viernes, 28 de junio de 2024

PERIODISMO, LA FLIP Y LA ACADEMIA

 

Por Germán Ayala Osorio

Ante la sistemática arremetida político-informativa de las grandes medios de comunicación contra el gobierno de Gustavo Petro las facultades de periodismo y la FLIP guardan un aturdidor silencio, lo que las convierte en cómplices y amanuenses de los negativos efectos socioculturales y ético-políticos que viene dejando la consolidación de las empresas mediáticas como opositores políticos. Nunca en la historia reciente se vio semejante confluencia de intereses político-editoriales entre las empresas mediáticas para deslegitimar a un gobierno. Bastó con la llegada al poder del primer gobierno de izquierda, para que los agentes económicos que están detrás de los medios hegemónicos, pactaran jugar para debilitar al gobierno progresista.  

Ese pacto político-informativo se explica por el inocultable miedo que les genera la posibilidad de que el primer gobierno progresista amplíe de tal manera el número de seguidores y admiradores, que los lleve a perder nuevamente en el 2026 las elecciones. Eso les aterra a los empresarios colombianos, pero en particular a aquellos que tienen dentro de sus bienes a empresas mediáticas que aún tienen el poder de inocular en las audiencias narrativas que desfavorecen la imagen positiva que la izquierda pueda ganar en estos cuatro años de gobierno. 

Volvamos al mutismo de la FLIP y de las facultades de periodismo. El silencio de las segundas se explica porque las empresas mediáticas suelen ser receptoras de sus practicantes y egresados. Bajo esa circunstancia, la directriz parece ser "guardemos silencio" para no afectar las buenas relaciones universidades-medios masivos. Algunas facultades podrían ir más allá, lo que se traduce en otra directriz: evitemos al máximo que los cuestionamientos a la prensa tradicional hegemónica lleguen a las aulas, pues podría ser contraproducente para los estudiantes que llegan a sus aulas para formarse bien para ser presentadores (as), reporteros gráficos o periodistas. Eso podría ser causal de abandono de la carrera. Así las cosas, los docentes que osen criticar a las cadenas radiales y televisivas, así como a la prensa son catalogados como "profesores anti medios", mote que nadie quiere llevar en facultades en las que enseñan periodistas que trabajan aún en los medios comprometidos en el hostigamiento político e informativo del que participan reconocidas empresas informativas. 

En cuanto a la actitud timorata de la FLIP, hay que decir que sus directivas optaron por la salida más conveniente: llamarle la atención al presidente de la República por "hostigar a la prensa", cuando es claro que a diario Gustavo Petro sale en su cuenta de X a confrontar y desmentir  a colegas periodistas que informan de manera tendenciosa y calculada para afectar la imagen del gobierno. No puede ser que ante las constantes mentiras y tratamientos periodístico-noticiosos amañados, sesgados y tendenciosos de Semana y El Colombiano, para exponer tan solo dos ejemplos, la FLIP guarde silencio. Se esperaría, por lo menos, que convocara a las facultades de periodismo para organizar foros académicos e incluso, fomentar investigaciones cuyo objeto sea analizar esas prácticas periodísticas que rayan con el activismo político. El ex vice presidente Santos, enemigo de Petro, parece estar detrás de la FLIP, de acuerdo con trino del presidente Petro, lo que explicaría la actitud asumida por la señalada fundación. Aunque Santos fundó a la entidad, el vocero de la misma aseguró que el político uribista no tiene injerencia alguna en las decisiones y posturas asumidas por la Fundación para la Libertad de Prensa, FLIP. 

Es tan grave lo que está sucediendo en Colombia que los noticieros privados Caracol y RCN, los periódicos EL TIEMPO, EL PAÍS de Cali y El Colombiano, así como la revista Semana y los programas radiales La FM, La W y Blu Radio, dejaron de hacer periodismo y se convirtieron en actores políticos que usan los hechos noticiosos como arma política para desprestigiar y deslegitimar al actual gobierno.  

En lugar de salir a victimizarse por los cuestionamientos presidenciales, los periodistas comprometidos, la FLIP y la academia están en la obligación moral, ética e institucional de provocar encuentros para discutir, de cara al país, si la razón la tiene el jefe del Estado cuando cuestiona en su cuenta de X a periodistas y medios, o si por el contrario, los comunicadores cuestionados informaron apegados a los manuales de sus casas periodísticas y al "manual" universal que dice claramente cómo se hace  periodismo riguroso, serio y profesional.

Resultaría interesante que la opinión pública, calificada o no, tuviera la oportunidad de ver en un mismo escenario académico al presidente de la República confrontando las narrativas periodísticas y los periodistas defendiéndolas y explicándoles al país deontológica y políticamente el por qué de los tratamientos informativos y los hechos objetivos sobre los que se sostienen esas narrativas. 

Quedan dos años más de enfrentamientos entre Petro y los periodistas que, con agenda política en mano, dejaron el oficio para convertirse en activistas políticos y estafetas de sus patrones. Muy seguramente, si en el 2026 la derecha recupera el poder, entonces volverá el mismo ejercicio periodístico oficialista al que nos tenían acostumbrados. 




Imagen tomada de Youtube.com

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