Por Germán Ayala Osorio
Eva Rey es una periodista de
farándula que entrevista personajes de la vida política a los que convida para
hablar de asuntos privados, como la sexualidad y el consumo de drogas, que terminan
por tocar la moral de sectores societales cuyos miembros se caracterizan por
ser pacatos, premodernos, faranduleros, morbosos, mojigatos y puritanos, además
de clasistas, racistas, machistas, homofóbicos y transfóbicos. Hablar en
televisión de sexo y de consumo de marihuana y cocaína como lo ha hecho Rey con
varios de sus invitados por supuesto que despierta todo tipo de reacciones que
benefician el rating del espacio periodístico de la reconocida periodista
y ponen en cuestión aquello que se conoce como criterio e interés periodístico.
Eva Rey busca y logra espantar a
unos por su “libertinaje”, mientras que otros se sienten atraídos por su espíritu
liberal. Rey entrevistó a Emilio
Tapia, reconocido político y contratista, condenado por corrupción, junto a
su esposa Saray Robayo. El tema: sus encuentros sexuales al interior de
la cárcel en donde pernoctó varias noches el paradigmático corrupto.
De acuerdo con la misma
periodista del espectáculo o de la farándula recibió una andanada de críticas y
llamadas que la “obligaron” a bajar de sus redes sociales los apartes de la entrevista
que le hizo a la amorosa pareja. Así explicó lo sucedido Eva Rey: “bueno, ante
el aluvión de críticas que he recibido después de la entrevista a Emilio Tapia he
decidido bajar los cortos que había subido a todas las plataformas y no se va a
publicar la entrevista. La verdad es que la entrevista la hice con todo
el sentido del interés periodístico, pero la verdad entiendo y veo que hay
mucha gente que se ha sentido ofuscada, que he herido sensibilidades en un
momento que ha vivido el país, creo que cuando uno la caga tiene que
reconocer que la cagó, así que nada, he decidido… asumir que la cagué”.
Aunque la periodista dice que en
la entrevista también tocó los actos de corrupción en los que ha incurrido
Emilio Tapia, decidió priorizar en la difusión del encuentro con la pareja lo
concerniente a las maneras como se “tira” dentro de una celda. Entrevistar a un
corrupto termina por legitimar el ethos mafioso que guía la vida de Emilio Tapia
y de otros tantos politicastros que abundan en Colombia.
Quizás el gran error en el que
incurre Eva Rey está en su tratamiento farandulero y morboso de hechos públicos
y privados que ameritarían un abordaje serio y riguroso pues de por medio está la
imagen del oficio del periodismo. Que haya gente que le guste su “estilo” no reduce
el impacto negativo que genera ese tipo de entrevistas en el periodismo
colombiano y en los periodistas que a diario se le juegan por informar con
rigor.
Si, Eva, la cagaste, pero es que
lo vienes haciendo de tiempo atrás, con una salvedad: tienes rating y
seguidores en tu cuenta de X. Al final poco importa que hayas bajado los
cortos de la malograda entrevista porque los periodistas que cubren el espectáculo
o los hechos de la farándula suelen justificar sus publicaciones apelando a un
discutible interés periodístico.
Lo sucedido con Tapia y su esposa
me hizo recordar el caso del paseo de Petro
en Panamá en el que medios y periodistas como Eva Rey confirmaron la inclinación
a contaminar el periodismo con la basura del oficio: la farándula. Algunos hablan
de un "periodismo de farándula" que se auto valida con frases que
millones de colombianos recuerdan de espacios "periodísticos"
dedicados a hurgar en la vida íntima de los famosos: "el dulce sabor del
chisme, la esquina del chisme y en la Red, nada se nos escapa". Creo que en
el fondo subsiste una confusión conceptual entre hacer periodismo y divulgar
chismes. Para popularizar y hacer virales los segundos no se necesita apelar a
la existencia del “interés periodístico” pues basta con que haya al otro lado de
la pantalla chismosos, murmuradores, mirones, fisgones y los que les gustaría
ver o alcanzaron a imaginar cómo “tira” un corrupto en la cárcel.
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