miércoles, 22 de octubre de 2025

ENTREVISTA DE CORONELL A PETRO: SALIÓ MAL

 Por Germán Ayala Osorio

 

La entrevista que le concedió Gustavo Petro a Daniel Coronell fue un verdadero encontronazo entre un presidente atrincherado en su dignidad y en su incontrastable ego y un periodista empecinado en cuestionarlo y en sacarle un titular que sirviera para empeorar las relaciones con Trump, mandatario al que el columnista se cuida de criticar por razones ideológicas y migratorias. Desde su cuenta de X, Coronell iba dejando claro de qué lado estaba: Petro se muestra desafiante ante la grave crisis diplomática con Trump. ¿Se atrevería Coronell a usar el mismo vocablo para caracterizar y calificar la conducta altanera, irresponsable y soberbia del fatuo presidente de los Estados Unidos? Por supuesto que no. Cuando se trata de hablar de las tensas relaciones bilaterales entre los dos países, el reconocido columnista siempre se parará del lado de la tierra del Tío Sam. Es claro que a Coronell le da miedo cuestionar las andanadas de Trump en contra del presidente colombiano.

Petro concede la entrevista pensando quizás en llegarle al público hispano de Univisión y muy seguro de que el secretario de Estado, Marco Rubio, entre otros agentes políticos que le hablan al oído al convicto presidente norteamericano estarían atentos al desarrollo de esta. Entre tanto, Coronell buscó entrevistarlo para aprovecharse periodística y económicamente de lo que pudiera decir el jefe de Estado en medio de la crisis diplomática entre Estados Unidos y Colombia. El rating estaba asegurado.

En términos periodísticos se trató de una entrevista enrarecida, dispersa, incómoda, “jarta” y difícil por dos razones fundamentales: 1. Por la predisposición ideológica con la que ambos llegaron al encuentro. Petro reconoce a Coronell como un periodista de derecha, lo respeta, pero sabe muy bien que como ciudadano y periodista es un cipayo que sabe rendirle pleitesía a los gringos. Y Coronell llegó con la firme intención de desdibujar a la figura presidencial colombiana, tratando de pincharle el ego con preguntas, insinuaciones y señalamientos que Petro manejó relativamente bien a pesar de que en términos comunicacionales evitó contestar los interrogantes que le expuso su interlocutor, lo que claramente ensució el diálogo y lo hizo ver como un presidente grosero. 2. Por la compleja coyuntura política y diplomática, tanto Petro como Coronell buscaron sacarse provecho. El presidente colombiano le hablaba al periodista, pero estaba pensando más en sus detractores estadounidenses, que en explicarle a las audiencias de Colombia las razones por las que se llegó a este punto de no retorno en las relaciones entre Bogotá y Washington. Petro debió tranquilizar a los colombianos que la prensa hegemónica local está empecinada en asustar por cuenta de las posibles sanciones económicas que imponga el anaranjado presidente estadounidense.

Coronell es un periodista anti uribista que ha sido incapaz de llamar genocidio a lo hecho por Israel en Gaza, con la anuencia de los Estados Unidos, país en el que vive desde hace varios años. Es un columnista muy leído, pero es cercano al establecimiento colombiano.

Después de la entrevista-encontronazo, Coronell dijo lo siguiente: “Nunca he tenido una conversación tan difícil con él, como la de hace dos días, en la Casa de Nariño. A lo largo de estos 40 años de conocernos he tenido grandes diferencias con él y he criticado su gestión como alcalde y presidente, tanto como reconocí sus grandes debates de denuncia y control político como congresista. Nunca, en todos estos años y entrevistas he visto al presidente Gustavo Petro tan alterado como este lunes. No es el mejor estado de ánimo para manejar una crisis de las dimensiones que puede tomar en los próximos días”.

Después de ver completa la entrevista, señalo que tanto Coronell como Petro se equivocaron. El primero, por querer aprovecharse de la compleja coyuntura diplomática entre USA y Colombia y creer que Petro le contestaría todas sus preguntas, cuestionamientos e insinuaciones que por momentos incomodaron al mandatario. Coronell sabía que Petro llegaría “cargado de tigre” y quiso aprovecharse periodística y políticamente de ese momento; y el segundo, porque llegó al diálogo cargado emocionalmente y golpeado en su ego por el tratamiento de mafioso que le dio el convicto y pederasta presidente estadounidense. Conclusión: Petro no debió conceder la entrevista a Coronell. Como diría el entonces Defensor del Pueblo, Carlos Camargo: "salió mal". 

 


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