Por Germán Ayala Osorio
El presidente de los Estados
Unidos amenaza con violar la soberanía colombiana y la prensa hegemónica
registra semejante exabrupto como si se tratara de un asunto cotidiano o menor.
Y lo que es peor es que esa misma prensa,
en particular Caracol Noticias, presenta la respuesta dada por el presidente
Petro al inminente ataque militar contra los laboratorios de producción de cocaína
como una indebida provocación del jefe del Estado. “El presidente Donald
Trump dice que Colombia puede ser sujeto de ataques por la producción de
cocaína, en medio del temor creciente por una intervención terrestre en
Venezuela. Así tradujo Última Hora Caracol lo que espetó el temerario e irresponsable
presidente norteamericano: “He oído que Colombia produce cocaína. Tienen
plantas de fabricación de cocaína y luego nos la venden (...) Cualquiera que
haga eso y la venda en nuestro país está expuesto a ataques".
Ante semejante ultimátum, la
prensa está obligada editorialmente a asumir una postura política frente a la
amenaza lanzada por el convicto presidente Trump
y de paso, exigirles a los presidentes de las altas cortes, al Congreso, a las
universidades, fuerzas armadas, partidos políticos y a los agentes económicos más
visibles de la sociedad civil a que salgan a defender la soberanía y la
institucionalidad que tanto dicen defender en asuntos domésticos. Lo dicho por
el Sheriff anaranjado no puede simplemente registrarse en titulares y
textos noticiosos, sin advertir la gravedad de semejante anuncio del presidente
Trump interesado en actuar como una especie de sicario internacional al
que le urge atacar y ver correr la sangre en su patio trasero.
La respuesta de Petro se mueve
entre un tono diplomático y el de un jefe de Estado convencido de que ante un
escenario de esa naturaleza dará las órdenes que sean necesarias para defender
la dignidad y la soberanía de una nación que históricamente se hincó ante el
poder norteamericano, de ahí los silencios de las instituciones estatales y
privadas frente a semejante intimidación. Esto dijo Petro:
“Venga señor Trump a
Colombia, lo invito, para que participe en la destrucción de los 9 laboratorios
diarios que hacemos para que no llegue cocaína a EEUU. Sin
misiles he destruido en mi gobierno 18.400 laboratorios, venga conmigo y
le enseño como se destruyen, un laboratorio cada 40 minutos, pero no amenace
nuestra soberanía, porque despertará el Jaguar. Atacar nuestra
soberanía es declarar guerra, no dañe dos siglos de relaciones
diplomáticas. Ya me calumnió, no continúe por ahí. Si un país ha ayudado a
detener miles de toneladas de cocaína para que no la consuman los
norteamericanos, es Colombia”.
¿A qué está jugando Trump?
Para el caso de la amenaza proferida contra el país, el convicto mandatario norteamericano
está “tanteando” al presidente Petro en su calidad de comandante supremo de las
FFAA y a los propios comandantes militares frente a un ataque terrestre de tropas
gringas en las condiciones unilaterales planteadas por Trump. Ya Petro le
devolvió la amenaza con la sugestiva e indescifrable frase que, en respuesta a
la violación de la soberanía, habla del eventual “despertar del Jaguar”.
El perverso e intimidante juego político-militar
y psicológico de Trump tiene un componente ideológico-electoral que alimentaron
congresistas,
precandidatos presidenciales como Vicky Dávila, Juan Carlos Pinzón y Abelardo
de la Espriella y el congresista republicano, de origen colombiano, Bernie Moreno,
quienes en una actitud cipaya alentaron al gobierno norteamericano a que descertificara
a Colombia e incluyera a Petro en la Lista Clinton.
No se descarta que la posibilidad de una intervención militar gringa en el país
haya sido idea de alguno de los emisarios de la derecha colombiana que viajaron
a USA a refrendar el carácter lacayo con el que siempre entendieron el concepto
de soberanía.
Por cuenta de los complacientes y
medrosos tratamientos periodísticos de la prensa colombiana que le hace oposición
a Petro, defender la soberanía es un asunto ideológico propio de “comunistas y
socialistas” porque lo dicho por Trump no debe considerarse como una amenaza
sino como una desinteresada colaboración unilateral de los Estados Unidos.
Ya veremos cómo reaccionan la
ONU, China, Rusia, la Unión Europea y otros países de América Latina ante la
intención de Trump de someter a Venezuela, Colombia y a México a sus caprichos
imperiales atados al espíritu sicarial de un presidente convicto que se cree el
amo del mundo.
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