sábado, 28 de junio de 2025

EL JUEGO ARTIFICIOSO DE GALÁN, ROBLEDO, FAJARDO Y EL PARTIDO MIRA


Por Germán Ayala Osorio

 

La naciente coalición entre el Mira, Nuevo Liberalismo y Dignidad y Compromiso tiene la falsa pretensión de ser una tercera opción a las fuerzas de la derecha y el progresismo que de todas maneras se enfrentarán en el escenario electoral de 2026. Esa asociación política se llama Ahora Colombia. El exsenador Jorge Enrique Robledo considera “que esta alianza se construye como una tercera opción política de cara a las elecciones de 2026 y añade que no respaldarán ni al petrismo ni a los partidos tradicionales que gobernaron antes”.

Robledo le apunta a regresar al Senado y funge desde ya como el escudero de las candidaturas de Sergio Fajardo y Juan Manuel Galán, hijos del Establecimiento. Como suele pasar con las alianzas políticas que son fruto de contradicciones ideológicas, la animadversión hacia todo lo que huela a Petro y la explosión de candidaturas presidenciales, los principios generales de la propuesta de gobierno terminan siendo gaseosos, engañosos y propios de la retórica electoral.

Estos son los principios del acuerdo de la coalición Ahora Colombia: “Punto uno: lucha contra la corrupción. Dos: democracia e independencia de los poderes públicos. Tres: seguridad. Cuatro: derechos fundamentales. Cinco: derechos sociales. Seis: participación efectiva de la mujer. Siete: protección integral. Ocho: medio ambiente y justicia climática. Nueve: generación de ingresos y cultura ciudadana”.

Robledo, Fajardo, Juan Manuel Galán y los pastores del Mira insisten en hablar de la lucha contra la corrupción, asunto cultural que nadie puede cambiar porque la sociedad en general y en particular los más poderosos agentes económicos y políticos de la sociedad civil naturalizaron el ethos mafioso que guía la vida de empresarios, banqueros, partidos políticos, agentes gremiales y contratistas. Política y crimen en Colombia van de la mano y esa realidad nadie la podrá cambiar hasta que no se dé en el país una revolución cultural que hasta al momento a nadie le parece necesaria empezar a liderar. En ese punto, ese primer principio deviene falaz y atado a un viaje de superioridad moral en el que se embarcaron los arriba señalados.

El segundo principio, democracia e independencia de los poderes públicos sugiere acciones para superar el carácter procedimental y formal de la democracia colombiana y la falsa independencia de los poderes públicos garantizada por la histórica relación extorsiva entre el Congreso y el Ejecutivo, resultado de un sistema político pensado para hacer perenne la operación mafiosa del Establecimiento.

La seguridad es el tercer principio. Al no atreverse a ponerle “apellido” se abre la posibilidad para que una vez se defina quién será el candidato presidencial de la coalición, los ajustes a la idea de la seguridad lo llevarán indefectiblemente a hablar de pie de fuerza, lucha contra las estructuras criminales, paz, guerra y lucha contra los factores que generan inseguridad en las ciudades. Es decir, más de lo mismo.

El cuarto principio es al igual que los anteriores: gaseoso e indeterminado. Y es así por cuanto hay sectores de poder que creen más en el Estado de Derecho como sinónimo de orden y aplicación a rajatabla de las normas, que en la necesidad de hacer ingentes esfuerzos para hacer viable el Estado Social de Derecho a través de la aplicación de criterios de eficiencia, eficacia y efectividad. Resulta llamativo que hablen de derechos fundamentales cuando la discusión entre esas dos concepciones del Estado sigue estando atravesada por el régimen presidencialista, la realidad fiscal del país, la corrupción público-privada y la evasión tributaria de los grandes contribuyentes, entre otros factores.

Los principios 5, 6, 7, 8 y 9 terminan por fragmentar las realidades sociales, económicas, políticas, culturales y ambientales del país. Cuando se alude a la participación efectiva de la mujer se advierte unas ganas enormes de llamar la atención de las corrientes feministas a pesar de la permanencia del machismo y el sistema patriarcal del que los integrantes del Mira, Robledo, Galán y Fajardo son hijos legítimos. El siete, Protección integral, bien puede asociarse a la idea de seguridad humana y extenderse a los temas ambientales como el cuidado y aprovechamiento racional de los ecosistemas naturales-históricos.

Al decir Robledo que “no vamos a apoyar al petrismo, pero tampoco a ningún partido que haya gobernado antes de Petro”, olvida que el partido Mira apoyó al gobierno uribista de Iván Duque Márquez. Al ser Mira un partido confesional y anti-derechos, Fajardo, Galán y el propio Robledo entran en una profunda contradicción y dejan ver su ética acomodaticia. Más que una tercera opción, la alianza Ahora Colombia es una coalición de “centro” derecha que terminará acercándose al uribismo y al resto de sectores políticos que activarán el esperado TCP: Todos Contra Petro.

Adenda: dice Robledo que "No se imaginan cuánto coinciden las políticas de Petro con las de anteriores gobiernos. Es impresionante, sobre todo en el sometimiento al Fondo Monetario Internacional y ese tipo de organizaciones". Se volvió Castrochavista el exsenador. 


‘No vamos a apoyar al petrismo, pero tampoco a ningún partido que haya gobernado antes de Petro’: Jorge Robledo

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