Por Germán Ayala Osorio
El fallido nombramiento como embajador
en Tailandia del creador de la exitosa y premiada serie Matarife,
Daniel
Mendoza Leal deja varios asuntos claros que bien vale la pena revisar:
1. 1. Colombia
sigue y seguirá por largo tiempo siendo una sociedad simuladora, farisea,
melindrosa, hipócrita, rezandera, camandulera, puritana, devota y timorata. Así
las cosas, la doble moral seguirá aplicándose especialmente a quienes hayan
cometido el grave error de criticar o develar las andanzas criminales de uno o
de varios de los agentes del establecimiento colombiano.
2. 2. Aquellos
que, habiendo disfrutado de las “buenas maneras” de la élite tradicional en
clubes, de un momento a otro hayan decidido romper el pacto de silencio firmado
sobre finas mesas de nogal, serán perseguidos por la PMM (Policía Moral y
Mediática).
3. 3. Atada
a esa doble moral están elementos de clase que hacen posible que las relaciones
con menores de edad, consumo de drogas o prácticas homosexuales que sostengan
algunos de sus más connotados miembros siempre serán asumidos como “deslices
recreativos”, pero jamás como crímenes. Queda más que claro que son muy pocos
los que se pueden dar esos gusticos: curas, políticos, empresarios y rectores
de prestigiosas universidades.
4. 4. Quien
haga las veces de presidente de la República está obligado a cogobernar con los
agentes cercanos al establecimiento. Cualquier decisión contraria será atacada
con furia por los agentes mediáticos, sociales y políticos dispuestos en la arena
pública para defender la tradición. Por lo tanto, las embajadas y consulados deben
seguir entregándose exclusivamente a amigos del establecimiento sin que importe
que sobre los designados embajadores o cónsules sobrevengan investigaciones por
crímenes y tráfico de cocaína. Ante todo, la defensa de los altos intereses de
la Patria.
5. 5. Las
condiciones que impone vivir bajo el embrujo macondiano hacen plausible
confundir la realidad con la ficción. Los párrafos obscenos que aparecen en la
novela de Mendoza Leal no son aptos para los castos oídos de las feministas y
oscurantistas respetuosas del establecimiento colombiano. Las finas y reputadas
revistas con mujeres desnudas, así como la publicidad sexista sirven para exaltar
la belleza del cuerpo de la mujer, incluidas por supuesto la simpática letra de la canción “mamacitas
desde los 14”. Jamás pueden entenderse como formas de instrumentalización
de la mujer y mucho menos consideradas como sexualmente apologéticas.
Adenda: se
aplaude la decisión de Daniel Mendoza Leal de declinar el nombramiento como embajador
en Tailandia, a pesar del visto bueno del gobierno de ese país. Las discrepancias
al interior de los progresistas alrededor de la designación de Mendoza como diplomático
deben permanecer en el tiempo porque es una de las tantas formas de
diferenciarse de la derecha, de la tradición y de la doble moral establecida.
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