Por Germán Ayala Osorio
Aunque falta mucho tiempo para
las elecciones presidenciales de 2026, varios precandidatos de la derecha ya
dejaron ver cuál será el talante de sus gobiernos en caso de resultar electos
para dirigir los destinos del país. Mientras que la candidata-periodista Vicky
Dávila propuso construir una “mega
cárcel en la selva para encerrar a los corruptos”, Juan Manuel Galán
dijo que su primer acto de gobierno sería reestablecer las “relaciones
diplomáticas con Israel”. Si bien las propuestas de Dávila y Sarmiento resultan
polémicas ambiental, ecológica y políticamente, lo dicho por el precandidato
presidencial del uribismo, Abelardo
de la Espriella, constituye una inconveniente y peligrosa amenaza que en
nada contribuye a pacificar el país y mucho menos a bajar los altos y
peligrosos niveles de polarización política y crispación ideológica por los que
atraviesa el país: el abogado de la Espriella prometió “destripar a la
izquierda”. Esto dijo: “sepan ustedes señores de la izquierda que
en mi tendrán siempre un enemigo acérrimo que hará todo lo que esté a su
alcance para destriparlos como corresponde porque ustedes no merecen un trato
diferente”.
La amenaza de Abelardo de la
Espriella fue rechazada de inmediato por el presidente Petro quien solicitó “a la
Fiscalía de Colombia y a la justicia de los EE. UU., iniciar investigación
contra esta persona que amenaza de muerte a un grupo poblacional con identidad
política, que es crimen contra la humanidad”.
Al tiempo en el que De la
Espriella lanzaba su ultimátum, en redes sociales la precandidata presidencial
del progresismo, María José Pizarro recibía improperios y amenazas de muerte
por parte de tuiteros. El tuitero Carlos Castaño Gil, le dijo a la congresista:
“cállese perra hijueputa, vamos a subir a Botero (precandidato que
ofreció dar balín), para les llene la jeta de plomo”.
Como hombre, periodista y politólogo
rechazo con vehemencia las amenazas proferidas por los tuiteros contra
María José Pizarro por su rol de mujer y congresista, así como las del abogado
Abelardo de la Espriella, por considerarlas violentas, cargadas de misoginia y
un odio visceral hacia el progresismo y a quienes militan en la izquierda
democrática. El respeto a la diferencia y a la pluralidad son principios democráticos
que no se pueden en cuestión por el desespero de los precandidatos de la
derecha de volver a hacerse con la Casa de Nari. Frente a la propuesta de Vicky Dávila de
construir una mega cárcel en la selva, como Doctor en Regiones Sostenibles la
considero ecológica y ambientalmente improcedente en tiempos del cambio
climático en los que el mundo clama por la protección de los ecosistemas
selváticos por resultar claves para minimizar los impactos sistémicos del
calentamiento del planeta. Y en lo que respecta a lo propuesto por Juan Manuel Galán,
considero que el genocidio en Gaza perpetrado por Israel amerita mantener la
ruptura diplomática. Considero que las prácticas genocidas implementadas por
Netanyahu constituyen un retroceso humanitario que nos acerca, como especie, a
la barbarie y a despreciar la vida de los palestinos.
Vicky Dávila, Juan Manuel Galán y Abelardo de la Espriella representan con claridad y preocupación los deseos y valores de una derecha a la que poco o nada le importa arrasar los ecosistemas naturales con ganadería extensiva, monocultivos y minería a cielo abierto; y mucho menos les interesa respetar la vida de mujeres y menores de edad perseguidos y “cazados” como animales por el sionista Estado de Israel.
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