Por Germán Ayala Osorio
La férrea, absurda, indolente, irresponsable,
infantil y mezquina oposición política que la derecha le viene haciendo en el
Congreso a las iniciativas legislativas presentadas por el gobierno de Petro
están radicalizando de tal forma al presidente de la República que en sus
trinos después de hundido el proyecto de la ley de financiamiento, parece estarse
acercando al espíritu libertador de Simón Bolívar.
Con la sentencia “maldito
el parlamentario que a través de las leyes destruye la prosperidad de su propia
tierra, de su propio pueblo”, Gustavo Petro dejó ver su rabia por lo
acontecido en el legislativo. La historia recogerá la señalada locución para explicar
que en el siglo XXI hubo un presidente que quiso “liberar al país del yugo de
la derecha neoliberal que privatizó el Estado” por más de 30 años, sometiendo
al pueblo a vivir en medio de la pobreza y la desigualdad, la informalidad laboral
y a los designios de unos pocos que siempre gozaron de beneficios sociales,
políticos y económicos propios de una democracia tan imperfecta, como procedimental
como la colombiana. La llamativa y fuerte expresión presidencial hizo recordar la
célebre frase atribuida a Simón Bolívar: “maldito el soldado que apunta
su arma contra su pueblo".
Aunque las dos frases hacen parte
de contextos bastante disímiles, comparten el sentido emancipador, libertario,
disruptivo y subversivo con el que Petro quiere ser recordado. Aunque deje
avances en materia de entrega de tierras, la gran reforma agraria no la logrará
porque los grandes terratenientes seguirán apostándole a la producción de “comida
para los carros” (bioetanol), a la ganadería extensiva, así como al crecimiento
urbanístico insostenible que ya tiene hoy a la capital del país padeciendo
racionamiento de agua.
Al ser la prensa hegemónica el
notario de la historia, los titulares que recogieron la expresión presidencial ayudarán
a los historiadores y a los analistas políticos a explicar lo que sucedió un
día de diciembre de 2024. El Universal tituló Petro trató de “malditos” a
congresistas que hundieron reforma tributaria. Entre tanto, Blu radio, La
FM y W radio, todos medios que le hacen oposición política al gobierno, titularon
de manera parecida.
Ante semejante coyuntura y al
reconocer que a pesar de ser gobierno no tienen el poder, a Petro le quedan dos
caminos: el primero, radicalizarse aún más y gobernar por decreto y el segundo,
posicionar la narrativa que señala que por culpa de unos “malditos congresistas”
su obra de gobierno no se pudo ejecutar. Lo más probable es que extienda la
descalificación a la oligarquía que patrocina a los congresistas para que legislen
a favor de los intereses de sus poderosos miembros.
Al tratar a los congresistas de “malditos”,
el jefe del Estado rompe cualquier posibilidad que desde el ministerio del
Interior se intenten acciones conducentes a recomponer las maltrechas relaciones
entre los dos poderes públicos. Al llamarlos de esa manera, Petro busca “echarle
encima al pueblo” que él cree que lo sigue y que está dispuesto a movilizarse
para defender el proyecto político que la derecha congresional está decidida a
frenar con el único objetivo que los mueve: evitar a toda costa que al gobierno
y al país le vayan bien porque ello le allanaría el camino al petrismo para volver
a triunfar en las urnas en el 2026.
El malestar social que puede estarse incubando por cuenta de las confrontaciones políticas alimentadas desde el Congreso y desde la propia Casa de Nariño y el visible odio visceral que se respira en las redes sociales pondrán a prueba tanto a ese pueblo, como a la misma derecha cuando en algún momento se presente un nuevo estallido social.
Petro se descompuso, llamó ´malditos´ a los parlamentarios - HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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