lunes, 28 de julio de 2025

POLÍTICOS COLOMBIANOS Y GRINGOS SALIERON EN DEFENSA DE URIBE

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Como era de esperarse, después de que la jueza Sandra Heredia encontrara culpable de los delitos de fraude procesal y soborno en actuación penal al expresidente Álvaro Uribe Vélez, sus áulicos, varios precandidatos presidenciales y agentes políticos de los Estados Unidos salieron en defensa del temido político antioqueño.

La primera en manifestarse fue María Fernanda Cabal, unas de las “tigresas” de Uribe, quien en tono amenazante y desencajada espetó que “si creen que van a amilanarnos, les digo que están despertando un león dormido que defenderá con orgullo y firmeza el legado del mejor presidente de la historia colombiana. El legado del presidente Uribe, mejor presidente de los últimos 100 años en Colombia, está más vivo que nunca. Defenderemos democracia, defenderemos libertad y buscaremos una justicia digna para todos los colombianos”.

El precandidato presidencial Mauricio Lizcano hizo lo propio y defendió de esta manera a su padrino de matrimonio: “Toda mi solidaridad y respeto hacia el expresidente Álvaro Uribe en estos difíciles momentos. Su aporte a la democracia y a la seguridad de este país ha sido innegable”. Aunque Lizcano hizo un llamado a respetar las instituciones, la defensa de Uribe lo ubica como uno más de los áulicos que defienden a dentelladas la ya raída honorabilidad del expresidente de la República. “El respeto a la institucionalidad es la clave para salvaguardar nuestra democracia”, puntualizó Lizcano.

Entre tanto, el candidato presidencial del fantasmal centro político, Sergio Fajardo Valderrama asumió una postura con la que intenta desmarcarse de su cercanía a Uribe y al uribismo. Esto dijo el tibio político: “más allá de cualquier consideración política, los fallos de los jueces deben respetarse y acatarse. La separación de poderes es un pilar central de nuestra democracia. El desacuerdo con una decisión judicial es legítimo, pero debe tramitarse por las vías que la misma justicia establece”.

Si bien aplaudo el llamado que hace Fajardo a que se respete la decisión de la jueza 44, es conocida la incoherencia política del exalcalde de Medellín y su capacidad para acomodarse a las coyunturas. Recordemos que en las pasadas elecciones se acercó al entonces candidato presidencial Rodolfo Hernández, a pesar de que estaba llamado a juicio por corrupción.

Mientras que al interior del país se registraban manifestaciones de regocijo por el fallo condenatorio contra Uribe Vélez y por supuesto, lamentaciones en las huestes uribistas, desde los Estados Unidos llegaban reacciones que claramente constituyen inaceptables intromisiones en los asuntos internos del país, que ameritan que las altas cortes y otros actores del aparato judicial rechacen lo expresado por el congresista Mario Díaz-Balart, quien en su cuenta de X señaló que “como he advertido en numerosas ocasiones, la decisión del juicio falso, la persecución política y la cacería de brujas contra el expresidente @AlvaroUribeVel es una evidente violación del estado de derecho y refleja el avance de fuerzas extremo izquierda que controlan a @petrogustavo . Desde Estados Unidos, es muy preocupante ver día a día el deterioro de la democracia, la seguridad, la creciente violencia política y el aumento de grupos criminales en Colombia bajo Petro”.

Esa intrusión en los asuntos internos de Colombia y la actitud irrespetuosa hacia la jueza 44 deben ser rechazadas por la Cancillería y por los presidentes de las altas cortes. Resulta inaceptable lo expresado por el político cubanoamericano que piensa que Colombia es una colonia o un Estado adjunto de la Unión Americana.

A esa andanada en contra de la soberanía judicial se sumaron otros congresistas como María Elvira Salazar y Carlos A. Jiménez. La señora Salazar, en el mismo tono amenazante de María Fernanda Cabal dijo en su cuenta de X que “hoy no se hizo justicia en Colombia. Se consumó una infamia contra Álvaro Uribe, el hombre que rescató al país del terrorismo y enfrentó a las FARC cuando nadie más se atrevía. Lo condenan porque se negó a pactar con criminales, porque es un obstáculo para la izquierda radical que quiere tomar el poder y convertir a Colombia en otra Venezuela. Es el mismo libreto del castrochavismo: persecución política contra todo el que se oponga a sus agendas radicales. Desde Estados Unidos, alzamos la voz: ¡Uribe no está solo! ¡Los colombianos decentes y amantes de la libertad están con él!”.

Entre tanto, en el mismo tono Jiménez señaló que “hoy presenciamos una injusticia en Colombia. Se ha consumado una persecución política contra el expresidente Álvaro Uribe, un líder valiente que salvó a su país del terrorismo y enfrentó a las FARC con firmeza cuando muchos guardaban silencio. Lo atacan porque representa un obstáculo para la agenda de la izquierda radical que quiere convertir a Colombia en otra dictadura al estilo de Venezuela o Cuba. Este es el mismo libreto castrochavista que hemos visto una y otra vez: usar el sistema judicial para destruir a quienes defienden la democracia, la libertad y el Estado de Derecho”.

Los congresistas americanos insisten en mantener vigente la nomenclatura que Uribe Vélez inventó en los tiempos del plebiscito por la paz: el castrochavismo. Se trata de una “categoría” que solo existe en la suspicaz y resbaladiza mente del expresidente antioqueño. En lugar de ocuparse de los problemas internos que afrontan los Estados Unidos como su decadencia, los altos costos de la comida, el supremacismo y la infame persecución de los inmigrantes latinos que puso en marcha el gobierno de Trump, estos congresistas creen que pueden entrometerse en los asuntos internos del país, sin que nadie los confronte.

Las intromisiones de los agentes gringos y la defensa de la “honorabilidad” de Uribe por parte de candidatos presidenciales confirman el desprecio que la derecha local e internacional sienten por las instituciones, la institucionalidad y la justicia, cuando los fallos no los benefician.



Foto de José Vargas, tomada de El Espectador. 


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