Por Germán Ayala Osorio
Caracol Noticias creó la sección Diálogos
para no polarizar “en la que la periodista Alejandra Giraldo habla
con expertos que analizan, sin sesgos y sin intención política, la
polarización del país y el odio que embarga a las redes sociales”.
Se trata de un espacio al que han
acudido académicos, miembros de la curia, escritores (asumidos como
intelectuales) y pedagogos, entre otros, para conversar con Giraldo alrededor
de las circunstancias, razones y discursos que llevaron a que el país llegara a
la polarización política y la crispación ideológica que hoy se registran en los
medios tradicionales y redes sociales.
Pensar que a través de ese
formato periodístico se puede reducir en algo esa polarización suena quimérico por
dos razones fundamentales: la primera, porque los “expertos” invitados hablan
desde lugares de enunciación que la periodista no cuestiona a pesar de las
responsabilidades que les podría caber por la crisis democrática, dialógica y de reconocimiento de la Otredad
que se evidencia en la polarización política y crispación ideológica que viene
desde el plebiscito por la paz de 2016 y el consecuente triunfo del No. Justamente,
porque cada “experto” habla desde su particular lugar de enunciación, resulta
poco creíble que sus “análisis” los hacen “sin sesgos y sin intención política”.
Noticias Caracol cree que su
sección “Diálogos para no polarizar” en sí mismo es un espacio
aséptico, esto es, previamente “esterilizado” de las siempre “inconvenientes
ideas políticas” cuando eso es un imposible. Así entonces, esa tribuna parte de
un engaño y de considerar la confrontación de ideas, discursos y opiniones como
un asunto problemático, cuando lo que debería de alentarse desde ese tipo de
secciones es el intercambio de ideas y el reconocimiento de que la naturaleza
de nuestros conflictos está atada, por ejemplo, a las maneras como una élite privilegiada
ha capturado el Estado para su propio beneficio.
Y la segunda razón y quizás la
más importante es que al hacer parte del problema, en el entendido de que se asume como tal la polarización
y la crispación, con la sección Diálogos para no polarizar de
manera olímpica Noticias Caracol toma distancia del problema, cuando como
empresa y actor político tienen un enorme grado de responsabilidad en las
formas de violencia discursiva que ocurren en las redes sociales y que la
propia prensa registra y provoca con tratamientos periodísticos sesgados de
hechos públicos que podrían cubrirse desde otras perspectivas.
En estos tiempos en los que la
violencia física y discursiva se incrementan peligrosamente es cuando las
empresas mediáticas
deben entrar en un proceso de revisión de las lógicas periodístico-noticiosas atadas
en grado sumo a los intereses de sus propietarios y a la política editorial
derivada de estos. Es claro que ningún medio masivo lo hará porque lo que menos
hay en los colegas periodistas es la autocrítica como primer paso para cuestionar
y poner en crisis las dinámicas y las lógicas con las que se registran los
hechos públicos (políticos) en y para una sociedad conservadora, mal educada, que poco lee, clasista, racista y violenta
como la colombiana que cree que lo que muestran los medios masivos en sus emisiones
es la realidad, cuando lo que realmente se publican son interpretaciones de unos hechos convertidos en noticia después de
aplicar unos criterios de noticiabilidad engañosos y acomodaticios.
Los sesgos
ideológicos y políticos en los que incurre a diario Caracol Noticias invalidan la
apuesta con la señalada sección. Baste con revisar las maneras como cubrieron
el ataque sicarial, la posterior muerte y el sepelio
de Miguel Uribe Turbay para entender que el interés era aportar a que la polarización
política
se acrecentara.
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