Por Germán Ayala Osorio
Felipe Zuleta Lleras, nieto del expresidente
Alberto Lleras Camargo, hace parte del equipo periodístico de Blu radio, medio
de comunicación que le hace oposición política al gobierno Petro y funge como uno
más de los actores políticos que por estos días participan del caldeado
ambiente electoral en el que el objetivo central es deslegitimar al actual
gobierno nacional.
Zuleta Lleras es reconocido por
la opinión pública como un periodista que no se mide a la hora de expresar su
incontrastable animadversión hacia el presidente Petro. Ese visceral odio lo
llevó recientemente a estar de acuerdo con una intervención militar de los
Estados Unidos en Colombia, lo que no solo confirma su actitud cipaya frente al
“imperio” norteamericano, sino que constituye una extralimitación de las libertades
de prensa y de opinión que a pesar de estar atadas a su condición de periodista,
lo llevan como ciudadano a un escenario político e ideológico en el que su
ejercicio periodístico se torna ilegítimo, ideologizado, violento, irresponsable,
irracional, provocador y malsano.
Al decir al aire que apoya “totalmente”
las inconsultas operaciones militares gringas en el país con las que sueña el
convicto presidente de los Estados Unidos, Zuleta Lleras actúa contrario a la
defensa que de la soberanía y la independencia de Colombia debería hacer todo
ciudadano nacido en el territorio. Una actitud contraria es propia de “vendepatrias”
que desdicen de su nacionalidad y lo que es peor del mestizaje del que son
hijos.
A pesar del “rechazo” de varios
de sus compañeros de la “Mesa de Trabajo” de Blu radio, el espíritu lacayo de
Zuleta ameritaría un llamado de atención de parte de las directivas de Caracol
e incluso contemplar su retiro en la medida en que lo dicho por el periodista pro-Trump
ensucia la vocación democrática y el respeto a las instituciones, incluida la soberanía,
que la opinión pública espera que de forma natural inspire el ejercicio del
periodismo. El Espectador, periódico en el que tiene una tribuna de opinión, debería
de cancelar ese espacio por las mismas razones expuestas. Por supuesto que no
se trataría de una acción de censura propiamente dicha. Bajo el ambiente de
polarización política y crispación ideológica que se respira el país, voces
como las de Zuleta Lleras atizan las confrontaciones y alientan a que aparezcan
y se reproduzcan disímiles formas de violencia discursiva (simbólica) en una
sociedad como la colombiana que gracias a Uribe Vélez y al uribismo se acostumbró
a vivir bajo la doctrina “quien no está conmigo es mi enemigo”.
Felipe Zuleta Lleras es un agente
periodístico de la ultraderecha colombiana. En el mes de agosto del año en
curso calificó de “plaga” a la congresista María José Pizarro, hija del
asesinado comandante del M-19, Carlos Pizarro León-Gómez. Todos sabemos que a
la plaga se fumiga, se les vierte un plaguicida; y cuando la “plaga” participa
de la política, entonces se les “destripa” o se les da “bala”.
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