Por Germán Ayala Osorio
Queda claro que la inclusión de
Petro en la Lista Clinton
obedece a un capricho del convicto presidente de los Estados Unidos, quien molesto
con Petro por haber exhortado a los militares gringos a desobedecer a Trump y aupado
por la derecha colombiana, decidió golpearlo de la peor manera posible que
encontró. Reitero que Petro se equivocó al
hacer esa incitación a delinquir en una calle de Nueva York.
Los defensores de Petro y los críticos de la
medida adoptada por el Departamento del Tesoro, siguiendo instrucciones del
cubano vendepatria, Marco Rubio y por el inmoral huésped del salón Oval de la
Casa Blanca invalidan y cuestiona la decisión
recordándole a la derecha local las condenas por narcotráfico de familiares de cipayos
colombianos como Martha Lucía Ramírez
y Juan Carlos Pinzón
Bueno y por supuesto, la aparición de Álvaro Uribe
Vélez como el número 82 en un listado de gente con vínculos con
narcotraficantes. También recuerdan que un cuñado del secretario de Estado de
los Estados Unidos fue condenado por traficar cocaína.
Los tuiteros de la derecha
colombiana de inmediato replican que “no hay delitos de sangre”, argumento que,
si bien deviene legalmente válido, política y moralmente resulta acomodaticio y
con visos de invalidez por las motivaciones y las actitudes cipayas a las que
se comprometen a mantener los familiares de los políticos
colombianos condenados por narcotráfico. Más claro: Ramírez, Uribe y Pinzón están
obligados a aceptar sin chistar las intromisiones gringas en los asuntos internos
del país, guardar cómplice silencio frente a las cruzadas militares emprendidas
por el Pentágono con las que se violan los derechos humanos y el DIH. El más
reciente mutismo de los tres señalados politicastros frente al genocidio
en Gaza perpetrado por Israel y avalado
por la Casa Blanca hace parte de los compromisos políticos adquiridos por haber
conseguido el “perdón” de las autoridades americanas.
Recordemos esos casos para
insistir en que el ingreso a la Lista Clinton está mediado por valoraciones morales
y los intereses políticos de los Estados Unidos expuestos a través de la ya
naturalizada intromisión en los asuntos internos de Colombia, asumida por
Uribe, Ramírez y Pinzón, entre otros más, como actividades normales y propias
de las narcotizadas relaciones bilaterales.
Los casos de Ramírez, Pinzón,
Uribe y el de Marco Rubio confirman lo acomodaticias que resultan las
evaluaciones de las autoridades norteamericanas en el momento de elegir a quiénes
incluir o no en la famosa Lista Clinton. Miremos también lo que aconteció con los
líderes del Cartel de Cali, Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela y sus familias.
Bernardo Ramírez Blanco es
hermano de la exministra Martha Lucía Ramírez, consagrada ficha del
Establecimiento colombiano. “Fue condenado en 1998 en EE.UU. a 4 años
y 9 meses de prisión por conspiración para traficar heroína. Arrestado en 1997
en Miami por reclutar "mulas" para transportar la droga desde Aruba.
Cumplió la pena y fue liberado tras fianza pagada por Ramírez y su esposo”.
Entre tanto, el tío materno del
precandidato presidencial del uribismo, Juan Carlos Pinzón, resultó “condenado
en 1995 en EE.UU. a cadena perpetua por importación y distribución de cocaína
(media tonelada vía puerto de Miami). Arrestado en 1993; la
sentencia fue ratificada en apelación. Cumple pena en prisión federal de
Atlanta”. Se trata de Jorge Eliécer
Bueno Sierra. Pinzón podría ser el candidato presidencial del uribismo, pues
prometió que en una “sentada” recompone las relaciones diplomáticas entre USA y
Colombia. Es decir, volverá Colombia a operar como si fuera una colonia más de
los Estados Unidos.
El caso de Uribe Vélez, señalado por
la Agencia de Inteligencia de la Defensa de Estados Unidos, DIA, por sus
siglas en inglés, de ser el narcotraficante número 82, resulta llamativo
porque dicho señalamiento se dio mucho antes de que se convirtiera en
presidente de la República y en el gran defendido por la derecha gringa que presionó
a la justicia colombiana durante el reciente juicio
penal que se adelantó en contra del exmandatario colombiano. Ya sabemos que
Uribe Vélez fue un consagrado lacayo de los gringos en sus dos aciagos periodos
presidenciales. De esa manera “pagó sus deudas” con los norteamericanos.
En cuanto a los hermanos
Rodríguez Orejuela el país recordará que “28 familiares de los capos del
Cartel de Cali, específicamente de los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez
Orejuela, fueron incluidos en la Lista Clinton (también conocida
como la Lista de Narcotraficantes Especialmente Designados o SDN de la OFAC”.
Y termina este corto recorrido
por las emblemáticas tragedias familiares con el caso de Marco
Rubio. Su cuñado, Orlando Cicilia, esposo de su Barbara Rubio, fue “condenado
en 1988 en EE.UU. a 35 años (cumplió 12) por conspiración para traficar
cocaína, lavado de dinero, soborno y vínculos con homicidio”.
¿Si efectivamente no hay delitos
de sangre, por qué incluyeron en la Lista Clinton a Verónica Alcocer, pareja de
Petro (o expareja)? ¿Por qué Martha Lucía Ramírez y Juan Carlos Pinzón jamás
fueron incluidos en aquel listado? En cuanto a los hechos que ensucian los
nombres de Marco Rubio
y Uribe Vélez no es posible hacerse la misma pregunta por cuanto para el caso
del político antioqueño estamos hablando de eventuales arreglos políticos y
prepolíticos entre el Establecimiento colombiano y las autoridades americanas
en la coyuntura electoral que llevó a la Casa de Nariño al exgobernador de
Antioquia y exdirector de la Aerocivil. En lo que toca al secretario de Estado
de los Estados Unidos su condición de vendepatria borra cualquier sospecha de
haberse beneficiado de las andanzas de su cuñado.
veronica alcocer y petro en la lista clinton - Búsqueda Imágenes
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