Por Germán Ayala Osorio
La naciente coalición entre el Mira,
Nuevo Liberalismo y Dignidad y Compromiso tiene la falsa pretensión de ser
una tercera opción a las fuerzas de la derecha y el progresismo que de todas
maneras se enfrentarán en el escenario electoral de 2026. Esa asociación
política se llama Ahora Colombia. El exsenador Jorge Enrique Robledo considera
“que esta alianza se construye como una tercera opción política de cara a
las elecciones de 2026 y añade que no respaldarán ni al petrismo ni a los
partidos tradicionales que gobernaron antes”.
Robledo le apunta a regresar al
Senado y funge desde ya como el escudero de las candidaturas de Sergio Fajardo
y Juan Manuel Galán, hijos del Establecimiento. Como suele pasar con las alianzas
políticas que son fruto de contradicciones ideológicas, la animadversión hacia
todo lo que huela a Petro y la explosión de candidaturas presidenciales, los
principios generales de la propuesta de gobierno terminan siendo gaseosos,
engañosos y propios de la retórica electoral.
Estos son los principios del
acuerdo de la coalición Ahora Colombia: “Punto uno: lucha
contra la corrupción. Dos: democracia e independencia de los poderes públicos.
Tres: seguridad. Cuatro: derechos fundamentales. Cinco: derechos sociales.
Seis: participación efectiva de la mujer. Siete: protección integral. Ocho:
medio ambiente y justicia climática. Nueve: generación de ingresos y cultura
ciudadana”.
Robledo, Fajardo, Juan Manuel
Galán y los pastores del Mira insisten en hablar de la lucha contra la
corrupción, asunto cultural que nadie puede cambiar porque la sociedad
en general y en particular los más poderosos agentes económicos y políticos de
la sociedad civil naturalizaron el ethos mafioso que guía la vida de
empresarios, banqueros, partidos políticos, agentes gremiales y contratistas.
Política y crimen en Colombia van de la mano y esa realidad nadie la podrá
cambiar hasta que no se dé en el país una revolución cultural que hasta
al momento a nadie le parece necesaria empezar a liderar. En ese punto, ese primer
principio deviene falaz y atado a un viaje de superioridad moral en el que se embarcaron
los arriba señalados.
El segundo principio, democracia e independencia de los poderes públicos sugiere acciones para superar el carácter procedimental y formal de la democracia colombiana y la falsa independencia de los poderes públicos garantizada por la histórica relación extorsiva entre el Congreso y el Ejecutivo, resultado de un sistema político pensado para hacer perenne la operación mafiosa del Establecimiento.
La seguridad es el tercer
principio. Al no atreverse a ponerle “apellido” se abre la posibilidad para que
una vez se defina quién será el candidato presidencial de la coalición, los
ajustes a la idea de la seguridad lo llevarán indefectiblemente a hablar de pie
de fuerza, lucha contra las estructuras criminales, paz, guerra y lucha contra
los factores que generan inseguridad en las ciudades. Es decir, más de lo mismo.
El cuarto principio es al igual que
los anteriores: gaseoso e indeterminado. Y es así por cuanto hay sectores de
poder que creen más en el Estado de Derecho como sinónimo de orden y aplicación
a rajatabla de las normas, que en la necesidad de hacer ingentes esfuerzos para
hacer viable el Estado Social de Derecho a través de la aplicación de criterios
de eficiencia, eficacia y efectividad. Resulta llamativo que hablen de derechos
fundamentales cuando la discusión entre esas dos concepciones del Estado
sigue estando atravesada por el régimen presidencialista, la realidad fiscal
del país, la corrupción público-privada y la evasión tributaria de los grandes
contribuyentes, entre otros factores.
Los principios 5, 6, 7, 8 y 9 terminan
por fragmentar las realidades sociales, económicas, políticas, culturales y
ambientales del país. Cuando se alude a la participación efectiva de la
mujer se advierte unas ganas enormes de llamar la atención de las
corrientes feministas a pesar de la permanencia del machismo y el sistema
patriarcal del que los integrantes del Mira, Robledo, Galán y Fajardo son hijos
legítimos. El siete, Protección integral, bien puede asociarse a
la idea de seguridad humana y extenderse a los temas ambientales como el
cuidado y aprovechamiento racional de los ecosistemas naturales-históricos.
Al decir Robledo que “no vamos
a apoyar al petrismo, pero tampoco a ningún partido que haya gobernado antes de
Petro”, olvida que el partido Mira apoyó al gobierno uribista de Iván Duque
Márquez. Al ser Mira un partido confesional y anti-derechos, Fajardo, Galán y
el propio Robledo entran en una profunda contradicción y dejan ver su ética
acomodaticia. Más que una tercera opción, la alianza Ahora Colombia es una coalición
de “centro” derecha que terminará acercándose al uribismo y al resto de
sectores políticos que activarán el esperado TCP: Todos Contra Petro.
Adenda: dice Robledo que "No se imaginan cuánto coinciden las políticas de Petro con las de anteriores gobiernos. Es impresionante, sobre todo en el sometimiento al Fondo Monetario Internacional y ese tipo de organizaciones". Se volvió Castrochavista el exsenador.
‘No vamos a apoyar al petrismo, pero tampoco a ningún partido que haya gobernado antes de Petro’: Jorge Robledo
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