Por Germán Ayala Osorio
El presidente de la República,
Gustavo Petro Urrego ha dejado clara su postura, como jefe de Estado y ser
humano, frente a lo que viene sucediendo en la franja de Gaza: se trata de
un genocidio perpetrado por Israel contra el pueblo palestino. Esa
sentencia generó una crisis diplomática con el gobierno de Israel que mantiene
suspendidas las relaciones
entre ambos países, y provocó además lecturas macartizantes en los Estados
Unidos por un eventual “antisemitismo y apoyo velado a Hamas” de parte del
presidente colombiano. El país recuerda el rifirrafe entre Petro y Deborah
Lipstadt, diplomática americana y luchadora contra el antisemitismo durante
la administración del entonces presidente Joe Biden.
Es en ese contexto en el que se
entiende el reciente comunicado
de la Casa de Nariño sobre la ayuda humanitaria en Gaza, en el que el
mandatario de los colombianos denuncia “la manipulación de la ayuda
humanitaria en Gaza, donde el dolor de un pueblo ha sido convertido en
instrumento de control, propaganda y exterminio. Lo que se ha
instaurado no es un canal humanitario, sino una red de
humillación. Se niega el acceso libre y seguro a la ayuda internacional, se
impide la entrada de trabajadores humanitarios con independencia y se expulsa a
organismos que, como la UNRWA, han sido pilares del auxilio a millones de
refugiados”.
El comunicado aún no fue recogido
por los medios masivos colombianos y por la prensa internacional, lo que podría
generar un conflicto diplomático con las agencias encargadas de garantizar la
entrega de las ayudas humanitarias en ese convulsionado territorio del medio
Oriente.
El gobierno colombiano insiste en
descalificar las acciones humanitarias desplegadas en Gaza por organismos
multilaterales, al decir que “se promueve una supuesta agencia “humanitaria”
subordinada a intereses militares, que falsea la neutralidad, distorsiona el
derecho internacional y actúa más como apéndice de la ocupación que como
socorro”.
Sin duda alguna, el tono fuerte y
confrontador del comunicado oficial de la presidencia de la República puede ser
asumido por Washington y las propias agencias involucradas en la entrega de la
ayuda humanitaria como una “exageración e incluso como un irrespeto” a las actividades
“humanitarias” desarrolladas en ese territorio.
La reacción legítima del gobierno
de Gustavo Petro, pero quizás incomprendida por el poder hegemónico mundial
termina por hacer un llamado a que otras naciones se sumen a revisar lo que
realmente está pasando con la entrega de la ayuda humanitaria en Gaza. Incluso,
el presidente colombiano cuestiona el sentido de humanidad que supuestamente
acompaña la entrega de alimentos y en general las acciones asistencialistas en
favor de las víctimas que deja la arbitraria y deshumanizada intervención
militar israelí en Gaza. Así termina el señalado comunicado de la Presidencia
de Colombia:
“No puede hablarse de
asistencia humanitaria cuando el acceso depende del capricho del poder que
asedia. No puede hablarse de humanidad cuando se asesina a quienes llevan,
piden o reparten pan. No puede hablarse de neutralidad cuando los corredores
humanitarios son definidos por quienes lanzan las bombas. Desde este gobierno
alzamos la voz; lo hacemos no por cálculo, sino por convicción. Porque creemos
en un orden internacional basado en la dignidad, no en la sumisión. Porque
sabemos que la ayuda humanitaria no puede ser arma de guerra ni herramienta de
castigo colectivo. Invito a las naciones del mundo a organizar, sin dilaciones
ni eufemismos, una respuesta humanitaria global, verdaderamente neutral, bajo
mandato internacional y ajena a los intereses del ocupante. Una operación
masiva que asegure alimentos, agua, medicinas y protección, no bajo vigilancia
militar, sino bajo el principio sagrado del auxilio a la vida. La humanidad
será juzgada por su silencio frente a Gaza. Callar hoy es normalizar lo inaceptable.
Permitirlo es volverse cómplice. La neutralidad ante el crimen no es
neutralidad: es consentimiento”.
ayuda humanitaria en gaza - Búsqueda Imágenes
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