoy son la expresión de diferencias cuya
importancia no se había afirmado hasta ahora y que ya no son derechos
universalizables. En efecto, la democracia radical exige que reconozcamos la
diferencia -lo particular, lo múltiple, lo heterogéneo-, o sea todo aquello que
el concepto abstracto de hombre excluía. No se rechaza el universalismo, se lo
particulariza; lo que hace falta es un nuevo tipo de articulación entre lo
universal y lo particular” (Mouffe 2015: 33-34).
Abelardo De La Espriella responde a solicitud de investigación de Gustavo Petro
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