Por Germán Ayala Osorio
El calificativo de líder de narcotraficantes
que lanzó Trump contra el presidente Petro sirvió para probar la cohesión y la
coherencia de la institucionalidad estatal y la visión de Estado de los
expresidentes Samper, Pastrana, Uribe, Santos y Duque.
La Defensora del Pueblo, Iris
Marín y el Procurador General de la Nación, Gregorio Eljach rechazaron el pronunciamiento
del presidente de los Estados Unidos en contra del presidente colombiano.
Dichas posturas contrastan con el silencio de los presidentes de las altas cortes
que a la fecha no rechazaron la irrespetuosa y temeraria arremetida verbal del
convicto Donald Trump. Parece ser que los togados temen que el pederasta
presidente norteamericano les quite la visa, documento que la clase política y
empresarial asumen como un invaluable tesoro con el que suelen justificar las
arrogantes, desafiantes y desobligantes posturas asumidas por las autoridades
gringas en contra de Colombia. Lo que queda claro es que los líderes de esas
altas corporaciones judiciales no tienen una clara visión de Estado.
La misma miope y empobrecida
visión del Estado la exhibieron los exmandatarios Andrés Pastrana Arango y
Álvaro Uribe Vélez. En la carta que enviaron a Petro dejaron ver que su
condición de expresidentes está alejada y no se conecta con la dignidad del
cargo de jefes del Estado que ostentaron en el pasado. Pastrana estuvo en la Casa
de Nariño en calidad de cipayo de los Estados Unidos. La aprobación del Plan
Colombia en el Congreso americano y su nula discusión en el Congreso colombiano
y el diseño mismo de dicho plan de intervención militar de los gringos en el
conflicto armado interno dan cuenta del nivel de estulticia y de la actitud
lacaya del genuflexo presidente conservador, quien jamás actuó como un
verdadero estadista.
En esa misma línea inmoral y
pasmosa indignidad actuó Álvaro Uribe Vélez, de quien las autoridades gringas
tienen información de sus andanzas en el pasado que lo enredan con
paramilitares, masacres como las del Aro y la Granja, el asesinato de José
María Valle y relaciones con narcotraficantes, de acuerdo con investigaciones periodísticas,
procesos penales a
los que está vinculado y su aparición en una lista de una autoridad americana en
la que aparecen narcotraficantes. Uribe aparece en ella bajo el número 82.
El país recuerda que el mismo Pastrana acusó de ser paramilitar a Uribe. Hoy,
años después, cogidos de las manos le hacen oposición al gobierno Petro.
Esa actitud lacaya de Uribe y
Pastrana, ambos eficientes y obedientes criados apoyados por la Casa Blanca en
sus nefastos periodos presidenciales se confirmó con la reciente misiva que le
enviaron a Petro. En lugar de exigir explicaciones y rechazar el señalamiento de
Trump, estos dos consagrados mercaderes de las soberanías popular y estatal y
ladinos políticos dicen en su carta que “con sentido patriótico y profunda
preocupación, los expresidentes de Colombia abajo firmantes demandamos
del señor presidente Petro la definición clara de su relación con el jefe del
Cartel de Los Soles, Nicolás Maduro Moros, así como una explicación del
llamado Pacto de La Picota y la consecuente coincidencia de las posteriores
conversaciones llamadas Paz Total con grupos de las organizaciones criminales
del narcotráfico disfrazadas con estatus político”.
Sin duda alguna, estamos ante una
vergonzosa actitud de dos expresidentes que gobernaron al país sin saber qué es
eso de ser jefe del Estado. En su abierta y clara actitud lacaya e incoherente,
estos dos exmandatarios se atreven en la misma carta a “exigir serenidad,
prudencia y sentido nacional, por encima del egoísmo, en el manejo de esta
crisis que pone en riesgo la seguridad, el bienestar del pueblo y sectores
claves de la economía colombiana”. ¿Sentido nacional? ¿Sabrán qué
significa aquello del sentido nacional este par de politicastros? La verdad, no
lo creo.
La respuesta de Petro, en su
calidad de jefe del Estado, fue contundente: “Por respeto a la juez y a la
justicia de Colombia esta carta no debe ser contestada, por dos expresidentes
del que se tienen sospechas de vínculos con uno de los negocios más grandes de
Colombia, y dos: porque uno ha sido condenado y paga condena por la justicia”.
Entre tanto, Iván Duque Márquez,
el pasante que pernoctó por cuatro años en la Casa de Nariño, reaccionó con la
misma indignidad de Pastrana y Uribe. Por su condición de títere de Uribe y eterno
aprendiz de presidente no se le puede exigir que oficie como exjefe de Estado.
Duque Márquez será recordado por su mediocridad, su infantil discurso en inglés,
en particular aquella alusión que hizo en un evento internacional a los 7
enanitos y por supuesto su inolvidable auto entrevista en la misma lengua.
El expresidente Santos sin
exhibir una visión integral de Estado, por lo menos reconoció que tanto Trump como
Petro se han insultado. El único expresidente que asumió una postura cercana a
la visión de Estado que en esta columna se reclama fue Ernesto Samper Pizano,
político que frente a los gringos ha mantenido una actitud digna desde antes de
que le retiraran la visa americana.
Imagen tomada de la red X.
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